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Charla «iO Tillett Wright: 50 sombras de gay» de TEDxWomen 2012 en español.
La artista iO Tillett Wright ha fotografiado a 2000 personas que se consideran estar dentro del espectro LBGTQ y les ha preguntado: ¿Podrías decir el porcentaje gay o hetero que tienes? La mayoría considera que se encuentran en las áreas grises de la sexualidad y no 100 % gay o hetero. Esto presenta un problema serio al abordar la discriminación: ¿Dónde se establece la línea? (Filmado en TEDxWomen.)
- Autor/a de la charla: iO Tillett Wright
- Fecha de grabación: 2012-12-01
- Fecha de publicación: 2013-01-30
- Duración de «iO Tillett Wright: 50 sombras de gay»: 1098 segundos
Traducción de «iO Tillett Wright: 50 sombras de gay» en español.
Los seres humanos empiezan a catalogar a los otros en el momento de conocerse.
¿Esta persona es peligrosa?
¿Son atractivos?
¿Podría ser una pareja potencial?
¿Podría ser una oportunidad para formar contactos?
Nos lo preguntamos al conocer a personas para hacernos un esquema mental de ellas.
¿Cómo te llamas?
¿De dónde eres?
¿Cuántos años tienes?
¿A qué te dedicas?
Después se vuelve más personal.
¿Has padecido alguna enfermedad?
¿Te has divorciado?
¿Tienes mal aliento ahora mismo, mientras contestas mi interrogatorio?
¿Qué te gusta?
¿Quién te gusta?
¿Con qué género te gusta acostarte?
Lo entiendo.
Estamos conectados neurológicamente para buscar personas como nosotros.
Formamos grupos tan pronto como somos lo suficientemente mayores para saber cómo se siente la aceptación.
Nos relacionamos en base a cualquier cosa que podemos: gustos musicales, raza, género, el barrio en el que crecimos.
Buscamos ambientes que refuerzan nuestras preferencias personales.
Algunas veces la sola pregunta
¿qué es lo que haces?
puede parecer como si alguien abriera una pequeña cajita y te pidiera que te metieras dentro.
Porque las categorías, son demasiado restrictivas.
Los cajones son demasiado reducidos.
Y esto puede volverse realmente peligroso.
Así que he aquí el aviso legal sobre mí antes de que vayamos más lejos.
Yo crecí en un ambiente muy protegido.
Me crié en el centro de Manhattan a principios de los 80, a dos cuadras del epicentro de la música punk.
Estaba protegida del dolor de la intolerancia y de las restricciones sociales de una educación religiosa.
De donde provengo, si no eras Drag Queen o pensador radical, o artista de algún tipo, tú eras el raro.
(Risas)
Fue una educación muy poco ortodoxa pero de pequeño en las calles de Nueva York, aprendes a confiar en tus propios instintos, aprendes a seguir tus propias ideas.
Así que cuando tenía seis, decidí que quería ser un niño.
Un día fui a la escuela y los chicos no me dejaron jugar baloncesto con ellos.
Dijeron que no dejaban jugar a niñas.
Así que fui a casa y me afeité la cabeza, volví al día siguiente y dije: «Soy un niño».
Digo, quién sabe,
¿cierto?
Cuando tienes seis años tal vez puedas hacer eso.
No quería que nadie supiera que era una niña, así que no lo supieron.
Seguí con la farsa por ocho años.
Así que ésta soy yo cuando tenía once.
Interpretaba a un chico llamado Walter en una película llamada «Julian Po».
Era un chico callejero que seguía a Christian Slater y lo fastidiaba.
Yo era también un niño actor, lo que duplicaba las capas de la actuación de mi identidad, porque nadie sabía que en realidad yo era una niña interpretando a un niño.
De hecho, nadie en mi vida sabía que yo era una niña; ni mis maestros, ni mis amigos ni los directores con los que trabajaba.
Los niños con frecuencia se me acercaban durante las clases y me agarraban del cuello para buscar una manzana de Adán o tocaban mi entrepierna para ver con lo que contaba.
Cuando iba a los servicios, dentro de los cubículos, giraba mis zapatos para que pareciera que orinaba de pie.
Me daban ataques de pánico en las fiestas de pijamas al tratar de convencer a las chicas de que no querían besarme sin desenmascararme.
Es importante mencionar que no odiaba mi cuerpo o mis genitales.
Yo no sentía que estaba en el cuerpo equivocado.
Yo sentía que estaba actuando en un acto muy elaborado.
No habría podido calificarlo como transgénero.
Si mi familia hubiera sido del tipo de personas que cree en la terapia, probablemente me habrían diagnosticado de algo como disforia de género y me habrían dado hormonas para evitar la pubertad.
Pero en mi caso particular, cuando tenía 14 años me desperté un día y decidí que quería ser una chica de nuevo.
La pubertad había llegado y no tenía idea de lo que significaba ser chica, y estaba lista para averiguar quién era realmente.
Cuando un niño se comporta de la manera en que yo lo hice no tiene que salir del armario
¿cierto?
Nadie está realmente conmocionado.
(Risas)
Pero mis padres no me pidieron que me definiera.
Cuando tenía 15 años y llamé a mi papá para decirle que estaba enamorada, lo último que había en nuestras mentes era discutir cuáles eran las consecuencias del hecho de que mi primer amor era una chica.
Tres años después, cuando me enamoré de un hombre, ninguno de mis padres se sorprendió tampoco.
Una de las mayores bendiciones de mi muy poco ortodoxa infancia fue que nunca se me pidió definirme de ninguna manera en ningún momento.
Se me permitió ser yo misma, creciendo y cambiando en todo momento.
Así que hace 4, casi 5 años, la proposición 8, el gran debate sobre igualdad de unión marital, causaba conmoción en este país.
En ese momento, casarme realmente no era algo en lo que pensaba mucho tiempo.
Pero me sorprendió el hecho de que EE.UU., un país con un historial de derechos civiles tan manchado pudiera estar repitiendo sus errores de manera tan descarada.
Y recuerdo ver la discusión en televisión y pensar cuán interesante era que la separación de la iglesia y el estado a lo largo de todo el país, estaba dibujando límites geográficos entre lugares con gente que creía en ella y los lugares con la gente que no creía.
Y que esta discusión estuviera dibujando límites geográficos a mi alrededor.
Si esta era una guerra con dos lados desiguales, entonces yo, por defecto, caería en el equipo gay porque ciertamente yo no era 100 % hetero.
En ese momento yo estaba empezando a salir de un ir y venir de una crisis de identidad personal de 8 años que me vio ser de un niño a una chica rara que parecía un chico en ropa de chica, al extremo opuesto de ser esta chica atrevida, super femenina que sobrecompensaba y perseguía a los chicos a finalmente hacer una exploración indecisa de lo que realmente era, una chica marimacho que le gustan tanto los chicos como las chicas, dependiendo de la persona.
Había pasado un año fotografiando a esta nueva generación de chicas, que como yo, caían entre las líneas: chicas que andaban en patinete pero que lo hacían si usaban ropa interior de encaje, chicas que tenían cortes de pelo de chico pero que usaban esmalte de uñas chicas que usaban sombra de ojos que combinara con sus rodillas raspadas, chicas a las que les gustan las chicas y los chicos y a quienes les gustaban los chicos y las chicas quienes odiaban ser encasillados en cualquier definición.
Yo amaba a estas personas y admiraba su libertad, pero veía cómo el mundo fuera de nuestra burbuja utópica estallaba en estos encarnizados debates donde expertos en la televisión nacional equiparaban nuestro amor al bestialismo Y esta poderosa adquisición de conciencia me hizo ver que yo era una minoría, en mi propio país, basándome solo en una faceta de mi personalidad.
Yo era legalmente e indiscutiblemente un ciudadano de segunda clase.
Yo no era activista.
Yo no he tomado partido en mi vida.
Pero me atormentaba la pregunta:
¿Cómo alguien puede votar para despojar de sus derechos a la gran variedad de personas que conocía basándose en un solo elemento de su personalidad?
¿Cómo podían decir que nosotros, como grupo no merecíamos igualdad de derechos como cualquier otra persona?
¿Eramos siquiera un grupo?
¿Qué grupo?
¿y estas personas habían conocido de manera consciente a alguna víctima de su discriminación?
¿Sabían contra quién votaban y su impacto?
Y entonces me di cuenta, quizás si pudieran mirar a los ojos de la gente a la que confinan a una ciudadanía de segunda clase les podría resultar más difícil hacerlo.
Les podría dar una pausa.
Obviamente no podía llevar a 20 millones de personas a la misma cena, así que se me ocurrió una manera en la cual podía presentarlos de manera fotográfica sin trucos, sin iluminación, o cualquier tipo de manipulación por mi parte.
Porque en una fotografía puedes examinar los bigotes de un león sin temer que te arranque la cara.
Para mí, la fotografía no es solo exponer película, es sobre exponer al espectador a algo nuevo, a un lugar al que nunca habría ido antes, pero más importante, a personas a las que posiblemente pudieran temer.
La revista Life introdujo a generaciones enteras a culturas lejanas las cuales no conocían, a través de imágenes.
Así que decidí hacer una serie de retratos sencillos, fotos de archivo por así decirlo.
Y básicamente decidí fotografiar a cualquiera en este país que no fuera 100 % heterosexual, los cuales, en caso de que no lo sepan, es un número ilimitado de gente.
(Risas)
Así que era una empresa muy grande, y para llevarla a cabo necesitaba ayuda.
Así que salí al frío, y fotografíe a cada persona que conocía que pude, durante febrero hace dos años.
Tomé esas fotografías y fui al HRC (Human Rights Campaign) y les pedí ayuda.
Ellos financiaron dos semanas de sesiones fotográficas en Nueva York.
Y entonces hicimos esto.
(Música) Video: —Yo soy iO Tillett Wright, y soy artista, nací y crecí en la ciudad de Nueva York.- (Música) —Self Evident Truths [Verdades evidentes] es un registro fotográfico de la comunidad LGBTQ de EE.UU.
de hoy.
Mi propósito es tomar un retrato sencillo de cualquiera que sea cualquier otra cosa que 100% heterosexual o que siente que cae en el espectro LGBTQ de alguna manera.
Mi meta es mostrar la naturaleza humana que existe en cada uno de nosotros a través de la sencillez de una cara.
(Música) «Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres son creados iguales».
Está escrito en la Declaración de Independencia.
Estamos fallando, como nación en defender los principios morales sobre los que nos fundamos.
No hay igualdad en EE.UU.
[«
¿Que significa igualdad para tí?
] [«Matrimonio»] [«Libertad»] [«Derechos civiles»] [«Trata a cada persona como te tratarías a ti mismo»] Cuando no tienes que pensarlo, es tan sencillo como eso.
La lucha por la igualdad de derechos no es solo acerca del matrimonio gay.
Hoy en día en 29 estados, más de la mitad de este país, uno puede ser despedido legalmente solo por su sexualidad.
[«
¿Quién es responsable de la igualdad?
«] He escuchado a cientos de personas dar la misma respuesta: «Todos somos responsables por la igualdad».
Hasta ahora hemos fotografiado 300 caras en la ciudad de Nueva York.
y no habríamos podido hacer nada de esto sin el generoso apoyo de la Campaña de Derechos Humanos.
Quiero llevar el proyecto a todo el país.
Quiero visitar 25 ciudades estadounidenses, y quiero fotografiar a 4 ó 5000 personas.
Esta es mi contribución a la lucha de mi generación por los derechos civiles.
Les reto a mirar a la cara a estas personas y que les digan que ellos merecen menos que cualquier otro ser humano.
(Música) [«Self evident truths (Verdades Evidentes)»] [«4000 caras a lo largo de EE.UU.»] (Música)
(Aplausos)
Absolutamente nada habría podido prepararnos para lo que pasó después de eso.
Casi 85 000 personas vieron el video, y empezaron a enviarnos correos desde todo el país pidiéndonos ir a sus ciudades y ayudarles a mostrar sus caras.
Y mucha más gente de la que había anticipado quería mostrar su cara.
Así que cambié mi meta inmediata a 10 000 caras.
Ese video se hizo en la primavera del 2011, y al día de hoy he viajado a casi 20 ciudades y he fotografiado a casi 2000 personas.
Se que esta es una charla, pero quisiera un minuto de silencio para que vean estas caras porque no hay nada que yo pueda decir o añadir sobre ellas.
Porque si una imagen vale más que mil palabras, entonces la imagen de una cara necesita todo un nuevo vocabulario.
Después de viajar y hablar con gente en lugares como Oklahoma o en ciudades pequeñas en Texas, encontramos evidencia que la premisa inicial era exactamente correcta La visibilidad es fundamental.
La familiaridad es realmente la droga de iniciación a la empatía.
Una vez que un tema surge en tu propio patio o entre tu propia familia, eres mucho más propenso a experimentar más comprensión por ello o a explorar un nuevo enfoque sobre eso.
Por supuesto, en mis viajes he conocido gente que se ha divorciado legalmente de sus hijos por ser algo diferente a heterosexual, pero también he conocido gente que era Bautistas del Sur que cambiaron de iglesias porque su hija era lesbiana.
Encender empatía se ha convertido en la columna vertebral de Self Evident Truths, pero lo que he empezado a aprender realmente interesante es que: Self Evident Truths no borra las diferencias que hay entre nosotros.
De hecho, por el contrario, las resalta.
Presenta, no solo las complejidades encontradas en una procesión de diferentes seres humanos, sino las complejidades encontradas en cada persona de manera individual.
No es que tuviéramos demasiadas categorías, sino demasiado pocas.
En algún punto me di cuenta que mi misión de fotografiar «gays» era inherentemente errada porque había un millón de diferentes tonos de gay.
Aquí estaba tratando de ayudar, y había perpetuado eso mismo que había tratado de evitar toda mi vida; una categoría más.
En algún punto incluí la pregunta al formulario que pedía a la gente que se calificara a sí misma en una escala del uno al 100 % de gay.
Y vi tantas crisis existenciales desarrollarse frente a mí.
(Risas)
La gente no sabía qué hacer porque nunca se les había presentado una opción.
¿Pueden cuantificar qué abierto son?
Una vez que superaron la conmoción, en su mayoría la gente optó por marcar entre el 70 y 95 %, o la del 3 al 20 %.
Por supuesto, hubo mucha gente que optó por un 100 % de uno u otro extremo, pero encontré que una mayor proporción de gente se identificaba como algo que era mucho más matizado.
Encontré que la mayoría de la gente cae en el espectro de lo que he querido referir como «Gris».
Seamos claros; y esto es muy importante, de ninguna manera quiero decir que la preferencia no exista.
Y ni siquiera voy a abordar la cuestión de elección o imperativo biológico porque si alguno de Uds.
creyera que la orientación sexual es una elección, los invito a salir y tratar de ser gris.
Tomaré sus fotos solo por intentarlo.
(Risas)
Lo que quiero decir es que los seres humanos no son unidimensionales.
Lo más importante que uno debe llevarse del sistema de porcentajes es esto: si hay gente homosexual aquí y gente heterosexual aquí, y si reconocemos que la mayoría de la gente se identifica en algún lugar cercano a un binario o a otro, existe este amplio espectro de gente en el medio.
Y la realidad que esto presenta es una bastante complicada.
Porque, por ejemplo, si apruebas una ley que permite que un patrón despida a un empleado por una conducta homosexual,
¿dónde es que se dibuja la línea exactamente?
¿Se encuentra aquí, cerca de la gente que ha tenido una o dos experiencias heterosexuales al momento?
¿O se encuentra por aquí?
¿junto a la gente que ha tenido solo una o dos experiencias homosexuales hasta entonces?
¿Dónde está exactamente el punto en que uno se convierte en ciudadano de segunda clase?
Otra cosa interesante que he aprendido de mi proyecto y de mis viajes es lo malo como elemento vinculante que es la orientación sexual.
Después de viajar tanto y de conocer a tanta gente, déjenme decirles, hay tantos imbéciles y gente adorable y demócratas y republicanos y atletas y reinas y cada otra polarización que puedan pensar en de la comunidad LGBT así como la hay en la raza humana.
Fuera del hecho de que jugamos con una mano legal atada a nuestras espaldas, y que una vez que sobrepasas la narrativa común del prejuicio y lucha, el solo ser otra cosa que heterosexual no significa necesariamente que tengamos algo en común.
Entonces en la proliferación sin fin de caras en la que se se está convirtiendo Self Evident Truths con suerte, aparezca en más y más plataformas, paradas de autobús, espectaculares, páginas de Facebook, protectores de pantalla, tal vez al observar esta procesión de humanidad, algo interesante y útil puede empezar a suceder.
Ojalá estas categorías, estos binarios, estas categorías sobre simplificadas empezaran a ser inútiles y empezaran a derrumbarse.
Porque, en realidad, no describen nada que veamos y a nadie que conozcamos, ni nada de lo que somos.
Lo que vemos son seres humanos en toda su multiplicidad.
Y verlos hace más difícil negar su humanidad.
Por lo menos espero que se vuelva más difícil negar sus derechos humanos.
Así que me parece importante, que pudieran elegir el negar el derecho de vivienda, el derecho de adoptar niños, el derecho al matrimonio, a la libertad de comprar, vivir aquí, comprar aquí.
¿Soy yo a quien escogen desconocer como tu hijo o tu hermano o tu hermana o tu madre o tu padre, tu vecino, tu primo, tu tío, el presidente, tu mujer polícía o el bombero?
Es demasiado tarde.
Porque ya soy todas esas cosas.
Nosotros ya somos todas esas cosas, y siempre lo hemos sido.
Así que no nos reciban como extraños, recíbannos como sus iguales seres humanos, punto.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/io_tillett_wright_fifty_shades_of_gay/