Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Entrenamos soldados para la guerra, démosle entrenamiento para volver a casa también – Charla TED Talks Live

Entrenamos soldados para la guerra, démosle entrenamiento para volver a casa también – Charla TED Talks Live

Charla «Entrenamos soldados para la guerra, démosle entrenamiento para volver a casa también» de TED Talks Live en español.

Antes de ser enviados a combatir, los soldados reciben entrenamiento en cómo funcionar en un ambiente de inmensa peligrosidad. Pero también necesitan entrenamiento en cómo retornar del campo de batalla a la vida ciudadana, como dice el psicólogo Héctor García. Aplicando los mismos principios utilizados para preparar a los soldados para la guerra, García está ayudando a veteranos que sufren de TEPT (trastorno por estrés postraumático) a que recuperen sus vidas de nuevo.

  • Autor/a de la charla: Hector Garcia
  • Fecha de grabación: 2015-11-04
  • Fecha de publicación: 2016-11-11
  • Duración de «Entrenamos soldados para la guerra, démosle entrenamiento para volver a casa también»: 631 segundos

 

Traducción de «Entrenamos soldados para la guerra, démosle entrenamiento para volver a casa también» en español.

Carlos, un marine veterano de la Guerra de Vietnam, fue voluntario en tres recorridos y en los tres recibió un disparo.

En 1971 fue dado de baja por razones médicas debido a que tenía tanta metralla en su cuerpo que disparaba los detectores de metal.

En los 42 años siguientes sufrió de pesadillas, ansiedad extrema en público, aislamiento, depresión, se automedicó con alchohol.

Se casó y divorció tres veces.

Carlos tenía trastorno por estrés postraumático Yo me hice psicólogo para ayudar a mitigar el sufrimiento humano, y en los últimos 10 años mi objetivo ha sido el sufrimiento que causa el TEPT y que experimentan veteranos como Carlos.

Hasta hace poco, la ciencia del TEPT simplemente no existía.

Entonces no sabíamos qué hacer.

Le dábamos medicamentos fuertes a algunos veteranos.

Hospitalizábamos a otros y les hacíamos terapia de grupo genérica; y otros simplemente les dijimos: «Vete a casa y trata de olvidar todo sobre esas experiencias».

Recientemente hemos tratado con perros terapéuticos, retiros naturales; muchas cosas que puede que alivien temporalmente el estrés, pero que realmente no eliminan los síntomas del TEPT a largo plazo.

Pero las cosas cambiaron, y estoy aquí para decirles que ya podemos eliminar el TEPT, no nada más controlar los síntomas, y en un gran número de veteranos; ya que nuevos estudios han podido demostrar de forma objetiva y repetidamente, cuáles tratamientos eliminan realmente los síntomas, y cuáles no.

Ahora, resulta que los mejores tratamientos para el TEPT usan muchos de los principios de entrenamiento que el ejército usa para preparar a sus reclutas para ir a la guerra.

Hacer guerras…

es algo para lo que somos buenos.

Los seres humanos hemos hecho guerras desde antes de ser completamente humanos.

Desde esos tiempos, pasamos de usar piedras y fuerza bruta, a desarrollar los sistemas de armas de destrucción más sofisticados imaginables.

Para que nuestros guerreros usen estas armas empleamos los métodos de formación más novedosos.

¡Somos buenos para la guerra! Y somos buenos entrenando a nuestros guerreros para pelear.

Pero, cuando consideramos la experiencia del veterano en combate de hoy en día, empezamos a notar que no hemos sido tan buenos preparándolos para volver a casa.

¿Por qué es así?

Nuestros ancestros vivían inmersos en conflictos y peleaban justo en el sitio donde vivían.

Es hasta hace solo recientemente en nuestra historia evolutiva que existía la necesidad de aprender cómo volver a casa de una guerra, porque realmente nunca lo hacíamos.

Afortunadamente, a día de hoy la humanidad, en su mayoría, vive en sociedades muy pacíficas; y cuando hay conflictos, nosotros, especialmente en EE.UU., poseemos la tecnología para que nuestros guerreros tengan un entrenamiento avanzado al enviarlos a combatir en cualquier parte del mundo; y cuando terminen, enviarlos de regreso a sus pacíficos suburbios.

Pero imagínense por un momento cómo ha de sentirse eso.

He hablado con veteranos y me han dicho que un día están en un fuego cruzado brutal en Afganistán, en donde ven carnicería humana, matanzas, y apenas tres días después se encuentran cargando una hielera para el juego de fútbol de sus hijos.

Les «jode» la mente, es el término más común.


(Risas)
Es el término más común que he oído para describir esa experiencia, y es exactamente lo que pasa.

Porque, si bien nuestros guerreros pasan horas sin fin entrenando para la guerra, apenas recientemente hemos entendido que muchos necesitan entrenamiento sobre cómo retornar a la vida como civiles.

Como todo entrenamiento, los mejores tratamientos para el TEPT requieren de la repetición.

En el ejército, no es que simplemente entregamos lanzagranadas Mark-19 a los reclutas y les decimos: «Aquí está el gatillo, tienes algo de munición, buena suerte».

No.

Los entrenamos dentro de su rango y bajo un contexto específico, una, y otra, y otra, y otra vez hasta que levantar su arma, y asegurar el objetivo esté tan engranado en su memoria muscular que podría llevarse a cabo sin siquiera pensar, incluso bajo las condiciones de mayor estrés que puedan imaginarse.

Lo mismo consideran los tratamientos basados en entrenamiento.

El primero de estos tratamientos es la «terapia cognitiva», y esta es como una especie de recalibración mental.

Cuando un veterano vuelve de la guerra, su manera de estructurar mentalmente al mundo está calibrada para un ambiente inmensamente más peligroso.

Así que cuando tratas de revestir esa estructura mental para un ambiente de tiempos de paz, surgen los problemas.

Empiezas ahogándote en preocupaciones que en realidad no están presentes, Empiezas a desconfiar de tus familiares y amigos.

No es decir que no haya peligros en la vida civil, que sí los hay, sino que la probabilidad de que se presenten, en comparación con combatir, son astronómicamente más bajas.

Nunca aconsejamos a los veteranos abandonar la precaución por completo.

Sin embargo, les entrenamos para ajustar la precaución de acuerdo a dónde estén.

Si se encuentran en un mal vecindario, la aumentan.

En una salida a comer con la familia, la bajan lo máximo posible.

Entrenamos a los veteranos para ser ferozmente racionales para calcular sistemáticamente la probabilidad real de encontrar, digamos, un artefacto explosivo improvisado en tiempo de paz aquí en EE.UU.

Con la suficiente práctica, esas recalibraciones se concretan.

El siguiente tratamiento es la terapia por exposición, y este es una especie de entrenamiento de campo, y es el más rápido de los tratamientos comprobados y efectivos que existen.

¿Recuerdan a Carlos?

Este fue el tratamiento que él eligió.

Así que empezamos por darle ejercicios que para él eran retadores: Ir a una tienda de comestibles, ir a un centro comercial, ir a un restaurante, sentarse dándole la espalda a la puerta; Y, críticamente, permanecer en estos ambientes.

Al comienzo se sentía muy ansioso.

Quería sentarse en un sitio donde pudiera escanear todo el lugar o planear rutas de escape, o tener en sus manos un arma improvisada; y quería irse, pero no lo hizo.

Recordó su entrenamiento en el Cuerpo de Marines de EE.UU., y se forzó a salir de su incomodidad.

Y cada vez que hacía esto, su ansiedad decrecía un poco, luego un poquito más, y luego un poquito más.

Hacia el final había reaprendido efectivamente cómo sentarse en un sitio público y simplemente disfrutar.

También escuchó grabaciones de sus experiencias combatiendo, una, y otra, y otra vez.

Escuchó hasta que esos recuerdos ya no le generaran ansiedad alguna.

Procesó sus recuerdos de tal manera que su cerebro ya no necesitó volver a esas experiencias mientras dormía.

Y cuando hablé con él, un año después de terminar su tratamiento, me dijo: «Doc, esta es la primera vez en 43 años que no he tenido pesadillas».

Esto es muy distinto a borrar un recuerdo.

Los veteranos siempre van a recordar sus experiencias traumáticas, pero con la suficiente práctica, esos recuerdos ya no serán tan crudos o tan dolorosos, como fueron alguna vez.

Emocionalmente, no sentirán como si apenas sucedió el día anterior, y ese es un sitio inmensamente mejor en el cual estar.

Pero a veces es difícil, y como cualquier entrenamiento, puede que no funcione para todo el mundo Y existen problemas de confianza.

A veces me preguntan: «Si Ud.

no ha estado allá, doctor,

¿cómo puede ayudarme?

» Lo cual es entendible, pero, para retornar a la vida de civil no requieres de alguien que haya estado allí.

No requieres de entrenamiento para operaciones en el campo de batalla, requieres de entrenamiento para volver a casa.

En los últimos 10 años de mi trabajo he estado expuesto a recuentos detallados de las peores experiencias que puedan imaginar.

A diario.

Y no siempre ha sido fácil.

Han habido momentos en que sentí que mi corazón se quebraba, o que he absorbido demasiado.

Pero, estos tratamientos con base en entrenamientos funcionan tan bien que lo que sea que este trabajo tome de mí, lo devuelve con creces porque veo a las personas mejorar.

Veo transformadas las vidas de las personas.

Carlos ahora puede disfrutar salidas con sus nietos, que es algo que no podía hacer ni con sus propios hijos.

Y lo que es sorprendente para mí, es que después de 43 años de sufrimiento solamente le llevó 10 semanas de entrenamiento intenso recuperar su vida.

Y cuando hablé con él, me dijo: «Sé que no puedo recuperar esos años pero por lo menos ahora, sean los que sean los días que me quedan en esta Tierra, puedo vivirlos en paz.

Y también dijo: «Espero que estos veteranos más jóvenes no esperen para buscar la ayuda que necesitan».

Y esa es mi esperanza también.

Porque…

esta vida es corta.

Y si uno es lo suficientemente afortunado de haber sobrevivido a una guerra, o cualquier tipo de experiencia traumática, esta en deuda consigo de vivir la vida bien.

No debería esperar para recibir el tratamiento que necesita para que eso suceda.

La mejor manera de terminar el sufrimiento humano causado por guerras, es nunca ir a la guerra.

Pero todavía no hemos llegado a ello como especie.

Hasta que lo hagamos, el sufrimiento mental que creamos en nuestros hijos y nuestras hijas cuando los enviamos a pelear, puede ser calmado.

Pero debemos asegurar que la ciencia, que el nivel de energía, que el valor que colocamos al enviarlos a pelear una guerra, sea por lo menos reflejado en cuán bien los preparamos para volver a casa y a nosotros.

Todo eso les debemos.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/hector_garcia_we_train_soldiers_for_war_let_s_train_them_to_come_home_too/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *