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Charla «Lo que aprendí de 2000 obituarios» de TEDNYC en español.
Lux Narayan comienza su día con huevos revueltos y la pregunta: «¿Quién murió hoy?». ¿Por qué? Al analizar 2000 obituarios del New York Times durante un período de 20 meses, Narayan recogió, en pocas palabras, cómo se ven los logros a lo largo de toda una vida. Aquí comparte lo que los inmortalizados en prensa pueden enseñarnos sobre una vida bien vivida.
- Autor/a de la charla: Lux Narayan
- Fecha de grabación: 2017-01-26
- Fecha de publicación: 2017-03-01
- Duración de «Lo que aprendí de 2000 obituarios»: 368 segundos
Traducción de «Lo que aprendí de 2000 obituarios» en español.
Joseph Keller solía correr por el campus de Stanford, y era golpeado por todas las mujeres que corrían allí también.
¿Por qué sus colas de caballo oscilaban de un lado a otro de esa manera?
Como era matemático, se dispuso a entender por qué.
(Risas)
El profesor Keller tenía curiosidad por muchas cosas: por qué las teteras gotean o cómo se retuercen las lombrices de tierra.
Hasta hace unos meses, yo no había oído hablar de Joseph Keller.
Leí sobre él en el New York Times, en los obituarios.
The Times le había dedicado la mitad de una página editorial a él, que es un espacio privilegiado para un periódico de su nivel.
He estado leyendo obituarios casi todos los días.
Mi esposa cree comprensiblemente que soy algo morboso por comenzar mi día con huevos revueltos y un «vamos a ver quién ha muerto hoy».
(Risas)
Pero si piensan en ello, la primera página del periódico suele ser una mala noticia, e indicios de errores del hombre.
Y las marcas de malas noticias con logros se encuentra al final del periódico, en los obituarios.
En mi trabajo diario, dirijo una empresa que se centra en vislumbrar el futuro que los anunciantes pueden derivar de datos del pasado, una especie de análisis de espejo retrovisor.
Y empezamos a pensar:
¿Y si tenemos un espejo retrovisor para obituarios del New York Times?
¿Obtendríamos el secreto de cómo conseguir un obituario destacado para disfrutarlo, incluso si uno ya no está?
(Risas)
¿Funciona esto mejor con huevos revueltos?
(Risas)
Así que miramos los datos.
2000 obituarios no pagados del editorial, durante un período de 20 meses entre 2015 y 2016.
¿Qué nos enseñaron esas 2000 muertes, mejor dicho, vidas?
En primer lugar nos fijamos en las palabras.
Este es un titular de un obituario.
Este es uno del increíble Lee Kuan Yew.
Si se elimina el principio y el fin, uno se queda con un descriptor muy bien redactado que trata, en pocas palabras, de capturar un logro de toda la vida.
La sola observación de esto es fascinante.
Estas son algunas personas famosas que murieron en los últimos dos años.
Traten de adivinar quiénes son.
[Un artista que desafió el género] Este es Prince.
[Titán del boxeo y del siglo XX] Oh sí.
[Muhammad Ali] [Arquitecta pionera] Zaha Hadid.
Así que tomamos esos descriptores e hicimos lo que se llama procesamiento del lenguaje natural, que consiste en alimentar un programa, que elimina palabras superfluas, «la», «y», esas palabras que se pueden imitar fácilmente en «Charades», – y mantiene las palabras más significativas.
Y lo hicimos no solo para esos cuatro, sino para todos los 2000 descriptores.
Y esto es lo que resultó.
Cine, teatro, música, danza y, por supuesto, el arte, son muy frecuentes.
Más del 40 %.
Hay que preguntarse por qué en tantas sociedades insistimos en que nuestros hijos estudien ingeniería, medicina, empresariales o derecho, para que logren el éxito.
Y ya que estamos hablando profesión, veamos la edad.
La edad media en la que se logran cosas.
Ese número es 37.
Lo que significa que Uds.
deben esperar 37 años antes de su primer logro relevante por el que serán recordados, en promedio, 44 años más tarde, cuando mueran a la edad de 81, de media.
(Risas)
Eso dice que hay que ser paciente.
(Risas)
Por supuesto, varía según la profesión.
Si uno es una estrella del deporte, es probable que el logro llegue a los 20 años.
Y si Uds.
están en sus 40 como yo, pueden estar en el divertido mundo de la política.
(Risas)
Los políticos hacen su primer y, a veces, único acto encomiable a los 40 años.
(Risas)
Si se están preguntando quienes son los otros, aquí hay unos ejemplos.
¿No es fascinante, las cosas que la gente hace y las cosas por las que se les recuerda?
(Risas)
Nuestra curiosidad aumentó a toda marcha, y deseábamos analizar algo más que un descriptor.
Por lo tanto, usamos todo el primer párrafo de los 2000 obituarios, pero por separado para dos grupos de personas: las personas famosas y las personas que no lo son.
La gente famosa como Prince, Ali, Zaha Hadid; las personas que no lo son, son personas como Jocelyn Cooper, el reverendo Curry o Lorna Kelly.
Apuesto que Uds.
nunca han oído hablar de la mayoría de estos nombres.
gente increíble, con logros fantásticos, pero que no son famosos.
Entonces,
¿y si analizamos estos dos grupos por separado, los famosos y los no famosos?
¿Qué puede decirnos esto?
Echen un vistazo.
Dos cosas me llaman la atención.
Primero: «John.»
(Risas)
¿Hay alguien aquí que se llame John?
Debe agradecérselo a sus padres
(Risas)
y recuerden a sus hijos que recorten su obituario cuando ya no estén.
Y segundo: «Ayuda».
Hemos descubierto muchas lecciones de vida bien dirigida y lo que esas personas inmortalizadas en prensa pueden enseñarnos.
El ejercicio fue un testimonio fascinante y calidoscopio de lo que es la vida, y aún más fascinante fue el hecho de que la inmensa mayoría de los obituarios que aparecen de personas famosas y no famosas, hicieron cosas aparentemente extraordinarias.
Hicieron mella positiva en el tejido de la vida.
Ayudaron.
Así que pregúntense al volver a sus vidas diarias:
¿Cómo uso mis talentos para ayudar a la sociedad?
Pues la más poderosa lección aquí es, que si más personas vivieran sus vidas tratando de ser famosos en la muerte, el mundo sería un lugar mucho mejor.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/lux_narayan_what_i_learned_from_2_000_obituaries/