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Charla «Lo que contamos acerca de la pobreza no es verdad» de TEDWomen 2015 en español.
Como comunidad global, todos queremos erradicar la pobreza. Mia Birdsong sugiere un gran lugar para empezar: Demos honor a las habilidades, impulso e iniciativa que la gente pobre pone en la lucha de todos los días. Nos pide que veamos otra vez a la gente en la pobreza: puede que estén en quiebra, pero no están quebrados.
- Autor/a de la charla: Mia Birdsong
- Fecha de grabación: 2015-05-29
- Fecha de publicación: 2015-09-15
- Duración de «Lo que contamos acerca de la pobreza no es verdad»: 916 segundos
Traducción de «Lo que contamos acerca de la pobreza no es verdad» en español.
En los últimos 50 años, mucha gente inteligente y de altos recursos, algunos de ustedes, sin duda, ha estado tratando de entender cómo reducir la pobreza en los Estados Unidos.
La gente ha creado e invertido millones de dólares en organizaciones sin fines de lucro con el objetivo de ayudar a los pobres.
Han creado comités de expertos que estudian temas como educación, creación de empleos y creación de activos, y han propuesto políticas para apoyar a nuestras comunidades más marginadas.
Han escrito libros y columnas y dado discursos apasionados, denunciando la brecha de riqueza que está dejando más y más gente arraigada en la parte más baja de la escala de ingreso.
Y ese esfuerzo ha ayudado.
Pero no es suficiente.
Nuestros índices de pobreza no han cambiado mucho en los últimos 50 años, desde que se lanzó la Guerra contra la Pobreza.
Estoy aquí para decirles que hemos pasado por alto el recurso más poderoso y práctico.
Aquí lo tenemos: La gente que es pobre.
Arriba en la esquina izquierda están Jobana, Sintia y Bertha.
Se conocieron cuando tenían niños pequeños, en una clase de crianza en un centro de recursos de familia en San Francisco.
Conforme fueron creciendo, como madres y amigas, hablaban mucho acerca de lo duro que era hacer dinero cuando tus hijos son pequeños.
El cuidado infantil es caro, más que lo que ganarían en un trabajo.
Sus esposos trabajaban, pero querían contribuir financieramente también.
Así que elaboraron un plan.
Comenzaron un negocio de limpieza.
Tapizaron vecindarios con volantes y entregaron tarjetas de presentación a familiares y amigos, y pronto, tenían clientes llamando.
Dos de ellas limpiaban la oficina o la casa y la otra cuidaba a los niños.
Se rotaban quién limpiaría y quién cuidaría a los niños.
(Risas)
Excelente,
¿no?
(Risas)
Y dividían el dinero entre tres.
No era algo de tiempo completo, nadie podía cuidar a los pequeños todo el día.
Pero hizo la diferencia a sus familias.
Dinero extra para pagar recibos cuando se redujeron las horas laborales del marido.
Dinero para comprar ropa para los niños conforme iban creciendo.
Algo de dinero extra en sus bolsillos para hacerlas sentir independientes.
En la esquina superior derecha, está Teresa y su hija, Brianna.
Brianna es una de esas niñas con esta personalidad chispeante, infecciosa y extrovertida.
Por ejemplo, cuando Rosie, una pequeña que solamente hablaba español, se mudó a la casa de al lado, Brianna, que solamente hablaba inglés, tomó prestada la tableta de su mamá y encontró una aplicación de traducción para que las dos pudieran comunicarse.
(Risas)
Yo sé,
¿eh?
La familia de Rosie reconoce que Brianna le ayudó a Rosie a aprender inglés.
Hace algunos años, Brianna comenzó a tener problemas académicos.
Se mostraba cada vez más frustrada y retraída y comportándose mal en clase.
Su madre estaba desconsolada por lo que estaba pasando.
Entonces se enteraron de que tendría que repetir el segundo grado y Brianna estaba devastada.
Su madre se sintió desesperada y abrumada y sola porque sabía que su hija no tenía el apoyo que necesitaba, y no sabía cómo ayudarla.
Una tarde, Teresa estaba hablando con un grupo de amigos, y uno de ellos dijo, Theresa,
¿cómo estás?
y rompió en llanto.
Después de compartir su historia, uno de sus amigos dijo, «A mí me pasó exactamente lo mismo con mi hijo hace como un año».
Y en ese momento, Theresa se dio cuenta, que gran parte de su lucha era no tener a nadie con quien hablar.
Así, creó un grupo de apoyo para padres como ella.
El primer encuentro fue ella y otras dos personas.
Pero se corrió la voz, y pronto veinte, treinta personas aparecían por estas reuniones mensuales que ella organizaba.
Pasó de sentirse inútil a darse cuenta de lo capaz que era de apoyar a su hija, con el apoyo de otras personas que estaban pasando por lo mismo.
A Brianna le está yendo fantásticamente, tanto académicamente, como socialmente.
Ese del centro es mi amigo Baakir, parado en frente del BlackStar Books and Caffe, el cual maneja desde una parte de su casa.
Al entrar por la puerta, Baakir te saluda con un «Bienvenido hogar negro».
(Risas)
Una vez adentro, se puede ordenar pollo estilo Jerk Algiers, quizá una hamburguesa de nuez vegetariana, o un sammich de pavo jive, Y es sammich, no sándwich.
Debe uno terminar la comida con una gota de suero de leche, que está varios pasos más arriba que un agujero de donut y hecha de una receta de familia muy secreta.
Es cierto, es muy secreta, y no se los va a decir.
Pero el BlackStar es mucho más que un café.
Para los chicos del vecindario, es un lugar para ir después de la escuela para tener ayuda con la tarea.
Para los adultos, es donde van al enterarse de lo que pasa en el vecindario y ponerse al día con los amigos.
Es un lugar de actuaciones, es un hogar para los poetas, músicos y artistas.
Baakir y su compañera Nicole, con su bebé agarrada a su espalda, se encuentran ahí en la mezcla de todo, sirviendo una taza de café, enseñando a un niño como jugar Mancala, o pintando algún letrero para algún evento comunitario venidero.
He trabajado y aprendido de gente como ellos por más de 20 años.
He organizado en contra del sistema penitenciario, que impacta en la gente pobre, especialmente negros, indígenas y latinos, a una tasa alarmante.
He trabajado con jóvenes que manifiestan esperanza y promesas, a pesar de estar a efecto de prácticas disciplinarias racistas en sus escuelas, y violencia policial en sus comunidades.
He aprendido de familias que están liberando su ingenio y tenacidad para crear colectivamente sus propias soluciones.
Y no solo se enfocan en dinero.
Están abordando la educación, vivienda, salud, comunidad, las cosas que a todos nos preocupan.
A donde quiera que voy, veo gente que está en quiebra pero no quebrada.
Veo gente que está luchando por hacer realidad sus buenas ideas, para poder crear una vida mejor para sí mismos, sus familias y sus comunidades.
Jobana, Sintia, Bertha, Theresa y Baakir son la regla, no la brillante excepción.
Yo soy la excepción.
Fui criada por una madre soltera calladamente feroz en Rochester, NY.
Me llevaban a una escuela en los suburbios, desde un vecindario que muchos de mis compañeros de clase y sus padres consideraban peligroso.
A los 8 era una niña sola en casa.
Me iba a casa después de la escuela cada día y hacía tarea y deberes, y esperaba a que mi mamá llegara a casa.
Después de la escuela, iba a la tienda de la esquina y compraba una lata de ravioli de Chef Boyardee, que calentaba en la estufa como bocadillo vespertino.
Si tenía un poco de dinero extra, compraba un Pie de frutas Hostes.
(Risas)
Cereza.
No tan rico como la gota de suero de leche.
(Risas)
Éramos pobres cuando era niña.
Ahora tengo un hogar en un vecindario que se está aburguesando rápidamente en Oakland, California.
He forjado una carrera.
Mi esposo tiene su negocio propio.
Tengo una cuenta de retiro.
Mi hija ni siquiera tiene permitido encender la estufa a menos que haya un adulto en casa y no necesita, porque no necesita tener el mismo tipo de independencia que yo tenía a su edad.
Los raviolis de mis hijos son orgánicos y llenos de cosas como espinacas y ricota, porque tengo el lujo de la elección cuando se trata de lo que comen mis hijos.
Yo soy la excepción, no porque tenga más talento que Baakir o mi madre trabajara más duro que Jobana, Sintia o Bertha, y pusiera más cuidado que Teresa.
Las comunidades marginadas están llenas de gente inteligente y talentosa, apurándose y trabajando e innovando, justo como nuestros ejecutivos más venerados y recompensados.
Están llenos de gente que aprovechan su resiliencia para levantarse cada día, llevar los niños a la escuela e ir a trabajos donde no pagan lo suficiente, o conseguir educación que los está dejando en deuda.
Están llenos de gente que aplican su inteligencia perspicaz para estirar un cheque de salario mínimo, o equilibrar un trabajo y un traqueteo extra para llegar a fin de mes.
Están llenos de gente ayudándose a sí mismos y a los demás, ya sea recogiendo medicinas por un vecino anciano, o prestando al hermano dinero para pagar la cuenta de teléfono, o simplemente cuidando a los niños del vecindario desde el escalón del frente.
Yo soy la excepción por suerte y privilegio, no trabajo duro.
No estoy siendo modesta o autocrítica; soy genial.
(Risas)
Pero la mayoría de la gente trabaja duro.
Trabajo duro es el denominador común en esta ecuación, y estoy cansada de la historia que nos decimos que el trabajo duro lleva al éxito, porque nos permite….
Gracias.
(Aplausos)
…
porque esa historia nos permite a los que lo logramos, creer que lo merecemos, y por implicación, los que no lo logran, no lo merecen.
Nos decimos, en el fondo de nuestra mente, y a veces al frente de nuestra boca, debe haber algo un poco equivocado con esa gente pobre.
Tenemos un amplio rango de creencias sobre qué es lo que salió mal.
Algunos personas dicen que los pobres son unos gorrones flojos que harían trampa y mentirían para zafarse de un día de trabajo honesto.
Otros prefieren la historia de que los pobres son indefensos y quizá tuvieron padres negligentes que no les leyeron lo suficiente, y que si se les dijera qué hacer y se les mostrara el camino correcto, lo lograrían.
Por cada historia que oigo demonizando a madres solteras de bajo ingreso o padres ausentes, que es lo que la gente pudiera pensar de mis padres, tengo 50 que dicen algo diferente acerca de la misma gente, presentándose cada día y dando lo mejor de sí.
No digo que algunas de las historias negativas no son ciertas, pero esas historias nos permiten no ver lo que la gente realmente es, porque no nos dan el cuadro completo.
La verdades a medias y las tramas limitadas nos han convencido que los pobres son un problema que necesita arreglarse.
¿Por qué no reconocemos que lo que funciona es la gente y lo que está roto es nuestra estrategia?
¿Que tal si nos diéramos cuenta que los expertos que estamos buscando, los expertos que necesitamos seguir, son la misma gente pobre?
¿Que tal si, en lugar de imponer soluciones, agregáramos fuego, a la llama encendida que ya tienen?
No dirigiendo, ni siquiera empoderando, sino solo avivando su iniciativa.
Justo al norte de aquí, tenemos un ejemplo de cómo se podría ver esto: Silicon Valley.
Toda una industria de capital de riesgo ha crecido alrededor de la creencia de que si la gente tiene buenas ideas y el deseo de manifestarlas, deberíamos darles mucho, mucho, mucho dinero.
(Risas)
¿Verdad?
¿Pero dónde está nuestra estrategia para Theresa y Baakir?
No hay incubadoras para ellos, ni aceleradores, ni hermandades.
¿Cuál es realmente la diferencia entre Jobana, Sintia, Bertha y los Mark Zuckerbergs del mundo?
Baakir tiene experiencia y trayectoria.
Yo pondría mi dinero en él.
Así que consideren esta una invitación para revisar una estrategia imperfecta.
Agarremos esta oportunidad para abandonar una narrativa cansada y defectuosa, y escuchemos y busquemos historias verdaderas, historias más hermosamente complejas, de quienes son la gente, las familias y las comunidades marginadas.
Voy a tomar un minuto para hablar a mi gente.
No podemos esperar hasta que alguien más haga lo correcto.
Recordemos de lo que somos capaces, todo lo que hemos construido con sangre, sudor y sueños, todos los eslabones que siguen dando vuelta, y la gente que se mantiene a flote gracias a nuestro trabajo agotador.
Recordemos que somos magia.
Si necesitan algo de inspiración para refrescar la memoria, lean la «Parábola del sembrador» de Octavia Butler.
Escuchen »Carta desde la cárcel de Birmingham» del Reverendo King.
Escuchen a Suheir Hammad recitar «First writing since».
o a Esperanza Spalding ejecutar «Oro Negro».
Echen un vistazo al arte de Kehinde Wiley o de Favianna Rodriguez.
Miren las manos de sus abuelas o los ojos de alguien que los ame.
Somos magia.
Individualmente no tenemos mucha riqueza o poder, pero colectivamente, somos imparables.
Y gastamos mucho de nuestro tiempo y energía organizando nuestro poder para demandar cambios de sistemas que no fueron hechos para nosotros.
En lugar de tratar de alterar el tejido de la forma de ser existente, vamos a entretejer y cortemos una nueva tela más feroz.
Usemos algo de nuestro considerable poder colectivo para inventar y darle vida a nuevas maneras de ser que trabajen para nosotros.
Desmond Tutu habla del concepto de Ubuntu, en el contexto del proceso de verdad y reconciliación de Sudáfrica en que se embarcaron después del Apartheid.
Dice que significa: Mi humanidad está atrapada, está inextricablemente atada a la tuya, pertenecemos a un bulto de vida.
Un bulto de vida.
El proceso de verdad y reconciliación comenzó al elevarse las voces de los no escuchados.
Si este país va a vivir a la altura de su promesa de libertad y justicia para todos, entonces necesitamos elevar las voces de nuestros no escuchados, de gente como Jobana, Sintia y Bertha, Theresa y Baakir.
Debemos darle palanca a sus soluciones y sus ideas.
Debemos escuchar sus historias verdaderas, sus historias más hermosamente complejas.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/mia_birdsong_the_story_we_tell_about_poverty_isn_t_true/