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Jonathan Haidt: Religión, evolución y el éxtasis de la autotrascendencia – Charla TED2012

Charla «Jonathan Haidt: Religión, evolución y el éxtasis de la autotrascendencia» de TED2012 en español.

El psicólogo Jonathan Haidt hace una simple pero difícil pregunta: ¿por qué buscamos la autotrascendencia? ¿Por qué intentamos perdernos a nosotros mismos? En un recorrido por la ciencia de la evolución por selección grupal, propone una respuesta provocativa.

  • Autor/a de la charla: Jonathan Haidt
  • Fecha de grabación: 2012-02-29
  • Fecha de publicación: 2012-03-14
  • Duración de «Jonathan Haidt: Religión, evolución y el éxtasis de la autotrascendencia»: 1096 segundos

 

Traducción de «Jonathan Haidt: Religión, evolución y el éxtasis de la autotrascendencia» en español.

Tengo una pregunta para ustedes:

¿Son religiosos?

Por favor levanten la mano ya, si se consideran personas religiosas.

Veamos, diría que cerca de un tres por ciento.

No tenía idea de que había tantos creyentes en una TED Conference.


(Risas)
Bien, aquí va otra pregunta:

¿Se consideran a sí mismos espirituales en cualquier forma o sentido?

Levanten la mano.

Bueno, eso es la mayoría.

Mi charla de hoy es acerca de la razón principal, o una de las razones principales, por las que la mayoría de la gente se considera espiritual en alguna forma o sentido.

Mi charla es sobre la autotrascendencia.

Es un hecho fundamental del ser humano que a veces el «yo» parece desvanecerse.

Y cuando eso pasa, el sentimiento lleva al éxtasis y procuramos metáforas del arriba y el abajo para explicar esos sentimientos.

Hablamos de ser ascendidos o elevados.

Pero es muy difícil pensar en algo así de abstracto sin una buena metáfora concreta.

Así que aquí traigo la metáfora de hoy.

Piensen en la mente como si fuera una casa con muchos cuartos, la mayoría de los cuales conocemos muy bien.

Pero a veces es como si una puerta apareciera de la nada y se abriera a una escalera.

Subimos por la escalera y experimentamos un estado de conciencia alterada.

En 1902, el gran psicólogo estadounidense William James escribió sobre los muchos tipos de experiencias religiosas.

Recolectó todo tipo de casos de estudio.

Citó las palabras de todo tipo de personas que habían tenido una variedad de esas experiencias.

Una de las más emocionantes para mí es este joven, Stephen Bradley, quien tuvo un encuentro, así creyó, con Jesús en 1820.

Y esto es lo que Bradley dijo al respecto.

(Música) (Video) Stephen Bradley: Pensé ver al Salvador en su forma humana por alrededor de un segundo en la habitación, con sus brazos extendidos, como diciéndome, «Ven».

Al día siguiente me regocijé tanto que temblaba.

Mi felicidad era tan grande que dije que quería morir.

Este mundo no cabía en mis sentimientos.

Antes de esto yo era muy egoísta y soberbio.

Pero ahora quería el bienestar de toda la humanidad y podía, con un corazón compasivo, perdonar a mis peores enemigos.

JH: Así que fíjense como el «yo» mezquino y moralista de Bradley simplemente muere al subir esas escaleras.

Y en este nivel superior se convierte en alguien que ama y perdona.

Las diferentes religiones del mundo han encontrado muchas formas para ayudar a la gente a subir la escalera.

Algunos apagan el «yo» valiéndose de la meditación.

Otros usan drogas psicodélicas.

Esto es de un pergamino Azteca del siglo XVI mostrando un hombre a punto de comer un hongo psilocybe y al mismo momento siendo arrastrado escaleras arriba por un dios.

Otros usan danzas, giran en círculos para promover la autotrascendencia.

Pero no se necesita de una religión para subir la escalera.

Mucha gente encuentra autotrascendencia en la naturaleza.

Otros se superan a si mismos en fiestas electrónicas.

Pero este es el lugar más raro de todos: la guerra.

Muchos libros de guerra dicen lo mismo, que nada une a la gente tanto como la guerra.

Y que el unirlas abre la posibilidad de experiencias autotrascendentes extraordinarias.

Voy a reproducir un extracto de este libro de Glenn Gray.

Gray era un soldado del ejército estadounidense de la Segunda Guerra Mundial.

Después de la guerra entrevistó a muchos otros soldados y escribió acerca de la experiencia de los hombres en la batalla.

Aquí hay un pasaje clave en el que básicamente describe la escalera.

(Video) Glenn Gray: Muchos veteranos admitirían que la experiencia del esfuerzo comunal en batalla fue el punto álgido en sus vidas.

El «Yo» pasa sin notarse a ser «nosotros», Lo «mio» se convierte en «nuestro» y la fe individual pierde su importancia central.

Creo que no es nada menos que la certeza de la inmortalidad la que lleva al autosacrificio en esos momentos de manera relativamente fácil.

Puedo caer, pero no moriré, pues eso que es real en mí, continúa y sobrevive en mis camaradas por quienes di mi vida.

JH: Lo que todos estos casos tienen en común es que el «yo» parece hacerse más débil, o desvanecerse, y se siente bien, se siente muy bien, totalmente diferente a nada que sintamos en nuestra vida normal.

En algún modo se siente edificante.

La idea de que nos elevamos era central en los escritos del gran sociólogo francés Emile Durkheim.

Durkheim incluso nos llamó Homo duplex, hombres de doble nivel.

El nivel inferior lo llamaba el de lo profano.

Profano es lo opuesto a sagrado.

Significa ordinario o común.

En nuestras vidas ordinarias existimos como individuos.

Queremos satisfacer nuestros deseos individuales.

Perseguimos nuestras metas individuales.

Pero a veces algo pasa que dispara un cambio de fase.

Los individuos se unen en un equipo, movimiento o nación, que es mucho más que la suma de sus partes.

Durkheim lo llamaba, el nivel de lo sagrado porque creía que la función de la religión era unir a la gente en un grupo, en una comunidad moral.

Durkheim creía que cualquier cosa que nos uniera tomaba un aire de sacralidad.

Y si la gente se cierra alrededor de algún objeto o valor sagrado, entonces trabaja como equipo y pelea para defenderlo.

Durkheim escribió acerca ciertas emociones colectivas intensas que logran el milagro de E pluribus unum, de formar un grupo a partir de individuos.

Piensen en la alegría colectiva en Gran Bretaña el día en que finalizó la Segunda Guerra Mundial.

Piensen en la furia colectiva en la Plaza Tahrir, que derrocó a un dictador.

Y piensen en el luto colectivo en los Estados Unidos que sentimos, que nos unió a todos, luego del 11 de septiembre.

Permítanme resumir dónde estamos.

Digo que la capacidad de autotrascendencia es simplemente una parte básica de ser humanos.

Ofrezco la metáfora de una escalera en la mente.

Digo que somos Homo duplex y esta escalera nos eleva desde el nivel de lo profano al nivel de lo sagrado.

Cuando subimos esa escalera, el autointerés se desvanece, nos volvemos menos interesados en nosotros mismos, y nos sentimos mejores, más nobles y en algún modo, elevados, Así que aquí está la pregunta del millón para científicos sociales como yo:

¿Es esta escalera una característica del diseño evolutivo?

¿Es un producto de la selección natural, como nuestras manos?

O

¿será una falla, un error en el sistema?

¿Será que este asunto religioso es tan solo algo que sucede cuando los cables se cruzan en el cerebro?

Jill tiene un derrame y entonces tiene esta experiencia religiosa,

¿será tan solo un error?

Muchos científicos que estudian la religión toman este punto de vista.

Los Nuevos Ateos, por ejemplo, argumentan que la religión es un conjunto de memes, un tipo de memes parásitos, que se nos meten en la mente y nos obligan a hacer todo tipo de locuras religiosas, cosas autodestructivas, como los ataques suicidas.

Y, después de todo,

¿cómo podría ser mejor para nosotros el perdernos a nosotros mismos?

¿Cómo podría ser adaptativo para ningún organismo superar el interés propio?

Pues bien, déjenme mostrarles.

En «El Origen del Hombre», Charles Darwin escribió bastante sobre la evolución de la moralidad; de dónde vino, por qué la tenemos.

Darwin anotó que muchas de nuestras virtudes tienen muy poco valor para nosotros, pero son muy útiles para nuestros grupos.

Escribió acerca del escenario en el que dos tribus humanas primitivas entran en contacto y compiten.

Dijo, «Si una de las tribus incluyera un gran número de miembros valientes, comprensivos y leales que siempre estuvieran listos a ayudarse y defenderse entre ellos, esta tribu triunfaría y conquistaría a la otra».

Continuó diciendo que «La gente egoísta y conflictiva no tendrá coherencia, y sin coherencia nada puede lograrase».

En otras palabras, Charles Darwin creía en la selección grupal.

Ahora bien, esta idea ha sido muy controvertida en los últimos 40 años, pero está a punto de regresar a las primeras planas este año, especialmente luego de que se publique el libro de E.O.

Wilson en abril, exponiendo fuertemente que nosotros, y varias otras especies, somos producto de la selección grupal.

Pero realmente la manera de pensar en esto es como selección multinivel.

Así que véanlo de esta manera: Hay competencia tanto dentro de los grupos como entre grupos.

Imagínenese un grupo de muchachos en un equipo universitario.

Dentro de este equipo hay competencia.

Hay chicos que compiten entre ellos.

Los remeros más lentos, los más débiles, serán eliminados del equipo.

Tan solo unos pocos participarán en las competencias.

Tal vez alguno llegue a los Juegos Olímpicos.

Entonces dentro del equipo, sus intereses están en realidad enfrentados.

Y a veces podría ser ventajoso para uno de estos chicos tratar de sabotear al resto.

Tal vez hablará mal de su principal rival a su entrenador.

Pero mientras rivalizan en el bote, la competencia sucede entre botes.

Y si los pones en un bote a competir con otro, ahora no tienen otra opción que cooperar porque están todos en el mismo bote.

Sólo pueden ganar si reman todos juntos como equipo.

Estas cosas suenan trilladas, pero son profundas verdades evolutivas.

El principal argumento contra la selección grupal siempre ha sido que, claro, sería lindo tener un grupo de cooperadores, pero tan pronto lo tienes, simplemente serán dominados por oportunistas, individuos que explotarán el arduo trabajo de los otros.

Déjenme ilustrarles esto.

Supongamos que tenemos un grupo de pequeños organismos (pueden ser bacterias, pueden ser hamsters, no importa qué) y supongamos que este pequeño grupo, ha evolucionado para ser cooperativo.

Eso es genial.

Se alimentan, se defienden unos a otros, trabajan juntos, generan riqueza.

Y como verán en esta simulación, al interactuar ganan puntos, por así decirlo, crecen, y luego llegan a duplicar su tamaño, los verán dividirse.

Así es como se reproducen y la población crece.

Pero supongamos ahora que uno de ellos sufre una mutación.

Hay una mutación en su gen y adopta una estrategia egoísta.

Se aprovecha de los otros.

Y entonces cuando un verde interactúa con un azul, verán que el verde se hace más grande y el azul más pequeño.

Así es como la situación se desarrolla.

Comenzamos con un solo verde, y a medida que interactúa, gana riqueza o puntos o comida.

Y en poco tiempo, los cooperadores están perdidos.

Los oportunistas han tomado el control.

Si un grupo no puede solucionar el problema de los oportunistas entonces no puede cosechar los beneficios de la cooperación y la selección grupal no puede comenzar.

Pero hay soluciones al problema de los oportunistas.

No es un problema tan difícil.

De hecho, la naturaleza lo ha resuelto muchas veces.

La solución favorita de la naturaleza es poner a todos en el mismo barco.

Por ejemplo,

¿por qué será que las mitocondrias de cada célula tienen su propio ADN, totalmente separado del ADN del núcleo?

Es porque solían ser bacterias separadas de vida libre y se unieron para conformar un superorganismo.

De una u otra manera (tal vez una se tragó a la otra, nunca sabremos por qué) una vez que tuvieron una membrana alrededor, estaban todas en la misma membrana, ahora toda la división de labor creada por la riqueza, toda la grandeza creada por la cooperación, queda encerrada dentro de la membrana y tenemos un superorganismo.

Ahora volvamos a pasar la simulación poniendo uno de estos superorganismos en una población de oportunistas, de desertores, de tramposos y veamos qué pasa.

Un superorganismo puede básicamente tomar lo que quiera.

Es tan grande, poderoso y eficiente que puede tomar recursos de los verdes, de los desertores, los tramposos.

Y muy pronto toda la población queda compuesta por estos nuevos superorganismos.

Lo que les mostré aquí es a veces llamado una transición mayor en la historia evolutiva.

Las leyes de Darwin no cambian, pero ahora hay un nuevo tipo de jugador en el campo y las cosas cosas comienzan a verse muy diferentes.

Esta transición no fue un fenómeno único de la naturaleza que solo pasó con algunas bacterias.

Volvió a suceder alrededor de 120 o 140 millones de años atrás, cuando algunas avispas solitarias comenzaron a crear pequeños, simples y primitivos nidos o colmenas.

Una vez que varias avispas estuvieron en la misma colmena, no tenían otra opción que cooperar, porque muy pronto se vieron trabadas en competencia con otras colmenas.

Y las colmenas más cohesivas ganaron, tal como dijo Darwin.

Estas colmenas tempranas dieron origen a las abejas y hormigas que cubrieron el mundo y cambiaron la biósfera.

Y volvió a suceder, de manera aún más espectacular, en el último medio millón de años cuando nuestros ancestros se convirtieron en criaturas culturales, se unieron alrededor de un hogar o un fogón, dividieron la labor, comenzaron a pintar sus cuerpos, a hablar en sus dialectos, y eventualmente a adorar a sus dioses.

Una vez estuvieron todos en la misma tribu, pudieron mantener los beneficios de la cooperación dentro de ella.

Y desencadenaron la fuerza más poderosa jamás conocida en este planeta, que es la cooperación humana; una fuerza para construir y destruir.

Por supuesto, los grupos humanos no son nunca tan cohesivos como las abejas.

Los grupos humanos pueden verse como colmenas por instantes, pero tienden a romperse.

No estamos trabados en la cooperación como las abejas y las hormigas.

De hecho, a menudo, como hemos visto en las revueltas de la Primavera Árabe, esas divisiones siguen líneas religiosas.

Sin embargo, cuando la gente sí se une y se ponen todos en el mismo movimiento, pueden mover montañas.

Miren a la gente en estas fotos que les muestro.

¿Creen que están aquí por interés personal?

¿O están persiguiendo el bien común, lo cual requiere perderse a sí mismos y pasar a ser simplemente partes de un todo?

Bien, esta fue mi charla en el formato estándar de TED.

Y ahora voy a dar la charla entera de nuevo en tres minutos en un espectro más amplio.

(Música) (Video) Jonathan Haidt: Los humanos tenemos muchos tipos de experiencias religiosas, como William James explicó.

Una de las más comunes es subir la escalera secreta y perdernos a nosotros mismos.

La escalera nos lleva de la experiencia de la vida profana u ordinaria hacia arriba, a la experiencia de la vida sagrada, o profundamente interconectada.

Somos Homo duplex, como lo explicó Durkheim.

Y somos Homo duplex porque hemos evolucionado por selección multinivel, como Darwin explicó.

No estoy seguro de si la escalera es una adaptación o un error, pero si es una adaptación, las implicaciones son profundas.

Si es una adaptación, hemos evolucionado para ser religiosos.

No quiero decir que evolucionamos para unirnos a gigantescas religiones organizadas.

Esas cosas llegaron recientemente.

Quiero decir que hemos evolucionado para ver lo sagrado alrededor nuestro y para unirnos a otros en equipos y cerrarnos alrededor de objetos, gente e ideas sagradas.

Por eso la política es tan tribal.

La política es en parte profana, es en parte de interés personal, pero la política es también sobre lo sagrado.

Es sobre juntarse con otros para perseguir ideas morales.

Es acerca de la eterna lucha entre el bien y el mal; todos nos creemos en el equipo de los buenos.

Y más importante, si la escalera es real, explica el persistente trasfondo de insatisfacción en la vida moderna.

Porque los seres humanos son, en alguna medida, criaturas de colmenas, como las abejas.

Somos abejas.

Escapamos de la colmena en el Siglo de las Luces.

Echamos abajo las antiguas instituciones y trajimos libertad a los oprimidos.

Liberamos una creatividad que cambió la Tierra y generó gran cantidad de riqueza y comodidad.

Hoy en día volamos como abejas gozando de la libertad.

Pero a veces nos preguntamos:

¿Es esto todo lo que hay?

¿Qué debo hacer con mi vida?

¿Qué está faltando?

Lo que falta es que somos Homo duplex, pero la sociedad moderna y secular fue construida para satisfacer a nuestro bajo y profano «yo».

Es realmente cómodo aquí abajo en el nivel inferior.

Ven, toma asiento en mi centro de entretenimiento hogareño.

Un gran desafío de la vida moderna es encontrar la escalera entre todo el desorden y luego hacer algo bueno y noble una vez que llegas a la cima.

Veo este deseo en mis estudiantes de la Universidad de Virginia.

Todos quieren encontrar una causa o una llamada a la que puedan responder.

Todos están buscando la escalera.

Y eso me da esperanzas, porque la gente no es puramente egoísta.

La mayoría desea superar la mezquindad y pasar a ser parte de algo más grande.

Esto explica la extraordinaria resonancia de esta simple metáfora formulada casi 400 años atrás.

«Ningún hombre es una isla entera por sí misma.

Cada persona es un trozo de continente, una parte de un todo».

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/jonathan_haidt_religion_evolution_and_the_ecstasy_of_self_transcendence/

 

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