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La sorprendente solución al problema del plástico en los océanos – Charla TED@IBM

Charla «La sorprendente solución al problema del plástico en los océanos» de TED@IBM en español.

¿Podemos solucionar el problema del plástico en los océanos y acabar con la pobreza extrema al mismo tiempo? Ese es el ambicioso objetivo de «Plastic Bank», una cadena mundial de tiendas donde se puede comprar todo, desde la matrícula escolar hasta el combustible para cocinar y más, a cambio de residuos plásticos que luego son clasificados, triturados y vendidos a marcas que reutilizan el «plástico social» en sus productos. Escuchemos a David Katz para aprender más sobre esta iniciativa que nos acerca a cerrar el ciclo de la economía circular. «Evitar el vertido de plástico en los océanos podría ser la oportunidad más valiosa de la humanidad», dice Katz.

  • Autor/a de la charla: David Katz
  • Fecha de grabación: 2017-12-06
  • Fecha de publicación: 2018-01-25
  • Duración de «La sorprendente solución al problema del plástico en los océanos»: 713 segundos

 

Traducción de «La sorprendente solución al problema del plástico en los océanos» en español.

Nos hemos equivocado.

Todos.

Nos hemos equivocado.

Lo último que hay que hacer es limpiar el océano.

Lo último de todo.

Sí, un camión entero de residuos plásticos acaba en el océano cada minuto, de cada hora, de cada día.

Y un sinnúmero de aves y animales están muriendo simplemente porque encuentran plástico.

Nunca se ha visto un ritmo de extinción tan acelerado y el plástico ha entrado en la cadena alimentaria.

Y, pese a eso, estoy aquí frente a Uds.

diciéndoles que lo último que debemos hacer es limpiar el océano.

Lo último de todo.

Imaginen que entran en una cocina y el fregadero está rebalsando, el agua se derrama por el piso, se mojan las paredes…

Tienen que pensar rápido para no entrar en pánico.

Tienen un balde, una fregona o un desatascador.

¿Qué harían primero?

¿Por qué no cerramos el grifo?

Sería inútil fregar, o desatascar, o sacar el agua con el balde si no cerramos el grifo primero.

¿Por qué no hacemos lo mismo con el océano?

Aunque el proyecto «Ocean Cleanup», los programas de reciclaje de plástico en las playas, o cualquiera de las empresas que con buenas intenciones se ocupan del plástico en los océanos tuvieran un 100 % de éxito, aun así sería demasiado poco, demasiado tarde.

Estamos cerca de producir más de 300 millones de toneladas de plástico este año.

Unos ocho millones de toneladas fluyen rápidamente hacia el océano para sumarse a los 150 millones de toneladas que estimativamente ya hay.

Los informes indican que el 80 % del plástico en los océanos proviene de los países con pobreza extrema.

Y para quien vive en la pobreza, siempre preocupado por la comida, o el techo, o la seguridad, el reciclaje…

es algo que está totalmente fuera de su realidad.

Y esa es exactamente la razón por la que creé «Plastic Bank».

Somos la cadena de tiendas más grande del mundo para quienes están en la pobreza extrema, donde todo se puede comprar usando residuos plásticos.

Todo.

La matrícula escolar, el seguro médico, wifi, minutos de celular, electricidad, combustible sostenible para cocinar, estufas de alto rendimiento.

Y queremos seguir agregando todas las demás cosas que el mundo puede necesitar pero a las que no puede acceder.

Nuestras tiendas en Haití son más bien como centros comunitarios, donde una de nuestras recolectoras, Lise Nasis, tiene la oportunidad de ganarse la vida recolectando material puerta a puerta, en las calles, de comercio en comercio.

Y al final del día nos trae el material, lo pesamos, controlamos la calidad, y transferimos el valor a su cuenta.

Lise ahora tiene una fuente de ingreso confiable y estable.

Le transferimos el valor del plástico a una cuenta electrónica.

Y como es una cuenta de ahorros, se convierte en un activo con el que puede obtener crédito.

Y como es electrónica, no se la pueden robar.

Y lo que considero más importante: ahora se siente valorizada.

Y hasta el plástico se revaloriza.

Y ese plástico que recolectamos y al que agregamos valor, lo clasificamos, le quitamos las etiquetas, le quitamos las tapas.

Lo trituramos, o lo embalamos y lo dejamos listo para la exportación.

Ahora, esto es lo mismo que caminar sobre una mina de diamantes.

Si Lise caminara sobre una mina de diamantes pero no hubiera tienda, ni banco, ni forma de usarlos o canjearlos, los diamantes no valdrían nada tampoco.

Lise enviudó después del terremoto de 2010 en Haití; se quedó sin casa y sin ingresos.

Gracias al programa, Lise puede pagar la escuela de sus dos hijas y puede comprarles los uniformes.

Ahora bien, ese plástico lo vendemos.

Se lo vendemos a proveedores de grandes marcas como Marks and Spencer, que han autorizado el uso de plástico social en la fabricación de sus productos.

O como Henkel, la empresa alemana de bienes de consumo, que está usando plástico social directamente en su producción.

Hemos cerrado el ciclo de la economía circular.

Si Uds.

ahora compran champú o jabón para la ropa con envases de plástico social, estarán contribuyendo indirectamente a la eliminación de plástico de las vías navegables que van al mar y aliviando la pobreza al mismo tiempo.

Y ese modelo es completamente reproducible.

En San Pablo, una iglesia alienta a sus feligreses, no solo a traer una ofrenda el domingo, sino también su material para reciclar.

Luego conectamos la iglesia con la gente pobre.

O, más impactante aún, sería conectar una mezquita en Londres con una iglesia pobre en El Cairo.

O como en Vancouver, con nuestro programa de depósito de botellas, ahora cualquier individuo o cualquier grupo puede devolver sus envases reciclables y, en lugar de quedarse con el efectivo, tiene la oportunidad de depositar ese monto en la cuenta de gente pobre en cualquier parte del mundo.

Ahora podemos usar nuestro material de reciclaje para apoyar y crear recicladores.

Una botella depositada en casa podría ayudar a eliminar cientos de botellas en todo el mundo.

O, como Shell, la empresa de energía, que ha invertido en nuestro programa de neutralidad en plástico.

La neutralidad en plástico es como la neutralidad en carbono.

Pero la neutralidad en plástico invierte en infraestructura de reciclaje donde no la hay.

Y le da un incentivo a personas pobres pagándoles un precio más alto.

O bien, como en los barrios pobres de Manila, donde el mercado más pequeño con una simple balanza y un teléfono ahora puede aceptar el plástico social como una nueva forma de pago por peso, permitiéndoles servir a más gente y tener un mayor impacto social.

Y lo que tienen en común todos estos ejemplos es que el plástico social es dinero.

El plástico social es dinero, una moneda intercambiable, reconocida globalmente, cuyo uso alivia la pobreza y limpia el medio ambiente al mismo tiempo.

No es solo plástico.

No es plástico reciclado, es plástico social.

Un material cuyo valor se transmite a través de las vidas de la gente que lo encuentra, ricos y pobres.

El ser humano ha producido más de ocho billones de kilos de plástico, y la mayor parte aún sigue aquí, en forma de desechos.

Ocho billones de kilos.

A unos 50 centavos el kilo, podríamos obtener una ganancia potencial de USD 4 billones.

Para mí, el plástico social es el bitcoin de la Tierra,
(Risas)
al alcance de todos.

Todo el ecosistema está gestionado y apoyado a través de una plataforma de banca electrónica que permite transferir fondos de forma segura y confiable a cualquier parte del mundo.

Ahora Uds.

pueden depositar material para reciclar en Vancouver o en Berlín y una familia podría retirar ladrillos o minutos de telefonía celular en los barrios pobres de Manila.

O Lise, por ejemplo, podría depositar el material en un centro de Puerto Príncipe y su madre podría retirar combustible para cocinar o dinero en cualquier parte de la ciudad.

Y la aplicación también tiene recompensas, incentivos, precios grupales, calificación de usuarios.

Le dimos un sentido lúdico al reciclaje.

Incorporamos diversión y formalidad en una industria informal.

Estamos operando en Haití y en las Filipinas.

Hemos seleccionado personal y socios para Brasil.

Y este año, nos estamos abocando a la India y Etiopía.

Estamos recolectando cientos y cientos de toneladas de material.

Seguimos incorporando socios y clientes, y cada día incrementamos el volumen de recolección.

Ahora, como resultado de nuestro programa, Henkel se ha comprometido a usar más de 100 millones de kilos de material cada año.

Ya solo eso va a poner cientos de millones de dólares al alcance de la gente pobre de las economías emergentes.

Entonces ahora todos nosotros podemos ser parte de la solución y no de la polución.

Y sí, tal vez limpiar el océano sea una tarea inútil.

Podría serlo.

Pero evitar el vertido de plástico en los océanos podría ser la oportunidad más valiosa de la humanidad.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/david_katz_the_surprising_solution_to_ocean_plastic/

 

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