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La adicción es una enfermedad y debemos tratarla como tal – Charla TEDxMidAtlantic

Charla «La adicción es una enfermedad y debemos tratarla como tal» de TEDxMidAtlantic en español.

Solo una de cada nueve personas en EE. UU. recibe la atención y tratamiento que necesita para la adicción y el abuso de sustancias. El ex-director de Política Nacional de Control Antirogas, Michael Botticelli trabaja para acabar con esta epidemia y así tratar la dependencia con amabilidad, compasión y justicia. En esta charla personal y reflexiva, anima a millones de estadounidenses en recuperación a hacer que sean escuchadas para confrontar el estigma asociado al abuso de sustancias.

  • Autor/a de la charla: Michael Botticelli
  • Fecha de grabación: 2016-10-21
  • Fecha de publicación: 2017-03-29
  • Duración de «La adicción es una enfermedad y debemos tratarla como tal»: 644 segundos

 

Traducción de «La adicción es una enfermedad y debemos tratarla como tal» en español.

Hace 28 años, era un hombre destrozado.

Quizá no lo creerían si me hubieran conocido.

Tenía un buen empleo en una universidad reconocida, me vestía bien, pero por dentro me estaba deteriorando.

Crecí en una familia llena de adicciones, y además luché de niño para definir mi identidad sexual.

Aunque no podía nombrarlo en aquel entonces, crecer siendo un niño gay solo agravaba mis problemas de soledad e inseguridad.

Pero la bebida resolvió mi problemas.

Comencé a beber a una edad temprana.

Seguí bebiendo durante mis estudios en la universidad.

Y cuando por fin salí del armario en los 80, los únicos lugares para conocer gente gay, para socializar, para ser uno mismo, eran los bares gays.

¿Y qué se hace en los bares gay?

Se bebe.

Así que eso hacía.

Y mucho.

Mi historia no es única.

Igual que para muchos estadounidenses, mi enfermedad avanzó sin ser diagnosticada.

Esto me llevó hacia gente, lugares y cosas que nunca hubiera elegido.

Hasta que un problema con la ley me dio la «oportunidad» de recibir atención médica; así comenzó mi recuperación.

Mi recuperación ha estado llena de amor y alegría, pero no carente de dolor.

Como muchos, perdí demasiados amigos y familiares debido a esta enfermedad.

He oído muchas historias desgarradoras de gente que perdió seres queridos por esta adicción.

Y también he perdido muchos amigos por el VIH y SIDA.

Las epidemias actuales de opioides y la de SIDA trágicamente tienen mucho en común.

Nos encontramos en una de las más grandes crisis de salud de nuestros tiempos.

Solo en 2014, 28 000 personas murieron de sobredosis asociada al uso de medicamentos y heroína.

En los 80, mucha gente moría de VIH y SIDA.

Los funcionarios públicos lo ignoraron.

Algunos incluso temían hablar de ello.

No querían tratamiento.

Por desgracia, esto se parece mucho con la actual epidemia.

Algunos la llamaron la plaga gay.

Pidieron que haya cuarentenas, querían separar a las víctimas inocentes del resto de nosotros.

Tuve miedo de que íbamos a perder la batalla porque la gente nos culpaba de estar enfermos.

Las políticas públicas eran presas del estigma y del miedo.

Y lo mismo ocurría con la compasión, la atención médica, la investigación, la recuperación y el tratamiento.

Pero cambiamos todo esto.

Porque en el dolor de esas pérdidas vimos un movimiento social y político.

El SIDA nos impulsó a la acción, a levantarnos, a hablar y a actuar.

También impulsó el movimiento LGBT.

Sabíamos que luchabamos por nuestras vidas porque el silencio equivale a la muerte, y cambiamos, haciendo que las cosas cambiaran también.

Ahora mismo tenemos la posibilidad de acabar con el VIH/SIDA en esta generación.

Estos cambios se debieron mayormente a la decisión valiente y sencilla de reconocer que eras homosexual ante los vecinos, amigos, familiares y colegas.

Hace años fui voluntario en el Proyecto NAMES iniciado por Cleve Jones en San Francisco, para mostrar que la gente que moría de SIDA tenía un nombre, rostro, familias y gente que los amaba.

Aún recuerdo cuando extendí el Edredón Conmemorativo sobre el SIDA en la Explanada Nacional, en un maravilloso día de octubre de 1988.

De vuelta en 2015, la Corte Suprema decidió levantar la prohibición del matrimonio homosexual.

Mi esposo Dave y yo nos juntamos en las escalinatas de la Corte Suprema para celebrar esa decisión con mucha gente.

Fue inevitable pensar cuán lejos llegamos con los derechos LGBT y cuán lejos aún teníamos que llegar respecto a las cuestiones de adicción.

Cuando el Presidente Obama me nominó Director de las Políticas Antidrogas, fui muy honesto respecto a mi recuperación y homosexualidad.

Durante mi proceso de confirmación, o por lo menos que yo sepa, el ser gay nunca influyó en mi candidatura o fue un obstáculo para conseguir el cargo.

Pero mi adicción sí lo obstaculizó.

En un momento dado, un funcionario del congreso dijo que de ninguna manera iba a ser nombrado por el Senado de EE.

UU.

Debido a mi pasado, pese a haber estado en recuperación por más de 20 años, y pese al hecho de que este trabajo requiere saber un poco sobre las adicciones.


(Risas)
Este es el estigma al cuál la gente con problemas de abuso de sustancias se enfrenta cada día.

Y debo deciros que por eso, aún me siento más cómodo con salir del armario que con hablar de mi pasado adictivo.

Casi todas las familias estadounidenses tienen alguna adicción.

Y aún, desafortunadamente, no es algo de lo que se hable abierta y honestamente; solo se cuchicheaba acerca de eso y recibido con burla y desprecio.

Escuchamos esas historias una y otra vez en la tele, en Internet, lo dicen los funcionarios públicos, nuestros familiares y amigos.

Los que tenemos una adicción escuchamos esas voces y de algún modo pensamos que no merecemos atención médica y tratamiento.

Hoy en los EE.

UU.

Solo una de cada nueve personas recibe atención y tratamiento para su trastorno; una de cada nueve.

Solo piénsenlo.

En general, gente con otras enfermedades recibe atención médica y tratamiento.

Si tienen cáncer, reciben tratamiento, si tienen diabetes, también.

Si tienen un infarto, reciben atención de inmediato y les trasladan a cuidados.

Pero de algún modo, la gente con adicciones tiene que esperar por ser tratadas o no lo recibe cuando lo necesita.

Si no se trata, la adicción tiene consecuencias terribles y graves que para mucha gente significa la muerte o encarcelación.

Ya hemos pasado por eso.

Hace tiempo se pensaba que el arresto nos sacaba del problema.

Pero sabemos que no es así.

Décadas de investigación científica muestran que se trata de un problema médico, que es una condición médica crónica heredada y desarrollada.

La Administración Obama apostó por una vía distinta en las políticas antidrogas.

Hemos desarrollado e implementado un plan amplio para extender los servicios de prevención y de tratamiento, intervención temprana y apoyo a la recuperación.

Hemos reformado la justicia criminal, Eliminamos barreras para darle a la gente una segunda oportunidad.

Las autoridades sanitarias y de seguridad pública trabajan juntas en las comunidades.

Los jefes de policía de todo el país mandan a la gente a recibir tratamiento en lugar de mandarlos a la cárcel.

Vemos a las fuerzas del orden y a los servicios de emergencia tratar la sobredosis con naloxona para darle otra oportunidad a la gente.

La Ley de Atención Médica Asequible es el mayor avance en el tratamiento para el abuso de sustancias, en una generación, y también trata de integrar un servicio curativo en la atención primaria.

Pero en realidad, todo este trabajo no es suficiente si no cambiamos la manera de ver la dependencia en EE.

UU.

Hace años, cuando por fin comprendí que tenía un problema y supe que necesitaba ayuda, tuve demasiado miedo de pedirla.

Sentí que la gente podía pensar que era estúpido, que no tenía voluntad y bastante amoral.

Pero hablo de mi rehabilitación porque quiero cambiar las cosas.

Quiero que veamos que necesitamos ser abiertos y sinceros sobre quiénes somos y lo que podemos hacer.

Hablo públicamente de mi recuperación no para presumir Soy abierto respecto a mi recuperación para cambiar la opinión pública, para cambiar la política pública, para cambiar el curso de esta epidemia y empoderar a millones de estadounidenses que luchan en el proceso de ser abiertos y francos acerca de quiénes son.

Somos más que solo nuestras enfermedades.

Todos tenemos la oportunidad de cambiar la opinión pública así como la política pública.

Todos conocemos a alguien adicto y todos podemos hacer nuestra parte para cambiar la manera de ver a quien tiene dependencia en EE.

UU.

Así que, cuando vean a alguien con una adicción, no piensen que es un borracho o un adicto o un abusador, sino que es una persona.

Ofrézcanle ayuda, trátenle con amabilidad y compasión.

Juntos podemos ser parte de un movimiento creciente en EE.

UU.

Para cambiar cómo vemos a la gente con adicciones.

Juntos podemos cambiar la política pública.

Podemos asegurarnos de que la gente reciba atención cuando la necesita, al igual que en el caso de cualquier otra enfermedad.

Podemos pertenecer a un movimiento creciente e imparable para que millones de estadounidenses comiencen su recuperación, y así acabar con esta epidemia.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/michael_botticelli_addiction_is_a_disease_we_should_treat_it_like_one/

 

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