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Charla «Lisa Gansky: La «malla» es el futuro de los negocios» de TED@MotorCity en español.
Dentro de «TED@MotorCity», Lisa Gansky, autora de «La malla», nos habla de un futuro comercial en donde toda clase de cosas pueden compartirse, sea mediante el alquiler por internet o, simplemente, cara a cara. Los ejemplos entre los diferentes rubros -desde música hasta coches- demuestran que ya hoy nos encontramos de cara a este futuro de «malla».
- Autor/a de la charla: Lisa Gansky
- Fecha de grabación: 2011-01-08
- Fecha de publicación: 2011-02-17
- Duración de «Lisa Gansky: La «malla» es el futuro de los negocios»: 887 segundos
Traducción de «Lisa Gansky: La «malla» es el futuro de los negocios» en español.
Les hablaré de lo que yo llamo la «malla».
Esencialmente es un cambio fundamental en nuestra relación con las cosas en nuestra vida.
Y se refiere a que, no siempre y no en todos los casos, pero en determinados puntos en el tiempo, el acceso a determinado tipo de servicios y bienes será más importante que poseerlos físicamente.
Compartimos la ambición de un futuro con mejores cosas.
Siempre hemos compartido.
Hemos compartido el transporte.
Hemos compartido vinos y comida y otro tipo de fantásticas experiencias en las cafeterías de Amsterdam.
Hemos compartido otro tipo de divertimento: estadios deportivos, parques públicos, salones de conciertos, bibliotecas, universidades.
Todos estos lugares son plataformas para compartir, pero compartir en realidad comienza y termina con lo que yo considero la madre de todas las plataformas del compartir.
Y cuando pienso en la malla y en lo que la hace posible, me pregunto por qué es que sucede ahora, Creo que hay una cantidad de factores que quiero presentar como base.
Uno es la recesión, la cual nos ha obligado a re-pensar nuestra relacion con las cosas en nuestra vida, a relacionar el valor con el costo real.
Segundo, el crecimiento poblacional y la densidad de las ciudades.
Más gente, espacios más reducidos, menos cosas.
Cambio climático.
Intentamos reducir el estrés en nuestra vida personal y nuestra comunidad y en el planeta.
También, ha surgido esta reciente desconfianza en las grandes empresas globales dentro de varias industrias.
Y eso ha creado una apertura.
La investigación señala que aquí, en los EEUU, y en Canadá y en Europa occidental, muchos de nosotros aceptamos empresas locales, o marcas que no nos suenan familiares.
Mientras en el pasado, seguíamos a las grandes marcas que nos inspiraban la mayor confianza.
Y por último ahora estamos mucho más conectados con la gente del planeta que nunca antes, a menos que esa persona ya estaba sentada a tu lado.
(Risas)
Lo otro que quiero mencionar es que hemos hecho una gran inversión a lo largo de décadas en la que hemos puesto decenas de miles de millones de dólares, que hoy son nuestra herencia.
Es la infraestructura física la que nos permite ir de A a B y transportar cosas.
Son también la web y la comunicación móvil las que nos permiten estar conectados y crear toda forma de plataformas y sistemas.
Y la inversión en esa tecnología y esa infraestructura constituye verdaderamente nuestra herencia.
Nos permite ser partícipes de maneras nuevas e interesantes.
Y por eso, para mí, una empresa «malla» clásica junta estas tres cosas: nuestra habilidad para conectarnos entre nosotros, la mayoría de nosotros llevamos aparatos móviles que tienen GPS o acceso a internet, que nos permiten ubicar al otro y localizar cosas en tiempo y espacio.
Y tercero es que las cosas físicas pueden ubicarse en un mapa, ya sean restaurantes o locales de entretenimiento, mediante GPS y otras tecnologías como RFID.
Y más allá de eso también, podemos localizar cosas que están en movimiento, como un auto, un taxi, un sistema de tránsito, una caja que se mueve a través del tiempo y el espacio.
Y eso permite que el acceso a los bienes y servicios sea más conveniente y más económico que el poseerlos.
Por ejemplo, yo quiero usar un Zipcar.
¿Cuántos aquí han alguna vez compartido coches o bicicletas? ¡Oh, muy bien! Gracias.
Básicamente Zipcar es la compañía para compartir coches más grande del mundo.
No son los inventores del servicio.
El compartir coches se inventó en Europa.
Uno de los fundadores fue a Suiza, lo vio implementado por ahí y pensó «¡Qué maravillosa idea! Creo que funcionaría en Cambridge.» Entonces la trajo a Cambridge y así comenzó.
Dos mujeres: Robin Chase se llamaba la otra persona.
Zipcar le acertó en varios puntos.
Primero, entendió muy bien que la marca es la voz y el producto es el souvenir.
Y así implementó el compartir movilidad de una manera muy inteligente.
De manera sexy, novedosa.
Con aspiraciones.
Cuando usted se regristra como miembro del club pasa a ser un Zipster.
Los autos de la empresa no parecían viejos coches policiales reciclados.
Eran autos sexies.
Se promocionaron en las universidades.
Asegurándose de que el público y los coches hicieran una buena combinación.
Fue una muy bonita experiencia.
Y los autos estaban limpios y no se rompían, y todo funcionaba.
Así que desde el punto de vista de la marca, le acertaron.
Y también entendieron que no eran una mera compañía de coches.
Sino tambipen una compañía de información.
Porque cuando compramos un coche vamos a la concesionaria, conversamos, y enseguida nos devoran, cuanto antes, mejor.
Pero cuando compartes uno puedes usar un coche eléctrico para viajar todos los días, y elejir un camión para un proyecto especial.
Para buscar a tu tía al aeropuerto, elijes un sedán.
Y si vas a esquiar, elijes el que tenga todos los accesorios para que acomode tus esquíes.
Entretanto, estas personas coleccionan información acerca de tus costumbres y cómo utilizas el servicio.
Así que no es sólo una opción para ellos, sino que, en mi opinión, para que Zipcar y otras compañías «malla» nos sorprendan deben ser como un servicio de conserjería.
Porque les damos toda esta información, para que conozcan cómo nos movemos, así pueden anticipar qué es lo que vamos a solicitarles después.
Así que ¿qué porcentaje de su día pasa una persona promedio en el auto? ¿Qué porcentaje de su tiempo? ¿Alguien se anima a decir? Muy bien.
Al principio yo pensé que era como el 20 por ciento.
En los EEUU y Europa occidental es el 8 por ciento.
Así que incluso aunque creyéramos que es el 10 por ciento, el 90 por ciento del tiempo algo que nos ha costado mucho dinero y por lo que hemos re-organizado las ciudades y otras cosas, el 90 por ciento del tiempo, está estacionado.
Así que por eso, creo que otro aspecto de la malla es esencialmente que si nos fijamos bien en las cosas que hemos descartado, podemos ver mucho valor en ellas.
Zipcar comenzó en el año 2000.
En 2010 se abrieron dos compañás de coches, una en el Reino Unido, llamada WhipCar, otra en los EEUU, RelayRides.
Ambas ofrecen servicios cara-a-cara para compartir coches.
en donde dos aspectos son fundamentales: uno, el coche tiene que estar disponible, y dos: debe estar cerca, a unas pocas cuadras de tu lugar de partida.
Bien, el coche que está a pocas cuadras de tu casa u oficina es probablemente el coche de tu vecino, y probablemente esté disponible.
Es así como surgió esta idea.
Zipcar comenzó una década antes, en el año 2000.
Les llevó seis años habilitar 1.000 autos para el servicio.
a WhipCar, que comenzó en abril del año pasado, habilitar la misma cantidad de autos le llevó seis meses.
Interesante.
La gente gana entre 200 y 700 dólares por mes por dejar a sus vecinos usar sus coches cuando no los necestian.
Es como una empresa de alquiler de autos para turistas.
Ya que estoy aquí y espero que haya gente entre la audiencia que esté en el negocio de coches
(Risas)
pienso que, desde el costado tecnológico de las cosas, tenemos TV por cable, y computadoras con WiFi, sería fantástico si en unos pocos días tuviéramos coches para compartir con la misma facilidad, Porque crearía más flexibilidad.
ofrecería a los dueños de coches más opciones.
Creo que estamos encaminados.
La oportunidad y el desafío que ofrecen las empresas malla, como Zipcar o Netflix, que son empresas malla 100 por ciento u otras como ser varias otras compañía de coches, fábricas de coches, que están comenzando a ofrecer servicios de compartir coches, y marcas secundarias, como una prueba, supongo, el desafío es hacer que el compartir se vuelva irresistible.
En nuestra vida alguna vez hemos experimentado la necesidad de compartir.
¿Cómo hacer que suceda más seguido, y a mayor escala? También sabemos, porque estamos conectados socilamente, que es sencillo crear placer en un espacio reducido.
Es contagioso porque estamos todos conectados.
Así que si me pasa algo maravilloso y se lo cuento a mi compañero o mado un Tweet, la noticia viaja.
Lo opuesto, como sabemos, también es cierto, mucho más cierto.
Tenemos LudoTruck, que está en Los Ángeles, transportando comida gourmet, y les ha ido muy bien.
En general, es tal vez porque soy un entrepeneur, miro las cosas como plataformas.
Las plataformas nos invitan.
Así que la creación de Craiglist o la red de desarrollo de iTunes y iPhone, y otras redes, como Facebook, estas plataformas invitan a toda clase de desarrollistas y gente en general a traer sus ideas y sus oportunidades para crear una aplicación que sirva a un determinado público.
Y, honestamente, habrá cantidad de sorpresas.
Porque no creo que nadie en esta sala pueda haber predicho el tipo de aplicaciones como Facebook y similares, por ejemplo, dos años atrás, cuando Mark (Zuckerberg) anunció que presentarían una plataforma.
Por eso creo que las ciudades son plataformas, Detroit, por cierto, es una plataforma.
La invitación atrae hacedores, artistas, entrepeneurs, y contribuye a estimular esta enorme creatividad y ayuda a una ciuidad a prosperar.
Invita a participar.
Y las cuidades, históricamente, han invitado a la participación.
Ahora decimos que hay otras opciones también.
Así por ejemplo, los departamente de las cuidades pueden ofrecer información «transit».
Google hizo posible la información «transit» API.
Y así tenemos unas siete u ocho ciudades en los EEUU que han proporcionado información «transit» con la que los desarrollistas están construyendo aplicaciones.
Yo estaba tomando un café en Portland y mientras lo tomaba una pequeña pantalla en el café de pronto anunció que el próximo bus vendría en tres minutos y el tren, en 16 minutos.
Es información real, confiable, frente a mis ojos, en mi cara, para que yo pueda terminar mi café.
En los EEUU tenemos esta fabulosa oportunidad: un 21 por ciento, aproximadamente, de espacio comercial e industrial disponible.
Ese espacio no es vital.
Carece de vitalidad, no nos invita, no brilla.
¿Cuántos de ustedes han oído acerca de tiendas «pop-up»? Oh, bien, me gusta.
Es algo bien al estilo «malla».
Esencialmente hay toda clase de restaurantes en Oakland, cerca de mi casa.
Hay una tienda «pop-up» cada tres semanas, y el trabajo que realizan es genial, producen un verdadero evento social para fanáticos de la comida.
Muy divertido, van pasando de barrio en barrio.
Además, ahora que ya lleva aproximadamente un año, ha comenzado a expandirse.
Un área antes considerada artística o «de borde» ahora se ha puesto mucho más de moda y atrae a más gente.
Así que he aquí un ejemplo.
Hay una mujer a quien llaman la «zorra artesanal» que organiza ferias artesanales «pop-up» en Londres.
Este tipo de cosas suceden entre ambientes muy diferentes.
Para mí, una de los efectos de las tiendas «pop-up» es que crean caducidad y urgencia.
Dan lugar a la palabra favorita del hombre de negocios: «vendido».
Y la oportunidad de promover la atención y la confianza es algo maravilloso.
Así que mucho de lo que vemos en la malla, y mucho de lo que tenemos en nuestra plataforma nos permite definir, perfeccionar y dar escala.
Nos permite, como entrepeneurs, probar ideas, lanzarlas al mercado, entrar en conversación con gente, escuchar, perfeccionar algo y regresar.
La relación costo-beneficio es buena y sigue la tesitura de la malla.
Eso lo permite la infraestructura.
Para terminar, también quiero incitarlos…
porque también quiero compartir mis fracasos, aunque no desde esta tarima.
(Risas)
Sólo quiero agregar que una de las cosas más importantes que vemos en el desperdicio y notamos cuando buscamos la manera de ser generosos y ayudarnos los unos a los otros, y a la vez crear una situación económica y medioambiental más favorable, es compartir nuestros fracasos.
Un ejemplo rápido: en 2007 en París nació la empresa Vélib’.
con una propuesta muy seria, un servicio para compartir bicicletas, una empresa grande.
Cometieron muchos errores.
Y también tuvieron gran éxito.
Pero actuaron con transparencia, o tal vez no tuvieron opción, en la manera en que mostraron qué funcionó y qué, no.
E igualmente B.C.
en Barcelona y B-cycle, y Boris Bikes en Londres.
Nadie ha tenido que repetir sus errores «versión 1.0» y sufrir los onerosos desaciertos de Vélib’ en París.
Así que al estar conectados, también compartimos fracasos, no sólo éxitos.
Estamos frente al comienzo de algo de lo que somos testigos, y la manera en que las empresas malla están apareciendo nos invita a participar, pero es muy temprano aún.
Mi sitio web es una lista que comenzó con unas 1.200 empresas y en los últimos dos meses y medio ha alcanzado unas 3.300.
Y crece día a día de manera regular.
Pero está en sus comienzos.
Así que quiero invitarlos a participar.
Y darles las «muchas gracias».
(Aplauso)
https://www.ted.com/talks/lisa_gansky_the_future_of_business_is_the_mesh/