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Charla «Lecciones esperanzadoras de la batalla por salvar las selvas tropicales» de TEDGlobal 2014 en español.
«Salvemos la selva» es un lema ambiental tan antiguo como el tiempo, pero Tasso Azevedo nos explica cómo está ocurriendo esta lucha en la actualidad. Desarrolladas a partir de las increíbles pérdidas de los años 90, las nuevas leyes (y datos transparentes) ayudan a reducir la tasa de deforestación en Brasil. ¿Es suficiente? Todavía no. Ofrece cinco ideas que podemos poner en práctica y se pregunta si las lecciones aprendidas en Brasil se pueden aplicar a un problema aún mayor: el cambio climático mundial.
- Autor/a de la charla: Tasso Azevedo
- Fecha de grabación: 2014-10-16
- Fecha de publicación: 2015-01-09
- Duración de «Lecciones esperanzadoras de la batalla por salvar las selvas tropicales»: 916 segundos
Traducción de «Lecciones esperanzadoras de la batalla por salvar las selvas tropicales» en español.
Cuando los portugueses llegaron a América Latina hace unos 500 años, se encontraron con este bosque tropical increíble.
Y entre toda esta biodiversidad jamás vista antes, encontraron una especie que pronto les llamó la atención.
Cuando cortamos la corteza de esta especie damos con una resina de color rojo muy oscuro que sirve muy bien para pintar y teñir tejidos para hacer ropa.
Los indígenas llamaron a esta especie «pau-brasil», y eso es porque esta tierra se llamó «tierra de Brasil», y más tarde, Brasil.
Ese es el único país del mundo cuyo nombre viene de un árbol.
Así que pueden imaginarse qué bonito es ser silvicultor en Brasil, entre otras razones.
Hay muchos productos forestales a nuestro alrededor.
Aparte de eso, el bosque es muy importante para la regulación del clima.
En Brasil, casi el 70 % de la evaporación que vuelve en forma de lluvia la proporciona en realidad la selva.
Solo la Amazonia envía a la atmósfera 20 000 millones de toneladas de agua cada día.
Esto es más de lo que el Amazonas, el río más grande del mundo, vierte en el mar al diario, que son 17 000 millones de toneladas.
Si tuviéramos que hervir el agua para crear el mismo efecto que la evapotranspiración, necesitaríamos toda la producción eléctrica mundial durante 6 meses.
Así que nos brinda un gran servicio a todos.
Hay unos 4000 millones de hectáreas de bosques en el mundo.
Esto corresponde, más o menos, a China, EE.UU., Canadá y Brasil todos juntos, en lo que al tamaño respeta, para que se den una idea.
Tres cuartas partes se encuentran en la zona templada, y solo una cuarta parte en los trópicos, pero este cuarto, 1000 millones de hectáreas, posee la mayor parte de la biodiversidad, y, muy importante, el 50 % de la biomasa viva, el carbono.
Ahora bien, teníamos 6000 millones de hectáreas de bosque —un 50 % más de lo que tenemos hoy— hace 2000 años.
Hemos perdido 2 millones de hectáreas en los últimos 2000 años.
Pero en los últimos 100 años, perdimos la mitad de eso.
Fue entonces que pasamos de la deforestación de los bosques templados a la deforestación de los bosques tropicales.
Así que piensen en ello: en un siglo hemos perdido la misma cantidad de bosque en los trópicos que perdimos en 2000 años en los bosques templados.
Esa es la tasa de destrucción que estamos sufriendo.
Brasil es una pieza importante de este rompecabezas.
Tenemos el segundo mayor bosque del mundo después de Rusia.
Esto significa que el 12 % de todos los bosques del mundo se encuentra en Brasil, y la mayor parte en el Amazonas.
Es la porción más grande de selva que tenemos.
Es una zona muy, muy extensa.
Como pueden ver, aquí cabrían un gran número de países europeos.
Todavía tenemos un 80 % de la cubierta forestal.
Esa es la buena noticia.
Pero hemos perdido el 15 % en tan solo 30 años.
Así que si continuamos a esta velocidad, muy pronto, vamos a perder esta fuente poderosa que tenemos en el Amazonas para regular nuestro clima.
La deforestación se expandió y aumentó su tasa a finales de los años 90 y al principio del siglo XXI.
(Ruido de motosierra) (Sonido de la tala y caída de árboles) 27 000 kilómetros cuadrados por año.
Son 2,7 millones de hectáreas.
Es algo así como la mitad de Costa Rica cada año.
Así que en este momento —hablo del año 2003, 2004— empecé a trabajar para el gobierno.
Y junto con otros compañeros del Departamento Forestal Nacional, nos asignaron la tarea de crear un equipo, investigar las causas de la deforestación y hacer un plan para luchar contra este fenómeno a nivel nacional, con la participación de las organizaciones gubernamentales locales y civiles, las empresas y las comunidades locales, en un esfuerzo por resolver estas causas.
Así que creamos un plan que contiene 144 propuestas en diferentes áreas.
Voy a hablar de todas ellas una por una.
No, solo daré unos ejemplos de lo que hicimos en los años siguientes desde entonces.
Así que primero, hemos creado un sistema con la agencia espacial nacional, INPE, para poder ver dónde ocurre de hecho la deforestación, casi en tiempo real.
Así que ahora, en Brasil, tenemos este sistema donde cada mes, o cada dos meses, disponemos de información acerca de las nuevas zonas desforestadas para que podamos actuar en realidad cuando esto está sucediendo.
Y toda la información es totalmente transparente para que otros puedan replicar eso en sistemas independientes.
Esto nos permite, entre otras cosas, recuperar los 1,4 millones de metros cúbicos de troncos talados ilegalmente.
Parte serramos y vendemos, y todos los ingresos van a un fondo de donación que financia proyectos de conservación de las comunidades locales.
Esto también nos permitió llevar a cabo operaciones importantes para detener la corrupción y las actividades ilegales ayudando a enviar a la cárcel a 700 personas incluyendo una gran número de funcionarios públicos.
Luego hicimos la propuesta de que las áreas deforestadas ilegalmente no reciban ningún tipo de préstamos o de financiación.
Así que implementamos esto a través del sistema bancario y luego vinculamos este recurso a los usuarios finales.
Así que los supermercados, los mataderos, etc., todos los que compran productos provenientes de la zona de tala ilegal también pueden ser responsabilizados por la deforestación.
Así que hay que relacionar todos estos asuntos para ayudar a reducir el problema.
Y también trabajamos mucho en la tenencia de la tierra.
Es muy importante para el conflicto.
Fueron creadas 50 millones de hectáreas de áreas protegidas, un área del tamaño de España.
Y de esos, ocho millones eran tierras indígenas.
Ahora empezamos a ver los resultados.
Así que en los últimos 10 años, la deforestación se redujo en Brasil un 75 %.
(Aplausos) Así que si lo comparamos con el promedio de deforestación de la última década, hemos salvado 8,7 millones de hectáreas, un área del tamaño de Austria.
Pero lo más importante es que se evitó la emisión de 3000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Por el momento, la mayor reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta hoy, una acción muy positiva.
Uno puede pensar que tales acciones de disminuir, de ralentizar la deforestación, tendrán un impacto económico porque no habrá mucha actividad económica o algo así.
De hecho, es interesante notar que es exactamente lo contrario.
De hecho, en el período del declive de la deforestación, la economía creció en promedio 2 veces en comparación a la década anterior, cuando aumentó la tasa de deforestación.
Es una buena lección para nosotros.
Quizás lo que sabemos está completamente desconectado de la realidad, ya que lo hemos aprendido solo cuando disminuyó la deforestación.
Esta es una buena noticia, y es todo un logro, y obviamente deberíamos estar muy orgullosos de eso.
Pero ni siquiera se acerca a lo que sería suficiente.
De hecho, si pensamos en la deforestación de la Amazonia en 2013, esto representa más de medio millón de hectáreas, lo que significa que cada minuto, un área del tamaño de dos campos de fútbol se talaba en la Amazonía el año pasado, solo el año pasado.
Si a esto sumamos la deforestación de otras biomasas brasileñas, todavía hablamos de la mayor tasa de deforestación del mundo.
Más o menos, somos los héroes de la selva, pero también los campeones de la deforestación.
Así que no podemos estar satisfechos, ni por asomo.
Así que el siguiente paso, creo, es luchar para tener cero pérdidas de la cubierta forestal en Brasil y que sea una meta para el año 2020.
Ese es nuestro siguiente paso.
Ahora, siempre he estado interesado en la relación que hay entre el cambio climático y los bosques.
Primero, porque el 15 % de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la deforestación, por lo que esto es una gran parte del problema.
Pero también, los bosques pueden ser parte de la solución ya que son la mejor forma de reducir, capturar y almacenar el carbono.
Sin embargo, hay otra relación entre el clima y los bosques que en 2008 me llamó la atención hasta el punto de cambiar de carrera, de trabajar con los bosques a trabajar con el cambio climático.
Fui a visitar Canadá, la Columbia Británica, junto con los jefes de los servicios forestales de otros países con los que tenemos una especie de alianza, como Canadá, Rusia, India, China y Estados Unidos.
Y cuando estuvimos allí aprendimos sobre el escarabajo del pino de montaña, que se está comiendo literalmente los bosques de Canadá.
Estos árboles marrones que vemos aquí están muertos.
Están de pie pero son árboles muertos debido a las larvas del escarabajo.
Lo que ocurre es que este escarabajo es controlado por el frío en el invierno.
Desde hace muchos años, ya no hace frío suficiente para controlar realmente la población de este escarabajo.
Se ha convertido en una enfermedad matando a miles de millones de árboles.
Así que volví con esta idea de que el bosque es en realidad una de las primeras víctimas del cambio climático.
Así que estaba pensando, que si consigo trabajar con todos mis colegas para detener realmente la deforestación, tal vez nos vamos a perder la batalla en contra del cambio climático más tarde, debido a las inundaciones, el calor, los incendios, etc.
Así que decidí dejar a los Servicios Forestales y empezar a trabajar directamente sobre el cambio climático, encontrar una manera de entender estos desafíos y resolverlos.
El desafío del cambio climático es bastante claro.
El objetivo es muy claro.
Queremos limitar el aumento del promedio de la temperatura del planeta a 2 grados.
Hay varias razones para esto.
No voy a entrar en eso ahora.
Pero, para llegar a este límite de 2 grados, que asegurará nuestra supervivencia, el IPCC, un grupo de expertos intergubernamentales sobre el cambio climático, hace hincapié en que tenemos una previsión de las emisiones de 1000 millones de toneladas de CO2 a partir de ahora hasta el final del siglo.
Así que si dividimos esto entre el número de años que tenemos es un presupuesto medio de 11 000 millones de toneladas de CO2 al año.
Pero ¿qué es una tonelada de CO2? Es más o menos lo que un coche pequeño, que recorre 20 kilómetros al día, emitirá en un año.
O uno vuelo, una ida, de São Paulo a Johannesburgo o a Londres, solo la ida.
Ida y vuelta, 2 toneladas.
Así que 11 000 millones de toneladas es el doble de esto.
Las emisiones hoy en día son de 50 000 millones de toneladas y aumentan.
Están aumentando y tal vez se llegará a los 61 000 en 2020.
Mientras que deberíamos reducirlo a 10 000 en 2050.
Al mismo tiempo, la población aumentará hasta de 7 a 9 mil millones de personas, la economía aumentará de USD 60 billones en 2010 a USD 200 billones.
Por eso tenemos que ser mucho más eficaces para disminuir 7 toneladas de carbono por persona y por año a cerca de una tonelada.
Hay que elegir.
Tomar el avión o tener auto.
La pregunta es, ¿podemos hacerlo? Es exactamente la misma pregunta que me hice cuando estaba desarrollando un plan para combatir la deforestación.
Es un problema muy grande y complejo.
¿Realmente podemos hacerlo? Yo creo que sí.
Piensen en esto: La deforestación representó el 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil en la última década.
Hoy en día, hay menos, un 30 %.
En el mundo, el 60 % lo causa la energía.
Así que si podemos abordar directamente la energía, de la misma manera en que abordamos la deforestación, tal vez podamos tener una oportunidad.
Así que hay 5 cosas que creo que debemos hacer.
En primer lugar, tenemos que parar el desarrollo de las emisiones de carbono.
No tenemos que talar los bosques para conseguir realmente más empleos, desarrollar la agricultura y tener más economía.
Ya lo hemos demostrado: cuando reducimos la deforestación, la economía crece.
Lo mismo podría ocurrir en el sector energético.
Segundo, tenemos que incentivar estos cambios.
Cada año, se subsidian USD 500 000 millones a los combustibles fósiles.
¿Por qué no ponemos un precio al carbono y transferimos esto a la energía renovable? Tercero, necesitamos medir y sacar a la luz dónde, cuándo y quién emite gases de efecto invernadero para poder orientar nuestras acciones más específicamente, por casos.
Cuarto, tenemos que ir más allá del simple desarrollo; no es necesario intentar resolver los problemas por vías obsoletas cuando podemos usar otras más modernas.
No necesitamos acudir a los combustibles fósiles pensando en los mil millones sin acceso a la energía antes de llegar a la energía limpia.
Y en quinto y último lugar, tenemos que compartir la responsabilidad entre los gobiernos, las empresas y la sociedad civil.
Hay suficiente trabajo para todos y necesitamos que todos se impliquen.
Así que para concluir, el futuro no es inevitable, algo donde hay que llegar sin cuestionamientos.
Tenemos que tener el coraje de cambiar nuestro camino, invertir en algo nuevo, pensar que podemos realmente cambiar.
Esto es lo que hacemos en Brasil con la deforestación, y espero que podamos hacerlo también en el mundo con el cambio climático.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/tasso_azevedo_hopeful_lessons_from_the_battle_to_save_rainforests/