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Emily Levine: la teoría del todo de una timadora – Charla TED2002

Charla «Emily Levine: la teoría del todo de una timadora» de TED2002 en español.

La filósofa-comediante Emily Levine habla (divertidamente) sobre ciencia, matemáticas, la sociedad y la forma en que todo se conecta. Es una brillante timadora (según el arquetipo Jungiano) que nos hace dudar de nuestras ideas y esclarecer verdades ocultas. Acomódense y permítanle sacudir su mente.

  • Autor/a de la charla: Emily Levine
  • Fecha de grabación: 2002-02-02
  • Fecha de publicación: 2009-04-09
  • Duración de «Emily Levine: la teoría del todo de una timadora»: 1372 segundos

 

Traducción de «Emily Levine: la teoría del todo de una timadora» en español.

Voy a hablar de mí misma, lo que rara vez hago porque en primer lugar, prefiero hablar de cosas de las que no sé nada.

Y en segundo lugar soy una narcisista en recuperación.


(Risas)
En realidad no sabía que era una narcisista.

Pensé que narcisismo significaba amarte a ti mismo.

Y luego me dijeron que tiene un lado oscuro que es aun más temible que el amor propio.

Es el amor propio no correspondido.


(Risas)
No creo poder permitirme una recaída.

Pero, sin embargo, quiero explicar cómo terminé diseñando mi propia clase de comedia dado que he pasado por muchas variantes.

Comencé en la improvisación.

En una forma particular de improvisación llamada juegos teatrales, que tenía una regla que siempre consideré una gran regla para la ética de una sociedad.

Y la regla era: no se puede negar la realidad del otro, sólo se puede construir sobre ella.

Y por supuesto que vivimos en una sociedad en que todo se trata de contradecir la realidad de los otros.

Todo se centra en la contradicción, por eso creo ser tan sensible a la contradicción en general.

Por eso la veo en todas partes.

Como en las encuestas.

Saben, siempre me ha resultado curioso que en las encuestas de opinión pública el porcentaje de estadounidenses que desconoce cualquier pregunta es siempre 2%.

El 75% de los estadounidenses piensa que Alaska es parte de Canadá.

Pero sólo el 2% desconoce el efecto que tendrá la debacle en Argentina sobre la política monetaria del FMI.


(Risas)
Parece una contradicción.

O este anuncio que leí en el New York Times: «El uso de un reloj fino habla elevadamente de su posición social.

Comprarlo con nosotros es un alarido de buen gusto.»
(Risas)
O este que encontré en una revista llamada Abogado de California en un artículo que sin duda estaba dirigido a los abogados en Enron.

«Sobrevivir en Prisión: Qué hacer y qué no hacer.»
(Risas)
«No utilice palabras difíciles.»
(Risas)
«Aprenda la lingua franca.»
(Risas)
Sí.

Línguame esto Frankie.


(Risas)
Y supongo que es una contradicción que yo hable de ciencia cuando no sé matemáticas.

Porque, y por cierto agradezco tanto a Dean Kamen por señalar que una de las razones, que hay razones culturales por las que las mujeres y minorías no ingresen en la ciencia y la tecnología porque, por ejemplo, la razón por la cual no uso las matemáticas es que me enseñaron las matemáticas y a leer al mismo tiempo.

Con seis años uno lee Blancanieves y los Siete Enanitos.

Y de inmediato se hace evidente que sólo hay dos clases de hombres en el mundo, los enanos y los Príncipes Encantados.

Y las probabilidades de que encuentres a tu príncipe son siete a uno.


(Risas)
Por eso las niñas no hacen matemáticas.

Les deprime demasiado.


(Risas)
Por supuesto, hablando de ciencia también podré, como hice la otra noche, provocar la violenta cólera de algunos científicos que quedaron muy enfadados conmigo.

Utilicé el término posmoderno como si nada.

Y se molestaron mucho.

Debo reconocer que creo que uno de ellos sólo quería que yo participara en una discusión seria.

Pero yo no participo en discusiones serias.

No las apruebo porque las discusiones, claramente, tratan sobre contradicciones.

Y están moldeadas por nuestros valores.

Tengo cuestionamientos acerca de los valores de la ciencia newtoniana.

Por ejemplo la racionalidad; uno debe ser racional en una discusión.

Bueno, la racionalidad se construye con lo que Christie Hefner se refirió hoy, la división mente-cuerpo.

¿no?

La cabeza es buena, el cuerpo malo.

La cabeza es el ego, el cuerpo es el id o el yo.

Cuando decimos «yo», como cuando René Descartes dice «Pienso, luego existo», nos referimos a la cabeza.

Y, como cantaba David Lee Roth en «Sólo un Gigolo», «Yo no tengo cuerpo».

Así se obtiene la racionalidad.

Y es por eso que el humor es el cuerpo imponiéndose a la cabeza.

Es la causa del humor escatológico y del humor sexual.

Es por eso que están los Hermanos Raspyni golpeando a Richard en su área genital.

Y entonces nos reímos el doble porque él es el cuerpo, pero es también…

Voz en off: Richard.

Emily Levine: Richard.

¿Qué dije?


(Risas)
Richard, sí, pero también es la cabeza, es la cabeza de la conferencia.

Esa es la otra manera en que el humor, como Art Buchwald se ríe de las cabezas de Estado.

No genera tanto dinero como el humor físico, seguramente,
(Risas)
pero sin embargo, es lo que nos hace atesorarte y adorarte.

También hay una contradicción en la racionalidad en este país ya que por más que veneramos la cabeza, somos muy anti-intelectuales.

Lo sé porque leo el New York Times.

Después del 11 de septiembre, la fundación Ayn Rand publicó a página completa un anuncio en el que decían: «El problema no es Irak o Irán, el problema en este país, que enfrenta este país son los profesores universitarios y sus engendros».


(Risas)
Así que volví y releí «El Manantial».


(Risas)
No sé cuántos de ustedes lo habrán leído.

Y no soy una experta en sadomasoquismo.


(Risas)
Pero permítanme leer unos pasajes al azar de la página 217.

«El acto de un amo tomando posesión dolorosa y despectivamente de ella era la clase de éxtasis que ella quería.

Cuando yacían juntos en la cama era como debía ser, como la naturaleza del acto requería, un acto de violencia.

Fue un acto de dientes apretados y odio.

Fue lo insoportable.

No una caricia, sino una oleada de dolor.

La agonía como un acto de pasión.» Así que pueden imaginar mi sorpresa al leer en The New Yorker que Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, nombra a Ayn Rand como su mentora intelectual.


(Risas)
Es como descubrir que tu niñera es una dominatriz.


(Risas)
Ya fue suficientemente malo tener que ver J.

Edgar Hoover en un vestido.

Ahora tenemos la imagen de Alan Greenspan en un corsé de cuero negro, con un tatuaje en el trasero que dice: «Azote la inflación ya.»
(Risas)
Y Ayn Rand, por supuesto, Ayn Rand es famosa por una filosofía llamada objetivismo que refleja otro valor de la física newtoniana que es la objetividad.

La objetividad se construye básicamente de ese mismo modo sadomasoquista.

Es el sujeto subyugando al objeto.

Así es como uno se reafirma a sí mismo.

Uno se hace la voz activa.

Y el objeto es la no-voz pasiva.

Estaba tan fascinada por ese comercial de Oxygen.

No sé si ustedes saben pero tal vez haya cambiado o tal vez estaban haciendo una declaración, pero en muchas guarderías en hospitales de todo el país, según un libro de Jessica Benjamin, hasta hace muy poco los letreros sobre las cunas de los niños decían: «Soy un chico.» Y las los letreros sobre las cunas de niñas decían: «Es una niña.» Sí.

Por ende la pasividad ha sido proyectada culturalmente a las niñas.

Y esto sigue igual, como creo que les dije el año pasado.

Hay una encuesta que demuestra…

hay una encuesta de la revista Time, en la que se preguntó sólo a los hombres: «

¿Alguna vez ha tenido sexo con una mujer que realmente le desagradaba?

» Y bien, sí.

Bueno, el 58% dijo que sí, pero creo que es exagerado porque muchos hombres, si uno dice «

¿Alguna vez has tenido sexo…» «¡Sí!» Ni siquiera esperan el resto de la pregunta.


(Risas)
Y, por supuesto, el 2% no sabía si las había tenido…


(Risas)
Esa fue la primera broma que referencia a una anterior e intentaré hacer un cuadrangular de estas bromas.


(Risas)
Este tema del sujeto-objeto es parte de algo en lo que estoy muy interesada porque, francamente, por eso creo en lo políticamente correcto.

Creo en ello.

Creo que puede ir demasiado lejos.

Creo que los Hermanos Ringling pueden haber ido demasiado lejos con un anuncio que sacaron en la revista New York Times.

«Tenemos un compromiso emocional y financiero de por vida con nuestros compañeros Elefantes Asiáticos».


(Risas)
Tal vez demasiado lejos.

Pero no creo que alguien de color que se burle de la gente blanca sea igual a una persona blanca que se burle de la gente de color.

O las mujeres que se burlen de los hombres sea igual a los hombres…

O los pobres que se burlen de los ricos, igual que los ricos.

Creo que uno puede reírse de los que tienen, pero no de los que no, por lo que no me ven burlándome de Kenneth Lay y su encantadora esposa.


(Risas)

¿Cuál es la gracia de verse reducido a cuatro casas?


(Risas)
Y yo realmente aprendí esta lección durante los escándalos sexuales de la administración Clinton.

O como yo los llamo, los buenos y viejos tiempos.


(Risas)
Cuando gente que conocía, gente que se consideran liberales y todo lo demás, se reían de Gennifer Flowers y Paula Jones.

Básicamente, sé que se burlaban de ellas por ser «basura de remolque» o «basura blanca».

Parece ser, supongo, un perjuicio inofensivo y que no se está molestando a nadie.

Hasta que lees, como yo leí, un anuncio en Los Angeles Times.

«En venta: Compactador de basura blanca.»
(Risas)
Así que todo este tema de sujeto-objeto tiene importancia en relación con el humor.

Leí un libro de una mujer llamada Amy Richlin, presidente del departamento de Clásicos en USC.

Y el libro se llama «El Jardín de Príapo.» Y ella dice que el humor romano refleja la construcción de la sociedad romana.

La sociedad romana era muy dominante-dominado, como la nuestra en cierta medida.

Y también lo era el humor.

Siempre debía haber un blanco para las bromas.

Por lo que era siempre el satirista, como Juvenal o Marcial, que representaba al público y que iba a burlarse de los extraños, de las personas que no compartían el estado de sujeto.

Y, por supuesto, en la comedia stand-up se espera que el comediante domine la audiencia.

Mucho del abucheo es la tensión de tratar de asegurarse que el comediante sea capaz de dominar y sobreponerse al provocador.

Y yo llegué a ser buena en eso cuando hacía stand-up.

Pero siempre odiaba los provocadores porque eran ellos quienes dictaban los términos de la interacción.

De la misma manera que, en cierta medida, participar en una discusión seria determina el contenido de lo que se está hablando.

Y yo estaba buscando un formato que no tuviera eso.

Y por eso quería algo que fuera más interactivo.

Sé que esa palabra está tan degradada ahora por el uso que le dan los que anuncian en internet.

Realmente extraño los viejos vendedores telefónicos.


(Risas)
En serio.

Porque al menos uno tenía una oportunidad.

Yo solía colgarles el teléfono.

Pero luego leí en «Dear Abby» que eso era descortés.

Así que la próxima vez que uno me llamó lo dejé seguir hasta la mitad de su discurso y luego le dije: «Tú suenas sexy.»
(Risas)
¡Me colgó el teléfono a mí!
(Risas)
Sin embargo, la interactividad permite que el público de forma a lo que uno está haciendo tanto como uno da forma a la experiencia del mundo de ellos.

Y eso es realmente lo que estoy buscando.

Así que cuando empecé a analizar qué es exactamente lo que hago, leí un libro llamado «El Timador Crea Su Mundo» (Trickster Makes This World), de Lewis Hyde.

Y fue como ser psicoanalizada.

Quiero decir, él había develado todo.

Y luego al venir a esta conferencia me di cuenta de que la mayoría de todos los aquí presentes comparten las mismas cualidades porque lo que un timador (o trickster) realmente es es un agente de cambio.

El timador es un agente del cambio.

Y las cualidades que voy a describir son las cualidades que hacen posible que ocurra el cambio.

Y uno de ellos es el quiebre de límites.

Creo que, de hecho, esto es lo que enfureció a los científicos.

Pero me gusta cruzar los límites.

Me gusta, como dije, hablar de cosas de las que no sé nada.

(Sonido de Teléfono) Espero que sea mi agente porque ustedes no me están pagando nada.


(Risas)
Y creo que es bueno hablar de lo que no sé porque aporto un nuevo punto de vista.

¿no?

Soy capaz de ver la contradicción que ustedes pueden no poder apreciar.

Como por ejemplo una vez a un mimo, o un meme como se llamaba a sí mismo -era un meme muy egoísta- dijo que debía mostrarle más respeto porque se tardaba hasta 18 años en aprender como hacer correctamente la mímica.

Y yo dije, «Bueno, así es como uno sabe que sólo los estúpidos lo intentan.»
(Risas)
Sólo lleva dos años aprender a hablar.


(Risas)

(Aplausos)
Y saben qué, este es el problema con la, y cito; «objetividad».

Cuando uno está rodeado de personas que hablan el mismo vocabulario o comparten el mismo conjunto de supuestos, uno empieza a creer que esa es la realidad.

Al igual que los economistas, su definición de racional es que todos actuemos a partir de nuestro propio interés económico.

Bueno, vean a Michael Hawley o a Dean Kamen o a mi abuela.

Mi abuela siempre actuó en favor de los demás, quisieran ellos o no.


(Risas)
Si hubiesen habido unos Juegos Olímpicos de martirio mi abuela habría perdido a propósito.


(Risas)
«No, tome usted el premio.

Aún es joven.

Yo soy vieja.

¿Quien lo va a ver?

¿Hacia dónde voy?

Voy a morirme pronto.»
(Risas)
Así que ese es uno; el cruzar esta frontera, este intermediario el cual…

Fritz Lanting,

¿es ése su nombre?

, efectivamente dijo que era un intermediario.

Esa es una cualidad realidad del timador.

Y otra es la estrategia de no oposición.

En lugar de la contradicción.

Cuando uno niega la realidad del otro obtiene una paradoja que permite la existencia de más de una realidad.

Creo que hay otra construcción filosófica, no estoy segura de cómo se llama, pero mi ejemplo de ella es un letrero que vi en una joyería.

Decía: «Se perforan orejas mientras espera».


(Risas)
La alternativa sólo confunde a la imaginación.


(Risas)
«Oh, no.

Gracias, las dejaré aquí.

Muchas gracias.

Tengo algunos mandados que hacer.

Así que volveré a buscarlas a las cinco, si le parece bien.

¿Eh?

¿Eh?

¿Qué?

No lo oigo.»
(Risas)
Y otro atributo del timador es la suerte esperada.

Los accidentes que Louis Kahn, quien se refirió a los accidentes, esta es otra de cualidad de los timadores.

El timador tiene una mente preparada para lo imprevisto.

Y les diré esto a los científicos, que el timador tiene la capacidad de llevar sus ideas con ligereza para dejar lugar a nuevas ideas o para ver las contradicciones o los problemas ocultos con sus ideas actuales.

No tenía broma para eso.

Sólo quería poner a los científicos en su lugar.


(Risas)
Pero así es como creo que me gusta cambiar las cosas y es haciendo conexiones.

Esto es lo que tiendo a ver casi más que las contradicciones.

Al igual que,

¿cómo llaman a los dedos de los pies del geco?

Sí, los dedos de los pies del geco, curvándose y estirándose como los dedos de Michael Moschen.

Me encantan las conexiones.

Como leer que uno de los dos atributos de la materia en el universo de Newton, hay dos atributos de la materia en el universo de Newton: uno es la ocupación de espacio.

Lo material ocupa espacio.

Supongo que cuanto más materia tenga uno, más espacio ocupará, lo que explica el fenómeno de los Vehículos Deportivo Utilitario (o 4×4).


(Risas)
Y el otro es la impenetrabilidad.

Bueno, en la antigua Roma la impenetrabilidad era el criterio para la masculinidad.

La masculinidad dependía de si eras o no el penetrador.

Y entonces, en economía, hay un productor activo y un consumidor pasivo, lo que explica que las empresas siempre tengan que penetrar nuevos mercados.

Pues sí, me refiero al motivo por el que obligamos a China a abrir sus mercados.

¿Y no se sintió bien?


(Risas)
Y ahora nosotros estamos siendo penetrados.

¿Saben que las empresas de biotecnología están adentrándose en nosotros y clavando sus banderitas en nuestros genes?

¿Saben que estamos siendo penetrados?

Y sospecho que es por alguien a quien le desagradamos.


(Risas)
Esta es la segunda broma del cuadrangular.

Sí, por supuesto, lo entendieron.

Muchas gracias.

Todavía me falta un buen trecho de camino.


(Risas)
Y lo que espero hacer, cuando hago estas conexiones es hacer cortocircuitos en el pensamiento de la gente, hacer que no sigan su tren de asociación habitual sino que hacerlos recablear.

Es literalmente, cuando se habla del shock de reconocimiento es, literalmente, re-entender, recablear su forma de pensar.

Tenía una broma que acompañaba a esto y la olvidé.

Cuánto lo siento.

Me estoy poniendo como la mujer en esa broma acerca de…

¿Han oído esta broma de la mujer y su madre conduciendo?

Y la madre es de edad avanzada.

La madre cruza una luz roja.

Y la hija no quiere decir nada, no quiere decirle, «Eres demasiado vieja para conducir».

Y la madre cruza otra luz roja.

Y la hija le dice, con mucho tacto, «Mamá,

¿te diste cuenta que cruzaste dos luces rojas?

» Y la madre dice: «¡Oh!

¿Estoy conduciendo?

»
(Risas)
Y ese es el shock de reconocimiento del shock de reconocimiento.

Y esto completa la broma cuadrangular.


(Risas)
Sólo quiero decir dos cosas más.

Una es que otra de las características del timador es que el timador tiene que transitar esta línea delgada.

Tiene que tener equilibrio.

¿Y saben cuál es mi mayor obstáculo al hacer lo que hago?

Es la construcción de mi actuación de modo que esté preparada y sin preparar.

Encontrar el equilibrio entre esas cosas siempre es peligroso porque uno puede acercarse demasiado a lo imprevisto.

Pero estar demasiado preparado no deja margen para que ocurran accidentes.

Pensaba en lo que Moshe Safdie dijo ayer sobre la belleza porque en su libro Hyde dice que a veces el timador puede volcarse hacia la belleza.

Pero para hacer eso, debe perder todas las otras cualidades, porque una vez que uno se enfoca en la belleza se ve una cosa terminada.

Se está en algo que ocupa espacio y habita el tiempo.

Es una cosa real.

Y siempre es extraordinario ver algo bello.

Pero si uno no hace esto, si permite que los accidentes sucedan, uno tiene la posibilidad de subirse a una longitud de onda.

Me gusta pensar en lo que hago como una onda de probabilidad.

Cuando uno se enfoca en la belleza, la onda de probabilidad colapsa en una única posibilidad.

Y me gusta explorar todas las posibilidades con la esperanza de estar en la longitud de onda del público.

Y la última cualidad que quiero mencionar sobre el timador es que no tiene un hogar.

Siempre anda por el camino.

Quiero decirte Richard, para terminar, que en TED has creado un hogar.

Y gracias por recibirme en él.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/emily_levine_a_theory_of_everything/

 

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