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Faith Jegede: Lo que he aprendido de mis hermanos autistas – Charla TED@London

Charla «Faith Jegede: Lo que he aprendido de mis hermanos autistas» de TED@London en español.

Faith Jegede nos cuenta la conmovedora y divertida historia de criarse con sus dos hermanos: ambos autistas, ambos extraordinarios. En su discurso en el TED Talent Search, nos recuerda que debemos luchar por una vida más allá de lo que se considera normal.

  • Autor/a de la charla: Faith Jegede Cole
  • Fecha de grabación: 2012-04-22
  • Fecha de publicación: 2012-11-02
  • Duración de «Faith Jegede: Lo que he aprendido de mis hermanos autistas»: 320 segundos

 

Traducción de «Faith Jegede: Lo que he aprendido de mis hermanos autistas» en español.

Hoy tengo una única petición.

Por favor, no me digan que soy normal.

Ahora me gustaría presentarles a mis hermanos.

Remi tiene 22 años, es alto y muy guapo.

No habla, pero transmite alegría mejor que algunos de los mejores oradores.

Remi sabe lo que es el amor.

Lo comparte incondicionalmente pase lo que pase.

No es avaricioso.

No mira el color de la piel.

No le importan las diferencias religiosas y fíjense en esto: nunca ha mentido.

Cuando canta canciones de nuestra infancia, intentando pronunciar palabras de las que ni siquiera yo podría acordarme, me recuerda una cosa: lo poco que sabemos sobre la mente y lo maravilloso que debe ser lo desconocido.

Samuel tiene 16 años.

Es alto.

Es muy guapo.

Posee la memoria más impecable.

Sin embargo, es una memoria selectiva.

No recuerda si me robó mi chocolatina, pero recuerda el año en que salió cada una de las canciones de mi iPod, conversaciones que mantuvimos cuando tenía 4 años, hacerse pipí en mi brazo durante el primer episodio de los Teletubbies y el cumpleaños de Lady Gaga.

¿No les parece increíble? Pero la mayoría de la gente no está de acuerdo.

Y, de hecho, porque sus mentes no se ajustan al concepto de normalidad de la sociedad, a menudo son ignorados e incomprendidos.

Pero lo que impulsó a mi corazón y fortaleció mi alma fue que incluso si ese era el caso, aunque no los consideraran dentro de lo ordinario, eso solo podría significar una cosa: que eran extraordinarios…

autistas y extraordinarios.

Ahora, para aquellos menos familiarizados con el término «autismo», es un complejo trastorno cerebral que afecta a la comunicación social, al aprendizaje y a veces a las habilidades físicas.

En cada individuo se manifiesta de forma distinta, de ahí que Remi sea tan diferente a Sam.

Y en todo el mundo, cada 20 minutos, se diagnostica un nuevo caso de autismo, y aunque es uno de los trastornos del desarrollo que más rápido aumenta en el mundo, no hay causa ni cura conocidas.

No me acuerdo de mi primer encuentro con el autismo, pero no recuerdo un solo día sin él.

Tenía solo tres años cuando mi hermano vino al mundo, y estaba muy emocionada de tener un nuevo ser en mi vida.

Cuando pasaron unos pocos meses, me di cuenta de que él era diferente.

Gritaba mucho.

No quería jugar como los otros bebés y, de hecho, no parecía muy interesado en mí en absoluto.

Remi vivía y reinaba en su propio mundo, con sus propias reglas, y encontraba placer en las cosas más pequeñas, como poner los coches en fila alrededor de la habitación, mirar fijamente la lavadora y comer cualquier cosa que hubiera entre medias.

A medida que crecía, se volvía más diferente, y las diferencias se hacían más evidentes.

Pero más allá de los berrinches, la frustración y la hiperactividad interminable, había algo realmente único: una naturaleza pura e inocente, un niño que veía el mundo sin prejuicios, un ser humano que nunca había mentido.

Extraordinario.

No puedo negar que ha habido algunos momentos difíciles en mi familia, momentos en los que habría deseado que ellos fueran justo como yo.

Pero miro atrás a las cosas que me han enseñado sobre la individualidad, la comunicación y el amor, y me doy cuenta de que son cosas que no querría cambiar por la normalidad.

La normalidad pasa por alto la belleza que nos dan las diferencias y el hecho de ser diferentes no significa que alguno esté equivocado.

Solo significa que hay una visión diferente de lo que es correcto.

Si pudiera transmitirle una sola cosa a Remi y a Sam y a ustedes, sería que no tienen que ser normales.

Pueden ser extraordinarios.

Porque, autistas o no, las diferencias que tenemos…

¡Son un don! Cada uno de nosotros tiene un don en su interior y, sinceramente, la búsqueda de la normalidad es el último sacrificio del potencial.

La oportunidad para la grandeza, el progreso y el cambio muere en el momento en el que tratamos de ser como los demás.

Por favor…

no me digan que soy normal.

Gracias.

(Aplausos) (Aplausos)

https://www.ted.com/talks/faith_jegede_cole_what_i_ve_learned_from_my_autistic_brothers/

 

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