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Charla «El problema con la medicina racial» de TEDMED 2015 en español.
Defensora de la justicia social y jurista, Dorothy Roberts tiene un mensaje preciso y potente: la medicina racial es mala medicina. Incluso hoy en día, muchos médicos todavía usan la raza como un atajo médico; toman decisiones importantes sobre cosas como la tolerancia al dolor según el color de la piel del paciente, en lugar de hacerlo mediante la observación médica y los datos. En esta charla animada, Roberts expone los resabios persistentes de la medicina racial y nos invita a terminar con ellos. «Es más urgente que nunca abandonar finalmente este legado del pasado», dice, «y afirmar nuestra humanidad común, poniendo fin a las desigualdades sociales que realmente nos dividen».
- Autor/a de la charla: Dorothy Roberts
- Fecha de grabación: 2015-11-18
- Fecha de publicación: 2016-02-12
- Duración de «El problema con la medicina racial»: 876 segundos
Traducción de «El problema con la medicina racial» en español.
Hace 15 años, me ofrecí para participar en un estudio de investigación que incluía una prueba genética.
Cuando llegué a la clínica para hacer la prueba, me entregaron un cuestionario.
En una de las primeras preguntas se me pidió marcar mi raza: Blanca, negra, asiática, aborigen.
No sabía muy bien cómo responder.
¿Pretendía medir la diversidad de los antecedentes sociales de los participantes?
En ese caso, respondería con mi identidad social, y marcaría la casilla «negra».
Pero
¿y si a los investigadores les interesaba investigar la relación entre los ancestros y el riesgo de ciertos rasgos genéticos?
En ese caso,
¿no querrían saber algo sobre mis ancestros, que son tanto europeos como africanos?
¿Cómo podrían hacer hallazgos científicos sobre mis genes si ponía mi identidad social como mujer negra?
Después de todo, me considero una mujer negra de padre blanco en lugar de una mujer blanca de madre negra debido completamente a razones sociales.
La identidad racial que marco no tiene nada que ver con mis genes.
Bueno, a pesar de la importancia obvia de esta pregunta para la validez científica del estudio, me dijeron: «No te preocupes por eso, solo pon lo que te identifique».
Así que marqué «negra», pero no confiaba en los resultados de un estudio que trataba a una variable tan crucial de manera tan poco científica.
Esa experiencia personal con el uso de la raza en pruebas genéticas me hizo pensar:
¿En qué otro ámbito de la medicina se usa la raza para hacer falsas predicciones biológicas?
Bueno, encontré que la raza cala hondo en toda la práctica médica.
Conforma diagnósticos médicos, mediciones, tratamientos, recetas, incluso la propia definición de enfermedades.
Y cuanto más descubría, más me perturbaba.
Los sociólogos como yo han explicado extensamente que la raza es una construcción social.
Cuando identificamos a la gente como negra, blanca, asiática, aborigen, latina, nos referimos a grupos sociales con delimitaciones inventadas que han cambiado con el tiempo y varían en todo el mundo.
Como jurista también he estudiado cómo los legisladores, no los biólogos, han inventado definiciones legales de raza.
No es solo la visión de los científicos sociales.
¿Recuerdan cuando se presentó el mapa del genoma humano en la Casa Blanca, en la ceremonia de junio de 2000?
El presidente Bill Clinton dijo la célebre frase: «Creo que una de las grandes verdades que surgen de esta expedición triunfal al interior del genoma humano es decir que, en términos genéticos, los seres humanos, independientemente de la raza, somos en más de un 99,9 % lo mismo».
Y podría haber agregado que esa diferencia de menos de 1 % no cae en las casillas raciales.
Francis Collins, que dirigió el proyecto Genoma Humano y ahora dirige el NIH, parafraseó al presidente Clinton: «Estoy feliz de que hoy hablemos de una única raza, la raza humana».
Los médicos se supone que deben practicar la medicina basada en evidencia, y se los llama cada vez a sumarse a la revolución genómica.
Pero su costumbre de tratar pacientes por la raza está muy por detrás.
Tomemos la estimación de la tasa de filtración glomerular, o TFG.
Los médicos habitualmente interpretan la TFG, este indicador importante de la función renal, por la raza.
Como pueden ver en esta prueba de laboratorio, exactamente el mismo nivel de creatinina, la concentración en la sangre del paciente, produce de forma automática una estimación de la TFG diferente en función de si el paciente es afroestadounidense o no.
¿Por qué?
Me han dicho que tiene base en la suposición de que los afroestadounidenses tienen más masa muscular que las personas de otras razas.
Pero
¿qué sentido tiene para un médico suponer automáticamente que yo tengo más masa muscular que esa mujer fisicoculturista?
¿No sería mucho más preciso y basado en evidencia determinar la masa muscular de cada paciente sencillamente examinándolos?
Bueno, los médicos me dicen que usan la raza como un atajo.
Es un intermediario crudo pero conveniente para factores más importantes como la masa muscular, el nivel de enzimas, los rasgos genéticos que simplemente no tienen tiempo para buscar.
Pero la raza es un mal intermediario.
En muchos casos, la raza no aporta información relevante en absoluto.
Es solo una distracción.
Pero la raza también suele abrumar las mediciones clínicas.
Ciega a los médicos de los síntomas de los pacientes, de enfermedades familiares, de su historia, de las propias enfermedades que podrían tener…
todo con más fundamento en evidencia que la raza del paciente.
La raza no puede sustituir estas mediciones clínicas importantes sin sacrificar el bienestar del paciente.
Los médicos me dicen que la raza es solo uno de muchos factores que tienen en cuenta, pero hay numerosas pruebas médicas, como la TFG, que usan la raza de manera categórica para tratar pacientes negros, blancos, asiáticos, de manera diferente solo por su raza.
La medicina racial expone también a los pacientes de color a sesgos y estereotipos dañinos.
Los pacientes negros y latinos tienen el doble de probabilidad de no recibir calmantes que los blancos por las mismas fracturas dolorosas de huesos largos, por causa del estereotipo de que las personas negras y marrones sienten menos dolor, exageran su dolor, y tienen predisposición a la adicción a fármacos.
La Administración de Alimentos y Drogas aprobó un fármaco específico para la raza.
Es una píldora llamada BiDil para tratar la insuficiencia cardíaca en pacientes autoidentificados como afro.
Un cardiólogo desarrolló el fármaco sin distinción genética o de raza, pero se volvió conveniente por razones comerciales comercializar el medicamento para pacientes negros.
La FDA luego permitió que la compañía farmacéutica probase la eficacia en ensayos clínicos que solo incluyeron a sujetos afroestadounidenses.
Se especuló con que la raza actuara de intermediario para algún factor genético desconocido que afecta la enfermedad cardíaca o la respuesta al fármaco.
Pero piensen en el mensaje peligroso que envía: que los cuerpos de las personas negras son tan deficientes que un medicamento probado en ellos no es garantía de que funcione en otros pacientes.
Al final, falló el esquema de comercialización de la farmacéutica.
Por un lado, los pacientes negros tomaron recaudos comprensibles en usar fármacos solo para negros.
Una mujer negra de edad avanzada en una reunión de la comunidad gritó: «¡Denme lo que toman los blancos!»
(Risas)
Y si les sorprende la medicina específica por raza, esperen a saber que muchos médicos en Estados Unidos todavía usan una versión actualizada de una herramienta de diagnóstico desarrollada por un médico durante la esclavitud, una herramienta de diagnóstico levemente vinculada a justificar la esclavitud.
El Dr.
Samuel Cartwright se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania.
Hizo prácticas en el sur profundo antes de la Guerra Civil, y era un conocido experto en lo que entonces se llamó «medicina de negros».
Él promovió el concepto de enfermedad racial, que las personas de distintas razas padecen enfermedades diferentes y atraviesan enfermedades comunes de manera diferente.
Cartwright argumentaba en los años 1850 que la esclavitud era beneficiosa para las personas negras por razones médicas.
Afirmaba que como los negros tenían menor capacidad pulmonar que los blancos, el trabajo forzado era bueno para ellos.
Escribió en una revista médica: «Es la vital sangre roja que se envía al cerebro la que libera sus mentes cuando están bajo el control del blanco, y es la falta de suficiencia de vital sangre roja lo que encadena sus mentes a la ignorancia y la barbarie en libertad».
Para sostener esta teoría, Cartwright ayudó a perfeccionar un dispositivo médico para medir la respiración, llamado espirómetro, para mostrar la presunta deficiencia en los pulmones de los negros.
Hoy, los médicos todavía confirman la alegación de Cartwright de que los negros, como raza, tienen menor capacidad pulmonar que los blancos.
Algunos incluso usan un espirómetro modernizado que en realidad tiene un botón con la etiqueta «raza» para ajustar la máquina a la medición para cada paciente, según su raza.
Es una función bien conocida llamada «corrección por raza».
El problema de la medicina racial va mucho más allá del diagnóstico erróneo.
Hace hincapié en diferencias raciales innatas en la enfermedad, distrae la atención y los recursos de los determinantes sociales que causan brechas raciales atroces en la salud: la falta de acceso a la atención médica de alta calidad; desiertos de alimentos en los barrios pobres; exposición a toxinas ambientales; altas tasas de encarcelamiento; y pasar por el estrés de la discriminación racial.
Ya ven, la raza no es una categoría biológica que produce de manera natural estas disparidades en la salud debido a diferencias genéticas.
La raza es una categoría social que tiene consecuencias biológicas asombrosas, pero debido al impacto de la inequidad social en la salud de las personas.
Y la medicina racial finge que la respuesta a estas brechas en la salud puede encontrarse en una píldora específica para la raza.
Es mucho más fácil y mucho más lucrativo comercializar una cura tecnológica para estas brechas en la salud que lidiar con las inequidades estructurales que las producen.
La razón por la que me apasiona terminar con la medicina racial no es solo porque es mala medicina.
Estoy en esta misión porque la forma en que los médicos practican la medicina sigue promoviendo una visión falsa y tóxica de la humanidad.
A pesar de tantos avances visionarios que conocemos en la medicina, hay una falta de imaginación cuando se trata de la raza.
¿Imaginarían conmigo, por un momento, que pasaría si los médicos dejaran de tratar a los pacientes según la raza?
Supongamos que rechazaran el sistema de clasificación del siglo XVIII e incorporaran en su lugar el conocimiento más avanzado de la unidad y diversidad genética humana, que los seres humanos no entramos en categorías raciales biológicas?
¿Y si en vez de usar la raza como un intermediario crudo de algunos factores más importantes, los médicos en realidad investigaran y abordaran ese factor más importante?
¿Y si los médicos se sumaran a la vanguardia de un movimiento para terminar con las desigualdades estructurales provocadas por el racismo, no por la diferencia genética?
La medicina racial es mala medicina, es ciencia pobre y es una interpretación falsa de la humanidad.
Es más urgente que nunca abandonar finalmente este legado del pasado y afirmar nuestra humanidad común poniendo fin a las inequidades sociales que realmente nos dividen.
Gracias.
(Aplausos)
Gracias.
Gracias.
Gracias.
https://www.ted.com/talks/dorothy_roberts_the_problem_with_race_based_medicine/