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Charla «¿Es peligrosa la radiación? – Matt Anticole» de TED-Ed en español.
Ver la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/is-radiation-dangerous-matt-anticole
Cuando oímos la palabra radiación, es tentador imaginar enormes explosiones y mutaciones aterradoras. Pero esa no es toda la historia; la radiación también se aplica a los arcoíris y a un médico que examina una radiografía. Entonces, ¿qué es la radiación y cuánto debemos preocuparnos por sus efectos? Matt Anticole describe los diferentes tipos de radiación.
Lección de Matt Anticole, animación de Tinmouse Animation Studio.
- Autor/a de la charla: Matt Anticole
- Fecha de grabación: 2016-03-14
- Fecha de publicación: 2019-04-01
- Duración de «¿Es peligrosa la radiación? – Matt Anticole»: 306 segundos
Traducción de «¿Es peligrosa la radiación? – Matt Anticole» en español.
Cuando oímos la palabra radiación, solemos imaginar enormes explosiones y mutaciones aterradoras pero esta no es toda la historia: la radiación también se encuentra en los arcoíris y en una radiografía que examina un médico.
Entonces, ¿qué es la radiación y cuánto debemos preocuparnos por sus efectos? La respuesta consiste en entender que la palabra radiación describe dos fenómenos científicos muy diferentes: la radiación electromagnética y la radiación nuclear.
La radiación electromagnética es energía pura en forma de ondas eléctricas y magnéticas de interacción que se desplazan por el espacio.
Cuanto mayor la oscilación, mayor es la energía.
En el extremo bajo del espectro electromagnético, hay ondas de radio, infrarrojas y luz visible.
En el otro extremo tenemos los rayos ultravioleta, X y gamma.
La organización de la sociedad moderna depende del envío y la detección de estas radiaciones.
Descargamos una correo electrónico en el teléfono a través de ondas de radio, y abrimos una imagen de rayos X que podemos ver debido a que la pantalla emite luz visible.
La radiación nuclear, por otro lado, se origina en el núcleo atómico cuando los protones se repelen entre sí debido a sus cargas positivas.
Un fenómeno llamado fuerza nuclear fuerte intenta superar esta repulsión y mantener la integridad del núcleo.
Sin embargo, ciertas combinaciones de protones y neutrones conocidos como isótopos son inestables o radiactivos.
Emiten materia y/o energía al azar, fenómeno conocido como radiación nuclear, para llegar a ser más estable.
La radiación nuclear emerge de fuentes naturales como el radón, un gas que emana de la tierra.
También procesamos minerales radiactivos naturales para obtener el combustible para las centrales nucleares.
Incluso los plátanos contienen trazas de un isotopo radiactivo del potasio.
Pero si vivimos en un mundo tan radiactivo, ¿cómo podemos escapar de sus efectos peligrosos? Para empezar, no toda la radiación es perjudicial.
La radiación se convierte en peligrosa cuando al entrar en contacto con los electrones de los átomos los rompe, un proceso que puede dañar el ADN.
Es lo que llamamos la radiación ionizante debido a que un átomo que pierde o gana electrones se llama ion.
Toda radiación nuclear es ionizante, mientras que solo la radiación electromagnética de alta frecuencia es ionizante, y esto incluye los rayos gamma, X, y la los ultravioleta de alta energía.
Esta es la razón por la que, como medida de precaución, al hacer una radiografía, los médicos protegen aquellas partes del cuerpo que no necesitan ser examinadas y la razón de usar protector solar al ir a la playa.
En cambio, los móviles y microondas funcionan en el extremo bajo del espectro por lo que su uso no supone un riesgo de radiación ionizante.
La mayor amenaza para la salud se produce cuando la radiación ionizante entra en contacto con nuestro cuerpo durante un corto período de tiempo, fenómeno conocido como exposición aguda.
Las exposiciones agudas anulan la capacidad natural del cuerpo para reparar el daño.
Esto puede causar cáncer, disfunción celular, e incluso la muerte.
Afortunadamente, la exposición aguda es poco frecuente pero estamos expuestos diariamente a bajos niveles de radiación ionizante por fuentes naturales y también artificiales.
Los científicos tienen dificultades para cuantificar los riesgos.
El cuerpo repara a menudo el daño causado por pequeñas cantidades de radiación ionizante y cuando no puede, las consecuencias pueden tardar en manifestarse una década o más.
Una forma de medir la exposición a la radiación ionizante es a través de una unidad llamada sievert.
Una exposición aguda de un sievert puede causar náuseas en cuestión de horas y cuatro sievert puede ser fatal.
Sin embargo, nuestro grado de exposición diaria es mucho menor que esto.
Una persona recibe un promedio de 6,2 milisieverts de radiación durante un año de todas las fuentes y cerca del 33 % de esta cantidad se debe al radón.
Para cinco microsieverts, cada persona tendría que hacer más de 1200 radiografías dentales para llegar a esa dosis anual.
¿Recuerdas el plátano? Si pudiéramos absorber toda la radiación de un plátano, deberíamos consumir 170 plátanos al día para alcanzar la dosis anual.
Vivimos en un mundo lleno de radiación.
Sin embargo, la mayor parte no es radiación ionizante.
En cambio, al resto que es ionizante, nuestra exposición es generalmente reducida y medidas de tipo verificar el contenido de radón en su casa o el uso del protector solar puede reducir los riesgos para la salud.
Marie Curie, pionera en la investigación de la radiación, resumió el desafío de la siguiente manera: «Nada en la vida es de temer, solamente debe entenderse.
Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos».
https://www.ted.com/talks/matt_anticole_is_radiation_dangerous/