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Itay Talgam: Liderar como los grandes directores de orquesta – Charla TEDGlobal 2009

Charla «Itay Talgam: Liderar como los grandes directores de orquesta» de TEDGlobal 2009 en español.

Un director de orquesta afronta el máximo reto de liderazgo: crear armonía perfecta sin decir una palabra. En esta esta encantadora charla, Itay Talgam muestra el estilo único de seis grandes directores del siglo XX, ilustrando lecciones cruciales para cualquier líder.

  • Autor/a de la charla: Itay Talgam
  • Fecha de grabación: 2009-07-24
  • Fecha de publicación: 2009-10-21
  • Duración de «Itay Talgam: Liderar como los grandes directores de orquesta»: 1251 segundos

 

Traducción de «Itay Talgam: Liderar como los grandes directores de orquesta» en español.

El momento mágico, el momento mágico de dirigir.

Que es: Te subes al escenario; hay una orquesta sentada.

Están todos, ya saben, calentando y en lo suyo.

Y me subo al podio.

Ya saben, la pequeña oficina del director.

O más bien, un cubículo, un cubículo abierto, con mucho espacio.

Y, delante de todo ese ruido, haces un gesto muy pequeño.

Algo parecido a esto, sin mucha pompa, no muy sofisticado, esto.

Y, de repente, enmedio del caos, orden.

El ruido se convierte en música.

Esto es fantástico.

Y es tan tentador pensar que todo gira en torno a mí…


(Risas)
Todas estas personas increíbles, virtuosos, ellos hacen ruido, me necesitan a mí para conseguir eso.

No.

En realidad no.

Si fuera así, simplemente les ahorraría esta charla, y les enseñaría el gesto.

Así, podrían ir ahí fuera y hacer esto en la empresa que sea o donde quieran, y tener armonía perfecta.

No funciona.

Veamos el primer vídeo.

Espero que crean que es un buen ejemplo de armonía.

Y luego hablaremos un poco sobre cómo ocurre.

(Música)

¿Ha sido agradable?

Así que, si ha sido una especie de éxito, entonces,

¿a quién deberíamos agradecerle el éxito?

Quiero decir, obviamente los músicos de la orquesta tocan maravillosamente, la Orquesta Filarmónica de Viena.

A menudo ni siquiera miran al director.

Luego tienen a la audiencia dando palmas, sí, participando realmente en la ejecución de la música.

Ya saben, el público vienés normalmente no interfiere con la música.

Esto es lo más cercano a una fiesta de danza del vientre oriental que podrán encontrarse jamás en Viena.


(Risas)
No como en Israel, por ejemplo, donde el público tose todo el tiempo.

¿Saben?

Arthur Rubinstein, el pianista, solía decir: «En cualquier lugar del mundo, la gente que tiene la gripe, va al doctor.

En Tel Aviv vienen a mis conciertos».


(Risas)
Así que es una especie de tradición.

Pero el público vienés no hace eso.

Aquí hacen una excepción, sólo para formar parte de ello, para formar parte de la orquesta, y es sensacional.

¿Saben?

El público, como ustedes, sí, hacen el evento posible.

Pero,

¿qué pasa con el director?

¿Qué pueden decir sobre lo que el director hacía en realidad?

Um, éll estaba…contento.

A menudo les enseño esto a altos directivos.

Y a la gente le molesta.

«Vienes a trabajar.

¿Cómo es que estás tan contento?

» Tiene que haber algo mal aquí,

¿no?

Pero él está difundiendo felicidad.

Y yo creo que lo importante es que esta felicidad no viene sólo de su propia historia y su disfrute con la música.

La dicha consiste en hacer posible que las historias de otras personas sean oídas al mismo tiempo.

Tienes la historia de la orquesta como cuerpo profesional.

Tienes la historia del público como una comunidad,

¿sí?

Y tienes las historias de los individuos en la orquesta y en el público.

Y luego hay otras historias que no se ven: la gente que construyó esta maravillosa sala de conciertos; la gente que construyó los Stradivarius, Amati, todos esos preciosos instrumentos.

Y todas estas historias están siendo escuchadas al mismo tiempo.

Está es la experiencia real en un concierto en directo.

Esa es la razón para salir de casa,

¿sí?

Y no todos los directores hacen simplemente eso.

Veamos a alguien más, a un gran director, Riccardo Muti, por favor.

(Música) Bueno, ha sido un poco corto.

Pero han podido ver que es una figura completamente diferente,

¿verdad?

Él es increíble.

Es muy autoritario,

¿sí?

Muy claro.

Quizás demasiado claro.

¿Podemos hacer una pequeña demostración?

¿Serían mi orquesta por un segundo?

¿Pueden cantar la primera nota de Don Giovanni, por favor?

Tienen que cantar «Aaaaaah», y yo les pararé.

¿De acuerdo?

¿Preparados?

Público: ♫ Aaaaaah…♫ Itay Talgam: Pero, venga, conmigo.

Si lo hacen sin mí me voy a sentir incluso más redundante de lo que ya me siento.

Así que, por favor, esperen al director.

Ahora, mírenme.

«Aaaaaah», y yo les pararé.

Vamos.

Público: ♫…Aaaaaah…♫
(Risas)
Itay Talgam: Bueno, tendremos una pequeña charla después.


(Risas)
Pero…es que hay un puesto libre para…

Pero…
(Risas)
han podido ver que se puede parar a una orquesta con un dedo.

Ahora,

¿qué es lo que hace Riccardo Muti?

Hace algo así…


(Risas)
Y luego, como que…


(Risas)
Así que no sólo la instrucción está clara, también lo está la sanción, lo que ocurrirá si no hacen lo que les digo.


(Risas)
Así que,

¿funciona?

Sí, funciona, pero hasta cierto punto.

Cuando le preguntan a Muti, «

¿Por qué diriges así?

» Él dice: «Yo soy el responsable».

Responsable ante él.

No, no se refiere a Él.

Se refiere a Mozart, que está
(Risas)
como en el tercer asiento desde el centro.


(Risas)
Así que él dice: «Si yo —
(Aplausos)
Si yo soy responsable ante Mozart, esta será la única historia que será contada.

Es Mozart tal y como yo, Riccardo Muti, lo entiendo».

¿Y saben lo que le ocurrió a Muti?

Hace tres años le llegó una carta firmada por todos los 700 empleados de La Scala, los empleados músicos, los músicos, diciendo: «Eres un gran director.

No queremos trabajar contigo.

Por favor, renuncia».


(Risas)
«

¿Por qué?

Porque no nos dejas desarrollarnos.

Nos usas como instrumentos, no como compañeros.

Y nuestro disfrute con la música, etc., etc…» Así que tuvo que renunciar.

¿No es bueno?


(Risas)
Es un gran tipo.

Realmente un gran tipo.

Bueno,

¿se puede hacer con menos control, o con un tipo de control diferente?

Veamos al siguiente director, Richard Strauss.

(Música) Temo que crean que le he elegido a él porque es una persona mayor.

No es verdad.

Cuando era joven, cuando tenía unos 30, escribió lo que él llamó «Los diez mandamientos para los directores».

El primero era: Si sudas al final de un concierto significa que has debido hacer algo mal.

Ese es el primero.

El cuarto les va a encantar.

Dice: Nunca mires a los trombones — esto sólo les anima.


(Risas)
Así que la idea general es realmente dejar que todo suceda por sí mismo.

No interferir.

Pero,

¿cómo ocurre?

¿Le vieron pasar las páginas en la partitura?

Ahora, o bien está senil, y no se acuerda de su propia música, porque la escribió él, o en realidad les está transfiriendo un importante mensaje, que dice: «Vamos, tenéis que tocar lo que dice la partitura.

No se trata de mi historia.

No se trata de vuestra historia.

Se trata sólo de ejecutar la música escrita, no de interpretación».

La interpretación es la historia real del artista.

Así que, no, él no quiere eso.

Ese es un tipo de control diferente.

Veamos otro super-director, un super-director alemán, Herbert von Karajan, por favor.

(Música)

¿Qué es diferente?

¿Han visto sus ojos?

Cerrados.

¿Han visto las manos?

¿Han visto este tipo de movimiento?

Déjenme dirigirles a ustedes.

Dos veces.

Una como Muti, y ustedes darán una palmada, sólo una vez.

Y luego como Karajan.

Veamos que ocurre,

¿de acuerdo?

Como Muti.

¿Preparados?

Porque Muti…


(Risas)

¿De acuerdo?

¿Listos?

Hagámoslo.

Público: (Palmada) Itay Talgam: Mmm…otra vez.

Público: (Palmadas) Itay Talgam: Bien.

Ahora como Karajan.

Ya que están entrenados, déjenme que me concentre, que cierre los ojos.

Vamos, vamos.

Público: (Palmadas)
(Risas)
Itay Talgam:

¿Por qué no todos juntos?


(Risas)
Porque no sabían cuándo tocar.

Y les digo, incluso la Filarmónica de Berlín no sabe cuándo empezar tocar.


(Risas)
Pero les diré cómo lo hacen.

Sin cinismos.

Esta es una orquesta alemana,

¿sí?

Miran a Karajan.

Y luego, se miran unos a otros.


(Risas)
«

¿Tú entiendes lo que quiere este tipo?

» Y después de hacer esto, se miran realmente unos a otros, y los primeros músicos de la orquesta dirigen a todo el conjunto para tocar juntos.

Y cuando le preguntan a Karajan sobre esto, dice: «Sí, el peor daño que podría causarle a mi orquesta es darles una instrucción clara.

Porque eso impediría la unión, escucharse unos a otros, lo cual es necesario en una orquesta».

Esto es genial.

¿Y qué pasa con los ojos?

¿Por qué tiene los ojos cerrados?

Hay una historia muy bonita sobre Karajan dirigiendo en Londres.

Le está dando la entrada a un flautista así.

El tipo no tiene ni idea de qué hacer.


(Risas)
«Maestro, con todos mis respetos,

¿cuándo debo empezar?

» Y

¿cuál creen que fue la respuesta de Karajan?

¿Cuándo debía empezar?

«Ah, sí», dice, «empieza cuando ya no puedas aguantar más».


(Risas)
Lo que significa que debes saber que no tienes autoridad para cambiar nada.

Es mi música.

La música real está sólo en la mente de Karajan.

Y tienes que leer mi mente.

Así que estás bajo una tremenda presión porque no te doy la orden, y aún así, debes leerme la mente.

Es un tipo de control diferente, muy espiritual, pero aún así, un control muy firme.

¿Se puede hacer de otra manera?

Por supuesto.

Volvamos al primer director que hemos visto: se llama Carlos Kleiber.

Siguiente video, por favor.

(Música)
(Risas)
Bien, es diferente.

Pero

¿no está controlando de la misma forma?

No.

Porque no les está diciendo qué deben hacer.

Cuando hace esto, no es «Coge tu Stradivarius y, como Jimi Hendrix, destrózalo contra el suelo».

No, no es eso.

Él dice: «Este es el gesto de la música.

Estoy abriendo un espacio para que ustedes añadan otra capa de interpretación».

Y eso es otra historia.

Pero,

¿cómo funcionan realmente todos juntos si no les da instrucciones?

Es como estar en una montaña rusa,

¿sí?

No te están dando instrucciones en realidad, pero las propias fuerzas del proceso te mantienen en tu sitio.

Y eso es lo que él hace.

Lo más interesante es que la montaña rusa no existe realmente.

No es algo físico.

Está en la mente de los músicos.

Y eso es lo que les convierte en compañeros.

Tienes el plan en tu cabeza.

Sabes lo que tienes que hacer, incluso si Kleiber no te dirige y está aquí y allá.

Tú sabes lo que hay que hacer.

Y te conviertes en un compañero al construir la montaña rusa, sí, con sonido, al tiempo que te montas en ella.

Esto es muy emocionante para esos músicos.

Y luego necesitan ir a un sanatorio durante dos semanas.


(Risas)
Cansa mucho,

¿sí?

Pero es la mejor forma de crear música, de esta forma.

Por supuesto, no se trata tan solo de motivación y de transmitirles una gran cantidad de energía física.

También debes ser muy profesional.

Miren otra vez esto, Kleiber.

¿Podemos poner el siguiente vídeo rápidamente?

Verán lo que pasa cuando ocurre un error.

(Música) De nuevo, ven un lenguage corporal muy bonito.

(Música) Pero ahora hay un trompetista que hace algo no exactamente de la manera en que debería hacerse.

Sigan el vídeo.

Miren.

¿Ven?

La segunda vez para el mismo músico.


(Risas)
Y una tercera vez para el mismo músico.


(Risas)
«Espérame después del concierto.

Tengo que hacerte un pequeño anuncio».

¿Saben?

Cuando se necesita, la autoridad está ahí.

Es muy importante.

Pero la autoridad no es suficiente para convertir a la gente en compañeros.

Veamos el siguiente vídeo, por favor.

Vean lo que ocurre aquí.

Puede que se sorprendan habiendo visto a Kleiber como un tipo tan hiperactivo.

Aquí está dirigiendo Mozart.

(Música) Toda la orquesta está tocando.

(Música) Ahora algo diferente.

(Música)

¿Ven?

Él está ahí al cien por cien, pero no mandando, no diciendo lo que hay que hacer.

Más bien disfrutando con lo que está haciendo el solista.

(Música) Ahora otro solo.

A ver qué les llega de esto.

(Música) Miren los ojos.

Bien.

¿Ven eso?

Lo primero es que es un tipo de halago que a todos nos gusta recibir.

No es una reacción.

Es un «Mmm…», sí, viene de aquí.

Y eso es bueno.

Y lo segundo es que se trata de estar realmente en control, pero de una forma muy especial.

Cuando Kleiber hace…

¿vieron sus ojos, yendo desde aquí?

(Cantando)

¿Saben lo que ocurre?

Deja de existir la fuerza de gravedad.

Kleiber no sólo crea un proceso, También crea las condiciones del mundo en el que ocurre ese proceso.

Así que, de nuevo, el oboe es completamente autónomo y, por lo tanto, feliz y orgulloso de su trabajo, y creativo, y todo eso.

Y el nivel en el que Kleiber está en control es un nivel diferente.

Así que el control no es más un juego de suma cero.

Tú tienes este control.

Y al ponerlo todos juntos, en asociación, se crea la mejor música.

De modo que para Kleiber se trata de un proceso.

Para Kleiber se trata de las condiciones en ese mundo.

Pero se necesita tener un proceso y un contenido para crear el significado.

Lenny Bernstein, mi propio maestro, como era un gran profesor, siempre empezaba por el significado.

Miren esto, por favor.

(Música)

¿Recuerdan la cara de Muti, al principio?

Bien, él tenía una expresión magnífica, pero sólo una.


(Risas)

¿Han visto la cara de Lenny?

¿Saben por qué?

Porque el significado de la música es dolor.

Y está sonando un sonido doloroso.

Y miran a Lenny y él está sufriendo, pero no en una forma en que quieres que pare.

Es un sufrimiento como…disfrutando de una forma judía, como dicen.


(Risas)
Pero pueden ver la música en su cara.

Pueden ver que deja la batuta.

No más batuta.

Ahora es sobre ti, sobre el músico que toca, contando la historia.

Ahora es al revés.

Tú estás contando la historia.

E incluso si es brevemente, te conviertes en el narrador para la comunidad, para toda la comunidad que está escuchando.

Y Bernstain hace eso posible.

¿No es maravilloso?

Bien, si estás haciendo todas estas cosas de las que hemos hablado, juntas, y quizás alguna otra, puedes llegar a este punto maravilloso de hacer sin hacer.

Y, para el último vídeo, creo que este es simplemente el mejor título.

Mi amigo Peter dice: «Si amas algo, déjalo ir».

Así que, por favor…

(Música)
(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/itay_talgam_lead_like_the_great_conductors/

 

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