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¿Existe el centro del universo? – Marjee Chmiel y Trevor Owens – Charla TED-Ed

Charla «¿Existe el centro del universo? – Marjee Chmiel y Trevor Owens» de TED-Ed en español.

Ver la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/is-there-a-center-of-the-universe-marjee-chmiel-and-trevor-owens

Se ha recorrido un largo camino hasta el descubrimiento de que la Tierra no es el centro del Sistema Solar, la Vía Láctea, o el Universo; grandes pensadores, desde Aristóteles a Bruno, han lidiado con eso durante milenios. Pero si no estamos en el centro del Universo, ¿dónde estamos? Marjee Chmiel y Trevor Owens hablan sobre dónde estamos en el (muy) gran esquema de las cosas.

Lección de Marjee Chmiel y Trevor Owens, animación de Qa’ed Mai.

  • Autor/a de la charla: Marjee Chmiel
  • Fecha de grabación: 2013-06-25
  • Fecha de publicación: 2019-03-08
  • Duración de «¿Existe el centro del universo? – Marjee Chmiel y Trevor Owens»: 238 segundos

 

Traducción de «¿Existe el centro del universo? – Marjee Chmiel y Trevor Owens» en español.

¿Qué hay en el centro del universo? Es una pregunta esencial que los seres humanos hemos estado haciéndonos durante siglos.

Pero el camino a una respuesta ha sido extraño.

Si hubiésemos querido saber la respuesta a esta pregunta en la Grecia del siglo 4 a.C.

habríamos mirado el cielo nocturno y confiado en lo que veíamos.

Eso es lo que hizo Aristóteles LA persona a quien había que preguntarle en ese entonces Pensaba que si estábamos en la Tierra, mirando hacia arriba, ¿Ésta debía ser el centro, no es así? Para él, la esfera del mundo estaba compuesta de 4 elementos: tierra, agua, aire y fuego.

Estos elementos se aglutinaban en sólidas esferas cristalinas.

Cada una de las estrellas errantes, los planetas, tenía sus propias esferas de cristal.

El resto del universo y todas sus estrellas estaban en la última esfera de cristal.

Si mirábamos el cambio del cielo en el tiempo, podríamos ver que esta idea funcionaba bien para explicar el movimiento que veíamos.

Durante siglos, esto fue central para la visión de Europa y el Islam sobre el universo.

Pero en 1543, un tipo llamado Copérnico propuso un modelo distinto.

Él creía que el sol estaba en el centro del universo.

Esta idea radicalmente nueva fue difícil de aceptar para la gente.

Después de todo, las ideas de Aristóteles tenían sentido con lo que se podía ver, y eran bastante halagadoras para los seres humanos.

Pero una serie de descubrimientos posteriores hicieron difícil de ignorar al modelo centrado en el sol.

En primer lugar, Johannes Kepler señaló que las órbitas no son círculos o esferas perfectas.

Luego, el telescopio de Galileo captó a las lunas de Júpiter orbitando a su alrededor, totalmente ignorando a la Tierra.

Y después Newton propuso la teoría de la gravitación universal, que demuestra que todos los objetos se atraen unos a otros.

Finalmente, tuvimos que abandonar la idea de que estábamos en el centro del universo.

Poco después de Copérnico, en la década de 1580, un fraile italiano, Giordano Bruno, sugirió que las estrellas eran soles que probablemente tenían sus propios planetas y que el universo era infinito.

Esta idea no cayó bien.

Bruno fue quemado en la hoguera por su sugerencia radical.

Siglos más tarde, el filósofo René Descartes propuso que el universo era una serie de remolinos, a los que llamó vórtices, y que cada estrella estaba en el centro de un remolino.

Con el tiempo, nos dimos cuenta de que había muchas más estrellas de lo que Aristóteles nunca soñó.

Conforme los astrónomos como William Herschel hicieron telescopios más y más avanzados, se hizo evidente que nuestro sol es en realidad una de las muchas estrellas dentro de la Vía Láctea.

¿Y esas manchas que vemos en el cielo nocturno? Son otras galaxias, tan grandes como nuestra casa, la Vía Láctea.

Quizá estamos más lejos del centro de lo que jamás hemos pensado.

En la década de 1920, los astrónomos que estudiaban las nebulosas querían averiguar cómo éstas se movían.

Basados en el efecto Doppler, esperaban ver corrimiento al azul de objetos que se mueven hacia nosotros, y desplazamiento al rojo de los que se alejan.

Pero solo vieron desplazamiento al rojo.

Todo se alejaba de nosotros, rápido.

Esta observación es una de las evidencias de lo que llamamos teoría del Big Bang.

De acuerdo con esta teoría, toda la materia del universo fue alguna vez una particula singular, infinitamente densa.

En cierto sentido, nuestra parte del universo una vez fue el centro.

Pero esta teoría elimina la idea de un centro ya que no puede existir el centro de un universo infinito.

El Big Bang no fue solo una explosión en el espacio; fue una explosión del espacio.

Lo que prueba cada nuevo descubrimiento es que mientras que nuestras observaciones son limitadas, nuestra capacidad de especular y soñar lo que hay por ahí no lo es.

Lo que pensamos que sabemos hoy, puede cambiar mañana.

Como con muchos de los pensadores que acabamos de ver, a veces nuestras conjeturas más oníricas llevan a respuestas maravillosas, que humillan y nos llevan a preguntas más desconcertantes.

https://www.ted.com/talks/marjee_chmiel_and_trevor_owens_is_there_a_center_of_the_universe/

 

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