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La enigmática ciencia del dolor – Joshua W. Pate – Charla TED-Ed

Charla «La enigmática ciencia del dolor – Joshua W. Pate» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/the-mysterious-science-of-pain-joshua-w-pate

En 1995, el «British Medical Journal» publicó un extraordinario informe sobre un albañil de 29 años que accidentalmente pisó un clavo de 15 cm que le atravesó la bota de acero. Sentía un dolor tan extremo que hasta el menor movimiento le era insoportable. Pero cuando los médicos le quitaron la bota, se encontraron con una sorpresa: el clavo ni siquiera le había rozado el pie. ¿Qué pasó exactamente? Joshua W. Pate nos cuenta sobre la percepción del dolor.

Lección de Joshua W. Pate, dirección de Artrake Studio.

  • Autor/a de la charla: Joshua Pate
  • Fecha de grabación: 2019-05-20
  • Fecha de publicación: 2019-05-20
  • Duración de «La enigmática ciencia del dolor – Joshua W. Pate»: 287 segundos

 

Traducción de «La enigmática ciencia del dolor – Joshua W. Pate» en español.

En 1995, el «British Medical Journal» publicó un extraordinario artículo sobre un albañil de 29 años que accidentalmente pisó un clavo de 15 cm que le atravesó la bota de acero.

Sentía un dolor tan extremo que hasta el menor movimiento le era insoportable.

Pero cuando los médicos le quitaron la bota, se encontraron con una sorpresa: el clavo ni siquiera le había rozado el pie.

Durante siglos, los científicos han pensado que el dolor es la respuesta directa al daño.

Según esta lógica, cuanto más seria fuera la lesión, más dolor causaría.

Pero a medida que aprendimos más sobre la ciencia del dolor, descubrimos que el dolor no siempre corresponde al daño tisular, incluso cuando los mecanismos corporales de percepción del dolor funcionan bien.

Podemos experimentar un dolor indescriptible al lastimarnos e incluso cuando no tenemos ninguna herida, como el albañil, o los casos bien documentados de las parejas de mujeres embarazadas que experimentan dolor durante el embarazo o el trabajo de parto.

¿Qué sucede en estos casos? Efectivamente, se dan dos fenómenos: la sensación de dolor y un proceso biológico llamado nocicepción.

La nocicepción es parte de la respuesta de protección del sistema nervioso a estímulos dañinos o potencialmente dañinos.

Los sensores en las terminaciones nerviosas especializadas detectan amenazas de naturaleza mecánica, térmica y química.

Si se activa una cantidad suficiente de estos sensores, se disparan impulsos eléctricos por los nervios y la espina dorsal hasta el cerebro.

El cerebro pondera la relevancia de estos impulsos y produce dolor si determina que el organismo necesita protección.

Normalmente, el dolor ayuda al cuerpo a evitar más daño.

Pero hay otros varios factores además de la nocicepción que influyen en la sensación de dolor y que hacen que el dolor sea menos útil.

En primer lugar, existen factores biológicos que amplifican las señales nociceptivas al cerebro.

Si las fibras nerviosas se activan repetidamente, el cerebro puede decidir volverlas más sensibles para que protejan al cuerpo frente a amenazas.

Pueden agregarse más sensores de estrés a las fibras nerviosas hasta volverlas tan sensibles que el mínimo contacto con la piel desate señales eléctricas intensas.

En otros casos, los nervios se adaptan y envían señales de forma más eficiente, amplificando el mensaje.

Estas formas de amplificación son más comunes en personas que padecen dolores crónicos, es decir, dolores que duran más de tres meses.

Cuando el sistema nervioso se encuentra en un permanente estado de alerta, el dolor puede subsistir después de curarse la lesión.

Esto crea un círculo vicioso en el que cuanto más dura el dolor, más difícil resulta revertirlo.

Los factores psicológicos también intervienen en la percepción del dolor, potencialmente al influir en la nocicepción y en el cerebro de forma directa.

El estado anímico de una persona, sus recuerdos, creencias sobre el dolor y expectativas de tratamientos pueden afectar su forma de experimentar el dolor.

En un estudio, los niños que afirmaban no tener control sobre el dolor experimentaban, en efecto, un dolor más intenso que quienes pensaban que sí tenían algo de control.

Los factores ambientales también intervienen.

En un experimento, voluntarios a quienes se les puso una barra fría en el dorso de la mano dijeron sentir más dolor cuando se les mostraba una luz roja que cuando la luz era azul, a pesar de que la barra siempre tenía la misma temperatura.

Por último, también los factores sociales como el contar con apoyo familiar pueden afectar la percepción del dolor.

Todo esto significa que una estrategia multimodal para tratar el dolor, que incluya especialistas en el manejo del dolor, fisioterapeutas, psicólogos clínicos, enfermeros y otros profesionales de la salud, es usualmente la más efectiva.

Apenas estamos comenzando a descubrir los mecanismos de la experiencia del dolor, pero existen algunas áreas de investigación prometedoras.

Hasta no hace mucho, se pensaba que las células gliales alrededor de las neuronas eran solamente estructuras de apoyo, pero ahora sabemos que cumplen una función importante en la nocicepción.

Algunos estudios han demostrado que deshabilitar determinados circuitos cerebrales en la amígdala puede eliminar el dolor en ratas.

Y las pruebas genéticas en personas con trastornos inusuales que las vuelve inmunes al dolor han señalado otras posibles dianas para el tratamiento con fármacos, y quizá, en el futuro, hasta para la terapia génica.

https://www.ted.com/talks/joshua_w_pate_the_mysterious_science_of_pain/

 

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