Contenidos
Charla «En qué confiar en un mundo “posverdad”» de TEDxLondonBusinessSchool en español.
“Solamente si estás en verdad abierto a la posibilidad de estar equivocado, puedes aprender”, afirma el investigador Alex Edmans. En una charla muy esclarecedora explica cómo el sesgo de confirmación (tendencia a aceptar únicamente la información que respalde tus creencias personales) puede llevarte a información errónea en las redes sociales, en el plano político, etc. Ofrece tres herramientas prácticas para encontrar evidencia en la verdaderamente puedas confiar. Sugerencia: asigna a alguien para que haga de abogado del diablo en tu vida.
- Autor/a de la charla: Alex Edmans
- Fecha de grabación: 2017-05-12
- Fecha de publicación: 2018-11-12
- Duración de «En qué confiar en un mundo “posverdad”»: 1067 segundos
Traducción de «En qué confiar en un mundo “posverdad”» en español.
Belle Gibson era una feliz joven australiana.
Vivía en Perth y le encantaba andar en patineta.
Pero en 2009, Belle descubrió que tenía un tumor cerebral y cuatro meses de vida.
Dos meses de quimioterapia y radioterapia no dieron resultado.
Pero Belle estaba decidida.
Había sido una luchadora toda la vida.
Desde los seis años cocinaba para su hermano, que tenía autismo, y para su mamá, que tenía esclerosis múltiple.
Su padre no estaba en la ecuación.
Así que Belle luchó: se ejercitó, hizo meditación y cambió la carne por frutas y vegetales.
Y se recuperó totalmente.
La historia de Belle se hizo viral.
Se compartió en Twitter, en blogs y llegó a millones de personas.
Mostraba los beneficios de reemplazar la medicina tradicional por dieta y ejercicios.
En agosto del 2013, Belle lanzó la aplicación sobre alimentación saludable: the Whole Pantry, que fue descargada unas 200 000 veces durante el primer mes.
Pero la historia de Belle era mentira.
Belle nunca tuvo cáncer.
La gente compartió su historia sin corroborar si era verdadera.
Esto es un ejemplo típico del ‘sesgo de confirmación’.
Aceptamos una historia sin pensar demasiado, si esta confirma lo que quisiéramos que fuera verdad.
Y rechazamos toda historia que la contradiga.
¿Qué tan a menudo sucede esto con las historias que compartimos y con las que ignoramos?
En el área de la política, los negocios y la salud.
La nueva palabra del diccionario Oxford en el 2016 fue «posverdad».
Y la aceptación de que actualmente vivimos en un mundo posverdad ha provocado una gran necesidad de corroborar los hechos.
Pero lo importante de mi presentación es que simplemente corroborar los hechos no es suficiente.
Incluso si la historia de Belle fuera verdadera, sería igualmente irrelevante.
¿Por qué?
Veamos una de las técnicas más importantes de la estadística.
Se denomina inferencia bayesiana.
Y su versión más simple es la siguiente: Nos preocupamos por: «
¿La información respalda la teoría?
¿La información aumenta nuestra creencia de que la teoría es verdadera?
» En cambio, nos preguntamos: «
¿Es la información consistente con la teoría?
» Ser consistente con la teoría no significa que la información respalde la teoría.
¿Por qué?
Debido a un tercer factor crucial pero olvidado: la información también podría ser consistente con teorías opuestas.
Pero a causa del sesgo de confirmación nunca consideramos las teorías opuestas, por proteger nuestra teoría personal.
Consideremos esto en relación a la historia de Belle.
Nos preocupamos por: «La historia de Belle
¿respalda la teoría de que las dietas curan el cáncer?
» En cambio, terminamos preguntándonos: «La historia de Belle
¿es consistente con que las dietas curan el cáncer?
» La respuesta es sí.
Si las dietas curaran el cáncer veríamos historias como la de Belle.
Pero incluso si las dietas no curaran el cáncer veríamos historias como la de Belle.
Una única historia en la que un paciente, aparentemente, se cura solo por haber sido mal diagnosticado.
De forma similar, incluso si fumar es malo para la salud, aun así veríamos la historia de un fumador que vivió hasta los 100 años.
(Risas)
De forma similar, si la educación es buena para el salario, aun así veríamos historias de algún multimillonario que no fue a la universidad.
(Risas)
El principal problema con la historia de Belle no es que era falsa.
Sino que es solamente una historia.
Puede que haya miles de otras historias en las que la dieta no funcionó, pero no llegan a nosotros.
Compartimos las historias atípicas porque son novedosas y, por ende, son noticia.
Nunca compartimos los casos comunes.
Son demasiado comunes, son lo que comúnmente sucede.
Y ese es el verdadero 99 % que ignoramos.
No deberían prestar atención solo al 1 % de las historias atípicas e ignorar el 99 % de las historias más frecuentes.
Porque ese es el segundo ejemplo del sesgo de confirmación: aceptamos un hecho como información.
El principal problema no es que vivamos en un mundo posverdad, sino que vivimos en un mundo posinformación.
Preferimos una única historia, antes que toneladas de información.
Las historias son poderosas, son vívidas, cobran vida.
Se aconseja comenzar cada charla con una historia.
Yo lo hice.
Pero una única historia es absurda y engañosa a menos que sea respaldada por información a gran escala.
Incluso si tenemos información a gran escala, puede que todavía no sea suficiente.
Porque aún podría ser consistente con teóricas opuestas.
Lo explicaré: Un estudio conocido, realizado por el psicólogo Peter Wason, presenta un grupo de tres números y pide determinar la regla que los generó.
Entonces, si tenemos 2, 4 y 6,
¿cuál es la regla?
La mayoría de la gente determinaría que se trata de números pares sucesivos.
¿Cómo se pondría a prueba?
Se propone otro grupo de números pares sucesivos: 4, 6 y 8 o 12, 14 y 16.
Y, según Peter, este segundo grupo también cumple la regla.
Pero saber que este grupo también cumple la regla, que quizá cientos de grupos de números sucesivos cumplan la regla, no nos indica nada.
Porque aún es consistente con teorías opuestas.
Quizá la regla sea «cualquier grupo de 3 números pares».
O «cualquier grupo de 3 números crecientes».
Y ése es el tercer ejemplo del sesgo de confirmación: aceptar información como evidencia, incluso si es consistente con teorías opuestas.
La información es un conjunto de hechos.
La evidencia es información que respalda una teoría y descarta las demás.
Por lo que la mejor forma de respaldar tu teoría es, de hecho, intentar refutarla, hacer de abogado del diablo.
Pongan a prueba algo como 4, 12 y 26.
Si la respuesta es ‘sí’, su teoría de números pares sucesivos sería refutada.
Sin embargo, esta prueba es importante, porque si la respuesta es ‘no’, descartarían «cualquier grupo de 3 números pares» y «cualquier grupo de 3 números crecientes».
Se descartarían las teorías opuestas, pero no la suya.
Pero la mayoría de la gente teme poner a prueba algo como 4, 12 y 26, porque no quieren obtener un ‘sí’ y confirmar que su teoría no es verdadera.
El sesgo de confirmación no solo refiere a no querer buscar nueva información, también refiere a la interpretación errónea de la información que se recibe.
Esto se aplica fuera del laboratorio, a problemas importantes del mundo real.
Thomas Edison dijo una vez: «No he fracasado, sino que he encontrado 10 000 formas en que eso no funciona».
Admitir que estás equivocado es la única forma de descubrir qué es lo verdadero.
Supongamos que eres el director del ingreso a la universidad y tu teoría es que únicamente a los alumnos con notas altas y de familias ricas les va bien.
Limitas el ingreso a ese tipo de estudiantes y les va bien.
Pero eso también es consistente con la teoría opuesta.
Quizá a todos los estudiantes con buenas notas les va bien, ricos y pobres.
Pero nunca pones a prueba esa teoría por no permitir el ingreso a alumnos pobres porque no quieres que se pruebe que estás equivocado.
Entonces,
¿qué hemos aprendido?
Una historia no constituye un hecho, ya que puede no ser verdadera.
Un hecho no constituye información, ya que puede no ser representativo, si es un hecho atípico.
Y la información no es evidencia, ya que puede no estar fundamentada si es consistente con teorías opuestas.
Entonces,
¿qué hacer?
Cuando atraviesan un momento importante en la vida, al decidir una estrategia para su negocio, cómo criar a sus hijos, o cómo mantener una buena salud,
¿cómo asegurarse de que no se están guiando por una historia sino por la evidencia?
Permítanme darles tres pistas.
En primer lugar: busquen otras opiniones.
Lean y escuchen a gente con la que no estén de acuerdo en lo absoluto.
90 % de lo que ellos dicen será errado, según su postura personal.
Pero
¿y si el 10 % es verdadero?
Como dijo Aristóteles: «La característica de un hombre educado es la habilidad de considerar una idea, sin necesariamente aceptarla».
Rodéense de gente que los motive y creen un ambiente que incentive el disenso.
Algunos bancos padecieron el pensamiento de grupo, en el que los trabajadores tenían miedo de cuestionar las decisiones de la administración respecto a los préstamos, y esto contribuyó a la crisis financiera.
En las reuniones, designen a alguien para que haga de defensor del diablo contra sus ideas personales.
Y no es simplemente escuchar otras opiniones, hay que prestarles atención.
Como el psicólogo Stephen Covey dijo: «Escucha con la intención de entender, no con la intención de responder».
Un punto de vista contrario es algo de lo que puede aprenderse, no solamente discutirse.
Esto nos lleva a otro factor olvidado de la inferencia bayesiana.
La información te permite aprender, pero el aprendizaje es relativo a un punto de inicio.
Si comienzan con total certeza de que su teoría personal debe ser verdadera, entonces su opinión no cambiará, independientemente de la información que encuentren.
Solamente si están en verdad abiertos a la posibilidad de estar equivocados, podrán aprender.
Como León Tolstói escribió: «Los temas más difíciles pueden explicársele al hombre más torpe si él no se ha formado todavía ninguna idea de ellos; pero ni aun lo más sencillo puede aclarársele al hombre más inteligente si él está firmemente convencido de que ya conoce todo».
Segunda pista: escuchen a los expertos.
Puede que este sea el consejo menos popular para dar.
(Risas)
El político británico Michael Gove dijo que la gente en este país ya había escuchado suficiente a los expertos.
Una encuesta reciente muestra que la gente confiaría más en sus peluqueros,
(Risas)
o en algún desconocido en la calle que en los líderes de industria, de la salud o, incluso, de entidades benéficas.
Respetamos la fórmula de blanqueamiento dental descubierta por una mamá, escuchamos la opinión de una actriz respecto a la vacunación.
Nos gusta la gente que explica en términos sencillos, les hacemos casos, y los llamamos ‘auténticos’.
Pero la intuición no es suficiente.
La intuición sugería no dar agua a un bebé con diarrea, porque simplemente la expulsaría.
El conocimiento experto indica lo contrario.
Nunca le confiarían al extraño de la calle su cirugía.
Querrían un experto, que ha pasado años realizando cirugías y conoce las mejores técnicas.
Y debería ser así con todas sus decisiones.
La política, los negocios, la salud requieren conocimiento experto, al igual que una cirugía.
Entonces,
¿por qué desconfiamos tanto de los expertos?
Una razón es que no se los considera involucrados: Un CEO millonario seguramente no sabe nada del hombre promedio.
Pero el verdadero conocimiento experto se basa en la evidencia.
Y la evidencia protege al hombre promedio de la élite.
Porque la evidencia los obliga a corroborarla.
La evidencia evita que la élite pueda imponerles sus ideas sin tener pruebas.
Una segunda razón por la que no se confía en los expertos es que distintos expertos dicen cosas distintas.
Por cada experto que afirmaba que dejar la UE sería malo para Gran Bretaña, aparecía otro que afirmaba que sería algo bueno.
La mitad de estos supuestos expertos va a estar equivocado.
Y debo admitir que la mayoría de los artículos escritos por expertos están equivocados.
O, en el mejor de los casos, hacen afirmaciones que la evidencia no respalda.
Así que no podemos confiar ciegamente en los expertos.
En noviembre de 2016, un estudio sobre el salario de los ejecutivos llegó a los titulares nacionales, a pesar de que ninguno de los medios que escribió sobre el estudio lo había leído.
Ni siquiera estaba publicado.
Simplemente confiaron en la palabra del autor, como pasó con Belle.
Esto tampoco significa que podemos escoger cualquier estudio que respalde nuestras opiniones; eso sería un sesgo de confirmación.
Tampoco significa que si siete estudios presentan A y tres estudios, B, entonces A debe ser verdadero.
Lo que importa es la calidad y no la cantidad del conocimiento experto.
Entonces deberíamos hacer dos cosas: primero, examinar críticamente las credenciales de los autores.
Así como examinarían críticamente las credenciales de un potencial cirujano.
¿Son verdaderos expertos en la materia?
¿O tienen otros intereses prefijados?
Segundo: deberíamos prestar especial atención a los trabajos publicados en las revistas científicas más prestigiosas.
Es verdad que a los científicos usualmente se los acusa de estar divorciados del mundo real.
Pero esa separación les otorga años para dedicarse a sus estudios, para realmente llegar a resultados, descartar todas las teorías opuestas y para distinguir la correlación de la causalidad.
Las revistas científicas tienen revisión de pares.
Esto significa que cada artículo es rigurosamente escrutado
(Risas)
por los expertos en el área.
Las mejores revistas científicas tienen altos estándares.
Las revistas élite rechazan el 95 % de los artículos.
La evidencia científica no es todo.
La experiencia en el mundo real también es crítica.
Y la revisión de pares no es perfecta, se comenten errores.
Pero es mejor confiar en algo revisado que en algo no revisado.
Si nos limitamos a un estudio porque nos gustan sus resultados y no consideramos quién lo escribió o si fue revisado, hay una gran probabilidad de que ese estudio sea engañoso.
Y quienes afirmemos ser expertos deberíamos reconocer las limitaciones de nuestros análisis.
Es muy raro poder predecir o probar algo con absoluta certeza, y aun así es tan tentador hacer una afirmación desinformada.
Es más sencillo así llegar a los titulares o a los 140 caracteres de Twitter.
Pero incluso la evidencia puede no ser prueba suficiente.
Puede no ser generalizable, quizá no pueda aplicarse a otros contextos.
Entonces no afirmen «los que toman vino tinto viven más», cuando la evidencia sugiere solamente que existe una correlación entre el vino tinto y una vida más larga, y únicamente en personas que se ejercitan.
Tercer pista: haz una pausa antes de compartir algo.
El juramento hipocrático dice: «No lastimaré a nadie».
Lo que compartimos es potencialmente contagioso, por lo que hay que ser muy cuidadosos con lo que divulgamos.
Nuestro objetivo no debería ser conseguir ‘me gusta’ y retuits.
Porque así solo compartimos el consenso, no cuestionamos la mentalidad de nadie.
De esa forma solo compartimos lo que suena lindo, sin importar si está sustentado con evidencia.
En vez de eso, deberíamos preguntarnos: Si es una historia,
¿es verdad?
Si es verdad,
¿está sustentada con evidencia a gran escala?
Si es así,
¿quién la escribió?
¿Cuáles son sus credenciales?
¿Está publicada?
¿Qué tan rigurosa es la revista científica?
Y háganse la pregunta del millón: si la misma historia fuera escrita por los mismos autores, con las mismas credenciales, pero arribase a resultados diferentes,
¿aún estarían dispuestos a creerla y a compartirla?
Abordar cualquier problema, ya sea un problema económico de una nación o un problema de salud de una persona, es difícil.
Debemos asegurarnos de que tenemos la mejor evidencia para orientarnos.
Solamente si es verdadero puede considerarse un hecho.
Solamente si es representativo puede considerarse información.
Solamente si está sustentado puede considerarse evidencia.
Y solamente con evidencia podemos avanzar de un mundo posverdad a un mundo proverdad.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/alex_edmans_what_to_trust_in_a_post_truth_world/