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Charla «¿La política nos hace irracionales?» de TED-Ed en español.
Mira la lección completa: https://ed.ted.com/lessons/do-politics-make-us-irrational-jay-van-bavel
¿Puede la identidad política de alguien afectar realmente su capacidad para procesar información? La respuesta radica en un fenómeno cognitivo conocido como partidismo. Si bien identificarse con grupos sociales es una parte esencial y saludable de la vida, puede convertirse en un problema cuando las creencias del grupo entran en conflicto con la realidad. Entonces, ¿cómo podemos reconocer y combatir el partidismo? Jay Van Bavel comparte estrategias útiles.
Lección de Jay Van Bavel, dirigida por Patrick Smith.
- Autor/a de la charla: Jay Van Bavel
- Fecha de grabación: 2020-02-06
- Fecha de publicación: 2020-02-04
- Duración de «¿La política nos hace irracionales?»: 314 segundos
Traducción de «¿La política nos hace irracionales?» en español.
En 2013, un equipo de investigadores realizó una prueba de matemáticas.
El examen fue administrado a más de 1100 adultos estadounidenses, y se diseñó, en parte, para poner a prueba su capacidad de evaluar conjuntos de datos.
Escondidas entre estos problemas había dos preguntas casi idénticas.
Ambos problemas usaban el mismo conjunto difícil de datos, y cada problema tenía una respuesta correcta y objetiva.
La primera era sobre la correlación entre erupciones y una crema para la piel.
La segunda era sobre la correlación entre las tasas de criminalidad y la legislación del control de armas.
Los participantes con gran habilidad matemática eran mucho más propensos a acertar la primera pregunta.
Pero a pesar de ser matemáticamente idénticas, los resultados para la segunda pregunta fueron totalmente diferentes.
Aquí, las habilidades matemáticas no fueron el mejor indicador de qué participantes responderían correctamente.
En cambio, otra variable que los investigadores habían estado rastreando entró en juego: la identidad política.
Los participantes cuyas creencias políticas se alineaban con una correcta interpretación de los datos eran mucho más propensos a resolver bien el problema.
Incluso los mejores matemáticos del estudio eran 45 % más propensos a equivocarse en la segunda pregunta cuando la respuesta correcta desafiaba sus creencias políticas.
¿Qué tiene la política que inspira este tipo de error ilógico? ¿Puede la identidad política de alguien afectar su capacidad de procesar información? La respuesta radica en un fenómeno cognitivo que se ha vuelto cada vez más visible en la vida pública: el partidismo.
Si bien a menudo se invoca en el contexto de la política, el partidismo se define de forma más general como una fuerte preferencia o tendencia hacia cualquier grupo o idea particular.
Nuestras identidades políticas, raciales, religiosas y nacionales son todas formas diferentes de partidismo.
Por supuesto, identificarse con grupos sociales es una parte esencial y saludable de la vida humana.
Nuestro sentido del yo se define no solo por quienes somos como individuos, sino también por los grupos a los que pertenecemos.
Como resultado, nos sentimos muy motivados a defender nuestras identidades de grupo, a proteger tanto nuestro sentido del yo como nuestras comunidades sociales.
Pero esto se vuelve un problema cuando las creencias del grupo entran en conflicto con la realidad.
Imagina ver que tu equipo deportivo favorito comete una falta grave.
Sabes que eso va en contra de las reglas, pero tus compañeros entusiastas piensan que es totalmente aceptable.
La tensión entre estos dos pensamientos incompatibles se llama «disonancia cognitiva», y la mayoría de las personas se ven obligadas a resolver este incómodo estado de limbo.
Podrías comenzar por culpar al árbitro, quejarte de que el otro equipo lo comenzó, o incluso convencerte de que ni siquiera hubo falta.
En un caso como este, las personas a menudo están más interesadas en mantener una relación positiva con su grupo que en percibir el mundo con precisión.
Este comportamiento es especialmente peligroso en la política.
A escala individual, la lealtad a un partido permite a las personas crear una identidad política y apoyar las medidas con las que están de acuerdo.
Pero la disonancia cognitiva partidista puede llevar a las personas a rechazar la evidencia que sea inconsistente con la línea del partido o que desacredite a los líderes del partido.
Y cuando grupos enteros de personas revisan los hechos con base en sus creencias partidistas, esto puede conducir a políticas que no se basen en la verdad o la razón.
Este problema no es nuevo, las identidades políticas han existido por siglos.
Pero los estudios muestran que esa polarización partidista ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas.
Una teoría que explica este aumento es la tendencia hacia la agrupación geográfica en comunidades de ideas afines.
Otra es la tendencia creciente a confiar en noticias partidistas o burbujas en las redes sociales, que a menudo actúan como cámaras de eco y divulgan noticias e ideas de personas con puntos de vista similares.
Afortunadamente, los científicos cognitivos han descubierto algunas estrategias para resistir este filtro de distorsión.
Una es recordar que probablemente tengas más sesgos de los que piensas.
Entonces, cuando encuentres información nueva, haz un esfuerzo deliberado por cuestionar tu intuición inicial y evalúala analíticamente.
En tus propios grupos, intenta que verificar los hechos y cuestionar los supuestos sea una parte valiosa de la cultura.
Advertir a las personas que se les puede haber presentado información errónea también puede ayudar.
Y cuando estés intentando persuadir a alguien más, reafirmar sus valores y enmarcar el tema en sus términos puede ayudar a que las personas sean más receptivas.
Aún nos falta mucho para resolver el problema del partidismo.
Pero con suerte, estas herramientas pueden ayudarnos a mantenernos mejor informados, y a tomar decisiones con base en la evidencia sobre nuestra realidad compartida.
https://www.ted.com/talks/jay_van_bavel_do_politics_make_us_irrational/