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La prensa invadió mi privacidad. Así reivindiqué mi historia – Charla TED2018

Charla «La prensa invadió mi privacidad. Así reivindiqué mi historia» de TED2018 en español.

Tras sufrir un terrible accidente que la puso en los titulares de la prensa amarilla, Kate Stone encontró una manera de tomar las riendas de su historia y a la vez de ayudar a otros a que no pierdan su privacidad. En esta charla íntima, llena de humor y valentía, Stone nos cuenta cómo reivindicó su historia.

  • Autor/a de la charla: Kate Stone
  • Fecha de grabación: 2018-04-10
  • Fecha de publicación: 2018-09-18
  • Duración de «La prensa invadió mi privacidad. Así reivindiqué mi historia»: 378 segundos

 

Traducción de «La prensa invadió mi privacidad. Así reivindiqué mi historia» en español.

Hace cinco años di una charla TED sobre mi trabajo.

Pero un año después sufrí un terrible accidente al salir de un bar con amigos una noche oscura, en Escocia.

Mientras caminábamos por el sendero de un bosque, de pronto sentí un golpe seco, luego otro más y me desplomé, sin saber qué me había golpeado.

Después supe que cuando se abrió la verja de una jardín, un venado salvaje salió descontrolado y se abalanzó directamente sobre mí.

Me incrustó su cuerno en la tráquea y el esófago, hasta la columna vertebral y me quebró el cuello.

Mi mejor amiga me encontró tendida en el piso, balbuceando pidiendo ayuda con un orificio en el cuello.

Intercambiamos miradas y, si bien yo no podía hablar, ella leyó mis pensamientos.

Me dijo, «Solo trata de respirar».

Y mientras me concentraba en respirar, sentí una intensa sensación de calma, pero tenía la certeza de que iba a morir.

Y en cierto modo, estaba tranquila, pues en mi vida siempre intenté hacer lo mejor posible.

Y así traté de disfrutar de cada respiración como un momento más, en cada inhalación y en cada exhalación.

La ambulancia llegó, yo aún estaba muy consciente y durante el viaje hice un análisis de todo, porque soy científica: el sonido de las ruedas sobre el asfalto, la frecuencia de los semáforos y también las luces de la ciudad.

Y pensé, «Quizá sobreviva».

Luego me desmayé.

Me estabilizaron en un hospital de la zona y me llevaron a Glasgow por vía aérea, donde me reconstruyeron la garganta y me indujeron un coma.

Y mientras estaba en ese estado, viví varias realidad alternativas.

Fue una rara mezcla de «Westworld» y «Black Mirror».

Pero esa es otra historia.

La estación televisiva del lugar transmitió en vivo afuera del hospital e informaron que una científica de Cambridge estaba en coma y no se sabía si saldría o no con vida, o si volvería a caminar o a hablar.

Una semana después, me desperté del coma.

Ese fue el primer regalo.

Luego tuve la fortuna de pensar, de moverme, de respirar, de comer y de beber.

Eso me llevó tres meses y medio.

Pero hubo algo que nunca recuperé: mi privacidad.

La prensa amarilla se centró en el tema del género.

Está claro, soy transgénero, nada del otro mundo.

Digamos que mi color de pelo y cuánto calzo es más interesante.

La última vez que hablé aquí,
(Aplausos)
la última vez que di mi charla
(Aplausos)
en TED, no hablé del tema, porque es aburrido.

Y un periódico escocés publicó el siguiente titular: «Científica transgénero atacada por un venado».

Otros cinco periódicos publicaron cosas parecidas.

Al principio me molestó pero luego me tranquilicé.

Y lo que pasó por mi cabeza fue, «Se cruzaron con la mujer equivocada y no saben lo que les espera».


(Risas)
Soy una ninja buena.

No sé exactamente qué hace un ninja pero para mí, se mueven entre las sombras, andan por las alcantarillas, saltan por los techos, y antes de darte cuenta, los tienes detrás.

No aparecen con un ejército ni se quejan, y enfocan toda su atención en un plan.

Así que mientras estaba en el hospital, pensé en un plan para reducir las posibilidades de que a otros les pasara lo mismo, usando el sistema tal como es y pagando el precio de sacrificar mi privacidad.

Lo que ellos le contaron a un millón de personas, yo se lo diría a 10 millones.

Porque cuando uno está enojado, los demás se defienden.

Por eso no los ataqué, y se quedaron indefensos.

Escribí cartas amables y mesuradas a estos periódicos.

Y «The Sun», que es como «Fox News» en el Reino Unido, me agradeció por mi «razonable actitud».

No pedía que se disculparan, ni que se retractaran, ni dinero; tan solo que admitieran que rompieron sus propias reglas y que actuaron de manera equivocada.

Y en este viaje, empecé a conocerlos y ellos empezaron a conocerme a mí.

Y nos hicimos amigos.

Hasta tomé unas copas de vino con Philippa de «The Sun» desde entonces.

Luego de tres meses, todos estuvieron de acuerdo en publicar las declaraciones un viernes y allí terminaba todo.

O al menos eso creyeron.

Aquel sábado, aparecí en el noticiero nocturno bajo el titular «Seis periódicos del país admiten su error».

Y el presentador me dijo, «Pero

¿no cree que es nuestra tarea como periodistas tratar una noticia de modo sensacionalista?

» Y le contesté, «Estaba tendida en un bosque, atacada por un venado,

¿No le parece que eso ya es sensacionalista?

»
(Risas)
Y luego fue mi turno de escribir los titulares.

Mi favorito fue: «El venado me atacó en la garganta y la prensa atacó mi privacidad».

Fue la noticia más leída de «BBC News» en la web aquel día.

Y para mí fue divertido.

Al cabo de esa semana mediática, empecé a usar mi nueva voz y esa plataforma para difundir un mensaje de amor y cordialidad.

Y cuando me asaltó ese minuto de ira y odio hacia esa prensa y esos periodistas, tuve que identificar mi intolerancia interna hacia ellos.

Y tuve que reunirme a hablar con ellos, sin prejuicios.

Tuve que tratar de entenderlos y como respuesta, ellos empezaron a entenderme a mí.

Pues bien, seis meses después, me invitaron a integrar el comité que controla a la prensa.

Y varias veces al año tomamos el té con galletitas con gente como Paul Dacre, editor del «Daily Mail», que me dice, «

¿Qué tal, Kate?

¿Cómo anduviste estos meses?

» Y los respeto.

Y ahora soy uno de los tres miembros del público que tiene un lugar en la mesa, pero no por ser distinta, sino porque mi opinión cuenta tanto como la opinión de cualquiera.

Y la ironía es que de tanto en tanto me envían a visitar las imprentas de esta industria en decadencia, porque algunos piensan que la tecnología que fue tema de mi anterior charla TED, la imprenta interactiva, podría ayudar a salvarlas.

Por eso, tengamos cuidado con nuestra intolerancia interior y hagámonos amigos de nuestros enemigos.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/kate_stone_the_press_trampled_on_my_privacy_here_s_how_i_took_back_my_story/

 

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