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Charla «¿La ambulancia más veloz? Una motocicleta.» de TEDMED 2013 en español.
Como joven TEM (Técnico en Emergencias Médicas) en ambulancia de Jerusalén, Eli Beer se dio cuenta de que, atascados en el brutal tráfico urbano, a menudo llegaban demasiado tarde al rescate. Por ello organizó un grupo de TEMs voluntarios —muchos de ellos a pie— dispuestos a dejarlo todo y lanzarse a salvar vidas en el vecindario. En la actualidad, “Hatzlah Unidos” utiliza una aplicación de smartphone y una flota de «motoambulancias» para asistir a los pacientes cercanos hasta que llegue una ambulancia. Con un tiempo de respuesta promedio de tres minutos, el año pasado trataron a 207.000 personas en Israel. Y la idea se está volviendo global.
- Autor/a de la charla: Eli Beer
- Fecha de grabación: 2013-04-16
- Fecha de publicación: 2013-07-30
- Duración de «¿La ambulancia más veloz? Una motocicleta.»: 644 segundos
Traducción de «¿La ambulancia más veloz? Una motocicleta.» en español.
Esta es una motoambulancia.
Es la forma más rápida de llegar a una emergencia médica.
Tiene todo lo que tiene una ambulancia, excepto la camilla.
Pueden ver el desfibrilador.
Pueden ver el equipamiento.
Todos vimos la tragedia que ocurrió en Boston.
Cuando observé estas imágenes, ello me transportó muchos años atrás, a cuando era niño.
Nací en un pequeño barrio de Jerusalén.
Cuando tenía seis años, caminaba de regreso de la escuela un viernes por la tarde junto a mi hermano mayor.
Pasábamos por una parada de autobús.
Vimos un autobús explotar ante nuestros ojos.
El autobús estaba en llamas, y había muchos heridos y muertos.
Recuerdo a un anciano gritando y llorando para que le ayudáramos a levantarse.
Solo necesitaba que alguien le ayudara.
Estábamos tan asustados que salimos corriendo.
Cuando crecí, decidí que quería ser médico y salvar vidas.
Quizás debido a lo que vi cuando era niño.
Cuando tenía 15 años, hice un curso de TEM (Técnico en Emergencias Médicas), y pasé a ser voluntario en ambulancia.
Durante dos años, fui voluntario en ambulancia en Jerusalén.
Ayudé a mucha gente, pero cada vez que alguien realmente necesitaba ayuda, nunca llegaba a tiempo.
Nunca llegábamos.
El tráfico está muy mal.
La distancia, y todo.
Nunca llegábamos cuando alguien verdaderamente nos necesitaba.
Un día, recibimos una llamada acerca de un niño de siete años que se atragantó con un perrito caliente.
El tráfico era horrible, y veníamos del otro lado de la ciudad, en el norte de Jerusalén.
Cuando llegamos, 20 minutos después, comenzamos la RCP (Reanimación Cardiopulmonar) en el niño.
Llega un doctor desde la otra cuadra, nos detiene, examina al niño y nos dice que no sigamos con la RCP.
Aquel instante anunció que el niño estaba muerto.
En aquel momento comprendí que este niño había muerto sin motivo.
Si este médico, que vivía a una cuadra de distancia, hubiese llegado 20 minutos antes, sin esperar a oír la sirena que venía de la ambulancia, si se hubiera enterado del suceso mucho antes, habría salvado al niño.
Podría haber venido corriendo desde la otra cuadra.
Podría haber salvado a aquel niño.
Me dije a mí mismo que debía haber otra manera mejor.
Junto a 15 de mis amigos —todos éramos TEMs (Técnicos de emergencias médicas)— decidimos, vamos a proteger nuestro barrio, así, cuando algo similar vuelva a ocurrir, iremos corriendo y estaremos allí mucho antes que la ambulancia.
Así que me dirigí al director de la compañía de ambulancias y le pedí: «Por favor, cuando reciba una llamada desde nuestro barrio, tenemos 15 geniales muchachos que están dispuestos a dejar todo lo que están haciendo y salir corriendo a salvar vidas.
Simplemente avísenos por el localizador.
Nosotros compraremos los localizadores, solo dígale a su despacho que nos mande el aviso, e iremos corriendo a salvar vidas».
Pues bien, le hice reír.
Tenía 17 años.
Era un muchacho.
Y me dijo —recuerdo esto como si fuera ayer— era un buen tipo, pero me dijo: «Chico, ve a la escuela, o ve a poner un puesto de falafel (croquetas).
La verdad es que no nos interesa este tipo de aventuras nuevas.
No nos interesa tu ayuda».
Y me mandó fuera de la sala.
«No necesito tu ayuda», me dijo.
Yo era un chico muy testarudo.
Como pueden ver ahora, estoy andando en círculos como un loco, meshugenah.
(Risas)
(Aplausos)
Así que decidí usar esa técnica israelí tan famosa probablemente todos Uds.
habrán oído sobre la audacia.
(Risas)
Y al día siguiente fui y compré dos escáneres de policía, y dije: «Vete al infierno, si no me quieres dar la información, obtendré la información yo mismo».
Y nos turnamos quién iba a escuchar las radio frecuencias.
Al día siguiente, mientras escuchaba los escáneres, oí una llamada de un hombre de 70 años atropellado por un coche a solo una cuadra de distancia en la calle principal de mi barrio.
Corrí hacia allá.
No tenía equipo médico.
Cuando llegué, el hombre de 70 años estaba tumbado en el suelo, la sangre le salía del cuello a borbotones.
Tomaba el anticoagulante coumadina.
Supe que tenía que parar la hemorragia o moriría.
Me quité mi kipá, porque no tenía equipo médico, y, con mucha presión, paré la hemorragia.
Él estaba sangrando por el cuello.
Cuando llegó la ambulancia, 15 minutos después, les entregué un paciente que estaba vivo.
(Aplausos)
Cuando fui a visitarle dos días después, me dio un abrazo y lloraba y me daba las gracias por salvarle la vida.
Fue entonces cuando me di cuenta de que esta era la primera persona cuya vida había salvado después de dos años como voluntario en ambulancia, supe que esta era mi misión en la vida.
Así que hoy en día, 22 años después, tenemos “Hatzalah Unidos”.
(Aplausos)
«Hatzalah» significa «rescate», para aquellos de Uds.
que no saben hebreo.
Se me había olvidado que no estoy en Israel.
Así que tenemos miles de voluntarios entusiasmados por salvar vidas, distribuidos por todas partes, así que cuando entra una llamada dejan lo que están haciendo y van corriendo a salvar una vida.
Nuestro intervalo medio de respuesta actualmente está por debajo de tres minutos en Israel.
(Aplausos)
Estoy hablando de ataques al corazón, estoy hablando de accidentes automovilísticos, Dios no lo quiera, atentados con bombas, tiroteos, lo que sea, hasta una mujer que a las 3 de la mañana se cae en su casa y necesita que alguien la ayude.
Tres minutos, y tenemos un hombre en pijama corriendo a su casa para ayudarle a levantarse.
Los motivos por los que tenemos tanto éxito son tres.
Miles de voluntarios entusiastas dispuestos a dejar todo lo que están haciendo y correr a ayudar a gente que ni siquiera conocen.
No estamos ahí para reemplazar a las ambulancias.
Simplemente estamos ahí para cubrir el intervalo entre la llamada a la ambulancia y su llegada.
Y salvamos gente que de otro modo no se podría salvar.
El segundo motivo es por nuestra tecnología.
Ya saben que los israelíes son buenos con la tecnología.
Cada uno de nosotros tiene un teléfono, no importa de qué tipo, tecnología GPS fabricada por NowForce, y cuando entra una llamada, los cinco voluntarios más cercanos reciben la llamada y llegan allí efectivamente muy rápido, y van guiados por un navegador de tráfico para llegar allí sin perder tiempo.
Y esta es una gran tecnología que usamos por todo el país y reduce el tiempo de respuesta.
Y el tercer motivo son estas motoambulancias.
Estas motoambulancias son una ambulancia en dos ruedas.
No transportamos gente, pero la estabilizamos, y le salvamos la vida.
Nunca se quedan atascadas en el tráfico.
Hasta podrían ir por la acera.
De verdad, nunca se quedan atascadas en el tráfico.
Por eso llegamos tan deprisa.
Unos años después de que empezara esta organización, en una comunidad judía, dos musulmanes de Jerusalén Oriental me llamaron.
Me pidieron que nos reuniéramos.
Querían reunirse conmigo.
Muhammad Asli y Murad Alyan.
Cuando Muhammad me contó su propia historia, de cómo su padre, de 55 años, se desplomó en casa, de un ataque cardíaco, y tardó más de una hora en llegar una ambulancia, y vio a su padre morir frente a sus ojos, me pidió, «Por favor, empiece esto en Jerusalén Oriental».
Me dije a mi mismo: he visto tanta tragedia, tanto odio, y no se trata de salvar a los judíos.
No se trata de salvar a los musulmanes.
No se trata de salvar a los cristianos.
Se trata de salvar a las personas.
Así que continúe, lleno de fuerza —
(Aplausos)
— y comencé “Hatzalah Unidos” en Jerusalén Oriental, y por eso los nombres “Unidos” y “Hatzalah” van tan bien juntos.
Comenzamos de manera conjunta a salvar a judíos y a árabes.
Los árabes salvaban a los judíos.
Los judíos salvaban a los árabes.
Ocurrió algo especial.
Los árabes y los judíos no siempre se llevan bien, pero aquí, en este caso, las comunidades, de verdad, es un caso increíble lo que pasó, comunidades diversas, de repente, tenían un interés común: Salvemos vidas juntos.
Los colonos salvaban a los árabes y los árabes salvaban a los colonos.
Es un concepto increíble que solo podría funcionar cuando la causa es grande.
Y todos ellos son voluntarios.
Nadie recibe dinero.
Todos lo hacen con el propósito de salvar vidas.
Cuando mi propio padre se desplomó hace unos años de un ataque al corazón, uno de los primeros voluntarios en llegar a salvar a mi padre fue uno de esos voluntarios musulmanes de Jerusalén Oriental que formó parte del primer grupo que se unió a Hatzalah.
Y él salvó a mi padre.
¿Se imaginan cómo me sentí en aquel momento?
Cuando fundé esta organización, tenía 17 años.
Nunca imaginé que un día daría una charla en TEDMED.
Entonces ni siquiera sabía lo que era TEDMED.
No creo que existiera, pero nunca imaginé, nunca imaginé que fuera a llegar a todas partes, se va a difundir, y el año pasado comenzamos en Panamá y Brasil.
Solo necesito un socio que sea un poco meshugenah como yo, entusiasmado por salvar vidas, y deseando hacerlo.
Y de hecho voy a empezar en India dentro de muy poco con un amigo que conocí en Harvard hace poco tiempo.
De hecho Hatzalah se fundó en Brooklyn por un judío jasídico, años antes que nosotros en Williamsburg, y ahora está dispersa por toda la comunidad judía de Nueva York, y hasta en Australia y en México y en muchas otras comunidades judías.
Pero se podría extender a todas partes.
Es muy fácil de adoptar.
Uds.
vieron a aquellos voluntarios en Nueva York salvando vidas en el World Trade Center.
Solo en el año pasado tratamos en Israel 207.000 personas.
De ellas, 42.000 eran situaciones de vida o muerte.
Y nosotros marcamos la diferencia.
Supongo que uno podría llamarlo una multitud relámpago salvavidas, y funciona.
Al mirar a mi alrededor, aquí, veo mucha gente que dedicaría el esfuerzo necesario, dedicaría la energía necesaria para salvar a otros, sin importarles quienes son, sin importarles de qué religión, sin importarles quienes son o de dónde vienen.
Todos queremos ser héroes.
Solo necesitamos una buena idea, motivación y un montón de audacia, y así podríamos salvar a millones de personas que de otra manera no se salvarían.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/eli_beer_the_fastest_ambulance_a_motorcycle/