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La ilusión del final de la historia – Bence Nanay – Charla TED-Ed

Charla «La ilusión del final de la historia – Bence Nanay» de TED-Ed en español.

Vea la lección completa en: https://ed.ted.com/lessons/the-end-of-history-illusion-bence-nanay

Una y otra vez, hemos fallado al predecir qué tecnologías del presente cambiarán el futuro. Recientemente, se descubrió un patrón similar en nuestras vidas: somos incapaces de predecir el cambio en nosotros mismos. Pero, ¿hay algo malo en suponer que seguiremos siendo quienes somos ahora?. Bence Nanay detalla las consecuencias de vernos a nosotros mismos como productos acabados.

  • Autor/a de la charla: Bence Nanay
  • Fecha de grabación: 2018-09-27
  • Fecha de publicación: 2018-09-28
  • Duración de «La ilusión del final de la historia – Bence Nanay»: 255 segundos

 

Traducción de «La ilusión del final de la historia – Bence Nanay» en español.

Cuando los trenes comenzaron a transportar personas a través del campo, muchos insistieron en que nunca reemplazarían a los caballos.

Menos de un siglo después, la gente repitió lo mismo sobre los autos, teléfonos, radio, televisión, y computadoras.

Cada uno de ellos tuvo su multitud de detractores.

Incluso algunos expertos insistieron en que no durarían.

Por supuesto, no podemos predecir cómo será el futuro o qué nuevos inventos lo poblarán.

Pero una y otra vez, tampoco hemos podido predecir que las tecnologías del presente cambiarán el futuro.

Un estudio reciente ha revelado un patrón similar en nuestras vidas: somos incapaces de predecir el cambio en nosotros mismos.

Tres psicólogos documentaron nuestra incapacidad para predecir cambios en un artículo en el 2013 llamado «La ilusión del final de la historia».

Llamado así por la predicción del científico político Francis Fukuyama de que la democracia liberal era la forma última de gobierno o lo que él llamó: «el final de la historia», su trabajo subraya la forma en que nos vemos como productos terminados en cualquier momento dado.

Los investigadores reclutaron cerca de 7000 participantes de entre 18 y 68 años.

Pidieron a la mitad de los participantes informar sobre su personalidad actual, valores, y preferencias, junto con cómo habían sido estos valores diez años antes.

La otra mitad describió estas características en su yo actual, y predijeron cómo serían en 10 años.

En base a estas respuestas, los investigadores calcularon el grado de cambio que cada participante relató o predijo.

Por cada grupo de edad en la muestra, compararon los cambios predecidos con los cambios relatados.

Compararon el grado en que los de 18 años pensaron que cambiarían con el grado en que los de 28 años informaron que habían cambiado.

Abrumadoramente, en todas las edades, las estimaciones futuras de cambio de las personas se quedaron cortas en comparación con los cambios que sus contrapartes mayores recordaron.

Los veinteañeros esperaban que les gustaría la misma comida a los 30, pero los treintañeros ya no tenían los mismos gustos.

Los treintañeros predijeron que tendrían el mismo mejor amigo a los 40, pero los de 40 años, habían perdido contacto con ellos.

Y los de 40 predijeron que mantendrían los mismos valores primordiales que los de 50 años habían reconsiderado.

Mientras que las personas mayores cambian menos que los jóvenes en conjunto, igualmente subestimaron su capacidad de cambio.

Donde nos encontremos, la ilusión del final de la historia persiste: pensamos que la mayoría de nuestro cambio personal está a nuestra espalda.

Una consecuencia de esta forma de pensar es que tendemos a sobreinvertir en elecciones futuras basadas en nuestras preferencias actuales.

En promedio, la gente está dispuesta a pagar un 60 % más para ver a su músico favorito actual dentro de 10 años de lo que actualmente pagan por ver a su músico favorito de hace 10 años.

Mientras lo que está en juego con ir a conciertos es poco, somos susceptibles a cometer errores de cálculo con compromisos más serios, como casas, parejas y trabajos.

Al mismo tiempo, no hay una forma real de predecir cuáles serán nuestras preferencias en el futuro.

Sin la ilusión del final de la historia sería difícil hacer planes a largo plazo.

Así que la ilusión del final de la historia se aplica a nuestras vidas pero, ¿qué hay del resto del mundo? ¿Podrías estar asumiendo que las cosas seguirán como hasta ahora? Si es así, afortunadamente, hay innumerables registros para recordarnos que el mundo cambia, a veces para mejor.

Nuestro propio momento histórico no es el final de la historia y esto puede ser tanto un motivo de tranquilidad como causa de preocupación.

https://www.ted.com/talks/bence_nanay_the_end_of_history_illusion/

 

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