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Hannah Brencher: cartas de amor a extraños – Charla TED@New York

Charla «Hannah Brencher: cartas de amor a extraños» de TED@New York en español.

La madre de Hannah Brencher siempre le escribió cartas. Así que cuando ella misma se sintió cayendo en una depresión después de la universidad, hizo lo que sentía natural: escribió cartas de amor y las dejó para que extraños las encontraran. Este acto se ha convertido en una iniciativa global, ‘El mundo necesita más cartas de amor’, que se apresura a escribir cartas a mano a aquellos que necesitan apoyo.

  • Autor/a de la charla: Hannah Brencher
  • Fecha de grabación: 2012-06-07
  • Fecha de publicación: 2012-11-14
  • Duración de «Hannah Brencher: cartas de amor a extraños»: 292 segundos

 

Traducción de «Hannah Brencher: cartas de amor a extraños» en español.

Era una de las únicas chicas en la universidad que tenía una razón para ir a la oficina de correos al final del día, y esto era, principalmente, porque mi mamá nunca ha creído en el e-mail, ni en Facebook, ni los sms, ni en los celulares en general.

Y así, mientras otros chicos enviaban mensajes a sus padres por BB, yo, literalmente, esperaba junto al buzón para recibir una carta de casa y ver cómo había ido el fin de semana, lo que fue frustrante cuando la abuela estuvo en el hospital, pero yo solo buscaba algún garabato, algo de cursiva descuidada de mi madre.

Y así, cuando me mudé a la ciudad de Nueva York tras la universidad y la depresión logró golpearme en la cara, hice la única cosa que pude pensar en ese momento.

Escribí la misma clase de cartas que mi madre me había escrito a extraños, y las escondía por toda la ciudad, decenas y decenas de ellas.

Las dejaba en cualquier parte, en cafés y bibliotecas, en la ONU, en todas partes.

Escribí en mi blog acerca de esas cartas y de los días en que eran necesarias, e hice un clase de promesa loca en Internet: que si me pedían una carta escrita a mano, les escribiría una, sin hacer preguntas.

Durante la noche, mi bandeja de entrada se convirtió en un puerto de corazones rotos: una madre soltera de Sacramento, una niña acosada en Kansas rural, todas pidiéndome a mí, una niña de 22 años que apenas sabía cómo pedir su café, que les escribiera una carta de amor y para darles una razón para esperar junto al buzón.

Bien, hoy impulso una organización global que se alimenta de esos viajes al buzón de correo, potenciada por las formas en que podemos aprovechar las redes sociales como nunca antes, para escribir y enviar cartas a extraños cuando más las necesitan, pero sobre todo, alimentada por cajones de correo como este, mi caja de correo de confianza, llenas de escritos de gente normal, de extraños escribiendo cartas a otros extraños, no porque vayan a conocerse y reír con una taza de café de por medio, sino porque se van a conocer por medio de cartas escritas.

Pero, saben, lo que me emociona de estas cartas es que la mayoría han sido escritas por personas que nunca se han sentido amados desde una hoja de papel.

No podrían hablarles de la tinta de sus propias cartas de amor.

Son los de mi generación, los que hemos crecido en un mundo donde todo es sin papel y donde algunas de nuestras mejores conversaciones han sucedido en una pantalla.

Aprendimos a poner nuestro dolor diariamente en Facebook y a hablarnos rápidamente en 140 caracteres o menos.

Pero,

¿y si esta vez no se trata de la eficiencia?

Estaba en el metro ayer con esta caja de correo, que, les digo que es un disparador de charlas.

Si necesitan comenzar una conversación, solo lleven una de estas.


(Risas)
Y un hombre solamente me miraba, y me dijo: «Bueno, pero

¿por qué no usas internet?

» Y yo pensaba: «Señor, no soy estratega, ni especialista, soy simplemente una narradora de historias».

Y así, puedo hablarles de una mujer cuyo marido acababa de llegar de Afganistán, y estaba teniendo dificultades para desenterrar eso que llamamos conversación así que ella escondió cartas de amor por toda la casa como una forma de decir: «Regresa a mí.

Encuéntrame cuando puedas».

O la muchacha que decidió que iba a dejar cartas de amor por su campus en Dubuque, Iowa, solo para encontrar sus esfuerzos multiplicados al día siguiente cuando caminaba en el patio y encontró cartas de amor colgando de los árboles, escondidas en los arbustos y en los bancos.

O del hombre que decide que va a suicidarse, usa Facebook como una forma de decir adiós a amigos y familiares.

Bien, esta noche duerme tranquilo con un alto de cartas como esta, escondida bajo su almohada, escritas a mano por extraños que estaban allí para él.

Estas son la clase de historias que me convencen de que los escritores de cartas nunca más moverán su pelo hacia atrás y hablarán de eficiencia, porque ya es un forma de arte, todas sus partes: la firma, el texto, enviarla por correo, los dibujitos en los márgenes.

El solo hecho de que alguien se siente, saque una hoja de papel y piense en alguien todo el tiempo, con una intención que es mucho más dura de descubrir cuando el navegador está abierto y el iPhone timbra y tenemos seis conversaciones a la vez, es un forma de arte que no cae en el Goliat de «hacerlo rápido», sin importar a cuántas redes sociales podamos unirnos.

Aun podemos apretar estas cartas contra el pecho, las palabras que hablan más fuerte y claro, cuando convertimos las páginas en paletas de colores para decir cosas que tenemos necesidad de decir, las palabras que tenemos necesidad de escribir, a hermanas y hermanos y aún a extraños, durante demasiado tiempo.

Gracias.


(Aplausos)

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/hannah_brencher_love_letters_to_strangers/

 

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