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Charla «Lo que aprendí de pasar 31 días bajo el agua» de TEDGlobal 2014 en español.
En 1963, Jacques Cousteau vivió durante 30 días en un laboratorio submarino ubicado en el fondo del Mar Rojo, y estableció un récord mundial. Este verano, su nieto Fabien Cousteau rompió ese récord. El más joven de los Cousteau vivió durante 31 días a bordo del Aquarius, un laboratorio de investigación submarina nueve millas mar adentro de la costa de la Florida. En una charla encantadora da vida a su maravillosa aventura.
- Autor/a de la charla: Fabien Cousteau
- Fecha de grabación: 2014-10-13
- Fecha de publicación: 2014-10-23
- Duración de «Lo que aprendí de pasar 31 días bajo el agua»: 647 segundos
Traducción de «Lo que aprendí de pasar 31 días bajo el agua» en español.
Tengo que hacer una confesión.
Soy adicto a la aventura y, de niño, prefería mirar por la ventana a las aves en los árboles y el cielo que mirar a la pizarra de dos dimensiones donde el tiempo no pasa y hasta a veces muere.
Mi profesores pensaban que algo estaba mal en mí por no poner atención en clase.
No encontraron nada mal específicamente aparte de ser ligeramente disléxico por ser zurdo.
Pero no probaron mi curiosidad.
La curiosidad para mí es nuestra conexión con el mundo y el universo.
Es ver lo que rodea la cabeza de coral o lo que rodea al próximo árbol, y aprender más no solo de nuestro ambiente sino de nosotros.
Ahora, mi sueño de sueños: quiero explorar los océanos de Marte, pero hasta poder ir allá, pienso que los océanos todavía tienen bastantes secretos.
De hecho, si vemos nuestro planeta como un oasis en el espacio y lo examinamos como espacio de vida, el océano representa más de 3400 millones de kilómetros cúbicos de volumen, de los que hemos explorado menos del 5 %.
Veo esto y digo, hay herramientas para ir más profundo y más lejos: submarinos, ROVs y hasta el buceo.
Si queremos explorar la última frontera en este planeta, necesitamos vivir ahí.
Necesitamos construir una cabaña en el fondo del océano.
Y con gran curiosidad en mi alma fui a visitar a un ganador del premio TED la Dra.
Sylvia Earle.
Tal vez han escuchado de ella.
Hace dos años fue asignada al último laboratorio submarino para tratar de salvarlo, para hacer una petición por nosotros y no desecharlo y traerlo de regreso a tierra.
Solo hemos tenido cerca de una docena de laboratorios científicos submarinos.
Solo queda uno en el mundo: está nueve millas mar adentro y 20 metros abajo.
Se llama Aquarius.
Aquarius, de alguna manera, es un dinosaurio, un viejo robot encadenado al fondo, un Leviatán.
En otras palabras es un legado.
Y con esta visita me di cuenta de que tenía poco tiempo si quería experimentar qué era convertirse en acuanauta.
Cuando nadamos hacia esto después de lunas de tortura y dos años de preparación, este hábitat que esperaba invitarnos fue como un nuevo hogar.
Y el propósito de bajar y vivir en este hábitat no era estar adentro.
No era vivir en algo del tamaño de un bus.
Era darnos el lujo de estar fuera para movernos, para explorar, para entender más esta frontera oceánica.
Nos visitó la megafauna.
Esta raya águila manchada es común en los océanos.
Pero ¿por qué es importante, por qué esta imagen? Porque este particular animal trajo sus amigos, y en vez de ser los animales pelágicos que son, se volvieron curiosos por nosotros, nuevos extraños que se mudaron a su vecindario, haciendo cosas con plancton.
Estudiábamos toda clase animales y bichos, y se acercaban más y más a nosotros, y al poco tiempo, estos animales del arrecife de coral, estaban acostumbrándose a nosotros, y estos pelágicos que pasan normalmente se detuvieron.
Este animal en particular nos rodeo 31 días completos durante la misión.
Así que la misión 31 no fue para romper récords.
Fue una conexión humano-oceánica.
Gracias al lujo del tiempo, pudimos estudiar animales como tiburones y meros en congregaciones nunca vistas.
Es como ver perros y gatos juntos comportándose bien.
Hasta pudimos trasladarnos con animales mucho más grandes que nosotros, como el amenazado mero goliat que solo reside en los cayos de Florida.
Claro, como cualquier vecino, después de un tiempo si se cansa, el mero goliat nos ruge, y es un rugido tan poderoso que aturde a su presa antes de aspirarla, en un segundo.
Para nosotros nos dice que regresemos y lo dejemos solo.
Esto no era solo una aventura.
Tenía en realidad, un aspecto serio.
Hicimos mucha ciencia y de nuevo, gracias al tiempo, logramos más de tres años de ciencia en 31 días.
En este caso particular, usamos un FMAP, veamos si puedo explicar, un Fluorómetro Modulado de Amplitud de Pulso.
Y nuestros científicos de FIU, MIT y Northeastern evaluaron lo que hacen los arrecifes de coral si no estamos presentes.
El Fluorómetro Modulado de Amplitud de Pulso, o FMAP, mide la florescencia de corales en relación con la polución del agua así como temas de cambio climático.
Usamos toda clase de herramientas sofisticadas, como esta sonda, o lo que llamo el proctólogo de esponja donde la sonda misma analiza tasas metabólicas en este caso para una esponja barril, o las secuoyas del océano.
Y esto nos da una mejor medida de lo que pasa bajo el agua respecto al cambio climático, y cómo las dinámicas de eso nos afectan en la tierra.
Finalmente, vemos el comportamiento predador-presa.
el comportamiento predador-presa es interesante, porque al remover algunos predadores en estos arrecifes de coral alrededor del mundo, la presa, o el pez forrajero, actúa muy diferente.
Nos dimos cuenta de que no solo interrumpen el cuidado del arrecife, penetrando, picando un poco de alga y regresando a sus hogares, empiezan a dispersarse y desaparecer de estos arrecifes de coral en particular.
Bien, dentro de estos 31 días, generamos más de 10 documentos científicos sobre cada uno de estos temas.
El fin de la aventura no es solo aprender, es lograr compartir este conocimiento con el mundo, de esta forma, gracias a un par de ingenieros del MIT, logramos usar una cámara prototipo llamada Edgertronic para capturar vídeo de cámara lenta, de hasta 20 000 fotogramas por segundo en una pequeña caja que vale USD 3000.
Disponible para cada uno de nosotros.
Esta cámara nos da un vistazo de lo que hacen los animales comunes pero no podemos ver en un parpadeo.
Les mostraré un corto vídeo de lo que hace esta cámara.
Pueden ver salir la burbuja de seda de nuestros cascos.
Nos da un vistazo de los animales a nuestro alrededor durante 31 días que normalmente no hubiera prestado atención, como los cangrejos ermitaños.
Ahora, usar tecnología sofisticada no diseñada para los océanos no siempre es fácil.
A veces teníamos que invertir la cámara, cablear de regreso al laboratorio, y activar el obturador manualmente desde el laboratorio.
Pero esto nos da la posibilidad de ver y analizar en términos de ciencia e ingeniería los comportamientos más sorprendentes que pueda capturar el ojo humano, como este camarón manta que trata de cazar a su presa, en 0,3 segundos.
Su golpe tan fuerte como una bala calibre .22, y si trata de captar un bala en vuelo a simple vista, es imposible.
Pero ahora podemos ver cosas como estos gusanos árbol de navidad contraer y estirar de una manera que el ojo puede captar o, en este caso, un pez que lanza granos de arena.
Este es un gobio sailfin, y si lo vemos en tiempo real, no muestra su movimiento de abanico porque es muy rápido.
Uno de los más preciosos regalos que tuvimos bajo el agua es que tuvimos wifi, y durante 31 días seguidos pudimos conectarnos con el mundo en tiempo real desde el fondo del océano y compartir todas estas experiencias.
Literalmente ahí estoy en una clase vía Skype con uno de los seis continentes y algunos de los 70 000 estudiantes conectados cada día con alguna de estas experiencias.
De hecho, estoy mostrando una foto tomada con mi smartphone bajo el agua de un mero goliat desovando en el fondo.
Nunca habíamos visto esto.
Y sueño con el día en que tengamos ciudades subacuáticas, y, de pronto, si cruzamos los límites de la aventura y el conocimiento, y compartimos ese conocimiento con otros, podamos resolver todo tipo de problemas.
Mi abuelo solía decir: «La gente protege lo que ama».
Mi padre, «¿Cómo puede la gente proteger lo que no comprende?» Y he pensado en esto toda mi vida.
Nada es imposible.
Necesitamos soñar, necesitamos crear, y todos necesitamos una de aventura para crear milagros en los tiempos más difíciles.
Así se trate del cambio climático o de erradicar la pobreza o de devolver a las generaciones futuras lo que damos por sentado, se trata de la aventura.
Y quién sabe, tal vez habrá ciudades subacuáticas, y tal vez algunos de Uds.
serán los futuros acuanautas.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/fabien_cousteau_what_i_learned_from_spending_31_days_underwater/