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Charla «¿Es inevitable la guerra entre China y EE. UU?» de We the Future en español.
Dándonos una lección sobre un patrón de la historia llamado «La Trampa de Tucídides», el científico político Graham Allison muestra por qué una China creciente y un EE. UU. dominante podrían provocar una colisión violenta que nadie desea, y cómo podríamos apelar al sentido común y valentía para evitarla.
- Autor/a de la charla: Graham Allison
- Fecha de grabación: 2018-09-25
- Fecha de publicación: 2018-10-30
- Duración de «¿Es inevitable la guerra entre China y EE. UU?»: 1123 segundos
Traducción de «¿Es inevitable la guerra entre China y EE. UU?» en español.
Quiero agradecerles la oportunidad que me han dado de hablar sobre la historia internacional más grande de sus vidas profesionales, la cual es también el mayor reto global que el mundo enfrentará por el resto de sus días.
Se trata del crecimiento de China.
Nunca antes tanta gente ha crecido tanto y tan rápido, en tantos aspectos distintos.
El reto es el impacto del crecimiento de China; el desconcierto que ello le causará a EE.
UU.
y al orden internacional, del cual EE.
UU.
ha sido el arquitecto y guardián principal.
Los historiadores han nombrado los últimos 100 años como «El siglo estadounidense».
Los estadounidenses se han acostumbrado a estar en la cima del orden jerárquico.
La sola idea de que haya otro país posiblemente tan grande y fuerte como EE.
UU.
—o más grande— les parece a los estadounidenses un robo de su identidad.
Para tener una mejor perspectiva de esta rivalidad, necesitamos recurrir a la historia.
En los pasados 500 años hubo 16 casos en los que un poder creciente amenazó con desplazar a un poder dominante.
Doce de ellos resultaron en guerra.
Tan solo en noviembre, todos marcaremos el centésimo aniversario del último día de una guerra que acaparó tanto que requirió a los historiadores crear una nueva categoría: guerra mundial.
Así que a las 11 del día 11 del mes 11 de 1918, las armas de la Primera Guerra Mundial callaron, pero 20 millones de personas yacían muertas.
Sé que son una audiencia sofisticada, saben sobre el crecimiento de China.
Por esa razón, me enfocaré en el impacto del crecimiento de China sobre EE.
UU.
y el orden internacional, y en las expectativas de guerra y paz.
He sido profesor en Harvard por muchos años, y he aprendido que de vez en cuando se necesita hacer una pequeña pausa para asegurarse de que estemos en la misma sintonía.
Digo tiempo fuera y le doy a los estudiantes un quiz que no cuenta para calificación.
Así que hagámoslo.
Tiempo fuera, hora de quiz.
Pregunta: Hace cuarenta años, en 1978, China emprende su marcha hacia el mercado.
En ese punto,
¿qué porcentaje de los mil millones de ciudadanos chinos luchaban por sobrevivir con menos de dos dólares al día?
Adivinen…
¿El 25 %?
¿El 50 %?
¿El 75 %?
Noventa.
¿Qué opinan?
Era el noventa.
Nueve de cada 10 con menos de dos dólares diarios.
2018, cuarenta años después.
¿Cuántos creen?
¿Pueden adivinar?
Verán…
Menos de uno en 100 hoy en día.
Y el presidente de China prometió que en los siguientes tres años, esas últimas decenas de millones habrán crecido por encima del promedio.
Es un milagro, en verdad, en nuestras vidas.
Difícil de creer.
Pero la información bruta es más difícil de ignorar.
Una nación que ni siquiera apareció en ninguna mesa de liga internacional hace 25 años, ha progresado como para rivalizar —y en algunas áreas, superar— a EE.
UU.
Por eso, el reto que cambiará nuestro mundo: China aparentemente imparable, acelerando hacia los aparentemente inamovibles EE.
UU., en dirección hacia lo que sería la colisión más grande en la historia.
A fin de ayudarnos a comprender este reto, les presentaré a un gran pensador, les daré a conocer una gran idea, y les haré la pregunta más importante.
El gran pensador es Tucídides.
Sé que su nombre es largo, y a algunos les es difícil pronunciarlo.
Así que, hagámoslo juntos, uno, dos, tres.
Tucídides.
Una vez más: Tucídides.
¿Quién fue Tucídides?
Es el padre y fundador de la historia.
Escribió el primer libro de historia, titulado «La historia de la guerra peloponesia».
sobre la guerra en Grecia, hace 2500 años.
Si no tienen otra idea en particular, pueden tuitearle a sus amigos, «Conocí a un gran pensador.
E incluso pude pronunciar su nombre: Tucídides».
Respecto a esta guerra que destruyó la Grecia clásica, Tucídides escribió célebremente: «Fue el desarrollo de Atenas y el miedo que esto instauró en Esparta lo que hizo inevitable esta guerra».
El crecimiento de una y la reacción de la otra creó un coctel tóxico de orgullo, arrogancia, paranoia, que los indujo a la guerra.
Lo que me lleva a esta gran idea: La trampa de Tucídides.
«La trampa de Tucídides» es un término que acuñé hace muchos años.
para hacer vívida la observación de Tucídides.
La trampa de Tucídides es la dinámica peligrosa que ocurre cuando un poder en ascenso amenaza con desplazar a un poder existente, como Atenas —o como Alemania hace 100 años, o como China el día de hoy— y su impacto en Esparta, o la Gran Bretaña hace 100 años o EE.
UU.
hoy en día.
Como Henry Kissinger ha dicho, una vez que se tiene el concepto de la trampa de Tucídides en mente, se tiene un lente que ayuda a analizar las noticias y acontecimientos para entender lo que realmente ocurre.
Así que, la pregunta más importante del mundo hoy en día:
¿Vamos a seguir los pasos de la historia?
O
¿podemos, mediante una combinación de imaginación y sentido común y valentía encontrar una forma de manejar esta rivalidad sin llegar a una guerra que nadie desea, y que todos sabemos que será catastrófica?
Permítanme aclarar esto en 5 minutos, y por la tarde, cuando la siguiente noticia salga sobre China haciendo algo, o EE.
UU.
reaccionando de alguna manera, tendrán un mejor entendimiento de lo que ocurre e incluso podrán explicarlo a sus amigos.
Al invertir la pirámide de la pobreza, China avanzó.
Es meteórico.
El anterior presidente checo, Vaclav Havel, lo describió así: «Esto ha pasado tan rápido que no hemos tenido tiempo de sorprendernos».
(Risas)
Para recordar cuán sorprendido debería estar, a veces miro por la ventana de mi oficina en Cambridge el puente que cruza el río Charles, entre la Escuela Kennedy y la Escuela de negocios Harvard.
En 2012, el estado de Massachusetts dijo que iban a renovar el puente, y que les tomaría dos años.
En 2014, dijeron que no habían terminado.
En 2015, dijeron que les tomaría un año más.
En 2016, no habían terminado, y no dijeron cuándo lo iban a terminar.
Finalmente, el año pasado lo terminaron —costó tres veces el presupuesto.
Comparen este con un puente similar en el que atravesé Pekín el mes pasado.
Se llama el puente Sanyuan.
En 2015, los chinos decidieron renovar ese puente.
Tiene el doble de carriles para el tráfico.
¿Cuánto tiempo les tomó completar el proyecto?
En el 2015…
¿cuánto calculan?
Adivinen…
tres…
Miren.
(Risas)
La respuesta es 43 horas.
(Audiencia: ¡Guau!)
(Risas)
Graham Allison: Eso no habría sido posible en New York.
(Risas)
Detrás de esta ejecución hay un líder enfocado en lograr el objetivo, y un gobierno que funciona.
El líder más ambicioso y competente en la escena internacional hoy, es el presidente Xi Jinping.
Y no guarda en secreto lo que quiere.
Cuando se volvió presiente hace seis años, dijo que su objetivo es hacer China grandiosa otra vez.
(Risas)
Frase que creó antes que Donald Trump sacara su versión.
Xi Jinping ha programado objetivos específicos en ciertas fechas: 2025, 2035, 2049.
En 2025, China pretende ser la potencia dominante en el gran mercado en 10 tecnologías de punta, incluyendo vehículos autónomos, robots, inteligencia artificial, computación cuántica.
En 2035, China pretende ser el líder en innovación de todas las tecnologías avanzadas.
En 2049, en el centenario de la fundación de la República Popular China, China pretende ser, sin ambigüedades, la número uno, incluyendo, según Xi Jinping, un ejército llamado «Pelear y ganar».
Son objetivos audaces, y pueden ver, China está avanzando bien hacia esos objetivos.
Debemos recordar cuán rápido nuestro mundo está cambiando.
Hace treinta años, la red informática mundial no había sido inventada todavía.
¿Quién sentiría el impacto del crecimiento de China directamente?
Obviamente, el actual número uno.
China se vuelve más grande, fuerte y rica, tecnológicamente más avanzada.
Inevitablemente, esto acorralará posiciones y prerrogativas de EE.
UU.
Para los estadounidenses fervientes, y en especial para los provincianos como yo —soy de Carolina del Norte— algo no luce bien en este panorama.
EE.
UU.
siempre ha sido número uno, esa es nuestra identidad.
Pero repito, la información bruta es difícil de ignorar.
Hace cuatro años, el senador John McCain me pidió que atestiguara al respecto a la Comisión de Servicios Armados del Senado.
Hice para ellos esta gráfica que ven, donde se comparaba a EE.
UU.
y China en lados opuestos de un subibaja, cada país representado por el tamaño de su economía.
En 2004, China tenía solo la mitad de nuestro tamaño.
En 2014, su PIB era igual al nuestro.
Y al ritmo actual, en 2024, será una mitad más grande.
Las consecuencias de este cambio tectónico se sentirán en todos lados.
Por ejemplo, en el actual conflicto de comercio, China es el país número uno en comercio de todos los países asiáticos importantes.
Lo que nos trae de vuelta al historiador griego.
El expediente de Harvard de la trampa de Tucídides revisó 500 años de historia y encontró 16 casos en los que un poder creciente amenazó con desplazar un poder existente.
Doce de estos resultaron en guerra.
Lo trágico de esto es que muy pocos de los protagonistas querían guerra; pocas de estas guerras fueron iniciadas por el poder creciente o el poder existente.
Entonces,
¿quién las inicia?
Lo que ocurre es que una provocación de terceros obliga a uno de los dos a reaccionar, y eso comienza una fuerza en espiral que arrastra a ambos hacia donde ninguno desea ir.
Si suena desquiciado, lo es.
Pero así es la vida.
Recuerden la Primera Guerra Mundial.
La provocación en ese caso fue el asesinato de un personaje de segundo plano, el archiduque Francisco Fernando lo que llevó al emperador austro-húngaro a emitir un ultimátum a Serbia, se involucraron varios aliados, y en dos meses toda Europa estaba en guerra.
Imaginen si Tucídides observara el planeta hoy.
¿Qué diría?
¿Podría encontrar a un líder mejor para el poder existente que Donald J.
Trump?
(Risas)
O,
¿a un líder más apto que Xi Jinping para el poder creciente?
Él se rascaría la cabeza, y diría que ciertamente no podría pensar en otro provocador más extravagante que el norcoreano Kim Jong-un.
Cada uno parece estar determinado para jugar su rol correspondiente y seguir el guión.
Finalmente, concluimos que la pregunta más importante, la pregunta que tendrá consecuencias más graves para el resto de nuestras vidas:
¿Los estadounidenses y los chinos dejarán que las fuerzas de la historia conduzcan a una guerra catastrófica para ambos?
O,
¿podemos conjugar a la imaginación y valentía para encontrar una forma de sobrevivir juntos, para compartir el liderazgo del siglo XXI?
O, como Xi Jinping dijo,
¿para crear una nueva forma de relaciones de gran poder?
Esa es la cuestión que he perseguido apasionadamente en los últimos dos años.
He tenido la oportunidad de hablar con y también de escuchar a los líderes de todos los gobiernos relevantes: Pekín, Washington, Seúl, Tokio…
y también a líderes en las artes y los negocios.
Ojalá tuviera más cosas que reportar.
La buena noticia es que los líderes están más conscientes de la dinámica Tucidideana y los peligros que implica.
La mala noticia es que nadie tiene un plan viable para escapar de la historia.
Me parece que necesitamos algunas ideas que salgan de la convencional graficación de estados, —de una página y espacio distintos— y eso me trajo a TED hoy, y eso me llevó a una búsqueda.
En esta audiencia hay muchas de las mentes más creativas del planeta, quienes se despiertan pensando no solo cómo organizar el mundo que tenemos, sino cómo crear el mundo que deberíamos ser.
Tengo esperanza de que cuando esto se asiente y lo reflexionen, algunos de Uds.
tendrán ideas audaces y también salvajes, que una vez encontradas, harán una diferencia en este espacio.
Quiero recordarles que si lo logran, no será la primera vez.
Permítanme recordarles lo ocurrido justo después de la Segunda Guerra Mundial.
Un grupo excepcional de estadounidenses, europeos y otros, no solo del gobierno, también del mundo de la cultura y los negocios, en una oleada colectiva de imaginación, imaginaron y crearon un nuevo orden internacional, el orden que nos permitió a Uds.
y a mí, vivir nuestras vidas, toda la vida, sin una guerra de alto calibre y con más prosperidad de la jamás antes vista en el planeta.
Una historia extraordinaria.
Cada pilar de este proyecto que produjo estos resultados, cuando fue propuesto, el establecimiento de la política exterior lo rechazó por ser ingenuo o irreal.
Mi favorito es el Plan Marshall.
Después de la Segunda Guerra, EE.
UU.
estaba exhausto.
Había desplegado 10 millones de tropas, estaba enfocado en una agenda doméstica urgente.
Pero cuando la gente notó cuán devastada estaba Europa, y cuán agresivo era el comunismo soviético, EE.
UU.
decidió aplicar impuestos locales, 1.5 % del PIB anual durante cuatro años, y envió ese dinero a Europa para reconstruir esos países, incluyendo Alemania e Italia, cuyas tropas habían asesinado a estadounidenses.
Sorprendente.
Esto también creó la ONU.
Sorprendente.
La Declaración de los Derechos Humanos.
El Banco Mundial.
La OTAN.
Todos estos elementos el resultado de un orden por la paz y prosperidad.
En resumen, lo que necesitamos hacer es hacerlo otra vez.
Creo que necesitamos una oleada de imaginación y creatividad, informada de la historia, porque, como el filósofo Santayana nos recuerda, al final, solo los que se rehúsan a estudiar la historia están condenados a repetirla.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/graham_allison_is_war_between_china_and_the_us_inevitable/