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Jackson Katz: La violencia contra las mujeres: un asunto de hombres – Charla TEDxFiDiWomen

Charla «Jackson Katz: La violencia contra las mujeres: un asunto de hombres» de TEDxFiDiWomen en español.

La violencia doméstica y el abuso sexual a menudo se llaman «asuntos de mujeres». Pero en esta charla audaz, tajante, Jackson Katz señala que son intrínsecamente cuestiones de hombres, y muestra cómo estas conductas violentas están vinculadas a las definiciones de la hombría masculina. Una llamada clara para todos nosotros, mujeres y hombres, para desafiar a las conductas inaceptables y ser líderes del cambio.

  • Autor/a de la charla: Jackson Katz
  • Fecha de grabación: 2012-11-30
  • Fecha de publicación: 2013-05-29
  • Duración de «Jackson Katz: La violencia contra las mujeres: un asunto de hombres»: 1060 segundos

 

Traducción de «Jackson Katz: La violencia contra las mujeres: un asunto de hombres» en español.

Voy a compartir con Uds.

una perspectiva de cambio de paradigma en los temas de violencia de género: agresión sexual, violencia doméstica, abuso en la relación, acoso sexual, abuso sexual de niños.

Toda la gama de cuestiones a las que me referiré en corto como «cuestiones de violencia de género», que han sido vistas como cuestiones de mujeres en los que algunos hombres buenos ayudan, pero tengo un problema con ese marco y no lo acepto.

No lo veo como asuntos de mujeres en los que algunos hombres buenos ayudan.

De hecho, voy a argumentar que se trata de asuntos de hombres, primero y ante todo.

(Aplausos) Ahora, obviamente, también son temas de mujeres, me doy cuenta, pero llamar a la violencia de género un tema de mujeres, es parte del problema, por un número de razones.

La primera es que da a los hombres una excusa para no prestar atención.

¿Verdad? Muchos hombres oímos el término «asuntos de mujeres» y tendemos a desconectarlo, y pensamos, «¡Eh!, yo soy un hombre.

Eso es para las chicas», o «Eso es para las mujeres».

Y muchos hombres literalmente no van más allá de la primera frase como resultado de ello.

Es casi como si se activara un chip en nuestro cerebro y las vías neuronales dirigieran nuestra atención en una dirección diferente cuando escuchamos el término «asuntos de mujeres».

Esto es también verdad, por cierto, para la palabra «género», porque mucha gente oye la palabra «género» y piensan que significa «mujeres».

Así que piensan que las cuestiones de género son sinónimo de asuntos de mujeres.

Existe cierta confusión sobre el término género.

Y realmente, permítanme ilustrar esa confusión con una analogía.

Vamos a hablar un momento de raza.

En los EE.UU., cuando oímos la palabra «raza» mucha gente cree que significa afroamericano, latino, asiático americano, nativo americano, surasiático, de las Islas del Pacífico y así.

Mucha gente, cuando escucha la palabra «orientación sexual» cree que es gay, lesbiana, bisexual.

Y mucha gente, cuando escucha la palabra «género», cree que significa mujeres.

En cada caso, el grupo dominante no pone atención.

¿Verdad? Como si los blancos no tuvieran un tipo de identidad racial o no pertenecieran a alguna categoría racial o constructo, como si las personas heterosexuales no tuvieran una orientación sexual, como si los hombres no tuvieran un género.

Se trata de una de las formas que mantienen los sistemas dominantes de reproducirse a sí mismos, que es decir que el grupo dominante rara vez es desafiado siquiera a pensar en su dominio, porque esa es una de las características claves del poder y el privilegio, la habilidad de no examinarse, la falta de introspección, de hecho se representan invisibles en gran medida en el discurso de temas que son principalmente sobre nosotros.

Y es increíble cómo funciona en la violencia doméstica y sexual, cómo los hombres en gran parte han sido borrados de la conversación sobre un tema que es central a los hombres.

Y voy a ilustrar lo que estoy hablando mediante el uso de la tecnología antigua.

Soy de la vieja escuela en algunos temas fundamentales.

Trabajo en…

hago películas…

y trabajo con alta tecnología, pero todavía soy de la vieja escuela como educador, y quiero compartir con Uds.

este ejercicio que ilustra en el nivel de la estructura de la oración la forma en que pensamos, literalmente la manera en que usamos el lenguaje, que conspira para mantener fuera la atención de los hombres.

Es sobre la violencia doméstica en particular pero puede conectar con otros análogos.

Esto viene de la obra de la lingüista feminista Julia Penelope.

Comienza con una frase de composición básica: «Juan le pega a María».

Es una buena oración.

Juan es el sujeto.

Pega es el verbo.

María es el objeto.

Buena frase.

Ahora vamos a pasar a la segunda frase, que dice lo mismo en la voz pasiva.

«María fue golpeada por Juan».

Y ahora ha sucedido mucho en una sola frase.

Hemos pasado de «Juan le pega a María» a «María fue golpeado por Juan».

Hemos cambiado, en una frase, nuestro foco de Juan a María, y se puede ver que Juan está muy cerca del final de la oración, bien, cerca de dejar el mapa de nuestro plano psíquico.

En la tercera oración, John sale, y tenemos, «María fue golpeada», y ahora se trata de María.

No estamos pensando en John.

Se centra totalmente en María.

Durante la última generación, el término que hemos utilizado sinónimo de «golpeada» es «maltratada», así que tenemos «María fue maltratada».

Y la oración definitiva en esta secuencia, que fluye de los demás, es, «María es una mujer maltratada».

Así que ahora la identidad de María —María es una mujer maltratada— es lo mismo que lo hecho a ella por Juan en primera instancia.

Pero hemos demostrado que Juan hace mucho tiempo ha dejado la conversación.

Ahora, los que trabajamos en la violencia doméstica y sexual sabemos que culpar a la víctima es algo generalizado en esta esfera, es decir, culpar a la persona a la que se le hizo algo en lugar de a la persona que lo hizo.

Y decimos cosas como, ¿por qué estas mujeres salen con estos hombres? ¿Por qué son atraídas por estos hombres? ¿Por qué ellas regresan? ¿Por qué se vistió así para la fiesta? Qué cosa tan estúpida.

¿Por qué estaba tomando con ese grupo de muchachos en esa habitación de hotel? Se trata de culpar a la víctima, y existen numerosas razones para ello, pero una de ellas es que toda nuestra estructura cognitiva se configura culpando a las víctimas.

Todo inconsciente.

Nuestra estructura cognitiva está toda configurada para hacer preguntas sobre las mujeres y las opciones de las mujeres y lo que están haciendo, pensando y usando.

Y no voy a gritar a quienes preguntan sobre las mujeres, ¿bien? Es algo legítimo de preguntar.

Pero seamos claros: hacer preguntas acerca de María no va a llevarnos a ningún lugar en términos de prevención de la violencia.

Tenemos que hacer un conjunto diferente de preguntas.

Pueden ver dónde voy con esta, ¿verdad? Las preguntas no son acerca de María, son acerca de Juan.

Las preguntas incluyen cosas como, ¿por qué Juan le pegó a María? ¿Por qué la violencia doméstica sigue siendo un gran problema en los EE.UU.

y en todo el mundo? ¿Qué pasa? ¿Por qué tantos hombres abusan, física, emocional y verbalmente y de otras maneras, de mujeres y niñas, y los hombres y muchachos, que dicen amar? ¿Qué les pasa a los hombres? ¿Por qué tantos hombres adultos abusan sexualmente de niñas y niños pequeños? ¿Por es un problema común en nuestra sociedad y en todo el mundo de hoy? ¿Por qué escuchamos una y otra vez sobre nuevos escándalos apareciendo en grandes instituciones como la Iglesia Católica o el programa de fútbol de Penn State o los Boy Scouts de América, y así? Y después en todas las comunidades por todo el país y por todo el mundo, ¿verdad? Oímos de ello todo el tiempo.

El abuso sexual de niños.

¿Qué le está sucediendo a los hombres? ¿Por qué tantos hombres violan mujeres en nuestra sociedad y en todo el mundo? ¿Por qué tantos hombres violan a otros hombres? ¿Qué les pasa a los hombres? Y por tanto, ¿cuál es el papel de las diferentes instituciones en nuestra sociedad que están ayudando a producir hombres abusivos a tasas pandémicas? Porque esto no se trata de los autores individuales.

Esa es una forma ingenua de entender lo que es un mucho más profundo y sistémico problema social.

Saben, los perpretadores no son esos monstruos que se arrastran en la ciénaga y vienen a la ciudad y hacen sus desagradable asuntos y luego regresan a la oscuridad.

Es una noción muy ingenua, ¿verdad? Los perpretadores son mucho más normales que eso, y cotidianos que eso.

Entonces la pregunta es, ¿qué estamos haciendo aquí en nuestra sociedad y en el mundo? ¿Cuáles son los roles de varias instituciones que favorecen en producir a hombres abusivos? ¿Cuál es el papel de las creencias religiosas, la cultura del deporte, la cultura de la pornografía, la estructura familiar, económica y cómo que se entrecruzan, y la raza y la etnicidad y cómo que se intersectan? ¿Cómo funciona todo esto? Y luego, una vez que empezamos a hacer ese tipo de conexiones y a hacernos esas preguntas importantes y grandes, entonces podemos hablar de cómo podemos ser transformadores, en otras palabras, ¿cómo podemos hacer algo diferente? ¿Cómo podemos cambiar las prácticas? ¿Cómo podemos cambiar la socialización de los niños y las definiciones de masculinidad que llevan a estos resultados actuales? Este es el tipo de preguntas que debemos hacernos y el tipo de trabajo que tenemos que hacer, pero si estamos infinitamente centrados en lo que están haciendo las mujeres y pensando en las relaciones u otros cosas, no vamos a llegar a esta parte.

Ahora, yo entiendo que muchas mujeres que han intentado hablar de estos temas, hoy y ayer y durante años y años, a menudo son abucheadas por sus esfuerzos.

Las llamaron con nombres desagradables como «Machacadoras de hombres» y «andro-fóbicas», y el desagradable y ofensivo «feminazi».

¿Verdad? ¿Y saben todo por qué es? Se llama matar al mensajero.

Es porque las mujeres que están respaldando y hablando por sí mismas y por otras mujeres así como por hombres y niños, es una declaración para sentarse y callarse, mantener el sistema actual en su lugar, porque no nos gusta cuando la gente sacude el barco.

No nos gusta cuando la gente desafía nuestro poder.

Mejor sería sentarse y callarse, en suma.

Y menos mal que las mujeres no lo han hecho.

Gracias a Dios que vivimos en un mundo donde hay tal liderazgo de mujeres que pueden contrarrestar esto.

Pero uno de los roles de gran alcance que los hombres podemos desempeñar aquí es que podemos decir algunas cosas que a veces las mujeres no pueden decir, o, mejor aún, podemos oír decir algunas cosas que las mujeres a menudo no pueden oírse diciendo.

Ahora, comprendo que es un problema, es el sexismo.

Pero es la verdad.

Y así una de las cosas que digo a los hombres, y mis colegas y siempre digo, es que necesitamos a más hombres que tengan el coraje y la fuerza de comenzar a levantarse y decir algunas de estas cosas, y estar con las mujeres y no contra ellas y fingir que de alguna manera esta es una batalla entre los sexos y otras clases de absurdos.

Vivimos en el mundo juntos.

Y por cierto, una de las cosas que realmente me molesta sobre la retórica contra las feministas y otros que han construido para mujeres maltratadas y movimientos de crisis de violación del mundo es de alguna manera, como dije antes, que son anti-hombres.

¿Qué pasa con todos los muchachos que están profundamente afectados de manera negativa por lo que un hombre adulto les está haciendo contra sus madres, ellos mismos, sus hermanas? ¿Qué pasa con todos esos chicos? ¿Qué pasa con todos los niños y los jóvenes que han sido traumatizados por la violencia de los hombres adultos? ¿Sabes qué? El mismo sistema que produce los hombres que abusan de las mujeres produce hombres que maltraten a otros hombres.

Y si queremos hablar de víctimas masculinas, hablemos de víctimas masculinas.

La mayoría de las víctimas masculinas de la violencia son víctimas de la violencia de otros hombres.

Así que eso es algo que tienen en común las mujeres y los hombres.

Somos ambos víctimas de la violencia de los hombres.

Así que es en nuestro propio interés directo, sin dejar de mencionar el hecho de que la mayoría de los hombres que conozco tienen mujeres y las niñas por las que nos preocupamos profundamente, en nuestras familias y nuestros círculos de amistad y en todos los sentidos.

Por eso hay tantas razones por las que necesitamos que los hombres hablen.

Parece obvio decirlo en voz alta.

¿No es cierto? Ahora, la naturaleza del trabajo que hago y mis colegas en la cultura deportiva y el ejército estadounidense, en las escuelas, somos pioneros en este enfoque llamado del espectador para la prevención de la violencia de género.

Y quiero darle lo más destacado del enfoque del espectador, porque es un gran cambio de temática, aunque hay un montón de detalles, pero el meollo de esto es que en lugar de ver a los hombres como perpetradores y a las mujeres como víctimas, o a las mujeres como perpetradoras, los hombres como víctimas, o cualquier combinación que haya.

Estoy usando el género binario.

Sé que hay más que hombres y mujeres, hay más que hombres y mujeres.

Y hay mujeres que son culpables, y por supuesto, hay hombres que son víctimas.

Hay un espectro entero.

Pero en lugar de verlo en la manera binaria nos centramos en todos nosotros como lo que llamamos espectadores, y un espectador se define como alguien que no es un agresor o una víctima en una situación dada, así que en otras palabras, amigos, compañeros, colegas, compañeros de trabajo, miembros de la familia, aquellos que no están directamente involucrados en la díada de abuso, pero que estamos incrustados en relaciones sociales, familiares, laborales, escolares y con otros semejantes que podrían estar en esa situación.

¿Qué hacemos? ¿Cómo hablamos sin temor? ¿Cómo desafiamos a nuestros amigos? ¿Cómo apoyamos a nuestros amigos? Pero ¿cómo no permanecer en silencio ante el abuso? Ahora, cuando se trata de hombres y la cultura masculina, el objetivo es conseguir a los hombres que no son abusivos para desafiar a los hombres que sí lo son.

Y cuando digo abusivos, no me refiero solo a hombres que le están pegando a las mujeres.

No solo estamos diciendo a un hombre cuyo amigo está abusando de su novia que deben detener al chico en el momento del ataque.

Es una forma ingenua de crear un cambio social.

Es a lo largo de un continuo, estamos tratando de conseguir hombres que se interrumpan mutuamente.

Así, por ejemplo, si eres un chico y estás en un grupo de chicos jugando al póker, hablando, pasando el rato, sin ninguna mujer presente, y otro hombre dice algo sexista o degradante o de acoso a las mujeres, en lugar de risa o fingir que no oyes necesitamos hombres que digan, «Eh, eso no es gracioso.

Sabes, podría ser mi hermana de la que está hablando, y podrías bromear sobre otra cosa? O ¿podría hablar de otra cosa? No valoro ese tipo de conversación».

Al igual que si eres una persona blanca y otra persona blanca hace un comentario racista, y esperan, espero, que la gente blanca interrumpa esa promulgación racista de un compañero blanco.

Al igual que con el heterosexismo, si eres una persona heterosexual y no adoptas comportamientos de acoso o abusos hacia las personas de diversas orientaciones sexuales, si no dices algo frente a otras personas heterosexuales haciendo eso, entonces, en cierto sentido, ¿no es tu silencio una forma de consentimiento y complicidad? Bien, el enfoque del espectador está tratar de darles herramientas para interrumpir ese proceso y hablar sin temor y crear un clima de cultura de pares donde se vea el comportamiento abusivo como inaceptable, no solo porque es ilegal, sino porque está mal y es inaceptable en la cultura de pares.

Y si conseguimos que los hombres que actúen de manera sexista pierdan estatus, los hombres jóvenes y muchachos que actúan sexistamente y acosando a niñas y mujeres, así como a otros niños y hombres, pierdan estatus como resultado de eso, ¿adivinen qué? Vamos a ver una disminución radical del abuso.

Porque el perpetrador típico no está enfermo y torcido, es un chico normal en todos los sentidos.

¿No? Ahora, entre las muchas cosas buenas que Martin Luther King dijo en su corta vida fue, «Al final, lo que perjudicará más no son las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos».

Al final, lo que perjudicará a la mayoría no son las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos.

Ha habido un montón de silencio en la cultura masculina sobre esta tragedia en curso de violencia de los hombres contra las mujeres y los niños, ¿no es así? Ha habido un montón de silencio.

Y todo lo que estoy diciendo es que tenemos que romper ese silencio, y necesitamos más hombres para hacerlo.

Ahora, es más fácil decirlo que hacerlo, porque lo estoy diciendo ahora, pero les digo que no es fácil en la cultura masculina desafiarse unos a otros, que es una de las razones por las cuales parte del cambio de paradigma que tiene que pasar es no solo entender estos temas como asuntos de los hombres, sino también son cuestiones de liderazgo para los hombres.

Porque en última instancia, la responsabilidad de adoptar una postura sobre estos temas no debe caer sobre los hombros de niños o adolescentes en la escuela secundaria o los hombres universitarios.

Debe estar en los hombres adultos con poder.

Los hombres adultos con poder son los que necesitamos para responsabilizarse de ser líderes en la materia, porque cuando alguien habla en una cultura de pares y desafía e interrumpe, él o ella está siendo líder, ¿verdad, correcto? Pero en una escala grande, necesitamos más hombres adultos con poder para comenzar a dar prioridad a estas cuestiones, y no hemos visto aún, ¿los hay? Estaba en una cena hace varios años atrás, y trabajo ampliamente con el ejército estadounidense, todos los servicios.

Y estaba en la cena y esta mujer me dijo —creo que pensó que ella era un poco inteligente— dijo, «Así que ¿hace cuánto tiempo que has estado haciendo entrenamiento de sensibilidad con los marines?» Y yo dije, «Con todo respeto, no hago entrenamiento de sensibilidad con los marines.

Doy un programa de liderazgo en el cuerpo de marines.» Ahora, sé que es un poco pomposa, mi respuesta, pero es una distinción importante, porque no creo que lo que necesitamos es la formación de la sensibilidad.

Necesitamos entrenamiento en liderazgo, porque, por ejemplo, cuando un entrenador profesional o un directivo de un equipo de béisbol o de fútbol —y trabajo extensamente en esta esfera también— hace un comentario sexista, hace una afirmación homofóbica, hace un comentario racista, habrá discusiones en los blogs de deportes y en programas radiales de deportes.

Y algunas personas dirán, «Necesitaba capacitación en sensibilidad».

Y otros dirán, «Olvídalo.

Sabes, es de ser políticamente correcto es para enloquecerse, hizo una declaración estúpida.

Déjalo pasar».

Mi argumento es que él no necesita entrenamiento de sensibilidad.

Necesita entrenamiento en liderazgo, porque está siendo un mal líder, porque en una sociedad con diversidad de género y diversidad sexual (aplausos) y diversidad racial y étnica, al hacer ese tipo de comentarios, estás fallando en tu liderazgo.

Si podemos hacer este punto que estoy haciendo a poderosos hombres y mujeres en nuestra sociedad en todos los niveles de autoridad y poder, va a cambiar, va a cambiar el paradigma del pensamiento de la gente.

Saben, por ejemplo, que yo trabajo mucho en atletismo universitario a lo largo de Norte América.

Sabemos mucho sobre cómo prevenir violencia doméstica y sexual, ¿bien? No hay ninguna excusa para una universidad no tenga formación de prevención de violencia doméstica y sexual ordenada a todos los estudiantes atletas, entrenadores, administradores, como parte de su proceso educativo.

Sabemos lo suficiente para saber que fácilmente podemos hacer eso.

¿Pero saben lo que falta? El liderazgo.

Pero no es el liderazgo de los estudiantes atletas.

El liderazgo del director deportivo, del presidente de la Universidad, de las personas a cargo que toman decisiones sobre recursos y que toman decisiones sobre las prioridades en la configuración institucional.

Es una falla, en la mayoría de los casos, de liderazgo de los hombres.

Vean Penn State.

Penn State es la madre de momentos que enseñan sobre el enfoque del espectador.

Tenía tantas situaciones en ese asunto donde los hombres en posiciones de gran alcance no actuaron para proteger a los niños, en este caso, muchachos.

Es increíble, realmente.

Pero cuando te adentras en él, te das cuenta de que hay presiones de los hombres.

Hay restricciones dentro de las culturas entre los hombres, razón por la cual tenemos que animar a los hombres a romper esas presiones.

Y una de las maneras de hacerlo es decir que hay un montón de hombres que se preocupan profundamente por estas cuestiones.

Sé esto.

Trabajo con hombres, y he estado trabajando con decenas de miles, cientos de miles de hombres desde hace muchas décadas.

Da miedo, cuando lo piensas bien, cuántos años.

Pero hay muchos hombres que se preocupan profundamente por estas cuestiones, pero preocuparse profundamente no es suficiente.

Necesitamos a más hombres con las agallas, con el coraje, con la fuerza, con la integridad moral de romper nuestro silencio cómplice y desafiarse unos a otros y estar con las mujeres y no contra ellas.

Por cierto, se lo debemos a las mujeres.

No hay ninguna duda sobre ello.

Pero también se lo debemos a nuestros hijos.

También se lo debemos a los hombres jóvenes que están creciendo por todo el mundo en situaciones donde no eligen ser un hombre en una cultura que les dice que la virilidad es una cierta manera.

No hacen la elección.

Nosotros que tenemos opción tenemos la oportunidad y una responsabilidad para ellos también.

Espero que, de ahora en adelante, hombres y mujeres, trabajen juntos, puede comenzar el cambio y la transformación que va a pasar para que las generaciones futuras no tengan el nivel de tragedia del que nos ocupamos a diario.

Sé que podemos hacerlo.

Podemos hacerlo mejor.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/jackson_katz_violence_against_women_it_s_a_men_s_issue/

 

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