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Charla «Garras vs. uñas – Matthew Borths» de TED-Ed en español.
Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/claws-vs-nails-matthew-borths
Considera las garras. Animales de todo el mundo suelen tener garras, es una de las herramientas más versátiles de la naturaleza. Los osos usan las garras para cavar y para defenderse. Las garras con forma de aguja del águila pueden perforar el cráneo de sus presas. Incluso los ancestros de los primates solían blandir estos impresionantes apéndices, hasta que sus garras se convirtieron en uñas. Entonces, ¿qué causó esta adaptación? Matthew Borths lo investiga.
Lección por Matthew Borths, dirigida por Augenblick Studios.
- Autor/a de la charla: Matthew Borths
- Fecha de grabación: 2019-10-29
- Fecha de publicación: 2019-10-29
- Duración de «Garras vs. uñas – Matthew Borths»: 294 segundos
Traducción de «Garras vs. uñas – Matthew Borths» en español.
Considera la garra.
Animales cuadrúpedos de todo el mundo suelen tener garras, una de las herramientas más versátiles de la naturaleza.
Los osos usan las garras tanto para cavar como para defenderse.
Las garras con forma de aguja del águila pueden perforar el cráneo de sus presas.
Y los leones pueden retraer sus masivas garras para facilitar el movimiento, antes de sacarlas para cazar.
Incluso los ancestros de los primates solían blandir estos impresionantes apéndices, hasta que sus garras evolucionaron a uñas.
Entonces, ¿qué en nuestro pasado evolutivo llevó a esta cuidada adaptación y qué pueden hacer las uñas que sus filosas primas no? Cuando las uñas aparecieron por primera vez en el registro fósil hace alrededor de 55,8 millones de años, las garras ya habían estado presentes por más de 260 millones de años en los ancestros de mamíferos y reptiles.
Pero a pesar del abismo de tiempo entre su surgimiento, estas adaptaciones son parte de la misma historia evolutiva.
Tanto las uñas como las garras están hechas de queratina, una resistente y fibrosa proteína también encontrada en cuernos, escamas, pezuñas y cabello.
Esta proteína es producida por una parte del tejido llamada «matriz de queratina».
Rica en vasos sanguíneos y nutrientes, esta fábrica de proteínas produce un flujo inagotable de queratina, que está fuertemente empaquetado en celdas llamadas «queratinocitos».
Estas células de alta densidad dan a las uñas y garras su dureza característica.
Como las uñas evolucionaron de las garras, ambas adaptaciones producen queratinocitos de la misma manera.
Las células crecen de la matriz, emergen de la piel donde mueren y se endurecen formando una cubierta resistente al agua.
La primordial diferencia entre las dos cubiertas de queratina es en realidad solamente su forma, que depende de la forma del hueso al final de los dedos del animal.
En las garras, el lecho de queratinocitos se ajusta a una falange angosta, envolviéndose al final del dedo e irradiando hacia afuera para formar una estructura en forma de cono.
Por otro lado, los animales con uñas tienen dedos mucho más anchos, y los queratinocitos solo cubren la parte superior de los huesos anchos.
Es posible que las uñas simplemente hayan persistido como un efecto secundario de primates que desarrollaron dedos más anchos y diestros.
Pero dado lo que sabemos del hábitat de nuestros ancestros primates, es más probable que las uñas tuvieron sus propias ventajas poderosas.
En lo alto del dosel arbóreo en donde estos primates vivieron, los huesos anchos y las yemas de los dedos amplias eran ideales para agarrar ramas estrechas.
Y las uñas mejoraron aún más ese agarre.
Al proporcionar una superficie rígida para presionar, los primates podían extender sus yemas para crear aún más contacto con los árboles.
Adicionalmente, las uñas mejoraron la sensibilidad de los dedos al proporcionar una superficie extra para detectar cambios en la presión al escalar.
Esta combinación de sensibilidad y destreza dio a nuestros ancestros el control motor preciso y necesario para atrapar insectos, pellizcar bayas y semillas, y mantener un agarre firme en ramas delgadas.
La evolución de las uñas y la evolución de pulgares y dedos oponibles están estrechamente vinculadas.
Y cuando nuestros ancestros abandonaron los árboles, este agarre flexible les permitió crear y manejar herramientas complejas.
Incluso si los dedos anchos pudiesen ostentar garras, sus puntas afiladas probablemente habrían interferido con las tareas habituales de estos primates.
Las garras son ideales para perforar, pinchar y enganchar, pero sus puntas dificultan el agarre, y lo vuelven potencialmente peligroso.
Sin embargo, tanto las garras como las uñas se usan de formas inesperadas.
Los manatíes usan las uñas para agarrar su comida, y los investigadores creen que las uñas de los pies de los elefantes sienten las vibraciones del suelo y que esto los ayuda a escuchar.
Mientras tanto, algunos primates como los aye-ayes de Madagascar han vuelto a desarrollar garras.
Usan estos apéndices extralargos para palpar ramas y troncos, mientras buscan secciones huecas con sus orejas similares a las del murciélago.
Cuando escuchan una apertura, excavan en el árbol y pinchan larvas con su dedo medio en forma de aguja.
Solo conocemos la punta del iceberg de todas las increíbles formas en que las uñas y las garras se usan en todo el reino animal.
Pero en cuanto a cuál de estas adaptaciones es mejor, es una respuesta que quizá nunca podamos precisar.
https://www.ted.com/talks/matthew_borths_claws_vs_nails/