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Charla «Es hora de que la ley proteja a las víctimas de violencia de género» de TED2018 en español.
Para normalizar la responsabilidad por la violencia de género en Estados Unidos, necesitamos cambiar las tácticas, dice Laura L. Dunn, abogada por los derechos de las víctimas y becada de TED. En vez de ir de institución a institución, luchando por la reforma, necesitamos ir a la Constitución y aprobar por fin la Enmienda por la Igualdad de Derechos, que requeriría que los estados abordaran la desigualdad y la violencia de género. «Al iniciar un cambio radical», dice Dunn, «nuestro sistema legal puede llegar a ser un sistema de justicia, y el #MeToo puede finalmente convertirse en «basta ya».
- Autor/a de la charla: Laura L. Dunn
- Fecha de grabación: 2018-04-10
- Fecha de publicación: 2018-05-02
- Duración de «Es hora de que la ley proteja a las víctimas de violencia de género»: 373 segundos
Traducción de «Es hora de que la ley proteja a las víctimas de violencia de género» en español.
Por todo EE.UU.
hay una creciente conciencia social de que la violencia sexual y el acoso ocurren con demasiada asiduidad dentro de nuestras diversas instituciones, a menudo sin responsabilidad alguna.
Como resultado, ha surgido el movimiento»Me Too» , y sobrevivientes de todos lados exigen un cambio.
Estudiantes manifestándose contra las agresiones sexuales en el campus.
Miembros del ejército que exigen al congreso una reforma militar, y trabajadores desde estrellas de Hollywood hasta conserjes han denunciado el acoso sexual en el puesto de trabajo.
Este es un punto de inflexión.
Es cuando un movimiento social puede crear un cambio legal duradero.
Pero sólo si cambiamos de táctica.
En vez de ir de institución a institución, luchando por la reforma, es hora de ir a la Constitución.
Todavía, la Constitución de EE.
UU.
niega protecciones fundamentales a las víctimas de violencia de género como la agresión sexual, la violencia en la pareja y el acoso.
Específicamente, la 14ª Enmienda de la Constitución, que prohíbe el abuso de los ciudadanos por parte de los gobiernos estatales, no requiere que intervengan los gobiernos cuando entidades privadas abusan de sus ciudadanos.
Y, ¿qué significa eso en la vida real? Significa que cuando una mujer llama a la policía desde su casa, temiendo ser atracada por un intruso, no tiene derecho a la protección del estado.
No sólo la policía no responde, sino que se la abandona sin ningún amparo legal si como resultado se produce un daño evitable.
¿Cómo puede ser esto? Porque el estado, teóricamente, actúa en nombre de todos los ciudadanos colecivamente, no de cualquier ciudadano individualmente.
Este fallo constitucional contradice directamente el derecho internacional, que requiere que las naciones estados intervengan y protejan a los ciudadanos de la violencia de género por entidades privadas como un derecho humano.
En vez de intervenir, nuestra constitución lo deja a la discreción, discreción que los estados han usado para discriminar sistemáticamente al negarles algún amparo a las incontables víctimas.
A diferencia de lo que pueden haber visto en «Ley y Orden: UVE,» la justicia es escasa para las víctimas de violencia género.
E incluso en esos casos excepcionales donde la policía ha decidido actuar, las víctimas no tienen derechos durante el resultante proceso penal.
Ya ven, las víctimas no son partes de un caso criminal.
Más bien, son testigos; sus cuerpos, evidencia.
La fiscalía no representa los intereses de una víctima.
Al contrario, la fiscalía representa los intereses del estado.
Y el estado puede desestimar a su discreción los cargos criminales, entrar en pactos de conformidad laxos o eliminar la voz de la víctima del proceso, porque de nuevo, un estado, teóricamente, representa los intereses de los ciudadanos colectivamente, no de cualquier ciudadano individualmente.
Pese a este error constitucional, algunas víctimas de violencia de género han hallado protección bajo las leyes de los Derechos Civiles federales, como el Título IX.
El Título IX no trata sólo sobre deportes.
Más bien prohíbe toda forma de discriminación sexual, incluida la violencia sexual y el acoso dentro de los programas educativos que aceptan fondos federales.
Aunque inicialmente se enfocaba en la discriminación sexual en admisiones, el Título IX realmente ha evolucionado con el tiempo al requerir a las instituciones educativas que intervengan y aborden la violencia de género ya sea cometida por cualquiera de las partes, como cuando profesores, estudiantes o visitantes del campus cometen agresión sexual o acoso.
Esto significa que con esta ley IX, todo el que busque acceso a la educación está protegido contra la violencia de género de un modo que no existe bajo ninguna otra ley.
Es el Título IX el que requiere a las instituciones educativas denunciar la violencia de género seriamente, o cargar con la responsabilidad.
Y con estos procedimientos por parte del campus, el Título IX consigue dar a las víctimas derechos equitativos durante su estancia en él, es decir, las víctimas pueden representar sus propios intereses durante el pleito, en vez de depender de las instituciones educativas.
Y eso es muy importante, porque las instituciones históricamente han escondido la violencia de género bajo la alfombra, al igual que lo hace hoy nuestra justicia penal.
Aunque los Derechos Civiles protegen a algunas víctimas, deberíamos querer proteger a todas las víctimas.
En vez de ir de institución a institución, luchando por la reforma en el campus, en el ejército o en el puesto de trabajo, es hora de ir a la Constitución y aprobar la Enmienda de Igualdad de Derechos.
Originalmente propuesta en 1923, la Enmienda de Igualdad de Derechos garantizaba igualdad de género bajo la ley, y al igual que el Título IX en el campus, esa enmienda constitucional podría requerir que los estados intervengan y aborden la violencia de género como una forma prohibitiva de discriminación sexual.
Aunque la Enmienda de Igualdad de Derechos no se aprobó en los 70, de hecho tres estados la apoyaron.
Y este último año, por lo menos uno de esos estados ha ratificado la enmienda, porque vivimos en tiempos políticos diferentes.
Desde la Marcha de las Mujeres y el movimiento «Me Too» está creciendo un deseo político en la gente necesario para crear un cambio duradero y legal.
Como abogada de los derechos de las víctimas que lucha por aumentar las perspectivas de justicia para los sobrevivientes de todo el país y como propia superviviente, no estoy aquí para decir, «Se acaba el tiempo».
Estoy aquí para decir, «Ya es hora».
Es hora de que nos responsabilizarnos de normalizar la violencia de género.
Es hora de aprobar la Enmienda por la Igualdad de Derechos para que nuestro sistema legal pueda llegar a ser un sistema de justicia, y el «#MeToo» pueda finalmente ser el «Basta ya».
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/laura_l_dunn_it_s_time_for_the_law_to_protect_victims_of_gender_violence/