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La evolución del ojo humano – Joshua Harvey – Charla TED-Ed

Charla «La evolución del ojo humano – Joshua Harvey» de TED-Ed en español.

Ver la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/the-evolution-of-the-human-eye-joshua-harvey

El ojo humano es un mecanismo increíble, capaz de detectar desde unos pocos fotones hasta unos mil millones, o alternar su enfoque desde la pantalla que tienes delante al lejano horizonte en un tercio de segundo. ¿Cómo evolucionaron estas estructuras complejas? Joshua Harvey detalla la historia de 500 millones años del ojo humano.

Lección de Joshua Harvey, animación de Artrake Studio.

  • Autor/a de la charla: Joshua Harvey
  • Fecha de grabación: 2015-01-08
  • Fecha de publicación: 2019-04-05
  • Duración de «La evolución del ojo humano – Joshua Harvey»: 268 segundos

 

Traducción de «La evolución del ojo humano – Joshua Harvey» en español.

El ojo humano es un mecanismo increíble, capaz de detectar desde unos pocos fotones hasta la luz solar directa, o alternar su enfoque desde la pantalla que tienes delante al lejano horizonte en un tercio de segundo.

De hecho, las estructuras necesarias para esa increíble flexibilidad se consideraron alguna vez tan complejas que el propio Charles Darwin reconoció que la idea de que hubieran evolucionado parecía absurda al extremo.

Y sin embargo, eso es exactamente lo que pasó, empezando hace más de 500 millones de años.

La historia del ojo humano empieza con un simple mancha sensible a la luz, igual a la que se encuentra en organismos unicelulares, como la euglena.

Es un grupo de proteínas sensibles a la luz vinculado al flagelo del organismo, que se activa al encontrar luz y, por lo tanto, comida.

Una versión más compleja de este punto de luz se puede encontrar en los gusanos planos, planaria.

Al tener forma de copa, en lugar de ser plano, le permite detectar mejor la dirección de la luz entrante.

Entre sus otros usos, esta cualidad le permite a un organismo buscar sombra y esconderse de los depredadores.

A lo largo de los milenios, al hacerse estas copas de luz más profundas en algunos organismos, la apertura de la parte delantera disminuyó en tamaño.

El resultado fue el llamado «efecto estenopeico» que aumentó la resolución considerablemente, redujo la distorsión y solo dejó pasar un fino haz de luz en el ojo.

El nautilus, un antepasado del pulpo, usa este ojo estenopeico para mejorar la resolución y la detección direccional.

Aunque el ojo estenopeico permite la formación de imágenes simples, la etapa decisiva hacia el ojo tal y como la conocemos, es la lente.

Se cree que ha evolucionado a través de células transparentes que cubrían la apertura para prevenir infecciones, lo que permitió al interior del ojo llenarse con líquido y perfeccionar así la sensibilidad a la luz y su procesamiento.

Las proteínas cristalinas que se han ido formando en la superficie crearon una estructura que resultó útil para concentrar la luz en un solo punto en la retina.

Esta lente es la clave de la capacidad de adaptación del ojo al cambiar su curvatura para adaptarse para la visión de cerca y de lejos.

Esta estructura de la cámara estenopeica con una lente ha servido de base para lo que iba finalmente a evolucionar como ojo humano.

Otros refinamientos incluirían un anillo colorido, llamado el iris, que controla la cantidad de la luz que entra en el ojo, una capa exterior blanca dura, llamada esclerótica, que mantiene la estructura, y glándulas lagrimales que secretan una película protectora.

Pero igualmente importante fue la evolución del cerebro, a la par, que expandió la corteza visual para procesar las imágenes más nítidas y coloridas que estaba recibiendo.

Ahora sabemos que lejos de ser una perfecta obra maestra de diseño, nuestro ojo conserva las huellas paso a paso de su evolución.

Por ejemplo, en la retina humana se proyecta una imagen invertida con las células que detectan la luz colocadas de espaldas a de la apertura.

Esto se traduce en un punto ciego, donde el nervio óptico debe atravesar la retina para llegar a la capa fotosensible de la parte posterior.

Los cefalópodos tienen ojos que lucen similares y evolucionaron de forma independiente, tienen una retina orientada hacia delante que les permite ver sin un punto ciego.

Los ojos de otras criaturas muestran diferentes adaptaciones.

Los zipoteros, llamados peces cuatro ojos, tienen los ojos divididos en dos secciones para mirar sobre y bajo el agua, perfectos para avistar tanto los depredadores como las presas.

Los gatos, cazadores nocturnos habituales, han desarrollado una capa reflectante que aumenta la cantidad de luz que el ojo puede detectar, otorgándoles una excelente visión nocturna y su firma resplandeciente.

Estos son algunos ejemplos de la enorme diversidad de ojos en el reino animal.

Y si tu pudieras diseñar un ojo, ¿lo harías de manera diferente? Esta pregunta no es tan extraña como podría parecer.

Hoy, los médicos y los científicos están buscando diferentes estructuras de ojo para ayudar a diseñar implantes biomecánicos para las personas con deficiencias visuales, Y en un futuro no muy lejano, las máquinas construidas con la precisión y la flexibilidad del ojo humano pueden incluso permitirle superar su propia evolución.

https://www.ted.com/talks/joshua_harvey_the_evolution_of_the_human_eye/

 

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