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Charla «Es hora de reivindicar la religión» de TEDWomen 2016 en español.
En un momento en que el mundo parece estar girando fuera de control, la religión podría parecer irrelevante o entenderse como parte del problema. Pero la rabina Sharon Brous cree que podemos reinventar la religión para satisfacer las necesidades de la vida moderna. En esta charla apasionada, Brous comparte cuatro principios de una práctica religiosa revitalizada y ofrece fe de todo tipo como contranarrativa esperanzadora a las realidades entorpecidas por la violencia, el extremismo y el pesimismo.
- Autor/a de la charla: Sharon Brous
- Fecha de grabación: 2016-10-28
- Fecha de publicación: 2016-12-21
- Duración de «Es hora de reivindicar la religión»: 987 segundos
Traducción de «Es hora de reivindicar la religión» en español.
Yo era una madre y una rabina joven en la primavera de 2004 y el mundo estaba en ruinas.
Tal vez Uds.
lo recuerden.
Cada día escuchábamos noticias devastadoras de la guerra en Irak.
Había olas de terror en todo el mundo.
Parecía que la humanidad estaba fuera de control.
Recuerdo la noche que leí sobre la serie de atentados coordinados en el sistema de metro en Madrid, me levanté y me acerqué a la cuna donde mi hijo de seis meses dormía dulcemente, escuché el ritmo de su respiración y sentí una sensación de urgencia que me recorrió el cuerpo.
Estábamos viviendo una época de cambios tectónicos en las ideologías, en la política, en la religión, en las poblaciones.
Todo parecía muy precario.
Y recuerdo que pensé, «Mi Dios,
¿a qué clase de mundo he traído a este niño?
Y lo que yo como madre y líder religiosa estaba dispuesta a hacer.
Por supuesto, sabía que estaba claro que la religión sería un campo de batalla de principios en este paisaje que cambia rápidamente, y ya estaba claro que la religión era parte importante del problema.
La pregunta que me hice fue,
¿podría ser la religión también parte de la solución?
A lo largo de la historia, personas han cometido horribles crímenes y atrocidades en nombre de la religión.
Y a medida que avanzamos en el siglo XXI, estaba claro que el extremismo religioso iba en aumento.
Nuestros estudios muestran que en el transcurso de los últimos 15 a 20 años, las hostilidades y la violencia relacionadas con la religión han ido en aumento en todo el mundo.
Pero ni siquiera necesitamos estudios para demostrarlo, porque yo les pregunto,
¿cuántos de nosotros se sorprenden hoy cuando escuchamos las historias de un bombardeo o un tiroteo, cuando nos enteramos que la última palabra pronunciada antes de apretar el gatillo o detonar la bomba es el nombre de Dios?
Apenas uno se sorprende hoy cuando nos enteramos de que otra persona ha decidido mostrar su amor a Dios tomando las vidas de los hijos de Dios.
En EE.UU.
el extremismo religioso se manifiesta como un extremista antiabortista cristiano blanco que entra en un centro de planificación familiar en Colorado Springs y asesina a tres personas.
También se manifiesta como una pareja inspirada por el Estado Islámico que entra en una fiesta de oficina de un partido en San Bernardino y mata a 14.
E incluso si el extremismo religioso no conduce a la violencia, aún se usa como una cuestión de cuño político, llevando cínicamente a la gente a justificar la subordinación de la mujer, la estigmatización de las personas LGBT, el racismo, la islamofobia y el antisemitismo.
Esto debe alertar profundamente a quienes nos preocupamos por el futuro de la religión y el futuro de la fe.
Tenemos que llamar a esto por su nombre: un gran fracaso de la religión.
Pero esto no es el único reto al que se enfrenta hoy la religión.
En el mismo momento que precisamos la religión como fuerza poderosa contra el extremismo, ésta está sufriendo de una segunda tendencia perniciosa, lo que llamo rutinarismo religioso.
Esto es cuando las instituciones y nuestros líderes están atrapados en un paradigma rutinario y superficial, desprovisto de vida, desprovisto de visión y carente de alma.
Voy a explicar lo que quiero decir con esto.
Una de las grandes bendiciones de ser rabina es estar de pie bajo la jupá, bajo el altar de la boda con una pareja, para ayudarles a proclamar públicamente y convertir en sagrado el amor que se profesan recíprocamente.
Quiero pedirles, sin embargo, que piensen en su propia experiencia o tal vez que imaginen la diferencia entre la intensidad de la experiencia bajo el altar de la boda, y tal vez en la experiencia del sexto o séptimo aniversario.
(Risas)
Y si tienen la suerte de que ya son 16 o 17 años, si son como la mayoría de la gente, es probable que se despierten por la mañana comprobando que se han olvidado de hacer una reserva en su restaurante favorito y también se olvidaron de una tarjeta, y simplemente esperan y rezan para que su pareja también se haya olvidado.
Pues bien, el ritual religioso y los ritos se crearon fundamentalmente para servir a la función del aniversario, para ser un recipiente en el que nos gustaría aferrarnos a los restos de ese encuentro sagrado, revelador que dieron nacimiento a la religión en su principio.
El problema es que tras un par de siglos, la fecha permanece en el calendario, pero la historia de amor hace mucho tiempo que murió.
Entonces es cuando nos encontramos en repeticiones sin fin, sin sentido de palabras que no significan nada para nosotros, aumentando y asentándose porque alguien nos ha pedido que nos aferremos a la doctrina celosamente guardada.
Eso está completamente en contradicción con nuestra realidad contemporánea, alentado en la práctica rutinaria simplemente porque esa es la forma en que las cosas se han hecho siempre.
La religión está disminuyendo en EE.UU.
En general, las iglesias, las sinagogas y las mezquitas se quejan de lo difícil que es mantener la relevancia para una generación de jóvenes que parecen completamente desinteresados, no solo en las instituciones que eran el pilar de nuestras tradiciones sino incluso en la religión misma.
Y lo que necesitan entender es que existe hoy una generación de personas que está tan disgustada por la violencia del extremismo religioso que se apagan por la falta de vida del rutinarismo religioso.
Por supuesto, hay un punto brillante en esta historia.
Dada la crisis de estas dos tendencias concurrentes en la vida religiosa, hace unos 12 o 13 años, me decidí a comprobar si había alguna forma para recuperar el corazón de mi propia tradición judía, para ayudar a que sea significativa y que tenga un propósito nuevo en un mundo en llamas.
Empecé a preguntarme,
¿y si pudiéramos aprovechar algunas grandes mentes de nuestra generación y pensar de manera audaz, sostenible e imaginativa de nuevo sobre cómo debería ser la próxima iteración de la vida religiosa?
No teníamos dinero, ni espacio, ni plan de juego, pero teníamos correo electrónico.
Así que mi amiga Melissa y yo escribimos un correo electrónico que enviamos a algunos amigos y colegas.
Básicamente decía lo siguiente: «Antes de rescatar la religión,
¿por qué no nos reunimos esta noche de viernes y vemos lo que podemos hacer con nuestra propia herencia judía?
» Esperábamos que, quizás, vendrían 20 personas.
Resultó que vinieron 135 personas.
Había cínicos y buscadores, ateos y rabinos.
Mucha gente dijo que esa noche era la primera vez que tuvieron una experiencia religiosa significativa en toda su vida.
Y por eso me propuse hacer lo único racional que alguien haría en tales circunstancias: Dejé mi trabajo y traté de construir este sueño audaz, una vida religiosa repensada, reinventada que hemos denominado «IKAR», lo que significa «la esencia» o «el corazón de la cuestión».
Ahora, IKAR no está solo en el panorama religioso en la actualidad.
Hay líderes religiosos judíos, cristianos, musulmanes y católicos, muchos de ellos mujeres, por cierto, que están dispuestos a recuperar el corazón de nuestras tradiciones, que creen firmemente que ha llegado el momento de que la religión sea parte de la solución.
Vamos a volver a nuestras tradiciones sagradas reconociendo que todas nuestras tradiciones contienen materia prima para justificar la violencia y el extremismo, y también contienen la materia prima para justificar la compasión, la convivencia y la bondad.
Que cuando unos optan por leer nuestros textos como directrices para el odio y la venganza, podemos elegir la lectura de esos mismos textos como directivas de amor y de perdón.
He encontrado en comunidades tan variadas, desde las judías independientes de nueva creación en las costas a la mezquita de la mujer, a las iglesias negras en Nueva York y en Carolina del Norte, a un bus santo cargado de monjas que atraviesa este país con un mensaje de justicia y paz, de que existe una ética religiosa compartida que ahora renace en forma de religión revitalizado en este país.
Y mientras que las teologías y las prácticas varían mucho entre estas comunidades autónomas, lo que podemos ver son puntos en común, consistentes entre ellos.
Compartiré con Uds.
cuatro de estos compromisos ahora.
El primero es el estado de vigilia.
Vivimos en un tiempo de hoy en el que tenemos un acceso sin precedentes a la información sobre cada tragedia mundial esto sucede en todos los rincones de esta Tierra.
En 12 horas, 20 millones de personas vieron la imagen del pequeño cuerpo de Aylan Kurdi varado en la costa turca.
Todos vimos esta imagen.
Vimos esta imagen de un niño de cinco años rescatado de los escombros de su edificio en Alepo.
Y una vez que vemos estas imágenes, estamos llamados a un cierto tipo de acción.
Mi tradición cuenta una historia de un viajero que va por un camino cuando ve a una hermosa casa en llamas, y dice: «
¿Cómo puede ser que algo tan hermoso arda, y que a nadie parece importar?
» Así también sabemos que nuestro mundo está en llamas, y es nuestro trabajo mantener el corazón y los ojos abiertos, y reconocer que es nuestra responsabilidad ayudar a apagar las llamas.
Esto es extremadamente difícil de hacer.
Los psicólogos dicen que cuanto más sabemos de lo malo en nuestro mundo, menos estamos dispuestos a hacer algo.
Se llama entumecimiento psíquico.
En un momento determinado desconectamos.
En algún lugar del camino, nuestros líderes religiosos olvidaron que es nuestro trabajo incomodar a la gente.
Es nuestro trabajo despertar a la gente, para sacarlos de su apatía y exponerlos a la angustia, insistir en que hagamos lo que no queremos hacer y veamos lo que no queremos ver.
Porque sabemos que el cambio social solo sucede…
(Aplausos)
al estar lo suficientemente despiertos para ver la casa en llamas.
El segundo principio es la esperanza.
Y quiero decir lo siguiente sobre la esperanza.
La esperanza no es ingenua y la esperanza no es un opiáceo.
La esperanza puede ser el único gran acto de desafío en contra de una política de pesimismo y en contra de una cultura de desesperación.
Porque la esperanza nos saca del soporte que nos sostiene y nos constriñe desde el exterior, y dice: «Se puede soñar y pensar expansivamente de nuevo.
Que no puede controlarte».
Vi esperanza manifestada en una iglesia afroestadounidense en el lado sur de Chicago este verano, donde llevé a mi hija, que ahora tiene 13 años y unos cuantos centímetros más alta que yo, a escuchar predicar a mi amigo el reverendo Otis Moss.
Ese verano, ya había 3000 personas muertas a disparos entre enero y julio en Chicago.
Fuimos a la iglesia a oír predicar al reverendo Moss.
Y después de hacerlo, este coro de mujeres magníficas, 100 mujeres fuertes, se levantaron y comenzaron a cantar.
«Te necesito.
Me necesitas.
Te quiero.
Te necesito para poder sobrevivir».
Y me di cuenta en ese momento que esto es lo que se supone que debe ser la religión más o menos.
Se supone que es devolver a las personas un sentido de propósito, un sentido de esperanza, un sentido que ellos y sus sueños fundamentalmente importan en este mundo que les dice que esos no importan en absoluto.
El tercer principio es el principio de poderío.
Hay una tradición rabínica de que hemos de caminar con dos tiras de papel en los bolsillos.
Uno dice: «Yo soy polvo y ceniza».
No es todo acerca de mí.
No puedo controlar todo y no puedo hacer esto por mi cuenta.
El otro trozo de papel dice: «Para mí el mundo fue creado».
Lo que quiere decir que es verdad que no puedo hacer todo, pero sin duda puedo hacer algo.
Puedo perdonar.
Puedo amar.
Puedo mostrarme.
Puedo protestar.
Puedo ser parte de esta conversación.
Incluso ahora tenemos un ritual religioso, una postura, que mantiene la paradoja entre la impotencia y el poder.
En la comunidad judía, el único momento del año cuando nos postramos en el suelo es durante los días sagrados.
Es una señal de sumisión total.
En nuestra comunidad, al llegar arriba de la tierra, nos encontramos con nuestras manos izadas al cielo, y decimos: «Soy fuerte, soy fuerte y soy digno.
No puedo hacer todo, pero puedo hacer algo».
En un mundo que conspira para hacernos creer que somos invisibles y que somos impotentes, las comunidades religiosas y los rituales religiosos puede recordarnos que por tiempo que tenemos aquí en la Tierra, los dones y bendiciones que nos dieron, los recursos que tenemos, podemos y debemos usarlos para tratar de hacer el mundo un poco más justo y con un poco más de amor.
La cuarta y última es la interconexión.
Hace unos años, había un hombre que caminaba en la playa en Alaska, cuando se encontró con un balón de fútbol con letras japonesas escritas en él.
Él tomó una foto y la publicó en las redes sociales, y un adolescente japonés se puso en contacto con él.
Había perdido todo en el tsunami que devastó su país, pero pudo recuperar una pelota de fútbol después de haber flotado por todo el Pacífico.
¡Cuán pequeño se ha hecho nuestro mundo! Es tan difícil para nosotros recordar cómo todos estamos interconectados como seres humanos.
Y, sin embargo, sabemos que son los sistemas de opresión los que más se benefician de la mentira del individualismo radical.
Les diré cómo funciona esto.
Yo no tengo que cuidar cuando la juventud negra es acosada por la policía, porque mis niños judíos blancos quizá no sean nunca detenidos por el delito de conducir siendo negros.
Bueno, no es así, porque esto también es mi problema.
¿Y adivina qué?
La transfobia y la islamofobia y el racismo de todas formas, los que también son nuestros problemas.
Y también el antisemitismo es parte de nuestros problemas.
Porque Emma Lazarus tenía razón.
(Aplausos)
Emma Lazarus estaba en lo cierto cuando dijo que hasta que todas seamos libres, ninguno de nosotros será libre.
Estamos todos juntos en esto.
Y ahora en algún lugar en la intersección de estas cuatro tendencias, de la vigilia y la esperanza y el poderío y la interconexión, hay un creciente movimiento de justicia en este país multiconfesional que se está jugando una reclamación en una tendencia contraria, diciendo que la religión puede y debe ser una fuerza para el bien en el mundo.
Nuestros corazones sufren por el extremismo fallido de la religión, y merecemos más que la religión fallida del rutinarismo.
Es hora de que los líderes religiosos y comunidades religiosas tomen la iniciativa en el cambio espiritual y cultural que este país y el mundo necesita tan desesperadamente…
un cambio hacia el amor, hacia la justicia, hacia la igualdad y hacia la dignidad para todos.
Creo que nuestros hijos no merecen menos que eso.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/sharon_brous_it_s_time_to_reclaim_religion/