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Lo que aprendí investigando a Nixon, y por qué importa ahora – Charla TEDxMidAtlantic

Charla «Lo que aprendí investigando a Nixon, y por qué importa ahora» de TEDxMidAtlantic en español.

El legendario periodista de investigación y autor Bob Woodward comparte la historia interna de la caída del presidente Richard Nixon y lo que se supo a partir de las grabaciones hechas a Nixon en la Casa Blanca. Advierte que estamos entrando en una nueva era del secreto que nos remonta a los días de Nixon. Woodward dice que nos creemos fuertes, pero que si estamos infectados por el odio y la falta de información, podríamos perder nuestra democracia.

Bob Woodward es considerado como uno de los principales periodistas de investigación y uno de los más importantes escritores de no ficción de Estados Unidos. Trabaja como periodista para el ‘Washington Post’ desde 1971, donde actualmente es editor asociado. Siendo un joven periodista del ‘Washington Post’ en 1972, Woodward hizo equipo con Carl Bernstein. Ambos cubrieron gran parte de las noticias originales sobre el escándalo del Watergate que llevaron a numerosas investigaciones gubernamentales y la consecuente dimisión del presidente Richard Nixon.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

  • Autor/a de la charla: Bob Woodward
  • Fecha de grabación: 2016-10-21
  • Fecha de publicación: 2018-09-12
  • Duración de «Lo que aprendí investigando a Nixon, y por qué importa ahora»: 880 segundos

 

Traducción de «Lo que aprendí investigando a Nixon, y por qué importa ahora» en español.

Gracias.

Son muy amables por invitarme.

Lo que quiero hacer es hablar del caso Watergate, que ocurrió hace mucho tiempo, y de lo que hemos aprendido desde entonces sobre la corrupción, y sobre Nixon.

Gracias a su sistema de grabaciones secretas, es mucha la información que se publica.

Es casi como si en cada temporada hubiera un nuevo lote de cintas de Nixon, y luego tratamos de responder:

¿Qué significa?

¿Qué supone el Watergate?

¿Cuál es el tipo de corrupción que lleva a la dimisión de un presidente y qué ocurrió?

El caso Watergate comenzó con cinco ladrones que fueron atrapados en la sede del partido demócrata en el edificio Watergate.

Todo fue muy raro.

Recuerdo que esa mañana me llamaron para ir al ‘Washington Post’, y, como ya sabemos, hay ladrones.

Me mandaron al juzgado donde procesaban a los ladrones.

Todos llevaban traje y corbata.

Bueno, hay muchos ladrones en Washington,
(Risas)
pero, que yo sepa, nunca van de traje y corbata.

Y estaban allí ante el juez, quien le preguntó al líder dónde trabajaba y el líder dijo…

(susurra).

El juez intervino: «Hable más alto».

Entonces James McCord dijo: «La CIA».


(Risas)
El juez volvió a decirle: «Hable más alto para que lo podamos oír».

Entonces McCord dijo: «CIA».

Yo estaba escuchando en la primera fila, y lo diré en español porque así fue.

Dije, no en un susurro, sino que me salió sin pensarlo: «¡Maldición!».


(Risas)
Así que fueron 26 meses del Watergate y de revelaciones que salieron a la luz.

Y ahora, en retrospectiva,

¿qué fue realmente el Watergate?

No fue solo ese robo.

Fue una serie de actividades ilegales destinadas a subvertir el proceso para elegir un presidente en este país y nominar allá por 1972 al candidato demócrata y rival de Nixon.

Sam Erwin, que lideró el Comité del Senado para investigar el caso Watergate, respondió a la pregunta «

¿Qué fue el caso Watergate?

«, dicendo: «Fue una subversión».

Pero

¿por qué lo fue el caso Watergate?

Y su respuesta, que considero correcta, es que fue una ambición desmedida por obtener el poder político, por retener el poder político que Nixon ostentaba.

De manera que si nos preguntamos qué fue el caso Watergate, diría que fueron cinco guerras conducidas y lideradas por Nixon.

La primera guerra fue, curiosamente, la guerra contra el movimiento antiguerra, el movimiento contra la guerra de Vietnam, que estaba en auge.

Nixon había heredado la guerra de Vietnam del presidente Johnson.

Quería hacerlo a su manera, que era: «Vamos a retirar las tropas, pero vamos a bombardear, bombardear y bombardear», Y es, por supuesto, lo que hizo, pero odiaba tanto el movimiento contra la guerra que ordenó a uno de sus ayudantes de la Casa Blanca, Thomas Charles Huston, que diseñara un plan ultrasecreto para luchar contra la oposición interna, contra la gente a quienes se consideraba extremistas o que eran extremistas.

Así surgió el «Plan Huston», Cuando el propio Huston se lo propuso a Nixon por escrito, le dijo: «Esto es ilegal», porque incluía robos, escuchas telefónicas, vigilancia, todo lo necesario para reprimir el movimiento contra la guerra, o al menos las partes violentas del movimiento contra la guerra.

Y Nixon aprobó ese plan.

Pero J.

Edgar Hoover, el director del FBI, se opuso, no porque el plan proponía actividades ilegales, sino porque pensaba y sabía que los robos, las escuchas y la vigilancia, eran tareas que correspondían al FBI, estaban dentro de su terreno.


(Risas)
No querían compartirlas.

Así que Nixon tuvo que rescindir el Plan Huston.

Pero luego las cosas se pusieron muy intensas en 1971 y hay una cinta grabada en una reunión en el Despacho Oval.

Fue el 17 de junio de 1971, un año antes del robo en el Watergate.

Allí están Nixon, su Jefe de Gabinete, Haldeman, y Henry Kissinger, el Asesor de la Seguridad Nacional.

Querían sacar un documento del Instituto Brookings que los iba a ayudar a perjudicar al presidente Johnson y su manejo de la guerra.

En la reunión, hablan de ese tema.

Y Bob Haldeman dice, literalmente: «Si conseguimos ese documento, podremos extorsionar a Lyndon Johnson».

Piensen un segundo.

¿Se imaginan a John Adams, el segundo presidente, sentado y diciendo: «Busquemos la manera de extorsionar a George Washington»?

Pero eso era lo que proponían aquí.

Nixon dijo: «Bien, quiero allanar el Instituto Brookings para conseguir ese documento».

Escuchen la cinta.

Es escalofriante.

El presidente de EE.

UU.

diciendo: «Vamos a volar la caja fuerte.

Quiero que sea a través de un robo».

Que cualquiera hable así, y más aún siendo presidente, es increíble.

Ahora bien, la segunda guerra de Nixon fue contra los medios de comunicación.

Estableció una operación en la Casa Blanca, los «fontaneros», encabezada por Howard Hunt y Gordon Liddy.

Tenían que encontrar información secreta para divulgar en los medios.

Había 17 escuchas telefónicas sobre periodistas y funcionarios de la Casa Blanca para obtener información.

Entraron a robar en el despacho del psiquiatra de Daniel Ellsberg, que había filtrado los archivos del Pentágono al ‘New York Times’ y al ‘Washington Post’.

Piensen un segundo.

El gobierno tomó una decisión, y presentaron cargos penales contra Ellsberg.

Se propusieron atraparlo, así que allanaron la oficina de su psiquiatra para conseguir información que lo pueda ensuciar.

La tercera guerra fue reunir todo este montaje de Hunt y Liddy, los «fontaneros», las escuchas ilegales y los robos y presentarlo en la Casa Blanca para usarlo contra los demócratas.

Esa fue la operación Watergate, con el sabotaje y el espionaje que todo ello implicó.

La cuarta guerra fue, claramente, la guerra contra la justicia, que fue el encubrimiento: «Dios mío, nos han pillado.

Ahora tenemos que mentir».

Y si escuchan algunas de las cintas, aparecerá el presidente de los Estados Unidos proponiendo a su asesor, John Dean: «Tenemos que pagar a los ladrones del Watergate por su silencio», y John Dean, el asesor, dice en la cinta: «Bueno, va a salir caro», y Nixon dijo: «Bien,

¿cuánto?

«.

Y Dean respondió: «Un millón de dólares».

Nixon: «Bueno, yo sé donde puedo conseguir ese dinero».

En la Casa Blanca.

El nivel delictivo es impresionante.

Luego tuvo lugar una serie de investigaciones, intervino el fiscal especial del Comité del Senado sobre el Watergate, se le hizo juicio político a Nixon, quien dimite en agosto de 1974.

Y lo que paso allí, se extendió 20 años más, y la quinta guerra fue la guerra contra la historia.

Decir: «No, el caso Watergate no fue tan importante.

No cometí delitos imputables», tener representantes que salen a decir: «Hay preguntas sin contestar sobre el caso Watergate», lo cual es cierto.

Pero creo, básicamente, que si juzgamos a Nixon y el testimonio en las cintas, lo que hizo…

La presidencia debería ser para el beneficio de la mayoría de la gente del país.

Escuchen esas cintas.

Una y otra vez, dicen: «Usemos el poder de la presidencia como instrumento de venganza personal.

Vamos a usar al fisco, al FBI y a la CIA contra los adversarios de Nixon, reales o sospechados».

El perro…

y creo que esto fue, en el fondo, la mayor corrupción de Nixon en el caso Watergate, el perro que no ladra en las cintas.

Nadie, en ningún momento, que yo sepa, dice:

¿qué es lo que necesita el país?

,

¿qué es lo mejor para la gente?

Todo fue una vil maniobra para perjudicar a alguien, para ayudar a la carrera de Nixon, participando en la guerra de Vietnam para que fuera reelecto.

Aunque en una nota que aparece en mi último libro Nixon escribió algo que no sabíamos en aquel momento, lo descubrimos el año pasado, y fue: «Bueno, el bombardeo no ha servido absolutamente de nada».

¿Y qué hizo el año en que se presentó a la reelección?

Intensificó el bombardeo: 1,1 millones de toneladas de bombas en el sudeste asiático.

Asi que el día en que Nixon dimitió, llamó a sus ayudantes, amigos, funcionarios del gabinete a la Sala Este de la Casa Blanca.

También estaban su mujer, sus dos hijas y su yerno allí, de pie.

No había guion.

Era Nixon en bruto.

Habló de su madre y de su padre y transpiraba.

Había un montón de gente allí, preocupada de que fuera a perder la cabeza porque estaba en transmisión por cadena nacional.

Y luego, al final, Nixon agitó la mano y dijo: «Ah, esta es la razón por la que los he convocado aquí».

Y agregó lo siguiente: «Recuerda siempre que otros pueden odiarte, pero los que te odian no ganan a no ser que tú los odies a ellos, y entonces te destruyes a ti mismo».

Piensen en la sabiduría de esas palabras: el odio era el veneno.

Fue el odio lo que lo motivó a él y a su presidencia.

Y en el momento en el que tenía que dejar el cargo Nixon comprendió el veneno y cómo el odio lo había destruido, cómo había puesto al país en vilo.

Si hay alguna reflexión para hacer en retrospectiva, como hemos visto en las elecciones presidenciales actuales, en la superficie y por debajo, hay demasiado desprecio, demasiado odio y, si lo piensan bien, necesitamos saber lo que pasa realmente.

No sabemos lo suficiente, y si no sabemos lo que pasa, ocurrirá lo que el juez bien dijo: «Las democracias mueren en la oscuridad».

Y la historia lo demuestra.

Y creemos que somos resistentes.

Creo que lo somos.

Creemos que somos fuertes.

Creemos que tenemos un procedimiento que nos protege.

Pero si estamos contaminados por el odio y por la falta de conocimiento sobre quiénes son realmente esas personas, lo que tienen dentro, lo que las motiva, podríamos contribuir a la pérdida de nuestra maravillosa democracia.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/bob_woodward_what_i_learned_investigating_nixon/

 

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