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Charla «Julie Taymor: El Hombre Araña, El Rey León y la vida en el precipicio creativo.» de TED2011 en español.
A través de video clips de producciones como «Frida», «La tempestad» y «El Rey León», la directora Julie Taymor describe una vida entera inmersa en el teatro y cine. Filmado justo cuando surgió la controversia sobre su producción de «El hombre araña» en Broadway, la directora describe sinceramente las tensiones inherentes a su proceso creativo, a medida de que trata tanto de capturar la esencia de una historia como de producir imágenes y experiencias únicas.
- Autor/a de la charla: Julie Taymor
- Fecha de grabación: 2011-03-02
- Fecha de publicación: 2013-07-31
- Duración de «Julie Taymor: El Hombre Araña, El Rey León y la vida en el precipicio creativo.»: 1108 segundos
Traducción de «Julie Taymor: El Hombre Araña, El Rey León y la vida en el precipicio creativo.» en español.
(Música) [«Edipo Rey»] [«El Rey León»] [«Titus»] [«Frida»] [«La flauta mágica»] [«A través del universo»]
(Aplausos)
Julie Taymor: Gracias.
Muchas gracias.
Esos fueron algunos ejemplos de obras de teatro, óperas y películas que he creado en los últimos veinte años.
Pero ahora, para comenzar, quisiera trasladarlos a un momento que tuvo lugar cuando visité Indonesia.
Ese momento fue crucial en mi vida y, como todos los mitos, este tipo de historias necesitan contarse más de una vez, para no olvidarlas.
Y cuando atravieso momentos difíciles, como ahora, que estoy atravesando el crisol y el fuego de la transformación, que, de hecho, es por lo que pasan todos Uds.
Todo creador sabe que hay un punto en el que no se ha convertido en un fénix o en cenizas.
(Risas)
Y estoy justo ahí, al borde.
De esto hablaré después; es otra historia.
Quiero regresar a Indonesia, a donde fui cuando tenía 21 o 22 años, hace mucho tiempo, con una beca.
Y, luego dos años allí, actuando y aprendiendo en la isla de Bali, me encontré al borde del cráter Gunung Batur.
Estaba en una aldea en la que se celebraba una ceremonia de iniciación para hombres jóvenes, un rito de paso.
Lo que no sabía era que también lo sería para mí.
Estaba sentada en la plaza de un templo, debajo de un gran árbol beringin banyan, en la oscuridad; sin electricidad, solo la luz de la luna llena iluminaba la plaza, cuando escuché los sonidos más hermosos, como un concierto de Charles Ives.
Mientras escuchaba la música gamelán de todos los aldeanos que venían a esta ceremonia que se realiza una vez cada cinco años, me di cuenta de que estaba sola, en la oscuridad, debajo de ese árbol.
De repente, de las sombras, del otro lado de la plaza, vi espejos destellando la luz de la luna.
Y 20 hombres mayores que había visto antes, de pronto, se pusieron de pie, luciendo sus trajes de guerreros, sus tocados y lanzas.
No había nadie más en la plaza y yo estaba escondida entre las sombras.
No había nadie más, pero ellos aparecieron y ejecutaron una danza increíble.
«Huhuhuhuhuhuhuhahahahaha».
Movían sus cuerpos y avanzaban hacia adelante, y la luz rebotaba en sus trajes.
He trabajado en teatro desde que tenía 11 años.
He actuado, creado y, en ese momento, pensé: «
¿Para quién están bailando con estos trajes tan elaborados y estos extraordinarios tocados?
» Y me di cuenta de que estaban bailando para Dios, lo que sea que esto signifique.
Pero, por alguna razón, no importaba la publicidad.
No se trataba de dinero.
Nadie iba a escribir nada; no iba a estar en las noticias.
Y ahí estaban estos increíbles artistas…
mientras actuaban sentí que pasaba una eternidad.
Poco después, tan pronto como terminaron y desaparecieron entre las sombras, se acercó un joven con una linterna de propano, la colgó en un árbol y puso una cortina.
En la plaza de la aldea había cientos de personas que, durante toda la noche, pusieron en escena una ópera.
Los seres humanos necesitaban la luz.
Necesitaban la luz para ver.
Entonces, lo que aprendí y deduje de este increíble momento crucial, como una artista joven, es que uno debe ser fiel a sus creencias como artista, pero también debe tener presente que hay una audiencia presente en nuestras vidas que también necesita la luz.
Y, en este increíble equilibrio en el que nos encontramos cuando creamos algo completamente nuevo, que trata de ser algo que no se había visto antes; ese mundo imaginario en el que, en verdad, uno no sabe dónde va a terminar.
Esa es la línea delgada al borde de un cráter por la que he caminado durante toda mi vida.
Ahora, me gustaría contarles, de forma breve, cómo trabajo.
Analicemos «El Rey León».
Vieron varios ejemplos de lo que hago, pero este es uno que la gente conoce bien.
Comienzo con un ideograma.
Un ideograma es parecido a la técnica japonesa de pintura.
Luego de tres pinceladas, se obtiene un bosque de bambú.
Pienso en el concepto de «El Rey León» y me pregunto: «
¿Cuál es su esencia?
,
¿Cuál es su abstracción?
Si tengo que resumir la historia entera en una sola imagen,
¿cuál sería?
» El círculo.
El círculo.
Es tan obvio.
El círculo de la vida, el de la máscara de Mufasa.
El círculo que, en el segundo acto, nos muestra una sequía,
¿cómo expresamos esta sequía?
Es un círculo de seda en el piso que desaparece a través de un agujero del escenario.
El círculo de la vida se ve en las ruedas de las gacelas que saltan.
Pueden ver el mecanismo.
Al ser una persona que ama el teatro, sé que cuando la audiencia va a ver una obra deja de lado su incredulidad; cuando se ven hombres y mujeres caminando con una placa de hierba sobre sus cabezas se sabe que se trata de la sabana, es algo que no se cuestiona.
Me fascina esa verdad aparente del teatro.
Disfruto que la gente esté dispuesta a llenar los espacios en blanco.
La audiencia está dispuesta a decir: «Ya sé que ese sol no es real.
Tomaron unos palitos, les agregaron seda en la parte inferior, colgaron estas piezas, las dejaron caer al suelo y cuando esto se levanta con los hilos, puedo ver que es el sol».
Sin embargo, la belleza está en que esto es solo seda y palitos y, de cierta forma, lo convierte en algo espiritual.
Eso es lo que provoca emociones.
No es literalmente el amanecer, es el arte de hacerlo.
Por eso, en el teatro, es tan fundamental la historia, el libro y el lenguaje, contar la historia, la manera en que se cuenta, los mecanismos y métodos que se utilizan, como la historia en sí misma.
Y me encanta la tecnología de punta y la menos avanzada.
Puedo…
Por ejemplo, después les mostraré en «El hombre araña», estas increíbles máquinas que desplazan personas.
Lo cierto es que sin el bailarín, que sabe manejar su cuerpo y columpiarse en esos cables no es nada.
Ahora voy a mostrarles unos video clips de otro gran proyecto en mi vida, de este año: «La tempestad».
Es una película.
Monté en escena «La tempestad» tres veces en teatro desde 1984, 86, y me encanta esa obra.
Siempre lo hice con un hombre como Próspero.
Y, de repente, pensé: «
¿Quién hará el papel de Próspero?
¿Por qué no Helen Mirren?
Es una gran actriz,
¿por qué no?
» El material funcionó muy bien para una mujer.
Ahora veamos algunas imágenes de «La tempestad».
(Música) (Video) Próspera: Espíritu,
¿llevaste a cabo fielmente la tempestad que te mandé?
Ariel: Abordé el navío real.
En cada camarote llameé espanto.
Próspera: No más verse y ya suspiran.
Miranda:
¿Me amas?
Fernando: Más allá de los límites del mundo.
Próspera: Se han rendido el uno al otro.
Trínculo: La desgracia nos presenta extraños compañeros.
(Música)
¿Busca placer, gobernador?
Calibán:
¿No caíste del cielo?
Esteban: De la luna, te lo juro.
Próspera: ¡Calibán! Calibán: Esta isla es mía.
Próspera: Por decir eso, tendrás calambres esta noche.
Antonio: Aquí yace tu hermano que no es mejor que la tierra en la que yace.
Sebastián: Saca tu espada.
Yo, el rey, los amaré.
Próspera: Los atormentaré hasta que aúllen.
Ariel: Los he enfurecido.
Próspera: Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir.
(Música) JT: Bien
(Aplausos)
Pues, monté en escena «La tempestad» con una producción de muy bajo presupuesto, hace muchos años.
Me encanta esa obra, y pienso también que es la última de Shakespeare, y que se puede adaptar muy bien al cine, como ven.
Pero, les voy a dar un ejemplo de cómo se monta una obra en teatro y después de cómo esa misma idea o historia se lleva al cine.
Ya hablé del concepto de ideograma, entonces
¿cuál es el ideograma para «La tempestad»?
Si tuviera que reducir la obra,
¿qué imagen mantendría el concepto?
Fue el castillo de arena; la idea innato o adquirido, que creo estas civilizaciones, —Helen Mirren como Próspera, habla de ello al final— las construimos, pero la naturaleza, como una terrible tempestad, puede hacer desaparecer torres que tocan nubes o hermosos palacios.
Y no quedará nada atrás.
Así que, en el teatro, comencé la obra con un ancho rastrillo negro para arena, y había una niña, Miranda, en el horizonte, construyendo un castillo de arena.
Y, mientras ella estaba en la orilla del escenario, dos tramoyistas, vestidos de negro, con baldes llenos de agua, corrían hasta arriba y comenzaban a vaciar el agua en el castillo de arena, y este comenzaba a desmoronarse hasta hundirse.
Pero, antes de desmoronarse, la audiencia veía el traje negro de los tramoyistas.
El medio era evidente y banal.
Lo vimos.
Pero a medida que vaciaban el agua, la luz, en lugar de mostrar los trajes de los tramoyistas, se enfocaba en el agua misma, esta es la magia abrupta del teatro.
Y, de repente, cambia la perspectiva de la audiencia.
Mágicamente, todo se convierte en algo grande; se convierte en la lluvia torrencial.
Desaparecen los actores enmascarados y los titiriteros, y la audiencia salta a este mundo, a este mundo imaginario donde ocurre la tempestad.
Ahora la diferencia cuando hice «La tempestad» en cine.
Comencé la película con un primer plano de un castillo de arena negra; y lo que puede hacer el cine, mediante la cámara, la perspectiva, los planos generales y los primeros planos.
Comenzó con un primer plano del castillo de arena y, a medida que se alejaba la cámara, se veía una miniatura en la palma de la mano de una niña.
Entonces, pude jugar con el medio y
¿por qué pasé de un medio a otro?
Porque se puede hacer esto.
Ahora veamos «El hombre araña».
(Música) (Video) Peter Parker: ♪ Al borde del precipicio, puedo volar lejos de aquí.
♪ JT: En el teatro en vivo, tratamos de hacer todo lo que no se puede hacer en dos dimensiones en cine y televisión.
PP: ♪ Levántate y toma el control.
♪ George Tsypin: Vemos Nueva York a través del hombre araña.
Al hombre araña no lo limita la gravedad; en el espectáculo, a Manhattan tampoco.
PP: ♪ Se tú mismo y levántate sobre todo ♪ Ensemble: ♪ Sock! Pow! ♪ ♪ Slam! Scratch! ♪ Danny Ezralow: Ni siquiera quiero que se piense que hubo un coreógrafo.
Lo que está pasando es real.
Prefiero que se vea la gente en movimiento y se piense: «
¿Qué fue eso?
» (Música) JT: Si le doy suficiente movimiento a la escultura y el actor mueve su cabeza, se puede sentir que está viva.
Realmente es un cómic vivo.
Es un cómic que toma vida.
(Música) Bono: Son mitologías.
Los héroes de los cómics son mitos modernos.
PP: ♪ Ellos creen.
♪ (Gritos) (Música)
(Aplausos)
JT:
¿Qué fue eso?
Circo, rock ‘n’ roll, drama.
¿Qué rayos hacemos en ese escenario?
Bueno, les cuento una última historia.
Después de que estuve en esa aldea, crucé el lago, y vi que el volcán Gunung Batur hacía erupción hacía erupción al otro lado, y había un volcán inactivo junto al volcán activo.
No pensé que sería tragada por el volcán, y aquí estoy.
Pero es muy fácil escalar,
¿no es cierto?
Te sostienes de las raíces, pones tus pies sobre las rocas y escalas hasta llegar a la cima.
Estaba con un buen amigo que era actor, y dijimos: «Subamos.
Veamos si podemos acercarnos a la orilla del volcán activo».
Y escalamos hasta llegar a la cima; estábamos en la orilla, en ese precipicio, Roland desaparece en el humo sulfuroso del otro lado del volcán y estoy ahí sola en ese precipicio increíble.
¿Escucharon la letra?
Estoy en el precipicio mirando hacia abajo, dentro de un volcán inactivo a mi izquierda.
A mi derecha hay esquisto fino desprendiéndose.
Llevo unas sandalias y un vestido.
Fue hace muchos años.
Y, sin botas para escalar.
Y él desapareció; este loco actor gitano francés, desvanecido en el humo; y me doy cuenta de que no puedo regresar por donde he venido.
Así que tiro mi cámara, tiro mis sandalias y miro la línea recta que se dibuja ante mí, y bajo en cuatro patas, como un gato, y me sostengo con las rodillas a través de esta línea que se dibuja ante mí por 30 o 10 metros, no sé.
El viento soplaba con mucha fuerza y la única manera para llegar al otro lado era a través de esa línea recta que se dibujaba ante mí.
Sé que todos han estado ahí; yo estoy en ese crisol ahora.
Es mi prueba de fuego.
Es la prueba de fuego de mi compañía.
Sobrevivimos porque nuestra canción es «Levántate».
El chico cae del cielo, pero se levanta.
Es ahí, en las palmas de nuestras manos, de las de toda mi compañía.
Tengo colaboradores asombrosos, y solo juntos, como creadores, podremos llegar hasta el final.
Sé que Uds.
lo comprenden.
Uds.
siguen adelante y, de pronto, ven algo extraordinario frente a ustedes.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/julie_taymor_spider_man_the_lion_king_and_life_on_the_creative_edge/