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Charla «Janet Echelman: la imaginación entendida seriamente» de TED2011 en español.
Janet Echelman encontró su expresión de artista cuando perdió sus pinturas; así se vio forzada a buscar otro material no convencional para su arte. Ahora hace esculturas flotantes, ondulantes, del tamaño de edificios, con un sesgo tecnológico. Son 10 minutos de creatividad pura que te transportan.
- Autor/a de la charla: Janet Echelman
- Fecha de grabación: 2011-03-03
- Fecha de publicación: 2011-06-07
- Duración de «Janet Echelman: la imaginación entendida seriamente»: 566 segundos
Traducción de «Janet Echelman: la imaginación entendida seriamente» en español.
Esta historia es sobre tomar con seriedad la imaginación.
Hace 14 años, encontré este material común, red para pescar, que se viene usando de la misma forma, por siglos.
Hoy lo utilizo para crear formas permanentes, ondulantes, voluptuosas a la escala de edificios de formas duras, en varias ciudades del mundo.
Yo no era la persona más adecuada para esto.
Nunca estudié escultura, ni ingeniería, ni arquitectura.
Después de graduarme presenté solicitudes en 7 escuelas de arte y todas me rechazaron.
Entonces seguí como artista por mi cuenta e hice pinturas durante 10 años, hasta que me ofrecieron una beca Fulbright para la India.
Propuse hacer exposiciones de mis pinturas, las embarqué y me fui a Mahabalipuram.
Llegó el día de la apertura; pero mis pinturas no llegaron.
Tenía que hacer algo.
Esta aldea de pescadores era famosa por sus esculturas.
Así que ensayé con bronce fundido.
Pero las formas grandes resultaban demasiado pesadas y muy costosas.
Fui a caminar por la playa, observando cómo los pescadores anidaban sus redes sobre promontorios de arena.
Lo había visto todos los días, pero esta vez noté algo diferente; un nuevo enfoque para la escultura; una nueva manera de hacer formas volumétricas sin necesidad de materiales sólidos pesados.
Mi primera escultura satisfactoria fue elaborada en colaboración con los pescadores.
Es un autorretrato que llamé «Caderona».
(Aplausos)
Las levantamos en postes para fotografiarlas.
Y descubrí esas superficies suaves que reflejaban cada soplo del viento en formas cambiantes todo el tiempo.
Quedé hipnotizada.
Seguí estudiando las tradiciones artesanales colaborando con los trabajadores, ahora en Lituania con tejedores de encaje.
Me atrajo el detalle tan fino que esto le daba a mi trabajo, pero quería hacerlos más grandes; pasar de un objeto al que se le puede mirar a algo en lo que uno puede perderse.
Volví a la India para trabajar con esos mismos pescadores y tejimos una red de millón y medio de nudos, a mano.
La instalé temporalmente en Madrid.
La vieron miles de personas; uno de ellos fue el urbanista Manuel de Solà Morales que estaba remodelando la zona de la playa en Oporto, Portugal.
Me preguntó si podría construirla como algo permanente en esa ciudad.
Yo no sabía si podría hacerlo sin alterar mi arte.
Durable, bien diseñado y permanente, son conceptos que se oponen a peculiar, delicado y efímero.
Durante dos años estuve buscando una fibra que pudiera resistir la radiación ultravioleta, la sal, el aire y la contaminación y que pudiera mantenerse suficientemente suave para moverse fluidamente con el viento.
Necesitábamos algo que sostuviera la red en lo alto sobre la rotonda.
Tuvimos que elevar este anillo de acero de 20 toneladas.
Tuvimos que diseñarlo de modo que se moviera con la brisas normales y a la vez resistiera vientos huracanados.
Pero no existe software en ingeniería para diseñar estructuras porosas y que se mueven.
Entonces encontré a un ingeniero aeronáutico brillante que diseñaba velas para los yates de carreras de la Copa de Estados Unidos, llamado Peter Heppel.
Él me ayudó a abordar el problema doble; una forma precisa con movimientos suaves.
No podía hacerlo de la manera que conocía porque los nudos hechos a mano no podrían sobrevivir a un huracán.
Entonces, entablé una relación con una fábrica de redes para pescar, aprendí los parámetros de sus máquinas, y encontré la manera de hacer encaje.
No había un lenguaje para traducir esta tradición manual tan antigua y tan peculiar en instrucciones de producción para los operadores de las máquinas.
Así que tuvimos que inventarlo.
Tres años y dos niños más tarde, levantamos esta red de cintas de 4600 m2.
Difícil de creer que lo que me había imaginado estaba ahora construido, permanente, sin perder nada en la traducción.
(Aplausos)
La intersección no tenía antes carácter ni nombre.
Ahora tenía identidad propia.
Pasé por debajo por primera vez escuchando la coreografía del viento y me sentí protegida y al mismo tiempo conectada con el inmenso cielo.
Mi vida ya no sería la misma.
Quiero crear estos oasis de escultura en varios espacios de ciudades de todo el mundo.
Quiero compartir estas dos direcciones nuevas en mi trabajo.
La alcaldía de la Filadelfia histórica, su plaza.
Pensé que necesitaba un material para esta escultura más liviano que las redes.
Entonces ensayamos pequeñas gotitas, partículas, de agua para formar una bruma seca que tomara la forma del viento.
Haciendo varios intentos, descubrí que la gente puede darle forma al interactuar y moverse en su interior, sin mojarse.
Estoy usando este material escultórico para trazar en la superficie, las rutas del metro, en tiempo real, como una radiografía viva del sistema circulatorio de la ciudad.
El siguiente desafío fue la Bienal de las Américas, en Denver, que me pidió si podría representar las 35 naciones del hemisferio occidental y sus interconexiones, en una escultura.
(Risas)
No sabía por dónde comenzar, pero dije que sí.
Había leído sobre el reciente terremoto de Chile y el tsunami que sacudió todo el Océano Pacífico.
Con él se movieron las placas tectónicas terrestres, se aceleró la rotación del planeta y, literalmente, se acortó la duración del día.
Decidí contactar a la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), pedí que me dejaran ver la información sobre el tsunami y lo traduje a esto.
Su título es «1,26» que indica la cantidad de microsegundos en que se acortó el día terrestre.
No podía construirlo con un anillo de acero, como ya sabía hacerlo.
Ahora la forma era muy complicada.
Así que remplacé la armadura metálica con una malla suave y fina de una fibra 15 veces más fuerte que el acero.
Ahora la escultura sería completamente suave y resultó tan liviana que se podía atar a los edificios existentes; volviéndose parte del tejido de la ciudad, literalmente.
No había software que pudiera conformar estas complicadas redes y modelarlas con la gravedad.
Tuvimos que producirlo.
Entonces recibí una llamada de la ciudad de Nueva York pidiéndome que adaptara estos conceptos a Times Square o la Highline.
Este nuevo método para estructuras blandas me permite modelar y construir estas esculturas a la escala de rascacielos.
Todavía no se tienen los fondos pero sueño con traerlas a varias ciudades del mundo, en donde más se necesitan.
Hace 14 años yo estaba buscando belleza en cosas tradicionales, en formas artesanales.
Ahora las combino con materiales de alta tecnología e ingeniería para crear formas voluptuosas y ondulantes a la escala de edificios.
Mis horizontes artísticos siguen creciendo.
Voy a dejarlos con esta historia.
Recibí una llamada de una amiga de Phoenix.
Una abogada de oficina que nunca se había interesado en el arte, nunca había visitado un museo de arte; sacó a todos los que pudo del edificio y los llevó afuera a acostarse bajo la escultura.
Ahí estaban, vestidos formalmente, acostados sobre la grama, notando las formas cambiantes del viento con personas que no conocían, compartiendo este descubrimiento maravilloso.
Gracias.
(Aplausos)
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/janet_echelman_taking_imagination_seriously/