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El mundo marino de un fotógrafo, por dentro – Charla Mission Blue II

Charla «El mundo marino de un fotógrafo, por dentro» de Mission Blue II en español.

Rayas saltarinas, delfines atrevidos, mega bancos de peces y tiburones comilones, habitan un mundo bajo la superficie del océano que pocas personas tienen la oportunidad de ver. El fotógrafo de la conservación Thomas Peschak visita paisajes marinos increíbles en todo el mundo y sus fotos revelan estos ecosistemas ocultos. «No puedes amar algo y defenderlo vehementemente si ni sabes que existe», afirma. Únete a Peschak en un nuevo formato de inmersión en las charlas TED,mientras él comparte con nosotros su trabajo increíble y su sueño por un futuro común donde haya una convivencia respetuosa con el océano.

  • Autor/a de la charla: Thomas Peschak
  • Fecha de grabación: 2015-10-10
  • Fecha de publicación: 2016-02-29
  • Duración de «El mundo marino de un fotógrafo, por dentro»: 610 segundos

 

Traducción de «El mundo marino de un fotógrafo, por dentro» en español.

De niño soñaba con el océano.

Para mí era ese lugar salvaje lleno de color y vida, morada de unas criaturas de aspecto extraño y fantástico.

Imaginaba tiburones gigantes que dominaban la cadena trófica y elegantes tortugas que bailaban entre los arrecifes de coral.

Como biólogo marino convertido en fotógrafo.

he pasado la mayor parte de mi carrera en busca de lugares igual de mágicos con los que soñaba de niño.

Como pueden ver, empecé a explorar las aguas desde una edad temprana.

Pero la primera vez que buceé en serio solo tenía unos 10 años.

Todavía recuerdo perfectamente cómo nadé frenéticamente para conseguir llegar a este viejo cañón incrustado en los arrecifes de coral.

Cuando por fin llegué a tocarlo, miré arriba, y vi que me rodearon al instante peces de todos los colores del arco iris.

Ese fue el día en que me enamoré del océano.

[Thomas Peschak] [Fotógrafo de la conservación] En mis 40 años en este planeta, he tenido el gran privilegio de explorar algunos de los paisajes marinos más sorprendentes para la revista National Geographic y la Fundación Save Our Seas.

He fotografiado todo desde tiburones extremadamente grandes hasta otros tan diminutos que caben en la palma de la mano.

Sentí el aliento a pescado de las ballenas jorobadas mientras comían a pocos metros de distancia en los mares fríos lejos de la costa de la Selva del Gran Oso de Canadá.

Fui testigo de los rituales de apareamiento de las tortugas marinas verdes en el canal de Mozambique.

Todo el mundo afecta al océano y se ve afectado por él.

Los mares de aguas cristalinas, con los que soñé de niño son cada vez más difíciles de encontrar.

Cada vez son más reducidos y cada vez están más amenazados.

A medida que los humanos seguimos manteniendo nuestro puesto de depredadores número uno del planeta fui testigo y fotografié muchos de estos efectos dominó.

Durante mucho tiempo pensé que tenía que sacar a mi público a golpes, de su indiferencia, con imágenes perturbadoras.

Pero si bien este enfoque tiene sus méritos, entré en un círculo vicioso.

Creo que la mejor manera de lograr un cambio es mediante el amor.

Creo que soy una especie de Celestina y, como fotógrafo, tengo la rara oportunidad de revelar animales y ecosistemas enteros que se esconden debajo de la superficie del océano.

No podemos amar algo y defenderlo con pasión si no sabemos que existe.

Revelarlo, ese es el poder de la fotografía de conservación.

(Música) He visitado cientos de sitios marinos pero hay una media docena de ellos que me conmovieron profundamente, de una manera increíble.

La primera vez que experimenté este tipo de sentimiento fue a los 10 años, en la costa salvaje y agreste de Sudáfrica.

Cada año, en junio y julio, enormes cardúmenes de sardinas viajan al norte, en una migración masiva que llamamos el Camino de las sardinas.

Les aseguro que tienen buenas razones para huir.

En una búsqueda loca hay muchos depredadores ágiles y hambrientos.

Los delfines cazan juntos y pueden separar parte de las sardinas del cardúmen principal creando bolas de cebo.

Guían a los peces y los atrapan contra la superficie marina, para después hacer la cena con este festín pulsante y móvil.

Justo detrás vienen los tiburones.

Mucha gente cree que los tiburones y los delfines son enemigos mortales, sin embargo, durante el Camino de las sardinas, coexisten.

De hecho, los delfines ayudan a los tiburones a comer de manera más eficaz.

Sin los delfines, las bolas de cebo están más dispersas y a menudo los tiburones acaban con lo que yo llamo una sardina ‘rosquilla’, o un trago de agua.

Aunque he sido testigo de momentos tensos admirando los tiburones en el Camino de las sardinas, sé que no me ven como presa.

Aun así, me impartieron unos cuantos golpes de cola como a cualquier otro invitado a este banquete tan alborotado.

Desde las costas de África viajamos hacia el este a través de la inmensidad del Océano Índico hacia las Maldivas, un archipiélago de islas de coral.

Durante la tormenta del monzón del suroeste, las mantas de todo el archipiélago se congregan en un pequeño lugar en el atolón de Baa, llamado Hanifaru.

Ejércitos de crustáceos, no más grandes que sus pupilas son el plato principal de la dieta de las mantas.

Cuando la cantidad de plancton se vuelve irregular, las mantas buscan alimento dando volteretas una y otra vez, como los perros que persiguen su cola.

(Música) Pero cuando la densidad del plancton aumenta, las mantas se alinean una tras otra formando largas cadenas de comida y cualquier bocado apetitoso que se escape a la primera o segunda manta será tragada seguramente por las siguientes en la fila.

Cuando el plancton se encuentra en abundancia en la bahía las mantas nadan muy cerca unas de otras en un patrón único llamado «la alimentación ciclónica».

Y mientras giran en formación cerrada, esta gran columna de mantas que se está formando crea su vórtice, absorbiendo y empujando el plancton directamente hacia sus bocas cavernosas.

La experiencia de bucear junto a cientos de rayas es sin duda inolvidable.

(Música) Cuando fotografíe Hanifaru por primera vez, el lugar no estaba protegido y estaba amenazado por el desarrollo.

En colaboración con ONGs como Manta Trust mis imágenes ayudaron a Hanifaru a convertirse en un área marina protegida.

Los pescadores de las islas vecinas solían cazar estas mantas para hacer tambores tradicionales con su piel.

Hoy en día son los defensores más vehementes de su conservación y las mantas contribuyen a la economía de las Maldivas con más de USD 8 millones al año.

Siempre quise viajar en el tiempo a la época en la que los mapas no estan todavía dibujados o si lo estaban, decían: «Debe haber dragones».

Hoy en día, lo más parecido a eso es visitar los atolones lejanos al oeste del Océano Índico.

Lejos de las zonas de pesca y las flotas pesqueras, bucear en estas aguas revela un mundo conmovedor como recuerdo del aspecto que tenía nuestros océanos.

Muy pocas personas han oído hablar de Bassas da India, un pequeño parche de coral en el canal de Mozambique.

El arrecife forma una barrera protectora externa para la laguna interior, un vivero para los tiburones de Galápagos.

Estos tiburones no son nada tímidos, incluso durante el día.

Tenía la sensación de que iban a ser aún más audaces y más abundantes por la noche.

(Música) Nunca había visto tantos tiburones en un solo afloramiento rocoso de coral.

Grabar y compartir momentos como estos me recuerda por qué elegí mi profesión.

A principios de este año, la revista National Geographic me asignó un trabajo en Baja California.

A medio camino de la península, por el lado del Pacífico se encuentra la laguna de San Ignacio un área importante de cría para la ballena gris.

Durante 100 años, esta costa fue el escenario de una masacre al por mayor donde fueron asesinadas más de 20 000 ballenas grises, con solo unos cientos de supervivientes.

Hoy en día, los descendientes de estas ballenas animan a los jóvenes a salir a la superficie para jugar e interactuar con nosotros.

(Música) Esta especie se recuperó espectacularmente.

Ahora, al otro lado de la península se encuentra Cabo Pulmo, un pueblo de pescadores.

La excesiva pesca durante décadas los ha llevado al borde del colapso.

En 1995, los pescadores locales convencieron a las autoridades para que declarasen sus aguas como reserva marina.

Pero lo que sucedió después fue también un milagro.

En 2005, después de solo 10 años de protección, los científicos registraron la mayor tasa de recuperación de peces hasta la fecha.

Pero no se fíen solo de mis palabras, vengan conmigo.

Respiren profundamente y buceen conmigo entre uno de los bancos de peces más grandes y más densos que haya conocido.

(Música) Todos tenemos la capacidad de crear esperanza.

A través de mis fotografías quise transmitir el mensaje de que todavía no es demasiado tarde para nuestros océanos.

En particular, quiero destacar la adaptabilidad de la naturaleza frente a 7300 millones de personas.

Mi esperanza es que en el futuro tendré que buscar mucho para poder tomar fotos como esta y crear imágenes que atestigüen una convivencia respetuosa con el océano.

Espero que estas situaciones se conviertan en algo diario para mí.

Para prosperar y sobrevivir en mi profesión tienes que ser un optimista.

Siempre trabajo basándome en la premisa de que la próxima imagen que podría traer el cambio está a la vuelta de la esquina, Detrás del próximo atolón de coral en el interior de la siguiente laguna, o posiblemente en la siguiente.

(Música)

https://www.ted.com/talks/thomas_peschak_dive_into_an_ocean_photographer_s_world/

 

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