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Lo que aprendí de Nelson Mandela – Charla TEDWomen 2013

Charla «Lo que aprendí de Nelson Mandela» de TEDWomen 2013 en español.

«En la catedral de la naturaleza, podremos ver las mejores partes de nosotros mismos reflejadas hacia nosotros». Boyd Varty, un activista de la vida silvestre, comparte historias de animales, seres humanos y su interrelación o «ubuntu», definida como, «Existo gracias a ti». Y dedica la charla al líder sudafricano Nelson Mandela, la encarnación humana de ese mismo gran corazón y generoso espíritu.

  • Autor/a de la charla: Boyd Varty
  • Fecha de grabación: 2013-12-05
  • Fecha de publicación: 2013-12-09
  • Duración de «Lo que aprendí de Nelson Mandela»: 899 segundos

 

Traducción de «Lo que aprendí de Nelson Mandela» en español.

Soy un hombre que intenta vivir con el corazón, y así que antes de empezar, quería decirles como surafricano que uno de los hombres que más me ha inspirado falleció hace unas horas.

Nelson Mandela ha llegado al final de su largo camino hacia la libertad.

Y esta charla es para él.

Yo crecí en el asombro.

Crecí entre estos animales.

Crecí en la parte oriental salvaje de Sudáfrica en un lugar llamado Londolozi Game Reserve.

Es un lugar donde mi familia ha estado en el negocio del safari por cuatro generaciones.

Durante todo el tiempo que puedo recordar, mi trabajo ha sido sacar a la gente en la naturaleza, así que creo que hoy es un hermoso giro del destino tener la oportunidad de mostrar algunas de mis experiencias en la naturaleza en esta reunión.

África es un lugar donde la gente todavía se sienta bajo un cielo estrellado y alrededor de fogatas a contar historias, y entonces lo que debo compartir con Uds.

hoy es la medicina simple de unos cuentos de fogata, historias sobre héroes del corazón.

Mis historias no son las historias que Uds.

escucharán en las noticias, y si bien es cierto que África es un lugar hostil, también sé que es un lugar donde las personas, animales y ecosistemas nos enseñan acerca de un mundo más interconectado.

Cuando tenía 9 años, el presidente Mandela llegó para quedarse con mi familia.

Le acababan de liberar tras 27 años de encarcelamiento, y estaba en un período de reajuste a su condición de icono global repentino.

Miembros del Congreso Nacional Africano creyeron que en la selva tendría tiempo para descansar y recuperarse lejos de los ojos del público, y es cierto que los leones tienden a ser un muy buen elemento disuasivo para la prensa y paparazzi.


(Risas)
Pero fue un momento decisivo para mí como un muchacho joven.

Le llevaría el desayuno a la cama, y luego, en un viejo chándal y zapatillas, él iría a pasear por el jardín.

Por la noche, me sentaba con mi familia alrededor de la televisión nevada de orejas de conejo y ver las imágenes del mismo hombre tranquilo del jardín rodeado de cientos de miles de personas en escenas de su liberación que se difundían todas las noches.

Él iba a traer paz a una Sudáfrica dividida y violenta, un hombre con un sentido increíble de su humanidad.

Mandela dijo a menudo el regalo de la prisión fue la capacidad de ir a su interior y pensar, para crear dentro de sí las cosas que más quería para Sudáfrica: paz, reconciliación, armonía.

A través de este acto de inmenso corazón abierto, iba a convertirse en la encarnación de lo que en Sudáfrica que llamamos «ubuntu».

Ubuntu: Existo gracias a ti.

O, las personas no personas sin otras personas.

No es una idea o un valor nuevo pero es uno que sin duda creo que en estos momentos vale la pena construir.

De hecho, se dice que en la conciencia colectiva de África, llegamos a las partes más profundas de la experiencia de nuestra propia humanidad a través de nuestras interacciones con los demás.

Ubuntu está en juego ahora.

Uds.

tienen un espacio para mí para expresar la verdad más profunda de quién soy.

Sin Uds., soy un tipo hablando en una sala vacía, y pasé mucho tiempo haciéndolo, la semana pasada y no es lo mismo que esto.


(Risas)
Si Mandela era la encarnación nacional e internacional, por otra parte, el hombre que más me enseñó sobre este valor fue personalmente este hombre, Solly Mhlongo.

Solly nació bajo un árbol, a 60 km de donde me crié en Mozambique.

Nunca tendría un montón de dinero, pero él llegó a ser uno de los hombres más ricos que conocería.

Solly creció cuidando el ganado de su padre.

Ahora, puedo decirles, que no sé qué pasa a las personas que han crecido cuidando ganado, pero las hace ser súper ingeniosas.

El primer trabajo que tuvo en el negocio del safari fue arreglar los camiones de safari.

De dónde había aprendido a hacer eso en la selva, no tengo ni idea, pero podía hacerlo.

Luego pasó al otro lado a lo que llamamos el equipo de hábitat.

Estas eran las personas de la reserva responsables de su bienestar.

Arregló caminos, mejoró los humedales, algo de anti caza furtiva.

Y un día salimos juntos y se encontró con las huellas de una leopardo hembra.

Y eran rastros antiguos, pero para divertirse se volvió y comenzó a seguirlos, y les digo, supe por la velocidad con la que se movía por esas marcas de almohadillas, que este hombre era un rastreador de nivel doctorado.

Si pasabas a Solly en algún lugar fuera de la reserva, al mirar por el retrovisor verías que había parado el coche 20, 50 metros atrás de la carretera por si acaso necesitabas ayuda con algo.

La única acusación que escuché hacía él fue cuando uno de nuestros clientes dijo: «Solly, eres patológicamente servicial».


(Risas)
Cuando empecé profesionalmente a ser guía en este ambiente, Solly fue mi rastreador.

Trabajamos juntos como un equipo.

Y los primeros invitados que tuvimos fue un grupo filantrópico de la Costa Este, y le dijeron a Solly, de lado, dijeron: «Antes de ni siquiera salir a ver los leones y leopardos, queremos ver dónde vives».

Así que los llevamos hasta su casa, y esta visita de los filántropos a su casa coincidió con un momento en que la esposa de Solly, que estaba aprendiendo inglés, estaba pasando por una etapa donde abría la puerta diciendo: «Hola, te amo.

Bienvenido, te amo».


(Risas)
Y había algo tan maravillosamente africano en esto para mí, esta pequeña casa con un gran corazón en ella.

Ahora, el día en que Solly salvó mi vida, ya era mi héroe.

Era un día caluroso, y nos encontramos abajo en el río.

Por del calor, me quité los zapatos, y me enrollé los pantalones, y caminé dentro del agua.

Solly permaneció en la ribera.

El agua era clara corriendo sobre arena, nos desviamos y comenzamos a subir aguas arriba.

Y a pocos metros delante de nosotros, había un lugar donde había caído un árbol de la ribera, y sus ramas estaban tocando el agua, y estaba sombrío.

Y si hubiera sido una película de terror, la gente del público habría empezado a decir: «No entres.

No vayas».


(Risas)
Y por supuesto, el cocodrilo estaba en las sombras.

Lo primero que ves cuando te golpea un cocodrilo es la ferocidad de la mordedura.

¡Zas! Me di cuenta por mi pierna derecha.

Me tira.

Se volteó.

Lance mi mano hacia arriba, pude agarrar una rama.

Me revuelve violentamente.

Es una sensación muy extraña tener otra criatura que quiere comerte y hay pocas cosas que promuevan el vegetarianismo más que esa.


(Risas)
Solly en la ribera ve que tengo problemas.

Se vuelve, se aproxima hacia mí.

El cocodrilo continúa otra vez batiéndome.

Va a morder una segunda vez.

Noté una mancha de sangre en el agua alrededor mío que se desvanecía aguas abajo.

Al morderme por segunda vez, pateo.

Mi pie va hondo en su garganta.

Me escupe hacia fuera.

Me levanto agarrándome de unas ramas y cuando salgo del agua, miro sobre mi hombro.

Mi pierna de la rodilla hacia abajo está destrozada más allá de toda descripción.

El hueso está roto.

La carne desgarrada.

Tomé la decisión instantánea de nunca mirar eso otra vez.

Al salir del agua, Solly llegó a una parte profunda, un canal entre nosotros.

Él sabe, ve el estado de mi pierna, sabe que entre él y yo hay un cocodrilo, y puedo decir que este hombre no paró ni un segundo.

Entró directamente en el canal.

Se hundió arriba de su cintura.

Llegó a mí.

Me agarró.

Todavía estoy en una posición vulnerable.

Me carga y me pone sobre sus hombros.

Esta es otra cosa sobre Solly, es monstruosamente fuerte.

Se vuelve.

Me saca a la ribera.

Me pone en el suelo.

Se quita su camisa.

La envuelve alrededor de mi pierna, me carga por segunda vez, me lleva a un vehículo, y es capaz de conseguirme atención médica.

Y sobreviví.

Ahora —aplausos— Ahora no sé cuánta gente conocen capaz de entrar en un canal profundo de agua que saben que hay un cocodrilo para ir en su ayuda, pero para Solly, era tan natural como respirar.

Y es un ejemplo sorprendente de lo que he experimentado por toda el África.

En una sociedad más colectiva, nos damos cuenta desde el interior que nuestro bienestar está profundamente ligado al bienestar de los demás.

Se comparte el peligro.

Se comparte el dolor.

Se comparte la alegría.

Se comparte el logro.

Se comparten las casas.

Se comparte la comida.

Ubuntu nos pide que abramos nuestros corazones y compartamos, y lo que me enseñó Solly ese día es la esencia de este valor, su acción animada, empática en cada momento.

Ahora aunque la raíz de la palabra es sobre la gente, pensé que tal vez ubuntu era solo sobre la gente.

Y entonces conocí a esta joven.

Su nombre era Elvis.

De hecho, Solly le dio el nombre de Elvis porque dijo que caminaba como hacía Elvis el baile de la pelvis.

Nació con patas traseras y la pelvis seriamente deformadas.

Llegó a nuestra reserva de una reserva al este de la nuestra en su ruta migratoria.

Cuando la vi por primera vez, pensé que moriría en cuestión de días.

Y sin embargo, en los 5 años siguientes regresaba en los meses de invierno.

Y nos emocionaríamos mucho de estar fuera en la selva y encontrar esta pista inusual.

Parecía un soporte invertido, y pararíamos lo que estuviéramos haciendo y la seguiríamos, y luego llegaríamos a la vuelta de la esquina, y ahí estaría con su manada.

Y ese torrente de emociones de las personas en nuestros camiones safari al verla, fue este sentido de afinidad.

Y me recordó que incluso las personas que crecen en las ciudades sienten una conexión natural con el mundo natural y con los animales.

Y aún sigo sorprendido de que ella haya sobrevivido.

Un día llegamos a ellos en este pequeño abrevadero.

Era una especie de hueco en el suelo.

Y observé como la matriarca bebió, y luego volvió con ese hermoso movimiento lento de los elefantes, que parece como un brazo en movimiento, y ella comenzó ir hasta el borde escarpado.

El resto de la manada se volvió y comenzó a seguir.

Y vi a la joven Elvis comenzar a ponerse nerviosa por subir la colina.

Era visible, las orejas hacia adelante, tenía que subir y estaba a mitad de camino, sus piernas cedieron y cayó hacia atrás.

Lo intentó una segunda vez, y una vez más, a medio camino, cayó de espaldas.

Y en el tercer intento, algo increíble sucedió.

A mitad de camino hasta la ribera, un elefante joven adolescente vino detrás de ella, y apoyó su tronco debajo de ella, y empezó a sacarla hacia la ribera.

Y se me ocurrió que el resto de la manada de hecho estaba cuidando esta elefante joven.

Al día siguiente vi otra vez como la matriarca rompió una rama y se lo puso en su boca, y luego rompió una segunda y la puso en el suelo.

Y un consenso de todos nosotros los que guiamos personas en esa zona es que esa manada de hecho se movía despacio para dar cabida a esa elefante.

Lo que Elvis y la manada me enseñaron me llevó a ampliar mi definición de ubuntu, y creo que en la catedral de la naturaleza, vamos a ver las partes más hermosas de nosotros mismos reflejadas hacia nosotros.

Y no es solo a través de otras personas que podamos experimentar nuestra humanidad sino a través de todas las criaturas que viven en este planeta.

Si África tiene un don para compartir, es el regalo de una sociedad más colectiva.

Y si bien es cierto que ubuntu es una idea africana, lo que veo es la esencia de ese valor que se inventó aquí.

Gracias.


(Aplausos)
Pat Mitchell: Boyd, sabemos que tú conociste al presidente Mandela en tu primera infancia y que oíste la noticia como todos lo hicimos hoy, y que te afecta profundamente y sabemos la trágica pérdida que es para el mundo.

Pero me preguntaba si quisieras compartir algún pensamiento adicional, porque sabemos que oíste la noticia justo antes de venir a esta sesión.

Boyd Varty: Bueno gracias, Pat.

Estoy muy feliz porque ya era hora de que él descansara.

Estaba sufriendo.

Y por supuesto hay emociones mezcladas.

Pero pienso en tantas ocurrencias como cuando fue al show de Oprah y le preguntó que sobre que sería el programa.


(Risas)
Y era como, «Bueno, será sobre Usted».

Es decir, es simplemente una increíble humildad.


(Risas)
Él fue el padre de nuestra nación y tenemos un camino por recorrer en Sudáfrica.

Y todo, solían llamarle la magia Madiba.

Saben, solía ir a un partido de rugby y ganaríamos.

A cualquier lugar que fuera, las cosas salían bien.

Pero creo que la magia estará con nosotros, y lo importante es que llevamos lo que él representaba.

Y eso es lo que voy a intentar y hacer, y eso es lo que intentan hacer personas en toda Sudáfrica.

PM: Y eso es lo que has hecho hoy.

BV: Gracias.

PM: Gracias.

BV: Gracias.

Muchísimas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/boyd_varty_what_i_learned_from_nelson_mandela/

 

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