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Charla «La silla de ruedas soy yo» de TEDxCordoba en español.
Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx
Cuando Rosario empezó a usar una silla de ruedas, siguió siendo la misma, pero el mundo cambió de perspectiva. Ese «nuevo» mundo se volvió su desafío: transformar la realidad en la que vivimos para que sea más inclusiva y accesible para todos.
Rosario tiene 19 años y hace cinco que usa silla de ruedas. Su historia se hizo conocida por la difusión de una carta que publicó luego de que no la dejaran entrar a un boliche. Este incidente la llevó a formar parte de una ONG que promueve la formación de activistas en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad. En octubre de 2015, fue seleccionada por UNICEF para participar en un congreso latinoamericano que se realizó en Brasil. En mayo de 2016, fue la única joven argentina invitada a participar de una cumbre de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos en Estambul, Turquía.
- Autor/a de la charla: Rosario Perazolo Masjoan
- Fecha de grabación: 2016-11-26
- Fecha de publicación: 2020-03-12
- Duración de «La silla de ruedas soy yo»: 642 segundos
Traducción de «La silla de ruedas soy yo» en español.
La mayoría de Uds., en este momento, se están preguntando algo.
¿Qué le pasó?
¿Por qué está en una silla de ruedas?
Creo que, inconscientemente, la gente espera que yo hable de eso.
Que lo nombre, que lo cuente, que rompa el hielo.
Pero la verdad, yo ya me harté.
Me harté de que todo el mundo me pregunte.
Me harté de explicarle a todo el mundo.
Así que últimamente decidí empezar a inventar.
Cada vez que la gente me preguntara qué me había pasado iba a inventar una historia totalmente diferente.
Como que me había atacado un tiburón, que había saltado de un precipicio y había sobrevivido, o, como una vez, que un chico me preguntó qué me había pasado y yo muy dramáticamente lo miro, le digo «No es que yo estoy haciendo un experimento social, a ver cómo reacciona la gente frente a una silla de ruedas».
Muy sorprendido me mira, me dice: «No,
¿en serio?
A ver, parate».
Me arruinó completamente el experimento.
(Risas)
Yo creo que el problema no es que la gente se interese por saber por qué estoy en una silla de ruedas.
Eso es simplemente curiosidad.
Creo que el problema es que me pregunten eso antes de preguntarme cómo me llamo.
Para mí empezar a usar una silla de ruedas fue como descubrir un mundo nuevo.
Un mundo que en realidad siempre estuvo ahí.
Todos lo ven pero no todos lo conocen.
Para mí fue como un cambio de contexto, un cambio de rutina.
Como cualquier gran cambio que puede pasar en tu vida.
Ya sea, no sé, tener un hijo, mudarte de casa, perder un ser querido, o cambiarte de trabajo.
Es adaptarte a una nueva rutina.
Yo no dejé de hacer cosas.
Aprendí a hacerlas de una forma diferente.
Creo que…
Para mí fue como un cambio de perspectiva en realidad.
Yo pasé de ver el mundo del 1,70 m a la altura promedio de un nene de 8 años.
Todo el mundo empezó a estar a otra altura también.
Sobre todo los espejos.
En el 99 % de los espejos lo único que me puedo ver, es la frente.
Y hasta ahí llego.
(Risas)
Descubrí que hay cosas que están hechas para la gente como yo.
Cuando yo empecé a usar una silla de ruedas dejé de ir al baño de las mujeres.
Empecé a ir a un tercer baño.
Ese baño que está hecho para la gente como yo.
Dejé de entrar a los lugares por donde entra todo el mundo, porque muchas veces las entradas principales no son accesibles.
Y las entradas para la gente como yo están a la vuelta de la esquina, la puerta del costado, el cuarto de servicio o el garage.
Descubrí el poder de una rampa.
Que para mí la accesibilidad literalmente significa una oportunidad.
Que haya o no haya una rampa en la vereda del frente, para mí significa si yo puedo o no puedo cruzar la calle.
Pero a veces vivimos en un mundo donde no dan muchas de estas oportunidades.
Yo me tuve que cambiar de colegio, una vez que empecé a usar silla de ruedas, porque el colegio al que había ido toda mi vida no estaba adaptado para que yo pueda seguir yendo.
También unas de las cosas que más me costaron fueron las miradas.
Cuando vos estás en silla de ruedas y salís a la calle, todo el mundo te va a mirar.
Es inevitable.
No podés evitar que alguien se dé cuenta de que hoy saliste sin peinarte.
No podés evitar no saludar a alguien que no tenías ganas de saludar.
Todo el mundo te va a mirar, o por lo contrario, van a evitar mirarte.
Pero una de las cosas, que a mí más me sorprende todavía, es que a veces es como que yo sintiera que el mundo tratara de salvarme.
Es como que, inconscientemente, voy por la calle y la gente me reparte estampitas.
Me invita a rezarle a santos.
Me recomiendan médicos.
O sienten la necesidad de darme un mensaje de apoyo.
Como «todo va a estar bien»,
(Risas)
«si vos querés, vos podés»,
(Risas)
o felicitan a mis amigas por ser mis amigas.
(Risas)
No entiendo.
(Aplausos)
Yo creo que…
No sé muchas veces cómo reaccionar frente a estas cosas porque sé que la gente lo hace con la mejor de las intenciones, no dudo de eso.
Pero me hace pensar, con qué se relaciona una silla de ruedas.
Qué imagen hay sobre el tema.
Sí, yo estoy en una silla de ruedas.
Pero yo estoy bien.
No padezco mi vida.
No quiero que alguien venga y me salve.
Una de las ironías más grandes para mí, es que no importa dónde esté, qué esté haciendo, con quién esté, ya sea que esté en un boliche bailando cumbia, la gente me mira y piensa: «Guau, ¡qué genia!»,
(Risas)
«guau, ¡qué inspiración!»,
(Risas)
«¡qué ejemplo!»
(Risas)
Yo podría ser un asesino en serie que mato gente por la noche pero para el mundo soy un ejemplo.
(Aplausos)
Y eso me hace pensar,
¿para qué la gente se capacita, estudia, se esmera para ser alguien en la vida?
Mejor cómprense una silla de ruedas que automáticamente son un ejemplo.
(Aplausos)
A veces la discapacidad es como un tabú.
Se utilizan palabras para nombrar aquello que no se nombra.
Yo cuando me senté en una silla de ruedas, automáticamente para el mundo, pasé a ser una persona especial.
Pasé a ser un ángel.
Pasé a ser un ser de luz.
(Risas)
Y también pasé a tener capacidades diferentes.
Yo nunca entendí mucho esto de las capacidades diferentes, porque no quiero desilusionarlos, pero yo volar no puedo.
(Risas)
Superpoderes no tengo.
Creo que la única capacidad diferente, que tengo acá a diferencia de Uds., es que tengo una bocina.
(Bocina)
(Aplausos)
Creo que ninguno de Uds.
tiene bocina.
Una discapacidad no te hace ni mejor ni peor que nadie.
Para mi adaptarme a una silla de ruedas fue un proceso.
Un proceso largo.
Pero siempre pienso que todo hubiera sido más fácil si yo me hubiera encontrado con un ambiente ya adaptado y no ser yo la que me tengo que adaptar a él.
Todo hubiera sido más fácil si la discapacidad no fuera un tabú o una mala palabra.
Si la gente supiera que estar en una silla de ruedas no tiene nada de malo.
Si poder conseguir un trabajo, entrar a un quiosco o subirme a un colectivo, no tuviera que ser un privilegio.
Todo sería más fácil si las personas con discapacidad sí pudieran ser ejemplos, sí pudieran ser inspiraciones, pero por sus ideas, por sus talentos, por sus pasiones, y no por el simple hecho de que cruzar a la vereda del frente sea un desafío.
Yo quiero vivir en un mundo donde yo pueda venir acá, y poder hablarles a Uds.
una hora de cualquier cosa, de cualquier tema, y poder irme de acá sin que Uds.
todavía no se sigan preguntando, por qué después de todo lo que dijo, en ningún momento contó por qué está en una silla de ruedas.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/rosario_perazolo_masjoan_cuando_te_importa_mi_silla_de_ruedas/