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Charla «Jeff Smith: Lecciones empresariales… desde la cárcel» de TED@New York en español.
Jeff Smith pasó un año en prisión. Pero dentro descubrió un ingenio ilimitado y una sabiduría empresarial. Se pregunta: ¿por qué no aprovechar este potencial empresarial para ayudar a ex-convictos a contribuir a la sociedad una vez que estén nuevamente fuera? (Desde el evento TED Talent Search en TED@NewYork).
- Autor/a de la charla: Jeff Smith
- Fecha de grabación: 2012-06-07
- Fecha de publicación: 2012-12-05
- Duración de «Jeff Smith: Lecciones empresariales… desde la cárcel»: 300 segundos
Traducción de «Jeff Smith: Lecciones empresariales… desde la cárcel» en español.
B.J.
fue uno de los tantos compañeros de prisión que tenía grandes planes para el futuro.
Tenía una visión.
Cuando saliera dejaría la droga para siempre y se encaminaría, y estaba trabajando para amalgamar sus dos pasiones en una visión.
Gastó 10 000 dólares para comprar un sitio web de mujeres que solo tienen sexo en autos deportivos de lujo.
(Risas)
Era mi primera semana en la prisión federal y aprendí rápidamente que no era lo que se ve en la TV.
De hecho, estaba lleno de hombres ambiciosos e inteligentes cuyos instintos empresariales eran en muchos casos tan agudos como los de esos directivos que cenaron conmigo 6 meses antes cuando era una «estrella en ascenso» en el Senado de Missouri.
El 95 % de los tipos con los que estaba encerrado habían sido traficantes de drogas.
Cuando hablaban de lo que hacían, hablaban en una jerga diferente, pero los conceptos de negocio de los que hablaban no eran diferentes de los que uno aprende en el primer año del MBA de Wharton: incentivos promocionales, nunca cobrar a un usuario la primera vez, grupos focales para el lanzamiento de nuevos productos expansión territorial.
No pasaban mucho tiempo reviviendo sus días de gloria.
En su mayor parte, todos trataban de sobrevivir.
Es mucho más difícil de lo que podría pensarse.
Contrariamente a lo que mucha gente piensa, la gente no paga, los contribuyentes no pagan tu estadía en la prisión.
Uno tiene que pagarse su propia estadía.
Uno tiene que pagar su propia sopa, desodorante, cepillo y pasta dental, todo.
Y es difícil por un par de razones.
Primero, todo cuesta de 30% a 50% más que lo que se paga en la calle, y, segundo, no se gana mucho dinero.
Yo descargaba camiones.
Ese era mi empleo a tiempo completo, descargar camiones en un almacén de alimentos, por USD 5,25 no por hora, por mes.
¿Cómo se sobrevive?
Bueno, se aprenden recursos, de todo tipo.
Algunos son legales.
Todo se paga con estampillas.
Esa es la moneda.
Le cobras a otro preso por limpiar su celda.
Hay recursos ilegales como tener una barbería de tu celda.
Otros son bastante ilegales: hacer tatuajes en tu propia celda.
Y hay otros muy ilegales como contrabandear pasar de contrabando drogas, pornografía, celulares y, como en el mundo exterior, hay un balance entre riesgo y recompensa, cuanto más arriesgada la empresa más lucrativa puede ser en potencia.
¿Quieres un cigarrillo en la prisión?
De 3 a 5 dólares.
¿Quieres un teléfono pasado de moda de esos que son tan grandes como tu cabeza?
300 dólares.
¿Quieres pornografía?
Bueno, puede costar unos 1000 dólares.
Se nota entonces que uno de los aspectos que define la vida en prisión es el ingenio.
Ya sea inventando comidas deliciosas con restos robados de la bodega, o esculpiendo cabellos con cortaúñas o construyendo pesas con piedras en bolsas de lavandería atadas a las ramas de un árbol, los prisioneros aprenden a conformarse con menos y muchos quieren llevar ese ingenio aprendido al mundo exterior y lanzar restaurantes, peluquerías, gimnasios.
Pero no hay capacitaciones, nada que los prepare para eso, no hay rehabilitación en la prisión, nadie que les ayude a armar un plan de negocios, a descubrir la manera de traducir los conceptos empresariales que tienen de manera intuitiva en empresas legales no hay acceso a Internet, nada.
Y luego, cuando salen, la mayoría de los estados ni siquiera tienen leyes que impidan la discriminación de los empleadores contra las personas con antecedentes.
Así que nadie debería sorprenderse de que 2 de cada 3 ex-convictos reincidan en los siguientes 5 años.
Miren, he mentido a los federales.
Perdí un año de mi vida allí.
Pero cuando salí, prometí que haría lo que pudiese para asegurar que los tipos como los que conocí en prisión no tengan que perder más tiempo de sus vidas del que ya perdieron.
Por eso espero que piensen en ayudar de alguna manera.
Lo mejor que podemos hacer es imaginar maneras de nutrir el espíritu empresarial y el tremendo potencial inexplorado de las prisiones, porque, de no hacerlo, no van a aprender nuevas habilidades que les sean de ayuda y volverán a la cárcel.
Y dentro solo aprenderán a delinquir.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/jeff_smith_lessons_in_business_from_prison/