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Charla «Hay un río sobre nosotros» de TEDxAmazonia en español.
Antonio Donato Nobre estudia las interacciones entre las selvas y la atmósfera. Su investigación muestra que hay verdaderos ríos de vapor que corren sobre la selva amazónica y que llevan la humedad al continente. Gracias a esos ríos, América del Sur no es un desierto como África. Su investigación rebela la fragilidad de las selvas y el riesgo de perderlas por causa de los cambios climáticos.
- Autor/a de la charla: Antonio Donato Nobre
- Fecha de grabación: 2010-11-08
- Fecha de publicación: 2014-09-19
- Duración de «Hay un río sobre nosotros»: 1295 segundos
Traducción de «Hay un río sobre nosotros» en español.
¿Qué opinan? Para quienes asistieron a la magnífica conferencia de Sir Ken en TED debo ser el típico caso que él describe como: «Un cuerpo cargando una cabeza».
Profesor universitario, ¿verdad? Y es probable que piensen, después de las dos primeras presentaciones, que es cobardía presentarme para hablarles de ciencia.
No tengo ningún sentido del ritmo.
Y después de un científico convertido en filósofo, a mí me toca hablar de ciencia dura.
Podría ser un tema muy árido, y, sin embrago, me siento afortunado.
Nunca en mi carrera, y ya es larga, tuve la oportunidad de empezar una conferencia con tanta inspiración.
Generalmente, hablar de ciencia es como trabajar en una tierra árida.
Sin embargo, tuve la suerte de que me convidaron a hablar del agua.
Y ‘agua’ y ‘árido’ no van de la mano, ¿verdad? Y lo que es mejor todavía, a hablar del agua en la Amazonia, que es una cuna maravillosa de vida nueva, lo que me inspiró.
Por eso estoy aquí , a pesar de llevar tan solo la cabeza sobre los hombros, estoy aquí para intentar transmitirles esa inspiración.
Espero que la historia les inspire, y Uds.
la repitan muchas veces más.
Hay una gran controversia —la Amazonia es el pulmón del mundo, ¿verdad?— y tiene el poder de intercambiar, gases de vital importancia, a gran escala, entre la selva y la atmósfera.
También oímos hablar del granero de la biodiversidad en el que muchos creen, pero pocos conocen.
Basta salir afuera, a este humedal para maravillarse… Es imposible ver cuántos bichos hay.
los indios dicen: «En la selva hay mas ojos que hojas».
Y es cierto e intentaré mostrarles algunas cosas.
Pero hoy traje otro enfoque inspirado por esas dos iniciativas, una armónica y otra filosófica, y abordaré un enfoque que aunque un poco material, también intenta transmitir que en la naturaleza existe una filosofía y una armonía extraordinarias.
Mi presentación no tiene música, pero espero que vean la música de la realidad que les mostraré.
Hablaremos de la fisiología, no solo del pulmón, y de otras analogías con la fisiología humana y, principalmente, del corazón.
Comenzaremos pensando que el agua es como la sangre.
La circulación en nuestro cuerpo lleva sangre fresca, que nos alimenta, nutre y sustenta, y trae de vuelta la sangre usada para que se renueve.
En la Amazonia sucede algo similar.
Comenzaremos a hablar sobre el poder de todos estos procesos.
Esta es una imagen, en movimiento, de las lluvias.
Y lo que ven allí son los años que pasan cada segundo Son las lluvias del mundo entero.
¿Y qué pueden ver? Que la región ecuatorial, en general, y la Amazonia, en particular, son de gran importancia para el clima mundial.
Es un motor poderoso, con una actividad frenética en relación a la evaporación.
Si nos fijamos en la otra imagen, tenemos los flujos del vapor de agua, de color negro, el aire seco de color gris, el aire húmedo y de color blanco, las nubes.
Vemos como un resurgimiento asombroso en la Amazonia.
¿Cuál es el fenómeno, —si no es un desierto—, que consigue lanzar el agua como un chorro desde suelo a la atmósfera, con tanta fuerza que podemos verlo desde el espacio? ¿Qué tipo de fenómeno es? Podría ser un géiser.
Un géiser es agua subterránea que al calentarse con el calor del magma explota en la atmósfera y transfiere ese agua a la atmósfera.
Que yo sepa no hay géiseres en la Amazonia.
No sé si alguien conoce alguno.
Pero tenemos algo que hace el mismo papel, pero de una forma más elegante: son los árboles, nuestros amigos y bienhechores, que como los géiseres, consiguen transportar una cantidad enorme de agua del suelo a la atmósfera.
Hay 600 billones de árboles en la Amazonia, 600 billones de géiseres.
que funcionan con una sofisticación extraordinaria: no necesitan el calor del magma, y usan la luz solar para este proceso.
En un día soleado en la Amazonia, un árbol grande puede transportar hasta 1000 litros de agua con su transpiración.
1000 litros.
Si consideramos toda la Amazonia, que es un área muy grande, y sumamos toda esa agua transpirada, el sudor de la selva, sumaríamos una cantidad extraordinaria: 20 billones de toneladas de agua.
En tan solo un día.
¿Saben cuánto es eso? El rio Amazonas, el río más grande de la tierra, un quinto de todo el agua dulce, que sale de todos los continentes del mundo y que llega a los océanos, vacía 17 billones de toneladas por día de agua en el océano Atlántico.
Ese río de vapor que sale de la selva y va a la atmósfera, es mayor que el río Amazonas.
Solo para que se hagan una idea.
Si tomáramos una tetera muy grande, de las que enchufamos, una tetera eléctrica, y pusiéramos dentro esos 20 billones de toneladas ¿cuánta electricidad necesitaríamos para evaporar esa agua? ¿Alguien lo sabe? Una tetera bien grande.
Una tetera de gigantes.
50 000 Itaipús.
Para quien no lo sepa, Itaipú es la hidroeléctrica más grande del mundo, y es un orgullo para los brasileños, porque proporciona más del 30 % de la energía.
que se consume en Brasil.
Y la Amazonia está aquí, haciendo lo mismo gratis.
Es una poderosa presa viva de servicios ambientales.
Relacionado con este tema, hablaremos sobre lo que denomino «paradoja de la suerte», una curiosidad.
Si miran el mapamundi, es fácil darse cuenta, vemos que en la zona ecuatorial se encuentran las selvas, y los desiertos están organizados a 30º de latitud norte y 30º de latitud sur, alineados.
En el hemisferio sur tenemos los desiertos de Atacama, Namibia y el Kalahari en África, el desierto de Australia.
En el hemisferio norte, el Sahara Sonora, etc.
Y hay una excepción, algo curioso: es el cuadrilátero que va de Cuiabá a Buenos Aires, de San Pablo a los Andes.
Ese cuadrilátero tendría que ser un desierto porque está en la línea de los desiertos.
Pero ¿por qué no lo es? Lo llamo la «paradoja de la suerte».
¿Qué tiene América del Sur diferente? Si pudiéramos usar la analogía de la circulación sanguínea del cuerpo con la circulación del agua en el paisaje, veríamos que los ríos son venas, que drenan el paisaje, el tejido de la naturaleza.
¿Y dónde están las arterias? ¿Alguna pista? ¿Qué es lo que lleva…? ¿Cómo el agua irriga los tejidos de la naturaleza y trae todo de vuelta a los ríos? Hay un tipo nuevo de río, que nace en el océano azul, que fluye por el océano verde —no solo fluye, sino que también el océano verde lo bombea—, y cuya boca es la tierra que habitamos.
Toda nuestra economía está en ese cuadrilátero, el 70 % del PIB de América del Sur sale de esa región.
Depende de ese río.
Es un río que fluye invisible por encima de nosotros, fluctuamos dentro de su flujo, uno de los ríos más grandes de la tierra, el río Negro.
Está medio seco, medio bravo, pero estamos moviéndonos aquí, y por encima de nosotros pasa un río invisible.
Y ese río late.
Y aquí está su pulsación.
Por eso hablamos también del corazón.
Aquí pueden ver las estaciones del año.
En el Amazonas solía haber dos estaciones: la húmeda y la más húmeda.
Ahora tenemos la estación seca.
Y podemos ver como el río lame esta región.
que tendría que ser un desierto, pero que no lo es.
La gente, los científicos… como verán tengo dificultades para concentrarme y salto de un tema a otro.
Los científicos estudian cómo funciona, las causas, etc., y esos estudios están generando una serie de descubrimientos, francamente fabulosos, para que nos concienticemos de la riqueza, de la complejidad y de la maravilla que tenemos, de la sinfonía de ese funcionamiento.
Uno de ellos es: ¿cómo se forma la lluvia? Por encima de la Amazonia, el aire es limpio al igual que por encima del océano.
El océano azul tiene aire limpio y forma muy pocas nubes, apenas llueve.
En el océano verde, el aire limpio forma muchas nubes, ¿Qué sucede diferente aquí? La selva emite vapores que son núcleos de condensación, los cuales forman las gotas en la atmósfera que dan lugar a las nubes, que provocan las lluvias torrenciales.
Es la regadera del Jardín del Edén.
Esa relación de una entidad viva que es la selva, con una entidad no viva, que es la atmósfera, es perfecta en la Amazonia, porque la selva lanza agua y semillitas, que la atmósfera devuelve en forma de lluvia, garantizando así la supervivencia de la selva.
Hay otros factores también.
Hablamos un poco del corazón.
y ahora hablaremos de otra función: el hígado.
Cuando en el aíre húmedo se mezclan la radiación y la humedad junto con unos compuestos orgánicos, que llamo «vitamina C exógena», abundante vitamina C gaseosa, las plantas liberan antioxidantes que reaccionan con los agentes contaminantes.
Pueden estar tranquilos, porque en el Amazonas respiramos el aire más puro de la tierra, porque las plantas se aprovechan de esa peculiaridad también.
Y eso favorece el funcionamiento de las propias plantas, otro ciclo virtuoso.
Al hablar de fractales en relación a este funcionamiento, también podemos establecer comparaciones.
Como en las vías superiores de los pulmones, el aire de la Amazonia está limpio de exceso de polvo, como lo está en las vías respiratorias, y eso impide que el exceso de polvo perjudique a la lluvia.
Cuando hay incendios en la Amazonia, las humaredas acaban con la lluvia, deja de llover, la selva se seca y el fuego penetra.
Hay otra analogía fractal.
Como en la venas y en las arterias, hay un retorno del agua que cae de la lluvia y que regresa a la atmósfera.
Como en las glándulas endocrinas y en las hormonas, tenemos aquellos gases que ya les expliqué —como si fuesen hormonas, sueltas en la atmósfera—, que promueven la formación de la lluvia.
Como el hígado y los riñones, como acabo de hablar: la limpieza del aire Y por fin, como un corazón: el bombeo del agua que procede del océano hacia el interior de la selva.
Lo denominamos «La bomba bióticade la humedad».
Es una teoría nueva que se explica de manera muy sencilla.
Si tenemos un desierto en el continente y tenemos un océano contiguo, la evaporación en el océano es mayor, succiona y empuja el aire aire por encima del desierto.
El desierto está atrapado en este fenómeno, y siempre será seco.
En la selva se da el fenómeno inverso, con una evaporación que como vimos, es mucho mayor por los árboles, esa relación se invierte y se empuja el aire por encima del océano.
y se importa la humedad.
Esta es una imagen de satélite tomada el mes pasado —Manaos está allí abajo— que muestra ese proceso.
No es un río de esos bonitos que fluyen en un canal, sino un río poderoso que irriga toda América del Sur y con otras muchas finalidades.
Esta imagen nos muestra la trayectoria de todos los huracanes que se han registrado, y vemos que, en el cuadrado rojo, casi no hay huracanes.
No es casualidad.
Esa bomba que empuja la humedad hacía el interior del continente, también acelera el aire sobre el océano y eso impide la formación de huracanes.
Para concluir con esta parte me gustaría hablarles de algo un poco diferente.
Tengo varios colegas que participaron en el desarrollo de estas teorías, que opinan como yo, que podemos recuperar el planeta Tierra.
No hablo solo de la Amazonia.
La Amazonia nos da una lección de cómo la naturaleza primitiva funciona.
Antes, no comprendíamos esos procesos porque el resto del mundo está muy explotado.
Aquí podemos entenderlos.
Mis colegas dicen: «Si que podemos recuperar las otras áreas, incluso los desiertos».
Si la gente consigue desarrollar selvas en otras aéreas podemos revertir el clima e incluso el calentamiento global.
Tengo una colega muy querida en la India, Suprabha Seshan, que tiene un lema.
Su lema en inglés es: «Gardening back the biosphere».
Volver a jardinar la biosfera.
Realiza un trabajo maravilloso de recuperación de ecosistemas.
Es lo que tenemos que hacer nosotros.
Terminada esta rápida introducción, llegamos a la realidad que vemos fuera, la sequía, el cambio climático.
y más cosas que ya sabíamos.
Me gustaría contarles una historia.
Una vez, hace cuatro años, escuché en voz alta un texto de Davi Copenaua, un sabio representante del pueblo yanomami que decía, más o menos, lo siguiente: «¿Por qué que el hombre blanco no se da cuenta de que si acaba con la selva, acabará con la lluvia? ¿Y que si acaba con la lluvia, no tendrá qué beber, ni que comer?».
Se me saltaron las lágrimas al escucharlo, porque pensé: «¡Caramba! Llevo 20 años estudiando esto con sofisticadas computadoras, con decenas, millares de científicos, para llegar a una conclusión que él ya conocía».
Con un agravante: que los yanomamis nunca desforestaron la selva.
¿Cómo saben que se acabará la lluvia? Me impactó tanto que se me quedó grabado en la cabeza.
¿Cómo podían saberlo? Meses más tarde me lo encontré en otro evento y le pregunté: «Davi, ¿cómo sabías que exterminando la selva, se acababa la lluvia?» Él respondió: «El espíritu de la selva nos lo dijo» Y para mí fue un cambio de juego, es decir, un cambio total, porque pensé: «¡Vaya! entonces, ¿por qué me dedico a la ciencia, para llegar a una conclusión que él ya sabe?» Y entonces me di cuenta de algo básico, que es… «Ojos que no ven, corazón que no siente», «Out of sight, out of heart».
Y esta es una necesidad que mi antecesor señaló, que precisamos ver las cosas, que nosotros somos la sociedad occidental que se está convirtiendo en algo global, civilizada, y que debemos ver.
Si no lo vemos, no lo registramos.
La gente vive en la ignorancia.
Y por eso propongo: —seguro que a los astrónomos no les va a gustar—, girar de cabeza el Hubble para que apunte hacia abajo.
Hagamos que el Hubble mire para acá y no para los confines del universo.
Los confines del universo son fabulosos, pero ahora tenemos una realidad práctica: vivimos en un cosmos desconocido y somos unos ignorantes.
Estamos destruyendo este cosmos maravillo que nos da morada y abrigo.
Hablen con un astrofísico: la tierra es una improbabilidad estadística.
La estabilidad y la seguridad de las que disfrutamos, incluidas las sequías del río Negro, el calor o el frío, los huracanes, etc., no hay nada parecido en el universo.
Por tanto, giremos el Hubble hacia aquí, para mirar la Tierra.
Comenzaremos por la Amazonia, vamos a sumergirnos, vamos a llegar a la realidad que vivimos cotidianamente, y mirarla bien de cerca, porque es una necesidad.
Quien no lo necesita es Davi Copenaua.
Davi tiene algo que yo perdí.
Me educó la televisión y creo que perdí ese registro ancestral de dar valor a lo que no conozco, a lo que no veo.
Él no necesita de la confirmación de Santo Tomás.
El cree con veneración y reverencia, en lo que sus antepasados y los espíritus le enseñaron.
Como la gente no puede, miremos la selva, pero incluso cuando miramos con el Hubble hacia el cielo (esta es a vista de pájaro) vemos algo desconocido, algo que también desconocemos.
Los españoles lo llamaron el infierno verde.
Si salimos de aquí a la selva y nos perdemos, si nos dirigimos al oeste tenemos 900 km hasta llegar a Colombia.
Más de 1000 km hasta llegar a algún lugar.
Se entiende porque le llamaron el infierno verde Pero miremos que hay dentro.
Es una alfombra viva.
Cada color es una especie de árbol.
Cada árbol, cada copa, tiene más de 1000 especies de insectos en su interior, sin mencionar los millones de especies de hongos, bacterias, etc.
Todo invisible.
Todo en un cosmos más desconocido, si cabe, que las galaxias lejanas a billones de años luz de la tierra, que el Hubble nos muestra en los periódicos todos los días.
Y termino mi presentación, solo me quedan unos segundos, mostrándoles un ser maravilloso, la mariposa Morfo, que cuando la vemos en la selva, tenemos la sensación de que alguien dejó abierta la puerta del paraíso, de donde escapó esta criatura tan hermosa.
Pero no puedo terminar sin mostrarles el aspecto tecnológico.
Somos muy arrogantes con la tecnología.
Desposeímos a la naturaleza de su tecnología.
Una mano robótica es tecnología, mi mano es biológica, pero no solemos pensar más en esto.
Vamos a contemplar la mariposa Morfo.
ejemplo de una invisible competencia tecnológica, que es el núcleo potencial de supervivencia del planeta, y vamos a ampliar la imagen.
De nuevo, el Hubble.
Vamos a penetrar en el interior del ala de la mariposa.
Los estudiosos intentaron explicar porque era azul.
Vamos a ampliar la imagen.
Y lo que vemos es una arquitectura invisible, que deja atrás a todos los arquitectos del mundo, y todo en una escala muy pequeña.
Además de la belleza de su funcionamiento, hay otro aspecto.
Todo lo que en la naturaleza, se organiza en estructuras extraordinarias tiene su función, Y esa función en la mariposa Morfo, es que no es azul, no tiene un pigmento azul.
Posee unos cristales fotónicos en la superficie que según el estudio, son unos cristales muy sofisticados.
Nada parecido, incluso a la tecnología que teníamos años atrás.
Ahora, Hitachi, ha desarrollado un monitor que utiliza esa tecnología y se usa en la fibra óptica para la transmisión de…
Janine Beryrus que ya estuvo aquí hablando sobre eso de la biomimética.
Se acabó mi tiempo.
Concluiré diciendo que lo que está en la base de esa capacidad, de esa competencia de la biodiversidad de producir servicios maravillosos es: la célula viva.
Es una estructura de algunas micras que es una maravilla interna.
Hay conferencias de TED sobre esto, y no me voy a alargar, pero cada uno en esta sala, yo incluido, tenemos 100 trillones de estas micromáquinas en nuestro cuerpo, para que lo aprecien.
Imagínense lo que tiene esa selva Amazónica.
100 trillones es mucho más que el número de estrellas en el cielo.
Y no somos conscientes.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/antonio_donato_nobre_the_magic_of_the_amazon_a_river_that_flows_invisibly_all_around_us/