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Ernesto Sirolli: ¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche! – Charla TEDxEQChCh

Charla «Ernesto Sirolli: ¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche!» de TEDxEQChCh en español.

Cuando la mayoría de los trabajadores humanitarios bien intencionados se enteran de un problema que creen que pueden arreglar, van a trabajar en ello. Esto, sugiere Ernesto Sirolli, es ingenuo. En esta charla divertida y apasionada, propone que el primer paso es escuchar a la gente a la que se está tratando de ayudar, y aprovechar su propio espíritu empresarial. Su consejo sobre lo que funciona ayudará a cualquier emprendedor.

  • Autor/a de la charla: Ernesto Sirolli
  • Fecha de grabación: 2012-09-01
  • Fecha de publicación: 2012-11-26
  • Duración de «Ernesto Sirolli: ¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche!»: 1029 segundos

 

Traducción de «Ernesto Sirolli: ¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche!» en español.

Cada cosa que realizo y todo lo que hago profesionalmente…

mi vida…

ha sido moldeada por 7 años de trabajo durante mi juventud en África.

desde 1971 hasta 1977.

Luzco joven, pero ya no lo soy.


(Risas)
Trabajé en Zambia, Kenia, Costa de Marfil, Argelia y Somalia.

en proyectos de cooperación técnica con países africanos.

Trabajé para una ONG italiana, y cada proyecto que establecimos en África fracasó.

Y estaba perturbado.

Pensaba, a los 21, que los italianos éramos buenas personas y estábamos haciendo un buen trabajo en África.

En lugar de eso, todo lo que tocábamos lo aniquilábamos.

Nuestro primer proyecto, el que inspiró mi primer libro, «Ondas del Zambezi», fue un proyecto en donde unos italianos decidimos enseñar a la gente de Zambia a cultivar alimentos.

Por lo tanto, llegamos con semillas italianas al sur de Zambia a este valle absolutamente magnífico que desciende hacia el río Zambezi, y enseñamos a los locales cultivar tomates italianos y calabazas, y…

por supuesto, las personas no estaban en absoluto interesadas en hacer aquello, por lo que les pagábamos para venir a trabajar, y algunas veces, ellos no acudían.


(Risas)
Estábamos asombrados de que los locales, en tan fértil valle, no hubiesen tenido agricultura.

Sin embargo, en vez de preguntarles cómo era posible que no cultivasen nada, simplemente dijimos: «Gracias a Dios que estamos aquí».


(Risas)
«Justo a tiempo para salvar a las personas de Zambia de la hambruna».

Y por supuesto, todo en África se cultivó hermosamente.

Conseguimos estos magníficos tomates.

En Italia, un tomate crecería a este tamaño.

En Zambia, a este tamaño.

Y no lo podíamos creer, les estábamos diciendo a los zambianos: «Miren qué fácil es la agricultura».

Cuando los tomates estaban bonitos, maduros y rojos, de la noche a la mañana, unos 200 hipopótamos aparecieron desde el río y se comieron todo.


(Risas)
Y dijimos a los zambianos: «Dios mío, ¡los hipopótamos!» Y los zambianos dijeron: «Sí, por eso no tenemos agricultura aquí».


(Risas)
«

¿Por qué no lo dijeron?

» «Ud.

nunca preguntó».

Pensaba que sólo nosotros los italianos cometíamos errores en África, pero luego, vi lo que hacían los estadounidenses, lo que hacían los ingleses, lo que hacían los franceses, y luego de ver lo que ellos estaban haciendo, me sentí bastante orgulloso de nuestro proyecto en Zambia.

Porque, como ven, al menos alimentamos a los hipopótamos.

Debieran ver los desperdicios…


(Aplausos)
Debieran ver los desperdicios que les otorgamos a las confiadas personas de África.

Quiere leer un libro, lea «Ayuda Muerta» de Dambisa Moyo, economista zambiana.

El libro se publicó en el 2009.

Nosotros, países donantes occidentales, hemos entregado al continente africano dos millones de millones de dólares en los últimos 50 años.

No les contaré respecto al daño que aquel dinero ha causado.

Sólo lean su libro.

Léanlo de parte de una mujer africana, el daño que hemos hecho.

Los occidentales somos imperialistas, misioneros colonialistas, y tratamos a las personas solo de dos maneras: o los patrocinamos, o somos paternalistas.

Las dos palabras provienen de la raíz latina «pater», que significa «padre».

Sin embargo, significan dos cosas distintas.

Paternalista, trato a cualquiera de una cultura diferente como si fuesen mis hijos.

«Te quiero mucho».

Patrocinador, trato a todos los de una cultura diferente como si fuesen mis sirvientes.

Por eso los blancos en África son llamados «bwana», jefe.

Ese libro me dio una bofetada en la cara.

«Lo pequeño es hermoso», escrito por Schumacher, quien dijo por sobre todo desarrollo económico, si las personas no desean ser ayudadas, déjelas solas.

Éste debiera ser el primer principio de la ayuda.

El primer principio de la ayuda es respetar.

Esta mañana, el señor que abrió esta conferencia puso un bastón en el suelo y dijo:

¿podemos nosotros…

pueden Uds.

imaginar una ciudad que no sea neocolonial?

» Decidí a los 27 años solamente responder a las personas, e inventé un sistema denominado Empresa Facilitadora donde Ud.

nunca inicia nada, Ud.

jamás motiva a nadie, pero se convierte en un sirviente de la pasión local, el sirviente de los locales quienes tienen el sueño de convertirse en una mejor persona.

Entonces,

¿qué hace Ud.?

Se calla.

Jamás llega a una comunidad con una idea, y se sienta con las personas de la localidad.

Nosotros no trabajamos desde las oficinas.

Nos reunimos en un café.

Nos reunimos en un bar.

Tenemos cero infraestructura.

¿Y qué hacemos?

Nos convertimos en amigos, y averiguamos qué es lo que la persona quiere hacer.

Lo más importante es la pasión.

Ud.

le puede dar una idea a alguien.

Si esa persona no quiere hacer aquello,

¿qué va a hacer Ud.?

La pasión que ella tiene para su propio crecimiento es lo más importante.

La pasión que aquel hombre tiene para su propio crecimiento personal es lo más importante.

Y entonces, les ayudamos a encontrar el conocimiento.

porque nadie en el mundo puede tener éxito solo.

La persona con la idea puede no tener el conocimiento, pero el conocimiento está disponible.

Así que años y años atrás, tuve esta idea:

¿Por qué no nosotros, por una vez en lugar de llegar a una comunidad a decirle a las personas qué hacer, por qué no, por una vez, les escuchamos?

Pero no en reuniones comunitarias.

Les contaré un secreto.

Hay un problema con las reuniones comunitarias.

Los emprendedores nunca asisten, y ellos jamás le dirán, en una reunión pública, lo que quieren hacer con su propio dinero, qué oportunidad han identificado.

Por lo tanto, la planificación tiene este punto ciego.

A las personas más inteligentes de su comunidad, Ud.

ni siquiera las conoce, porque ellas no asisten a sus reuniones públicas.

¿Qué hacemos?

Trabajamos uno a uno, y trabajamos cara a cara, Ud.

tiene que crear una infraestructura social, la cual no existe.

Ud.

debe crear una nueva profesión.

La profesión es el médico de familia de la empresa, el médico de familia del negocio, que se establece con Ud.

en su casa, en la mesa de su cocina, en el café, y que le ayuda a encontrar los recursos para transformar su pasión en una forma de ganarse la vida.

Comencé esto como una prueba en Esperance, ciudad de Australia Occidental.

Estaba haciendo un doctorado en aquel tiempo, intentando alejarme de esta basura condescendiente en la que llegamos a decirles qué hacer.

Y entonces, lo que hice en Esperance el primer año fue solo caminar por las calles, y en tres días tuve mi primer cliente.

Ayudé a este primer tipo quien estaba ahumando pescado en una cochera, era un muchacho maorí, y le ayudé a vender para el restaurante de Perth, a organizarse, y luego, pescadores vinieron a decirme: «

¿Es Ud.

el tipo que ayudó al maorí?

¿Nos puede ayudar?

» Y ayudé a estos cinco pescadores a trabajar juntos y conseguimos este bello atún, no para la conservería en Albania por 60 centavos el kilo, sino que encontramos una forma de llevar el pescado para sushi a Japón por 15 dólares el kilo, y los campesinos vinieron a conversar conmigo, dijeron: «Oiga, Ud.

los ayudó.

¿Nos puede ayudar?

» En un año, tuve 27 proyectos en marcha, y el gobierno me vino a ver para preguntar: «

¿Cómo puede Ud.

hacer eso?

¿Cómo puede hacerlo?

» Y dije: «Hice algo muy, muy, muy difícil.

Me callé y les escuché».


(Risas)
Entonces…


(Aplausos)
Entonces el gobierno dice: «Hágalo de nuevo».


(Risas)
Lo hemos hecho en 300 comunidades en el mundo.

Hemos ayudado a empezar 40 000 negocios.

Existe una nueva generación de emprendedores que están muriendo de soledad.

Peter Drucker, uno de los más grandiosos asesores empresariales de la historia, falleció a los 96, hace pocos años.

Peter Drucker fue profesor de filosofía antes de involucrarse en los negocios, y esto es lo que dice Peter Drucker: «La planificación es en realidad incompatible con una sociedad y una economía de empresa innovadora».

La planificación es el beso de la muerte del espíritu empresarial.

Entonces ahora Uds.están reconstruyendo Christchurch sin saber lo que las personas más astutas en Christchurch quieren hacer con su propio dinero y su propia energía.

Ud.

tiene que aprender a lograr que estas personas se acerquen a conversar con Ud.

Ud.

tiene que ofrecerles confidencialidad, privacidad, tiene que ser fantástico al ayudarles, y entonces acudirán, vendrán en masa.

En una comunidad de 10 000 personas, conseguimos 200 clientes.

¿Puede Ud.

imaginar una comunidad de 400 000 personas, la inteligencia y la pasión?

¿Cuál presentación Uds.

han aplaudido más esta mañana?

Personas locales apasionadas.

Eso es lo que Uds.

han aplaudido.

Entonces, lo que les digo es que el espíritu emprendedor está donde está.

Estamos al final de la primera revolución industrial -combustibles fósiles no renovables, manufactura— y de un momento a otro, tenemos sistemas que no son sustentables.

El motor de combustión interna no es sustentable.

El freón como una forma de sostener maquinarias no es sustentable.

Lo que tenemos que considerar, es cómo nutrimos, curamos, educamos, transportamos, comunicamos a siete mil millones de personas, en una forma sustentable.

No existen las tecnologías para hacerlo.

¿Quién va a inventar la tecnología para la revolución verde?

¿Las universidades?

¡Olvídenlo!

¿El gobierno?

¡Olvídenlo! Serán los emprendedores y ellos lo están haciendo ahora.

Hay una historia adorable que leí en una revista futurista hace muchos, muchos años.

Hubo un grupo de expertos que fueron invitados a debatir el futuro de la ciudad de Nueva York en el año 1860.

Y en el año 1860, se reunió este grupo de personas.

Y especularon respecto a qué le sucedería a la ciudad de Nueva York en 100 años, y la conclusión fue unánime: la ciudad de Nueva York no existiría dentro de 100 años.

¿Por qué?

Porque analizaron la curva y señalaron, si la población se mantiene creciendo a esta tasa, para trasladar a la población de Nueva York a los alrededores, requerirían seis millones de caballos, y el estiércol producido por seis millones de caballos sería imposible de abordar.

Ellos ya se estaban anegando en estiércol.


(Risas)
Por lo tanto, en 1860, estaban divisando esta sucia tecnología que obstruiría la vida de Nueva York.

Entonces,

¿qué ocurre?

En los siguientes 40 años, en 1900, en Estados Unidos aparecieron 1001 compañías manufactureras automotrices, 1001.

La idea de encontrar una tecnología diferente fue absolutamente absorbida y hubo muy pocas, escasísimas, fábricas en lugares apartados.

Dearborn, Michigan.

Henry Ford.

Sin embargo, existe un secreto para trabajar con los emprendedores.

Primero, Ud.

tiene que ofrecerles confidencialidad.

De otra manera, no vendrán a conversar con Ud.

Luego, Ud.

tiene que ofrecerles un absoluto, dedicado, servicio entusiasta.

Y, posteriormente, Ud.

tendrá que contarles la verdad con respecto a emprender.

La compañía más pequeña, la compañía más grande, tiene que ser capaz de hacer tres cosas magníficamente: el producto que Ud.

desea vender tiene que ser fantástico, Ud.

tiene que contar con una comercialización fantástica, y Ud.

tiene que contar con una estupenda administración financiera.

¿Saben qué?

Jamás hemos conocido a un único ser humano en el mundo que pueda hacer, vender y buscar el dinero solo.

No existe.

Esta todavía no ha nacido.

Hemos investigado y observado a las 100 compañías íconos del mundo Carnegie, Westinghouse, Edison, Ford, todas las compañías nuevas, Google, Yahoo.

Existe solo una cosa que todas las compañías exitosas en el mundo tienen en común, sólo una: Ninguna fue iniciada por una sola persona.

Actualmente, formamos emprendedores a jóvenes de 16 años en Northumberland, y comenzamos la clase entregándoles las dos primeras páginas de la autobiografía de Richard Branson.

y la tarea de los adolescentes es subrayar, en las dos primeras páginas de la autobiografía de Richard Branson cuántas veces Richard utiliza la palabra «yo» y cuántas veces él utiliza la palabra «nosotros».

Jamás la palabra «yo», pero la palabra «nosotros», 32 veces.

Él no estaba solo cuando comenzó.

Nadie comienza una compañía solo.

Nadie.

Entonces, podemos crear la comunidad donde tenemos facilitadores, quienes provienen de un entorno de pequeños negocios sentándose en cafeterías, en bares junto a sus dedicados camaradas quienes harán por Ud., lo que alguien hizo por este caballero quien habla respecto a esta epopeya, alguien que le preguntará a Ud.,

¿Qué necesita?

¿Qué puede hacer Ud.?

¿Puede Ud.

hacerlo?

Bien,

¿lo puede Ud.

vender?

¿Puede buscar el dinero?

» «Oh, no, no puedo hacer eso».

«

¿Quisiera que le busque a alguien?

» Nosotros activamos comunidades.

Tenemos grupos de voluntarios apoyando a la Empresa Facilitadora para ayudarles a encontrar recursos y personas y hemos descubierto que el milagro de la inteligencia de las personas de la localidad es tal que Ud.

puede cambiar la cultura y la economía de esta comunidad, únicamente capturando la pasión, la energía y la imaginación de sus propios habitantes.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/ernesto_sirolli_want_to_help_someone_shut_up_and_listen/

 

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