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Charla «Irwin Redlener habla de sobrevivir a un ataque nuclear.» de TED2008 en español.
La cara del terror nuclear ha cambiado desde la Guerra Fría, pero el experto en medicina de desastres, Irwin Redlener, nos recuerda que la amenaza sigue siendo real. Toma como ejemplo algunas absurdas medidas preventivas en la historia y ofrece consejos prácticos sobre cómo sobrevivir a un ataque.
- Autor/a de la charla: Irwin Redlener
- Fecha de grabación: 2008-02-29
- Fecha de publicación: 2008-09-09
- Duración de «Irwin Redlener habla de sobrevivir a un ataque nuclear.»: 1518 segundos
Traducción de «Irwin Redlener habla de sobrevivir a un ataque nuclear.» en español.
Bien, pues una gran pregunta a la que nos enfrentamos ahora y que ha estado ahí durante bastantes años: ¿Hay riesgo de un ataque nuclear? Una pregunta mejor que es, probablemente, más importante que esa, es la noción de eliminar permanentemente esa posibilidad de ataque nuclear, eliminando la amenaza totalmente.
Me gustaría exponerles que, desde que desarrollamos el primer armamento nuclear hasta este mismo momento, hemos vivido en un mundo peligrosamente nuclear que se caracteriza por dos fases, las cuales voy a tratar ahora mismo con ustedes.
La era nuclear empezó en 1945.
Los EEUU habían desarrollado un par de armas nucleares a través del Proyecto Manhattan, y la idea era muy clara: «Usaremos el poder nuclear para acabar con las atrocidades y el horror de esta interminable II Guerra Mundial en la que hemos estado involucrados en Europa y el Pacífico».
Y en 1945, éramos la única potencia nuclear.
Teníamos unas cuantas armas nucleares, dos de las cuales arrojamos en Japón, en Hiroshima; unos días después, en agosto de 1945, en Nagasaki, matando a unas 250.000 personas entre ambas.
Y, durante unos pocos años, éramos la única potencia nuclear de la Tierra.
Pero en 1949, la Unión Soviética decidió que era inaceptable que nosotros fuéramos la única potencia nuclear, y empezaron a igualarse a lo que Estados Unidos había desarrollado.
Y, de 1949 a 1985, hubo un periodo extraordinario de construcción de arsenal nuclear que nadie podría siquiera haber imaginado allá por 1940.
Así, hasta 1985, cada una de estas bombas rojas de aquí arriba es equivalente a miles de cabezas nucleares.
El mundo tenía 65.000 cabezas nucleares, y siete miembros de algo que vino a llamarse «El Club Nuclear».
Fue un gran periodo, y voy a hablar sobre la mentalidad que nosotros…
que los americanos y el resto del mundo estaba experimentando.
Pero quiero subrayarles que el 95% de las armas nucleares de cualquier año desde 1985…
en adelante, claro, eran parte de los arsenales de los EEUU y la Unión Soviética.
Después de 1985, y antes de la ruptura de la Unión Soviética, empezamos a desarmarnos desde un punto de vista nuclear.
Empezamos a contrarrestar eso y bajamos el número mundial de cabezas nucleares hasta aproximadamente un total de 21.000.
Es una cifra muy difícil con la que lidiar, pues lo que hicimos fue «decomisionar» algunas de las cabezas nucleares.
Probablemente, aún pueden utilizarse.
Podrían ser «recomisionadas», pero de la manera en la que ellos cuentan las cosas, que es muy complicada, creemos que tenemos más o menos un tercio de las armas nucleares que teníamos antes.
Pero también, en ese periodo de tiempo, agregamos dos miembros más al Club Nuclear: Pakistán y Korea del Norte.
Así que hoy todavía tenemos un arsenal nuclear enteramente armado en muchos países alrededor del mundo, pero en circunstancias muy diferentes.
Así que voy a hablar de una historia de amenaza nuclear de dos capítulos.
El capítulo uno va de 1949 a 1991, cuando la Unión Soviética se fragmentó y con él lo que habíamos estado lidiando a través de esos años era una carrera de superpotencias nucleares.
Se caracterizaba por una nación contra otra nación, un empate muy frágil.
Y, básicamente, todos esos años hemos vivido, y alguien puede decir que todavía lo hacemos, en una situación de literalmente, estar a punto de una calamidad planetaria apocalíptica.
Es increíble que hayamos tenido que vivir con eso.
Durante esos años, fuimos totalmente dependientes de ese asombroso acrónimo, que es MAD; es sinónimo de Destrucción Mutuamente Asegurada Eso significaba que si tú…
si tú nos atacabas, nosotros te atacábamos, prácticamente a la vez, y el resultado final sería la destrucción de tu país y del mío.
Es decir, la amenaza de mi propia destrucción evitaba que te lanzase un ataque nuclear.
Así es como vivíamos.
Y el peligro de eso, claro está, es que un error en la lectura de un radar podría causar una cuenta atrás, aunque el primer país no hubiese lanzado nada.
Durante este primer capítulo, había una gran conciencia pública sobre una potencial catástrofe nuclear, y una imagen indeleble se había implantado en nuestras mentes colectivas: que el hecho de una holocausto nuclear sería globalmente destructiva, y podría, de alguna forma, significar el fin de la civilización como la conocemos.
Este ha sido el capítulo uno.
Lo raro es que, aunque sabíamos que habría ese tipo de destrucción de la civilización, en América nos comprometíamos a un ciclo de…
y de hecho, en la Unión Soviética…
a un ciclo de planificación de respuestas.
Era absolutamente increíble.
La primera premisa era que íbamos a destruir el mundo, y la segunda, ¿por qué no nos preparamos para ello? Así que…
lo que ofrecimos fue una recopilación de cosas.
Voy a decir algunas por encima, sólo para…
para refrescarles la memoria.
Si han nacido después de 1950, esto es sólo…
considérenlo entretenimiento; si no, es un paseo por la memoria.
Esta era la Tortuga Bert.
Básicamente, era un intento de enseñar a nuestros niños que, si nos comprometíamos a una confrontación nuclear y a una guerra atómica, queríamos que nuestros niños se preocuparan más que nada de agacharse y protegerse.
Eso era el principio.
Habría una confrontación nuclear a punto de estallarnos y, si te escondías debajo del pupitre, todo saldría bien.
(Risas)
Yo no lo hice tan bien en la Facultad de Medicina, en Psiquiatría, pero me interesaba, y creo que esto era bastante ilusorio.
(Risas)
Segundo, decíamos a la gente que bajara a sus sótanos y construyera un refugio antinuclear.
Podría ser un despacho cuando no hubiera una guerra nuclear, o una sala de televisión o, como muchos adolescentes descubrieron, un sitio muy, muy seguro para tener un poco de intimidad con tu novia.
Bueno, que hay muchos usos para un refugio.
O también comprar un refugio antibombas prefabricado, o excavar en la tierra.
Vale, los refugios antibombas…
Digamos que compran uno prefabricado.
Unos cuantos cientos de dólares, quizá 500 si se compran uno chulo.
¿Qué porcentaje de americanos creen que han tenido alguna vez un refugio antibombas en casa? ¿Qué porcentaje vivía en casa con refugio antibombas? Menos del dos por ciento.
Aproximadamente, un 1,4 por ciento de la población, por lo que se sabe, hizo algo…
bien algo en su sótano, bien construir un refugio antibombas.
Muchos edificios…
edificios públicos en el país…
Esto es Nueva York…
tenían esos pequeños signos de defensa civiles, y la idea era que ustedes corrieran dentro de uno de esos refugios y estuvieran a salvo del armamento nuclear.
Y uno de los engaños gubernamentales más grandes de todos los tiempos fue algo que pasó en los primeros tiempos de la FEMA (Protección Civil), y ya sabemos cómo se comportan gracias al Katrina.
Aquí está su primer anuncio público.
Proponían…
y, en realidad, había como seis tomos escritos…
un plan de recolocación de emergencia que dependía de que los EEUU tuvieran 3 ó 4 días de advertencia de que los Soviéticos nos iban a atacar.
Así que la meta era evacuar las ciudades objetivo.
Nos llevaríamos a la gente de las ciudades objetivo al campo.
Y les digo que yo ya testifiqué ante el Senado sobre la absolutamente ridícula idea de que de verdad podríamos evacuar, y de que realmente íbamos a tener 3 ó 4 días de advertencia.
Es completamente surrealista.
Resulta que tuvieron otra idea aparte, aunque esta…
Decían a la gente que era para salvarnos.
La idea era que obligaríamos a los Soviéticos a re-dirigir sus armas nucleares…
algo muy caro…
y a doblar potencialmente su arsenal no sólo para eliminar el sitio original, sino también para eliminar los sitios a los que la gente iba.
Eso era lo que, parece ser, estaba detrás de todo eso.
Era muy, muy escalofriante.
Lo principal aquí es que estamos tratando con una desconexión completa de la realidad.
Los programas de defensa civil estaban desconectados de la realidad que habíamos visto en todo esto de la guerra nuclear.
Así, organizaciones como «Médicos para la Responsabilidad Social», allá por 1979, empezaron a decir esto públicamente.
A bombardearnos con esto.
Iban a nuestra ciudad y decían: «Aquí hay un mapa de la ciudad.
Esto es lo que va a pasar si tenemos un golpe nuclear».
Así que no había posibilidad de una respuesta médica o una preparación razobable para una guerra nuclear global.
Teníamos que prevenir la guerra nuclear si esperábamos sobrevivir.
En realidad, esta desconexión nunca se resolvió.
Y lo que pasó fue…
Nos adentramos en el Capítulo Dos de la era de la amenaza nuclear, que empezó en 1945.
El Capítulo Dos empieza en 1991.
Cuando la Unión Soviética se rompió, efectivamente, perdimos a ese adversario como un atacante potencial de los Estados Unidos, mayormente.
Pero no se había ido completamente.
Volveré a eso.
Pero, desde 1991 hasta ahora, recalcado por los ataques de 2001, la idea de una guerra nuclear global ha disminuido, y en su lugar, tenemos la idea de un evento aislado de terrorismo nuclear.
Aunque el escenario ha cambiado considerablemente, el hecho es que nosotros no hemos cambiado nuestra imagen mental de lo que significa una guerra nuclear.
Por lo que voy a contarles las repercusiones de eso en un segundo.
¿Qué es una amenaza de terror nuclear? Hay cuatro ingredientes clave para describir eso.
Lo primero es que las armas nucleares globales…
en las reservas que les he enseñado en esos mapas originales…
resulta que no son uniformemente seguras.
Y, particularmente, no son seguras en la Unión Soviética, ahora en Rusia.
Hay muchos, muchos sitios donde se almacenan cabezas nucleares y, de hecho, muchos sitios donde hay materiales fisionables, como uranio y plutonio altamente enriquecidos, son completamente inseguros.
Se pueden comprar, robar, lo que sea.
Son adquiribles, déjenme decirlo así.
De 1993 a 2006, la Agencia Internacional de Energía Nuclear documentó 175 casos de robo nuclear, 18 de los cuales involucraban uranio o plutonio altamente enriquecidos, los ingredientes principales para hacer un arma nuclear.
Las reservas globales de uranio altamente enriquecido van de unas 1.300, por lo bajo, a unas 2.100 toneladas.
Más de 100 megatones de todo esto están almacenados en lugares de Rusia realmente inseguros.
¿Cuánto de eso creen ustedes que haría falta para construir una bomba de 10 kilotones? Bien, pues necesitarían unos 34 kilos.
Lo que quiero enseñarles es qué haría falta para guardar 34 kilos de uranio altamente enriquecido.
Esto no es sólo guardar un producto…
de hecho, si fuera Coca-Cola, me daría igual, pero…
(Risas)
pero…
pero básicamente, esto es.
Esto es lo que necesitarían para robar o comprar esas reservas de 100 toneladas, relativamente inseguras para crear el tipo de bomba que se usó en Hiroshima.
Ahora, quizá quieran mirar el plutonio como otro material fisionable que podrían usar en una bomba.
Necesitarían de 4,5 a 6 kilos de plutonio.
Ahora, el plutonio…
de 4,5 a 6 kilos…
ya está.
Este plutonio es suficiente para crear una bomba atómica del tamaño de la de Nagasaki.
Ahora, la situación ya…
saben, no me gusta pensar en eso aunque, no sé cómo, tengo un trabajo donde tengo que pensar en eso, así que…
El caso es que estamos muy, muy inseguros en términos de desarrollo de este material.
La segunda cosa es, ¿Qué se necesita para hacerlo? Y hay mucha controversia sobre si las organizaciones terroristas tienen conocimientos para hacer un arma nuclear.
Bueno, hay mucho conocimiento ahí fuera.
Hay una increíble cantidad de conocimiento ahí fuera.
Hay información detallada sobre cómo montar por piezas un arma nuclear.
Hay libros sobre cómo construir una bomba nuclear.
Hay planos sobre cómo crear una granja del terror donde se pueda manufacturar y desarrollar todos los componentes y después montarlos.
Toda esta información está relativamente disponible.
Si se han licenciado en física, le sugeriría…
bueno, no, así que igual ni es verdad…
pero algo parecido a eso le permitiría, con la información disponible, construir un arma nuclear.
El tercer elemento de una amenaza de terror nuclear es, ¿quién iba a hacer algo así realmente? Bien, lo que vemos ahora es un nivel de terrorismo que involucra personas altamente organizadas.
Están muy dedicadas y muy comprometidas.
Son apátridas.
Alguien dijo una vez que al Qaeda no tenía dirección conocida, por lo que, si nos atacaban con un arma nuclear, ¿cuál sería la respuesta, y a quién? Están a salvo de represalias.
Ya que no hay ningún castigo real posible, daría igual, pues hay gente dispuesta a dar sus vidas para hacernos mucho daño.
Parece evidente que toda esa noción de la Destrucción Mutua Asegurada no funcionaría.
Este es Sulaiman Abu Ghaith, y Sulaiman era un teniente clave de Osama Bin Laden.
Escribió muchas, muchas frases como esta: «Tenemos el derecho a matar a cuatro millones de Americanos, dos millones de los cuales deben ser niños».
Y no tenemos que cruzar el océano para encontrar gente dispuesta a herir, cualesquiera sean sus razones.
McVeigh y Nichols y el ataque a Oklahoma City en 1990 es un buen ejemplo de terroristas locales.
¿Qué habría pasado si hubieran tenido un arma nuclear? El cuarto elemento es el alto valor de los objetivos americanos era accesible, fáciles y abundante.
Esto sería para otra charla, pero el nivel de preparación que los EEUU ha conseguido desde el 11S es increíblemente inadecuado.
Lo que vieron después del Katrina es un buen indicador de lo poco preparado que está EEUU para un ataque masivo.
Siete millones de contenedores de barco entran en los EEUU cada año.
Sólo se inspeccionan del 5 al 7%…
del 5 al 7%.
Este es Alexander Lebed, un general que trabajó con Yeltsin, que habló y presentó en el Congreso su idea de que los rusos habían desarrollado bombas maletín.
Estaban poco cargadas: de 0,1 a 1 kilotón…
Hiroshima tenía unos 13 kilotones…
pero suficiente para hacer una cantidad de daño tremenda.
Y Lebed vino a los EEUU y nos dijo que muchas…
más del 80% de las bombas maletín, no respondían ante nadie.
Eran así.
Era algo bastante simple.
Ponías tus cosas en un maletín.
Y se hacía portátil.
El maletín podía dejarse convenientemente en el maletero del coche.
Podías llevarlo donde quisieras y detonarlo.
No quiere fabricar una bomba maletín, y resulta que obtiene una de esas inseguras cabezas nucleares que existen…
este es el tamaño de «Little Boy», la bomba que se arrojó sobre Hiroshima.
Medía unos 3 metros, pesaba 4.000 kilos.
Bajen a un sitio de alquiler de camiones, y por unos 50 pavos, pueden alquilar un camión que tenga capacidad para llevar su bomba, la ponen en su camión y ya están listos para irse.
Podría pasar, pero, ¿qué significaría y quién sobreviviría? No se puede obtener una probabilidad exacta, pero lo que intento decir es que tenemos todos los elementos para que eso pase.
Cualquiera que desestime el pensamiento de que los terroristas pueden usar armas nucleares, se está engañando.
Creo que hay mucha gente de la comunidad investigadora, mucha gente que trabaja con esto, que piensa que es casi inevitable a menos que hagamos ciertas cosas para intentar disminuir el riesgo, como interceder mejor, prevenir mejor, un mayor control…
ya saben, inspeccionar mejor los contenedores que llegan al país a partir de ahora…
Hay mucho que puede hacerse para mantenernos más seguros.
En este preciso momento, podríamos acabar viendo una detonación nuclear en una de nuestras ciudades.
No creo que veamos una guerra nuclear total muy pronto, aunque no está del todo fuera de lugar.
Todavía hay suficientes armas nucleares en los arsenales de las superpotencias para destruir la tierra muchísimas veces.
Hay puntos álgidos en India y Pakistán, en el Medio Oriente, en Korea del Norte, otros sitios en los que el uso de armas nucleares, si bien eran inicialmente locales, podrían rápidamente convertirse en una situación de enfrentamiento de una guerra nuclear total.
Muy inquietante.
Bien.
Vamos allá.
Estoy en mi camión conduciendo por el puente de Brooklyn.
Bajamos y dejamos ese camión que acaban de ver en algún sitio del distrito financiero.
Es una bomba de 10 kilotones, ligeramente más pequeña que la de Hiroshima.
Y quiero concluir dándoles un poco de información.
Creo que…
es algo así como «información útil».
Primero, sería más terrible de lo que nadie sería capaz de imaginar.
Es el final.
Si están a medio kilómetro de donde esta bomba estalló, tienen un 90% de probabilidades de no contarlo.
Si están justo donde la bomba estalló, se evaporarán.
Y esto…
Ya les digo, no es bueno.
(Risas)
Ya lo suponen.
A 3 kilómetros, tienen un 50 por ciento de posibilidades de que les mate, y a unos 12 kilómetros de distancia…
estoy hablando de morir en el acto…
tienen entre un 10 y un 20 por ciento de posibilidades de morir.
El caso es que la experiencia en detonación nuclear es…
Primero de todo, 10 millones de grados Fahrenheit aquí, en el núcleo, donde todo explota, y una cantidad extraordinaria de energía en forma de calor, de radiación grave y efectos devastadores.
Un viento parecido al de un huracán y una destrucción de edificios casi total en este círculo amarillo de aquí.
Y en lo que me voy a centrar, a modo de conclusión aquí, es en qué es lo que les pasa si están aquí.
Bien, si hablamos de los viejos tiempos de un ataque nuclear total, ustedes, aquí arriba, están tan muertos como la gente de aquí.
Un punto irrelevante.
Lo que digo es que hay mucho que podemos hacer por los que están aquí, si han sobrevivido a la explosión inicial.
Lo han hecho, una vez la explosión ha pasado…
Y, por cierto, si alguna vez les pasa, no la miren.
(Risas)
Si la miran, se quedarán ciegos, temporal o permanentemente.
Así que si hay alguna forma de que lo eviten, como apartar los ojos, estaría bien.
Si resulta que están vivos, pero se encuentran en las inmediaciones de un arma nuclear, tienen…
si ya ha pasado…
tienen de 10 a 20 minutos, dependiendo del tamaño y de dónde estalló exactamente, para irse de ahí, antes de que una cantidad letal de radiación salga de esa nube de hongo que sube.
En esos 10 o 15 minutos, lo que tienen que hacer…
y lo digo en serio…
es irse a un kilómetro y medio de la explosión.
Y lo que pasa es…
Voy a enseñarles algunas columnas radioactivas.
En 20 minutos, baja directamente; en 24 horas, la radiación letal se va con el viento predominante, la mayoría de las veces en esta dirección: nordeste.
Si están aquí cerca, tienen que marcharse.
Si sienten el viento, y el viento es tremendo ahora, así que lo van a sentir, tienen que ir perpendicular al viento o en su dirección, si son capaces de ver que la explosión estaba frente a ustedes.
Tienen que salir de ahí.
Si no salen de ahí, van a estar expuestos a una radiación letal en muy poco tiempo.
Si no pueden salir, tienen que ir a un refugio y quedarse ahí.
Un refugio de un área urbana significa que tienen que estar bien en un sótano lo más profundo posible, bien en un piso…
un piso alto, si ha explotado en el suelo, lo que sería algo más del noveno piso.
Así que deben estar en el piso diez o más, o en el sótano.
Pero básicamente, tienen que huir de la ciudad rápidamente.
Y si hacen eso, pueden sobrevivir a una explosión nuclear.
De unos días a una semana, habrá una nube de radiación…
otra vez, vayan con el viento y quédense a unos 25 o 33 kilómetros…
Long Island, en este caso.
Y si están justo en la zona de explosión, aquí, de verdad, tienen que refugiarse o marcharse, y no hay más.
Pero si están refugiados, pueden sobrevivir.
La diferencia entre conocer la información y lo que van a hacer, y no saberlo, puede salvarles la vida.
Esa podría ser la diferencia entre 150.000 o 200.000 muertes algo así, y de medio millón a 700.000.
Así que una planificación de respuesta en el siglo 21 es posible y esencial.
Pero en el 2008, no hay una sola ciudad americana que haya hecho planes eficaces para lidiar con un desastre nuclear.
Parte del problema es que los planificadores de emergencia, personalmente, están psicológicamente desbordados por el pensamiento de una catástrofe nuclear.
Se paralizan.
Les dices «nuclear» y ya piensan: «Dios mío, estamos muertos.
¿Qué más da? Es inútil».
Intentamos decirles que no es inútil: podemos cambiar las tasas de supervivencia haciendo algunas cosas sensatas.
La meta aquí es minimizar las víctimas.
Y quiero dejarles con algunos puntos que creo les pueden interesar.
La clave para sobrevivir a un ataque nuclear es marcharse, y no meterse en el foco del problema.
Esto es de lo que vamos a hablar aquí.
Y, cuanto más lejos estén, más tiempo habrá desde la explosión inicial, y cuanta más separación haya entre usted y la atmósfera exterior, mejor.
Así que la separación…
de cemento o suciedad…
o estar en un refugio…
La distancia y el tiempo es lo que les salvará.
Esto es lo que tienen que hacer.
Primero, como dije, no miren a la luz, si pueden.
No sé si podrían resistir eso.
Pero supongamos que, teóricamente, quieren hacerlo.
Quieren tener la boca abierta para que sus tímpanos no se rompan por la presión.
Si están muy cerca, lo que tienen que hacer es agacharse y cubrirse, como les dijo Bert…
Bert la Tortuga.
Y deben meterse debajo de algo para que los objetos no les hieran ni les maten, si es posible.
Tienen que irse de la nube radioactiva inicial, en pocos minutos, y refugiarse.
Tienen que moverse en la dirección del viento o paralelos a él durante 2 kilómetros.
Ya saben, si están ahí fuera y ven edificios destruidos, y en esa dirección están menos destruidos, pues ya saben que la explosión fue ahí, y tienen que ir por aquí, siempre y cuando vayan paralelos al viento.
Una vez que han evacuado, tienen que taparse toda la piel que puedan, cubrirse la nariz y la boca, siempre que eso no les impida moverse y marcharse de ahí.
Finalmente, tienen que descontaminarse lo más pronto posible.
Si llevan ropa, tienen que quitársela, ducharse en algún sitio y eliminar la radiación que haya podido…
el material radioactivo que pueda haber en ustedes.
Y luego deben quedarse en el refugio de 48 a 72 horas mínimo, pero van a aguardar esperanzados…
Tienen una radio pequeña que no necesita pilas, y esperarán hasta que la gente les diga que es seguro estar fuera.
Eso es lo que necesitan hacer.
Para concluir, una guerra nuclear es menos probable que antes, pero no impensable, y no se puede sobrevivir a ella.
El terrorismo nuclear es posible, pero es probable que se sobreviva a él.
Y este es Jack Geiger, uno de los héroes del Sistema de Salud Público americano.
Y Jack dice que la única manera de lidiar con cualquier cosa nuclear, tanto guerra como terrorismo, es la abolición de las armas nucleares.
Claro, hay que trabajar en algo después de haber arreglado el calentamiento global.
Les invito a pensar en el hecho de que tenemos algo que hacer al respecto de esta inaceptable e inhumana realidad de las armas nucleares del mundo.
Esta es mi diapositiva favorita de Defensa Civil…
(Risas)
No quiero ser indiscreto, pero…
bueno…
ya no está al cargo.
No nos importa, vale.
Alguien me mandó esto, alguien aficionado a los procedimientos en defensa civil, pero el quid de la cuestión es que América ha pasado por un momento muy duro.
No nos hemos centrado, no hemos hecho lo que teníamos que hacer, y ahora nos enfrentamos a un potencial infierno en la Tierra.
Gracias.
https://www.ted.com/talks/irwin_redlener_how_to_survive_a_nuclear_attack/