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Charla «¿En qué piensan y qué sienten los animales?» de Mission Blue II en español.
¿Qué pasa dentro de los cerebros de los animales? ¿Podemos saber qué piensan y sienten? Carl Safina cree que sí. Con el uso de descubrimientos y anécdotas que incluyen la ecología, la biología y las ciencias del comportamiento, enlaza historias de ballenas, lobos, elefantes y albatros para argumentar que así como nosotros pensamos, sentimos, usamos herramientas y expresamos emociones, también otras criaturas lo hacen, y mentes, con las que compartimos el planeta.
- Autor/a de la charla: Carl Safina
- Fecha de grabación: 2015-10-10
- Fecha de publicación: 2015-11-19
- Duración de «¿En qué piensan y qué sienten los animales?»: 1166 segundos
Traducción de «¿En qué piensan y qué sienten los animales?» en español.
¿Te has preguntado lo que los animales piensan y sienten?
Vamos a empezar con una pregunta:
¿Mi perro realmente me ama o solo quiere que lo acaricie?
Bueno, es fácil saber si nuestro perro realmente nos ama, es fácil de ver,
¿cierto?
, qué está pasando en esa cabecita greñuda.
¿Qué está pasando?
Algo está pasando.
Pero
¿por qué siempre preguntamos si nos aman?
¿Por qué siempre es sobre nosotros?
¿Por qué somos tan narcisistas?
Encontré una pregunta diferente para los animales.
¿Quién eres?
Hay capacidades de la mente humana que tendemos a pensar que son capacidades únicas del humano.
Pero
¿es cierto?
¿Qué hacen las otras criaturas con esos cerebros?
¿Qué piensan y sienten?
¿Hay alguna manera de saberlo?
Creo que hay una forma de averiguarlo.
Creo que hay varias maneras.
Podemos estudiar la evolución, podemos mirar sus cerebros y podemos ver qué hacen.
Lo primero cosa a recordar es: nuestro cerebro es heredado.
Las primeras neuronas venían de las medusas.
Las medusas dieron lugar a los primeros cordados.
Los primeros cordados dieron lugar a los primeros vertebrados.
Los vertebrados salieron del mar, y aquí estamos.
Pero es aún cierto que una neurona, una célula nerviosa, tiene el mismo aspecto en un cangrejo, en un pájaro o en Uds.
¿Qué nos dice eso acerca de las mentes de los cangrejos?
¿Podemos decir algo sobre eso?
Bueno, resulta que si se le da a un cangrejo de río varias pequeñas descargas eléctricas cada vez que intenta salir de su madriguera, desarrollará ansiedad.
Si se les da a los cangrejos de río el mismo medicamento usado para tratar el trastorno de ansiedad en humanos, se relaja y puede salir y explorar.
¿Cómo demostramos lo mucho que nos preocupa la ansiedad de los cangrejos?
Básicamente, los hervimos.
(Risas)
Los pulpos utilizan herramientas, al igual que la mayoría de los simios y reconocen rostros humanos.
¿Cómo celebramos la inteligencia simiesca de este invertebrado?
Generalmente lo hervimos.
Si un mero persigue a un pez hasta una grieta en el coral, a veces irá a donde sabe que hay una morena durmiendo y le dirá a la morena, «Sígueme», y la morena entenderá esa señal.
La morena puede entrar en la grieta y coger al pez, pero este puede escapar y el mero puede atraparlo.
Esta es una antigua asociación que hemos encontrado recientemente.
¿Cómo celebramos esa antigua alianza?
Por lo general la freímos.
Un patrón está surgiendo y nos dice mucho más acerca de nosotros que de ellos.
Las nutrias marinas utilizan herramientas y sacan tiempo de lo que están haciendo para mostrar a sus crías qué hacer, a esto se le llama enseñanza.
Los chimpancés no enseñan.
Las orcas enseñan y comparten alimentos.
Cuando la evolución hace algo nuevo, utiliza las piezas existentes, las saca del cajón, antes de fabricar algo nuevo.
Y nuestro cerebro nos ha llegado a través de un largo periodo de tiempo.
Si comparamos el cerebro humano con el del chimpancé, se ve que básicamente tenemos un gran cerebro de chimpancé.
Es reconfortante que el nuestro sea más grande, porque somos muy inseguros.
(Risas)
Pero, oh, está el delfín, un cerebro más grande con más circunvoluciones.
Tal vez están pensando, bien, vemos cerebros, pero
¿qué tiene que ver con las mentes?
Bueno, podemos ver el funcionamiento de la mente en la lógica de los comportamientos.
Estos elefantes, como pueden ver, obviamente, están descansando.
Han encontrado un poco de sombra bajo las palmeras en donde dejan dormir a sus bebés, mientras descansan, pero siguen alerta.
Entendemos perfectamente esa imagen así como lo que están haciendo porque bajo el mismo sol, en las mismas llanuras, escuchando los aullidos de los mismos peligros, se convirtieron en lo que son y nos convertimos en lo que somos.
Hemos sido vecinos por un tiempo muy largo.
Nadie diría que estos elefantes están relajados.
Están, evidentemente, muy preocupado por algo.
¿De qué están preocupados?
Resulta que si se graban las voces de los turistas y se reproducen en un altavoz escondido entre los arbustos, los elefantes no le harán caso, porque los turistas nunca los molestan.
Pero si se graban las voces de los pastores que llevan lanzas y con frecuencia los hieren en enfrentamientos en los pozos de agua, los elefantes se amontonarán y huirán del altavoz oculto.
Los elefantes no solo saben que hay humanos, saben que hay diferentes tipos de humanos, y que algunos no hacen daño y algunos son peligrosos.
Nos han observado durante mucho más tiempo de lo que nosotros a ellos.
Nos conocen mejor de lo que nosotros los conocemos.
Tenemos los mismos imperativos: cuidar a nuestros bebés, encontrar comida, tratar de seguir con vida.
Ya sea que estemos equipamos para vagar por las colinas de África o para bucear bajo el mar, somos básicamente iguales.
Somos iguales bajo la piel.
El elefante tiene el mismo esqueleto, la orca tiene el mismo esqueleto, al igual que nosotros.
Los vemos ayudar cuando se necesita ayuda.
Vemos la curiosidad en los jóvenes.
Vemos los lazos de conexiones familiares.
Reconocemos el afecto.
El cortejo es el cortejo.
Y entonces nos preguntamos: «
¿son conscientes?
«.
Cuando les dan anestesia general, quedan inconscientes, lo que significa que no tienen sensación de nada.
La conciencia es simplemente lo que se siente como algo.
Si ven, si oyen, si sienten, si se dan cuenta de algo, son conscientes y ellos son conscientes.
Algunas personas dicen que hay ciertas cosas que hacen a los humanos, humanos, y una de ellas es la empatía.
La empatía es la habilidad de la mente para coincidir con el estado de ánimo de sus compañeros.
Es algo muy útil.
Si sus compañeros se mueven rápidamente, se siente la necesidad de darse prisa.
Todos estamos apurados ahora.
La forma más antigua de empatía es el contagio del miedo.
Si sus compañeros de repente se sobresaltan y huyen, no funcionaría muy bien para uno pensar, «Vaya, me pregunto por qué todo el mundo se fue».
(Risas)
La empatía es vieja, pero la empatía, como todo lo demás en la vida, tiene distintos grados y elaboración.
Así que hay empatía básica: se sienten tristes, me siento triste.
Los veo felices, me siento feliz.
Después, hay algo a lo que llamo simpatía, un poco más allá: «Lamento escuchar que su abuela acaba de fallecer.
No siento el mismo dolor, pero lo entiendo; sé lo que siente y me preocupa».
Y luego, si estamos motivados para actuar por simpatía, lo llamo compasión.
Lejos de ser lo que nos hace humanos, la empatía humana está lejos de ser perfecta.
Reunimos criaturas empáticas, las matamos y nos las comemos.
Tal vez piensen, bueno, son especies diferentes.
Es solo depredación y los humanos somos depredadores.
Pero tampoco tratamos a nuestra propia especie muy bien.
Quienes parecen saber solo una cosa sobre el comportamiento animal saben que nunca se debe atribuir pensamientos y emociones humanas a otras especies.
Bueno, creo que eso es una tontería, porque atribuir pensamientos y emociones humanas a otras especies es la mejor y primera conjetura sobre lo que están haciendo y cómo se sienten, porque básicamente sus cerebros son los mismos que los nuestros.
Tienen las mismas estructuras.
Las mismas hormonas que generan estados de ánimo y nos motivan, están también presentes en esos cerebros.
No es científico decir que tienen hambre cuando están cazando o que están cansados cuando sus lenguas cuelgan fuera, y después decir que cuando están jugando con sus crías y actúan alegres y felices, no tenemos ni idea de si están experimentando algo.
Eso no es científico.
Un periodista me dijo: «Tal vez, pero
¿cómo saber realmente si otros animales pueden pensar y sentir?
«.
Y empecé a buscar a través de los cientos de referencias científicas que puse en mi libro y me di cuenta de que la respuesta estaba en la habitación conmigo.
Cuando mi perro deja la alfombra y se acerca a mí, no al sofá, a mí, y se da la vuelta sobre su espalda y expone su vientre, tiene el pensamiento: «Me gustaría que frotaran mi vientre.
Sé que puedo ir con Carl, va a entender lo que estoy pidiendo.
Sé que puedo confiar en él porque somos familia.
Va a hacer el trabajo y me sentiré bien».
(Risas)
Ha pensado y ha sentido y en realidad no es más complicado que eso.
Pero vemos a otros animales y decimos: «Oh, mira, orcas, lobos, elefantes: no es así como lo ven».
Ese macho de aleta alta es L41.
Tiene 38 años.
La hembra a su izquierda es L22.
Tiene 44.
Se conocen desde hace décadas.
Saben exactamente quiénes son.
Saben quiénes son sus amigos.
Saben quiénes son sus rivales.
Su vida sigue el arco de una carrera.
Saben dónde están en todo momento.
Este elefante se llama Philo.
Era un joven macho.
Este es él cuatro días más tarde.
Los seres humanos no solo podemos sentir dolor, también creamos mucho.
Queremos tallar sus dientes.
¿Por qué no podemos esperar a que mueran?
Los elefantes habitaban desde las orillas del Mar Mediterráneo hasta el cabo de Buena Esperanza.
En 1980, hubo grandes fortalezas de elefantes en África central y oriental.
Y ahora su área se compone de pequeños fragmentos.
Esta es la geografía de un animal que estamos llevando a la extinción, un compañero, la criatura más maravillosa en la tierra.
Por supuesto, cuidamos mejor nuestra fauna salvaje en los Estados Unidos.
En el Parque Nacional de Yellowstone, matamos a todos y cada uno de los lobos.
Matamos a todos los lobos al sur de la frontera con Canadá, en realidad.
Pero en el parque, los guardabosques lo hicieron en la década de 1920, y luego 60 años más tarde tuvieron que traerlos de vuelta, porque la población de alces estaba fuera de control.
Y después vino la gente.
Miles de personas vinieron a ver los lobos, los lobos visibles más accesibles del mundo.
Y yo fui allí y vi una increíble familia de lobos.
Una manada es una familia.
Tiene algunos adultos reproductores y jóvenes de varias generaciones.
Y vi la manada más estable y famosa del Parque Nacional de Yellowstone.
Y entonces, cuando vagaban fuera de la frontera, dos de sus adultos fueron asesinados, incluyendo la madre, que a veces llamamos la hembra alfa.
El resto de la familia, de inmediato, se sumió en una lucha entre hermanos.
Hermanas expulsaban a otras hermanas.
La de la izquierda intentó durante días reincorporarse a la familia.
No se lo permitieron porque estaban celosas de ella.
Estaba llamando demasiado la atención de dos nuevos machos, y ella era la precoz.
Eso fue demasiado para ellos.
Terminó vagando fuera del parque y recibió un disparo.
El macho alfa terminó expulsado de su propia familia.
A medida que se acercaba el invierno, perdió su territorio, su apoyo para cazar, los miembros de su familia y su pareja.
Nosotros les causamos tanto dolor.
El misterio es,
¿por qué no nos hacen más daño del que causan?
Esta ballena acaba de comerse parte de una ballena gris con sus compañeros que habían matado a esa ballena.
Las personas en el barco no tenían nada que temer.
Esta ballena es T20.
Acaba de partir una foca en tres con dos compañeros.
La foca pesaba casi tanto como la gente en el barco.
No tenían nada que temer.
Se alimentan de focas.
¿Por qué no nos comen?
¿Por qué podemos confiarles nuestros niños?
¿Por qué las orcas han vuelto por investigadores perdidos en la niebla y los han guiado durante kilómetros hasta que la niebla se dispersara y el hogar de los investigadores estuviera ahí mismo, en la costa?
Y esto ha pasado más de una vez.
En las Bahamas, hay una mujer llamada Denise Herzing que estudia delfines moteados y ellos la conocen.
Ella los conoce muy bien.
Sabe quiénes son todos.
Ellos la conocen.
Reconocen el barco de investigación.
Cuando ella aparece, es una gran reunión feliz.
Excepto una vez que se presentó y no querían acercarse al barco, lo cual fue muy extraño.
No sabían que ocurría hasta que alguien salió a cubierta y anunció que una de las personas a bordo había muerto durante una siesta en su litera.
¿Cómo podrían los delfines saber que uno de los corazones humanos había dejado de latir?
¿Por qué les importaba?
Y
¿por qué se asustaron?
Estas cosas misteriosas apuntan a todo lo que sucede en las mentes que están con nosotros en la Tierra en las que casi nunca pensamos en absoluto.
En un acuario en Sudáfrica había una pequeña cría de delfín hocico de botella llamada Dolly.
Estaba lactando y un día un vigilante se tomó un descanso y miraba por la ventana a su piscina mientras fumaba.
Dolly se acercó y lo miró, regresó con su madre, lactó durante un minuto o dos, volvió a la ventana y lanzó una nube de leche que envolvió su cabeza como el humo.
De alguna manera, este bebé delfín hocico de botella tuvo la idea de utilizar leche para representar el humo.
Cuando los seres humanos utilizan algo para representar otra cosa, lo llamamos arte.
(Risas)
Lo que nos hace humanos no es lo que creemos que nos hace humanos.
Lo que nos hace humanos es que, de todo lo que nuestras mentes y sus mentes tienen, somos los más extremos.
Somos los más compasivos, los más violentos, los más creativos y el animal más destructivo que haya habido jamás en este planeta y somos todo esto junto.
Pero el amor no es lo que nos hace humanos.
No es único en nosotros.
No somos los únicos que se preocupan por sus compañeros.
No somos los únicos que se preocupan por sus hijos.
Los albatros con frecuencia vuelan 10 000 e incluso 15 000 km durante varias semanas para llevar una comida, una gran comida, a sus polluelos que los esperan.
Anidan en las islas más remotas de los océanos del mundo, y así es como está.
Pasar la vida de una generación a la siguiente es la cadena del ser.
Si se detiene, todo termina.
Si algo es sagrado, es esto, y a esa relación sagrada llega nuestra basura de plástico.
Todos estos pájaros tienen plástico en ellos ahora.
Este es un albatros de seis meses, listo para emplumar muerto, lleno de mecheros rojos.
Esta no es la relación que se supone que tenemos con el resto del mundo.
Pero nosotros, que nos hemos llamado como nuestro cerebro, nunca pensamos en las consecuencias.
Cuando damos la bienvenida a una nueva vida humana en el mundo, damos la bienvenida a nuestros bebés en la compañía de otras criaturas.
Pintamos animales en las paredes.
No pintamos teléfonos móviles.
No pintamos cubículos de oficinas.
Pintamos animales para mostrarles que no estamos solos.
Estamos en compañía.
Y cada uno de esos animales en cada pintura del arca de Noé, considerados dignos de salvación está en peligro de muerte ahora y su diluvio somos nosotros.
Así que empezamos con una pregunta:
¿Nos aman?
Vamos a hacer otra pregunta.
¿Somos capaces de utilizar lo que tenemos para simplemente dejarlos continuar?
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/carl_safina_what_are_animals_thinking_and_feeling/