Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » La historia del doctor que desafió a la Muerte – Iseult Gillespie – Charla TED-Ed

La historia del doctor que desafió a la Muerte – Iseult Gillespie – Charla TED-Ed

Charla «La historia del doctor que desafió a la Muerte – Iseult Gillespie» de TED-Ed en español.

Ver la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/the-tale-of-the-doctor-who-defied-death-iseult-gillespie

Marido y mujer vivían desesperados. La mujer había dado a luz a su décimo tercer hijo, y la familia cada vez más numerosa se estaba quedando sin comida y sin dinero. Deambulando por el bosque, el padre se encontró con una esquelética figura de ojos hundidos y rostro demacrado: era la Muerte misma, que había venido a ofrecerse de Padrino. Iseult Gillespie cuenta la historia de la Muerte y el doctor.

Lección de Iseult Gillespie; dirigida por Yael Reisfeld.

  • Autor/a de la charla: Iseult Gillespie
  • Fecha de grabación: 2020-03-12
  • Fecha de publicación: 2020-03-12
  • Duración de «La historia del doctor que desafió a la Muerte – Iseult Gillespie»: 302 segundos

 

Traducción de «La historia del doctor que desafió a la Muerte – Iseult Gillespie» en español.

En una cabaña destartalada al borde del bosque, marido y mujer vivían desesperados.

La mujer había dado a luz a su décimo tercer hijo, y la familia, cada vez más numerosa, se estaba quedando sin comida ni dinero.

El padre caminó hacia el bosque a reflexionar sobre su problema.

Después de pasar horas deambulando entre los árboles, se encontró con dos sombrías siluetas.

La primera parecía ser el Dios del hombre y la segunda parecía ser el Diablo.

Ambas figuras ofrecieron aliviar el sufrimiento del hombre, y servir de Padrino de su hijo recién nacido.

Pero el hombre rechazó las ofertas; no le confiaría su hijo a quienes juzgaban la vida humana.

Se adentró aún más en el enmarañado matorral.

Aquí, en la parte más oscura del bosque, el padre vislumbró una tercera figura.

Un rostro demacrado con ojos hundidos dibujó una torcida sonrisa.

Era la Muerte misma, que venía a ofrecerse de Padrino.

Prometió regresar cuando el niño fuese adulto para traerle felicidad y prosperidad.

El padre, sabiendo que todas las personas son iguales ante la Muerte, aceptó la oferta.

Años después, cuando el niño se había convertido un joven ambicioso, la esquelética figura del Padrino vino a su prometida visita.

En su mano callosa sostenía un recipiente que contenía la cura para todos los males humanos.

La Muerte había traído ese recipiente para su Ahijado y le prometió convertirlo en un exitoso doctor.

Pero la poderosa poción venía con reglas muy estrictas.

Si su Ahijado se encontraba a una persona enferma y la Muerte rondaba a la cabeza de su cama, el doctor podría curarla con apenas una ráfaga de los vapores del antídoto.

Pero si la Muerte se hallaba al pie de la cama, el paciente ya estaría en su poder, y el doctor no podría hacer nada.

Con el tiempo, la potente poción del doctor y sus misteriosos instintos cobraron fama por todo el territorio.

Se hizo rico y famoso, y olvidó las penurias de sus primeros años.

Cuando el rey se enfermó, convocó al famoso doctor para que lo atendiera.

El doctor se apresuró a ir al palacio, listo para mostrar sus habilidades.

Pero al entrar a la recámara del rey, se horrorizó al ver a la Muerte alojada al pie de la cama.

El doctor quería desesperadamente la gloria de salvar al rey, aunque ello supusiera engañar a su Padrino.

Entonces, rápidamente, giró la cama e invirtió la posición de la Muerte, tras lo cual le era posible administrar el antídoto.

La Muerte estaba furiosa.

Le advirtió a su arrogante Ahijado que si volvía a engañar a la Muerte, pagaría con su propia vida.

La Muerte y el doctor continuaron con sus viajes.

Después de un tiempo, los mensajeros del rey volvieron en busca del doctor una vez más.

La princesa estaba gravemente enferma, y el rey había prometido riquezas increíbles a quien pudiese curarla.

El doctor se acercó a la recámara de la princesa con la mira puesta en el oro.

Pero al ver a la princesa durmiente, su ambición desapareció.

Le impactó tanto su belleza que no reparó en la Muerte, que merodeaba al pie de la cama.

Curó rápidamente a la princesa.

Pero antes de que la joven pudiese siquiera agradecerle, la Muerte se había llevado a su enamoradizo Ahijado.

En un instante, el palacio se desvaneció a su alrededor.

El doctor se encontró en una inmensa cueva rodeado de numerosas velas parpadeantes, cada una de las cuales representaba la duración de una vida.

Como castigo por el desatinado intento de su Ahijado de dominar la mortalidad, la Muerte fue apagando su vela hasta dejar solo la mecha.

Al ver su propia luz apagándose, el doctor sintió el terror que tanto había visto en los ojos de sus pacientes.

Rogó desesperadamente a la Muerte que transfiriera su moribunda luz a una nueva vela.

Su Padrino consideró la petición, pero la traición del doctor había sido demasiado grande.

Abrió su huesuda mano y la vela de su Ahijado cayó al suelo.

La Muerte permaneció inmóvil, con la mirada inescrutable fija en la llama chispeante, hasta que lo único que quedó del doctor fueron restos de humo.

https://www.ted.com/talks/iseult_gillespie_the_tale_of_the_doctor_who_defied_death/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *