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¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto? – Charla TED2015

Charla «¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto?» de TED2015 en español.

El ex primer ministro de Australia, Kevin Rudd, también es estudiante de larga data de China, y tiene un punto de vista único para observar el ascenso de esa potencia en las últimas décadas. Él pregunta si la creciente ambición de China, llevará inevitablemente a conflictos con otras grandes potencias y propone otra historias.

  • Autor/a de la charla: Kevin Rudd
  • Fecha de grabación: 2015-03-16
  • Fecha de publicación: 2015-04-01
  • Duración de «¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto?»: 1201 segundos

 

Traducción de «¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto?» en español.

Buenasss, me llamo Kevin.

Soy de Australia.

Estoy aquí para ayudar.


(Risas)
Esta noche, quiero contarles una historia de dos ciudades.

Una de esas ciudades se llama Washington, la otra Beijing.

Porque la forma en que ambas capitales forman su futuro el futuro de EE.UU.

y el de China no solo afecta a estos dos países, sino que nos afecta a todos de manera, que, tal vez, nunca habíamos pensado: el aire que respiramos, el agua que bebemos, el pescado que comemos, la calidad de nuestros océanos, los idiomas que hablaremos en el futuro, los puestos de trabajo que tenemos, los sistemas políticos que elegimos, y, por supuesto, los grandes temas de la guerra y la paz.

¿Ven ese hombre?

Él es francés.

Su nombre es Napoleón.

Hace unos cientos de años, hizo este extraordinario pronóstico: «China es un león dormido y, cuando despierte, el mundo temblará».

Napoleón se equivocó en algunas cosas; pero en esto, dio totalmente en el clavo.

Debido a que China hoy tan solo ha despertado, China está en pie y China ha comenzado a andar, y la pregunta para todos es adónde irá China y cómo involucramos a este gigante del siglo XXI.

Si miran los números, ellos comienzan ya a desafiarnos a gran escala.

Se pronostica que China se convertirá, en función de la paridad del poder adquisitivo, en la economía más grande del mundo en el transcurso de la próxima década.

Ya son la mayor nación comercial, y también la mayor nación exportadora, ya la mayor nación manufacturera así como también los mayores emisores de carbono en el mundo.

EE.UU.

ocupa el segundo lugar.

Así que si China se convierte en la mayor economía del mundo, piensen en esto: Será la primera vez desde que este tipo ocupara el trono de Inglaterra, Jorge III, no buen amigo de Napoleón, que en el mundo tendremos como economía más importante un país que no habla inglés, un país no occidental, un país no democrático-liberal.

Y si no creen que eso afectará la forma de encarar el mundo en el futuro, personalmente creo que han estado fumando algo, y eso no quiere decir que sean de Colorado.

Resumiendo, la pregunta que planteamos esta noche es,

¿cómo entendemos este megacambio, que para mí es el más grande de la primera mitad del siglo XXI?

Va a afectar a muchas cosas.

Penetrará hasta la médula.

Sucede en silencio.

Sucede de forma perseverante.

Sucede en algunos sentidos fuera de nuestro control, ya que todos estamos preocupados con lo que pasa en Ucrania, en Medio Oriente, lo que pasa con ISIS, lo que pasa con ISIL, lo que sucede con el futuro de nuestras economías.

Esta es una revolución lenta y tranquila.

Y con un megacambio viene también un megadesafío, y el megadesafío es este: Pueden estos dos grandes países, China y EE.UU., China, el Reino Medio, y EE.UU., o Měiguó, que en chino, significa «el hermoso país»…

Piensen que ese es el nombre que China dio a este país hace más de 100 años.

¿Pueden estas dos grandes civilizaciones y grandes países, labrarse un futuro común para sí y para el mundo?

En resumen,

¿podemos forjar un futuro pacífico y mutuamente próspero, o estamos ante un gran desafío entre la guerra o la paz?

Y tengo 15 minutos para tratar la guerra o la paz, que es un poco menos de tiempo que dieron al chico que escribió «La guerra y la paz».

La gente me pregunta,

¿por qué un niño que crece en el campo en Australia se interesó en aprender chino?

Bueno, hay dos razones para ello.

Aquí está la primera de ellas.

Esta es Betsy, la vaca.

Betsy, la vaca, era una de un rebaño de ganado lechero donde yo crecí en una granja en la Australia rural.

¿Ven estas manos?

No están hechas para la agricultura.

Así que muy pronto, descubrí que, de hecho, trabajar en una granja no era lo mío, y China era un movimiento muy seguro fuera de cualquier carrera en una granja de Australia.

Aquí está la segunda razón.

Esa es mi mamá.

¿Hay alguien que obedeció a su mamá en lo que debían hacer?

¿Todo el mundo hace lo que su mamá dijo que hicieran?

Yo rara vez lo hice.

Pero lo que mi mamá me dijo fue, un día, al darme un periódico, con un titular que decía: aquí tenemos un gran cambio.

Y ese cambio era China incorporándose a la ONU.

1971, yo acababa de cumplir 14 años, y ella me entregó este titular.

Y ella dijo: «Compréndelo y apréndelo, porque esto afectará tu futuro».

Así que siendo un muy buen estudiante de Historia, decidí que lo mejor era, de hecho, salir y aprender chino.

Lo bueno de aprender chino es que el maestro chino te da un nuevo nombre.

Y me dieron este nombre: Kè, que significa superar o conquistar, y Wen, y que es el personaje literario o artístico.

Kè Wen, el Conquistador de los Clásicos.

¿Alguno de Uds.

se llama «Kevin»?

Es una mejora importante de pasar de Kevin a Conquistador de los Clásicos.


(Risas)
Me han llamado Kevin toda mi vida.

¿Les han llamado Kevin toda su vida?

¿Prefieren que les llamen Conquistador de los Clásicos?

Y tras eso, me incorporé al servicio diplomático de Australia, aquí es donde orgullo, antes de orgullo, siempre proviene de una caída.

Así que estoy en la embajada en Beijing, fuera de la Gran Sala del Pueblo con nuestro embajador que me había pedido interpretar en su primera reunión en el Gran Palacio del Pueblo.

Y así tuvo lugar.

Una reunión en China, es una herradura gigante.

A la cabeza de la herradura están los peces megaimportantes, y abajo al final de la herradura los peces no tan megaimportantes, los pececillos como yo.

Y el embajador comenzó con esta frase poco elegante.

Él dijo: «China y Australia disfrutan de una relación de cercanía sin precedentes».

Y me dije a mí mismo, «Eso suena torpe.

Eso suena extraño.

Voy a mejorarlo».

Recuerden: Nunca hagan eso.

Debía ser un poco más elegante, un poco más clásico, así que lo arreglé de la siguiente manera.

澳、中關係最近處於 高潮關係。 Hubo una pausa larga en la sala.

Se podían ver cómo a los megaimportantes a la cabeza de la herradura, les hervía la sangre visiblemente en la cara, y los pececillos del otro extremo de la herradura intentando controlar las carcajadas.

Porque cuando arreglé la frase, «Australia y China disfrutan de una relación de cercanía sin precedentes», de hecho, lo que dije fue que Australia y China ahora disfrutaban de un orgasmo fantástico.


(Risas)
Fue la última vez que me pidieron interpretar.

Pero en esa pequeña historia, hay una enseñanza: en cuanto crees saber algo de esta extraordinaria civilización de 5000 años de historia, siempre hay algo nuevo que aprender.

La historia está en contra nuestro si se trata de EE.UU.

y China y el intento de forjar juntos un futuro común.

¿Quién es ese hombre?

No es chino y tampoco estadounidense.

Es griego.

Se llama Tucídides.

Escribió «Historia de la guerra del Peloponeso».

E hizo esta observación extraordinaria sobre Atenas y Esparta.

«Fue el ascenso de Atenas y el temor que esto inspiró a Esparta lo que hizo inevitable la guerra».

Y de ahí, toda una literatura sobre la denominada «Trampa de Tucídides».

¿Este de aquí?

Ni es estadounidense, ni griego.

Es chino.

Es Sun Tzu y escribió «El arte de la guerra», y si leen entre líneas: «Atácalo donde no está preparado, aparece donde no se te espera».

Nada bueno allí para China y EE.UU.

Este es estadounidense.

Se llama Graham Allison.

Es profesor de la Escuela Kennedy en Boston.

Está trabajando en un proyecto único sobre la trampa de Tucídides y la guerra inevitable entre potencias emergentes y las grandes ya establecidas.

¿Aplica esto al futuro de las relaciones entre China y EE.UU.?

Es una cuestión central.

Y Graham ha estudiado 15 casos de la Historia desde el año 1500 para determinar los precedentes existentes.

Y 11 de 15 de ellos, déjenme decirles, han terminado en una guerra catastrófica.

Pueden decir: «Pero Kevin, o Conquistador de los Clásicos, eso era el pasado.

Vivimos ahora en un mundo interdependiente y globalizado.

No podría volver a ocurrir jamás».

¿Saben qué?

Los historiadores económicos dicen que, de hecho, el momento al que llegamos al punto álgido de integración económica y globalización fue en el 1914, justo antes de la Primera Guerra Mundial, un reflejo aleccionador de la Historia.

Así que si estamos inmersos en esta gran cuestión de cómo China piensa, siente, y se posiciona ante EE.UU., y a la inversa,

¿Cómo podemos llegar a la línea de referncia de cómo ambos países y civilizaciones pueden trabajar juntos de alguna manera?

Déjenme primero comentar las opiniones de China sobre EE.UU.

y el resto de Occidente.

Número uno: China, se siente como si hubiera sido humillada por Occidente durante 100 años de Historia, comenzando con las Guerras del Opio.

Tras eso, las potencias occidentales recortaron China en pedacitos, de modo que para entonces se llegó a los años 20 y 30, con letreros como este en las calles de Shanghái.

[«No se permiten perros, ni chinos»]

¿Cómo se sentirían si fueran chinos, en su propio país, al ver este letrero?

China también cree y siente que en los acontecimientos de 1919, en la Conferencia de Paz de París, cuando Alemania devolvió las colonias a todos los países alrededor del mundo,

¿qué pasó con las colonias alemanas en China?

Se entregaron a Japón.

Cuando Japón invadió China en la década de 1930, el mundo miró hacia otro lado mostrando indiferencia a lo que sucedía en China.

Y además, los chinos hasta hoy creen que ni EE.UU., ni Occidente aceptan la legitimidad de su sistema político por ser radicalmente diferente a la de aquellos de democracias liberales, y creen que EE.UU.

hasta el día de hoy busca socavar su sistema político.

China también cree que está siendo frenada por aliados y por los socios estratégicas de EE.UU.

de su periferia.

Y más allá de todo eso, los chinos tienen este sentimiento en lo más profundo de su corazón y de sus entrañas que todos nosotros en todo Occidente somos demasiado arrogantes.

Es decir, que no reconocemos problemas en nuestro propio sistema, en nuestra política y nuestra economía, y somos muy rápidos en señalar con el dedo a otra parte, y creen que, en realidad, nosotros en todo Occidente somos culpables de mucha hipocresía.

Claro está, en las relaciones internacionales, no es solo el sonido de una mano que aplaude.

Existe otro país también, y este es EE.UU.

Y,

¿cómo responde EE.UU.

a todo lo dicho?

EE.UU.

tiene una respuesta para cada cuestión.

Sobre la cuestión de si EE.UU.

controla a China, dicen: «Miren la Historia de la URSS.

Eso fue control».

En cambio, EE.UU.

y Occidente hemos recibido a China en la economía mundial, y además la hemos recibido en la Organización Mundial del Comercio.

EE.UU.

y Occidente dicen que China estafa sobre los derechos de propiedad intelectual, y mediante ciberataques a EE.UU.

y a multinacionales.

Por otra parte, EE.UU.

dice que el sistema político chino es fundamentalmente erróneo debido a que existe una variación fundamental en los derechos humanos, la democracia que se disfruta en el imperio de la ley de EE.UU.

y todo Occidente.

Y además de eso, lo que dice EE.UU.

es que temen que China, cuando tenga capacidad suficiente, establecerá una esfera de influencia en el sudeste y el este de Asia, desbancando a EE.UU.

y en el tiempo, cuando sea lo suficientemente potente, buscará unilateralmente cambiar las reglas del orden mundial.

Así que aparte de todo eso, todo es fino y elegante, en la relación entre EE.UU.

y China.

No hay problemas allí.

El reto, sin embargo, existe en esos sentimientos profundamente arraigados, esas emociones y patrones de pensamiento profundamente arraigados.

Lo que los chinos llaman «siwei», formas de pensar,

¿cómo podemos elaborar una base para un futuro común entre ambos?

Yo sostengo simplemente esto: Podemos hacerlo sobre la base de un marco de realismo constructivo para un propósito común.

¿Qué quiero decir con esto?

Ser realista sobre las cosas con las que no estamos de acuerdo, y forma de gestión que no permita que cualquiera de esas diferencias desencadene en una guerra o conflicto hasta haber adquirido habilidades diplomáticas para resolverlas.

Ser constructivo en áreas de compromiso bilateral, regional y mundial entre ambos, marcará la diferencia para toda la humanidad.

Construir una institución regional capaz de cooperar con Asia, una comunidad Asia-Pacífico.

Y en todo el mundo, además de actuar, como se comenzó a hacer al final del año pasado al insistir contra el cambio climático con las manos unidas en lugar de con los puños en alto.

Por supuesto, todo esto sucede con un mecanismo común y con la voluntad política de lograr lo anterior.

Estas cosas son entregables.

Pero la pregunta es,

¿son entregables por sí solas?

Esto es lo que dicta nuestra mente que debemos hacer, pero

¿qué pasa con nuestro corazón?

Tengo un poco de experiencia en la cuestión en casa de cómo se intenta reunir a dos pueblos que, francamente, no han tenido mucho en común en el pasado.

Y entonces es cuando pido disculpas a los pueblos indígenas de Australia.

Este fue un día de ajuste de cuentas en el gobierno australiano, el parlamento australiano, y para el pueblo australiano.

Después de 200 años de abuso desenfrenado a los primeros australianos, era hora de que nosotros, los blancos, dijéramos que lo sentíamos.

Lo importante…


(Aplausos)
Lo importante que recuerdo es de todas las caras de asombro de todos los aborígenes australianos cuando escucharon esta disculpa.

Fue extraordinario ver, por ejemplo, ancianas contándome historias de cuando tenían cinco años y literalmente fueron arrancadas de sus padres, como esta señora de aquí.

Fue extraordinario para mí para luego poder abrazar y besar a los ancianos aborígenes, ya que entraron en el edificio del parlamento, y una mujer me dijo que era la primera vez que un chico blanco la besaba en toda su vida, y ella tenía más de 70.

Esa es una historia terrible.

Y entonces recuerdo esta familia que me dijo que manejaron todo el camino desde el extremo norte hasta Canberra para llegar a esto, conduciendo el camino a través del país rural.

Al regresar, se detuvieron en un café para tomar un batido.

Y entraron en este café tentativamente, con cautela, un poco ansiosos.

Creo que saben de lo que estoy hablando.

Pero el día después de la disculpa,

¿qué pasó?

Todo el mundo en ese café, cada uno de los blancos, se puso de pie y aplaudió.

Algo había ocurrido en los corazones de estas personas en Australia.

Los blancos, nuestros hermanos y hermanas indígenas, no hemos resuelto todos estos problemas juntos, pero déjenme decir que había un nuevo comienzo porque no habíamos apuntado solo a la cabeza, sino también al corazón.

Entonces,

¿dónde confluye esto en relación a la gran cuestión que se nos ha pedido hacer frente a esta tarde, que es el futuro de las relaciones entre EE.UU.

y China?

La cabeza dice que existe un camino a seguir.

La cabeza dice que hay un marco político, una narrativa común, un mecanismo a través del proceso de cumbres regulares para hacer estas cosas y hacerlas mejor.

Pero el corazón también debe encontrar una manera de reimaginar las posibilidades en la relación entre EE.UU.

y China, y las posibilidades de un futuro en la participación de China en el mundo.

A veces, la gente, solo tiene que dar un salto de fe sin saber muy bien dónde aterrizar.

En China, ahora hablan del sueño chino.

En EE.UU.

todos estamos familiarizados con «el sueño americano».

Creo que es el momento, en todo el mundo, para pensar también en algo que también podríamos llamar un sueño para toda la humanidad.

Porque si lo hacemos, podríamos simplemente cambiar la forma de pensar los unos sobre los otros.

[En chino] Ese es mi reto para EE.UU.

Ese es mi reto para China.

Ese es mi reto para todos nosotros, creo que cuando hay voluntad y donde hay imaginación podemos convertir esto en un futuro impulsado por la paz y la prosperidad y no repetir una vez más las tragedias de la guerra.

Les doy las gracias.


(Aplausos)
Chris Anderson: Muchas gracias.

Muchas gracias por esto.

Parece como si Ud.

tuviera un papel que desempeñar en este puente.

En cierto modo, está en una posición única para hablar con ambas partes.

Kevin Rudd: Los australianos somos buenos para organizar las bebidas.

Así que Uds.

los reúnen y nosotros les sugerimos esto y lo otro entonces vamos a buscar las bebidas.

Pero no, para todos los que somos amigos de estos dos grandes países, EE.UU.

y China, se puede hacer algo.

Se puede hacer una contribución práctica, y para toda la buena gente de aquí, la próxima vez que encuentren a alguien de China, siéntense y conversen.

Vean qué pueden averiguar sobre de dónde vienen y lo que piensan, y mi desafío para todas los chinos que verán esta charla TED en algún momento es el mismo.

Dos tratando de cambiar el mundo pueden marcar una gran diferencia.

Quienes estamos en el medio, podemos hacer una pequeña contribución.

CA: Kevin, que la fuerza le acompañe, amigo mío.

Gracias.

KR: Gracias.

Gracias, amigos.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/kevin_rudd_are_china_and_the_us_doomed_to_conflict/

 

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