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Lo que deberías saber sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos – Charla TEDMED 2018

Charla «Lo que deberías saber sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos» de TEDMED 2018 en español.

Los cigarrillos electrónicos y el vapeo se han vuelvo tremendamente populares en la última década, especialmente entre los adolescentes y los adultos jóvenes. Entre 2012 y 2015, hubo un incremento del 900 % en el uso de estos aparatos por parte de estudiantes de secundaria en los EE. UU. La especialista bioconductual Suchitra Krishnan-Sarin nos explica qué estamos inhalando realmente cuando vapeamos (pista: definitivamente no es vapor de agua) y explora las perturbadoras estrategias de publicidad que se emplean para atraer a los jóvenes. «Nuestra salud, la de nuestros hijos y futuras generaciones es demasiado valiosa para desperdiciarla en humo, o incluso en aerosol», sostiene.

  • Autor/a de la charla: Suchitra Krishnan-Sarin
  • Fecha de grabación: 2018-11-16
  • Fecha de publicación: 2019-05-15
  • Duración de «Lo que deberías saber sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos»: 869 segundos

 

Traducción de «Lo que deberías saber sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos» en español.

«Se vuelve más fácil, ¿verdad?».

Escucho esto con frecuencia de padres jóvenes, nuevos en el oficio de preocuparse por sus hijos.

Les contesto que no.

Se vuelve diferente, pero los padres siempre tenemos algo de qué preocuparnos.

Recuerdo cómo permanecía atenta durante la noche escuchando la respiración de mi hijo, cuando era pequeño y tenía asma; y luego, durante su adolescencia, permanecía atenta al sonido de la puerta que anunciaba que ya estaba a salvo en casa.

Preocuparnos por nuestros hijos es parte de la paternidad.

La mayoría de nuestras preocupaciones son por cosas básicas, como qué comen, dónde están, con quiénes están.

Pero también debemos vigilar los nuevos comportamientos y modas.

El furor más reciente es algo que quizá no nos parezca todavía un problema grave de salud.

Se trata de la reciente popularidad del vapeo, la inhalación de aerosoles dulces producidos al vaporizar líquidos electrónicos en cigarrillos electrónicos.

Los cigarrillos electrónicos, o «vapeadores», como se les dice, se venden cada vez más.

Se estima que este año la venta de estos cigarrillos producirá unos USD 26 mil millones en todo el mundo.

En los próximos seis años, se predice que esa cantidad se duplicará.

Hay varias preocupaciones respecto a los impactos del vapeo en la salud y, desafortunadamente, no muchas respuestas.

Esto se agrava más aún si consideramos quiénes usan estos cigarrillos.

Su uso, en EE.

UU., se ha extendido rápidamente entre adolescentes y adultos jóvenes: nuestros hijos, la población más vulnerable.

Se ha dado un aumento del 900 % en el consumo en los jóvenes entre 2012 y 2015.

Los cálculos más recientes indican que aproximadamente 3,6 millones de estudiantes de secundaria usan cigarrillos electrónicos en EE.

UU.

Los cigarrillos electrónicos se crearon originalmente para brindar a los fumadores una alternativa más limpia y ayudarlos con su adicción a la nicotina.

En EE.

UU.

estos dispositivos son catalogados por la FDA como productos de tabaco.

Pero el estudio de estos dispositivos no ha podido mantenerse al día con el veloz crecimiento del mercado.

Así que aún no hay regulaciones de los componentes y líquidos de estos dispositivos.

Las regulaciones actuales prohíben su venta a menores de 18 años, pero esto no ha sido muy efectivo y los dispositivos se han vuelto cada vez más populares entre adolescentes.

La primera vez que vi los cigarrillos electrónicos, supe de inmediato que a los adolescentes les iban a encantar.

Se trata de tecnología pequeña y portable, perfecta para la generación de los teléfonos inteligentes: pequeños, recargables, fáciles de usar y modificar, de aroma agradable.

Algunos incluso se sincronizan con su teléfono y muestran cuánto han inhalado.

Hasta yo estuve muy interesada en estos ingeniosos dispositivos.

Y como he investigado bastante las adicciones en jóvenes y adultos, me di cuenta en el acto de que estos dispositivos encajarían a la perfección con la mentalidad adolescente.

Los adolescentes son impulsivos y les encanta probar cosas nuevas.

También ansían independencia y adoran personalizar las cosas a su gusto.

Los cigarrillos electrónicos satisfacen estas necesidades al brindarles la oportunidad de innovar y personalizar su experiencia de vapeo.

Pueden elegir de entre más de 15 000 sabores de líquidos electrónicos y diferentes concentraciones de nicotina.

Hasta pueden crear su propia combinación de sabores de nicotina.

Pueden determinar cuánto vapor producen los aparatos al modificar el volumen de cada calada, los elementos, la potencia y la temperatura de los dispositivos.

Pueden usar estos dispositivos, además, para «crear nubes», también denominado «trucos con el vapor», o «trucos con el humo».

Esto implica hacer grandes nubes de vapor de formas y nombres raros, como anillos, dragones, fantasmas…

También pueden participar en competiciones y ganar premios por crear las nubes con formas más novedosas.

Pueden también alterar la fuerza y el impacto en la garganta del vapor al vaporizar el líquido electrónico a temperaturas más elevadas, o al poner el líquido directamente sobre un serpentín de calentamiento.

Hasta pueden usar los dispositivos para inhalar marihuana.

Y como los dispositivos tienen menor temperatura y no queman la marihuana, pueden fumarla de forma discreta sin producir el olor característico de la marihuana quemada.

Así que en verdad pueden personalizar el uso que le dan a estos aparatos, lo que podría explicar su popularidad cada vez mayor entre los jóvenes.

Los cigarrillos electrónicos son, técnicamente, muy simples.

Tienen un receptáculo donde va el líquido, puede ser un tanque o un atomizador.

Tienen una batería que carga el serpentín y vaporiza el líquido.

También tienen una boquilla que se usa para inhalar.

En 2017, había 466 de estos aparatos en el mercado: aparatos similares a los cigarrillos, también llamados «cigalikes», y sistemas de tanques, que se conocen como «pens».

También hay dispositivos modificados, que se conocen como «mods».

Estos últimos no se parecen en nada a los cigarrillos, y vienen en variados tamaños y formas, con distintos tipos de accesorios y ajustes de usuario.

Son muy populares para «crear nubes».

El producto más reciente del mercado es el dispositivo «pod», que contiene el líquido electrónico en una cápsula.

Son muy populares entre los jóvenes.

Un ejemplo es el «Juul» que no solamente luce como un dispositivo USB, sino que además puede conectarse a un puerto USB y cargarse.

Muchos adolescentes ni siquiera los consideran cigarrillos electrónicos, lo que generó términos como «juuling» en lugar de «vapeo».

Varios de estos dispositivos son tan discretos y producen tan poco vapor, que los adolescentes los usan en el aula y los esconden en lapiceras, en la ropa, en libros.

Muchos adolescentes piensan que estos aparatos producen vapor de agua y que, por lo tanto, son seguros.

Pero no podrían estar más equivocados.

Lo que producen no es vapor de agua, sino aerosol.

Y, créanme, la diferencia es abismal.

Los aerosoles contienen muchas partículas suspendidas de líquidos y gases, creadas a partir de lo que sea que contiene el líquido electrónico.

Los aerosoles podrían tener propilenglicol y glicerina, solventes en el líquido electrónico.

Se sabe que estos solventes son consumibles, por ende, son seguros en los productos que comemos, pero sabemos muy poco sobre sus efectos tras su exposición por inhalación a largo plazo.

Estos líquidos pueden tener alcohol, a veces en altas concentraciones, y se sabe que inhalar alcohol tiene efectos tóxicos en el cerebro.

Les comenté ya que estos líquidos electrónicos vienen en más de 15 000 sabores.

Aquí vemos algunos ejemplos.

Algunos tienen nombres pegadizos y familiares como «Skittles» y «Fruit Loops»; otros, nombres más exóticos como «Dragon’s Milk», «Tiger’s Blood» y «Unicorn Puke».

El líquido o el aerosol también puede contener partículas metálicas como cromo, cadmio y plomo, que se generan a partir del serpentín de calentamiento de los dispositivos, y también se sabe que esto tiene efectos tóxicos en órganos vitales.

Así que, seré bien clara: lo que se produce definitivamente no es vapor de agua.

La exposición del cerebro de un adolescente a la nicotina también es muy preocupante.

El cerebro adolescente es muy susceptible a incluso bajos niveles de nicotina, lo cual produce adicción fácilmente.

De hecho, sabemos desde hace tiempo que el 90 % de los fumadores comenzó a fumar antes de los 18 años.

Quienes comienzan más temprano tienen mayor dificultad para dejar de fumar.

En otras palabras, citando al anterior representante de la FDA: «La adicción a la nicotina es una enfermedad pediátrica».

Los cigarrillos electrónicos pueden exponer a los jóvenes a mucha nicotina.

Muchos de estos aparatos contienen la misma cantidad de nicotina que un atado de cigarrillos.

El reciente dispositivo «pod» contiene sal de nicotina, tiene un sabor más suave, es mucho más sencillo de usar y puede aumentar de forma rápida los niveles de nicotina en el cerebro.

Quienes usan estos cigarrillos de forma regular muestran fuertes deseos de fumar: se sienten ansiosos cuando no tienen sus cigarrillos electrónicos.

Se trata de indicadores de adicción comportamental.

Los cigarrillos electrónicos no son únicamente adictivos, sino que afectan, además, muchos otros órganos del cuerpo.

La nicotina de los cigarrillos electrónicos, por ejemplo, se une a un receptor llamado «receptor nicotínico», el cual cumple una función esencial en el funcionamiento de casi todos los sistemas del organismo humano.

Y la exposición crónica a la nicotina cambia el funcionamiento de esos sistemas.

Por ejemplo, la exposición crónica a la nicotina disminuye la flexibilidad de los vasos sanguíneos y cambia la forma en que el corazón responde a desafíos extremos como el estrés.

El cerebro de un adolescente es susceptible a los efectos adictivos de la nicotina y también a sus efectos tóxicos.

En animales adolescentes, la nicotina es una neurotoxina muy conocida que disminuye el aprendizaje, la memoria y los procesos de atención, y aumenta los síntomas de la hiperactividad.

Quienes usan productos de tabaco son más propensos a consumir marihuana y alcohol, como así también a desarrollar depresión y ansiedad, de jóvenes o adultos.

La adicción a la nicotina, por medio de estos cigarrillos, podría conducirlos a otras adicciones y a otros problemas de salud mental.

En los animales adolescentes, la nicotina también produce cambios epigenéticos, o cambios heredables, en la composición genética, por ejemplo, en los genes vinculados al asma.

Así que los adolescentes que usan nicotina podrían dañarse no solamente a sí mismos, sino también a las futuras generaciones.

La existencia misma de los cigarrillos electrónicos podría haber provocado una generación entera de jóvenes adictos a la nicotina.

El fácil acceso a estos aparatos puede haber contribuido a una mayor experimentación con marihuana y otras sustancias vaporizables por parte de los jóvenes.

Si bien no cabe duda de que proporcionar a los fumadores una forma más limpia de nicotina es un objetivo primordial y debería continuar siéndolo, aún no sabemos si estos aparatos ayudan a los fumadores a dejar de fumar.

Y sabemos muy poco sobre los efectos a largo plazo de estos dispositivos.

Lo que sí sabemos es que muchos jóvenes están usando estos aparatos hoy día.

De hecho, el representante de la FDA usó recientemente el término «epidemia» para describir el uso de cigarrillos electrónicos en EE.

UU.

Por intentar resolver el enorme problema de salud pública de los fumadores, puede que hayamos creado otro igualmente colosal.

Nuestra falta de control del consumo de cigarrillos en los primeros años dio lugar a una epidemia de cigarrillo y a muchas enfermedades relacionadas con su consumo.

No deberíamos repetir los mismos errores con los cigarrillos electrónicos.

Debemos actuar ahora: elaborar normativas sobre la publicidad de estos dispositivos y su fácil acceso a los jóvenes.

¿Realmente se necesitan 15 000 sabores para dejar de fumar? ¿Necesitan tanta variedad de dispositivos? ¿Es buena idea diseñar aparatos que son fáciles de ocultar y usar? Hace poco nos enteramos de que la FDA planea introducir normativas más estrictas para la venta de los dispositivos que contienen líquidos electrónicos, en negocios como tiendas y gasolineras.

También introducirán normativas más estrictas para la venta en línea de dispositivos a menores de edad.

¿Será suficiente para cambiar el alto consumo entre los jóvenes? Debemos hacer estas preguntas críticas y contestarlas.

También es momento de realizar campañas públicas de educación.

Los adolescentes y sus padres deben saber que, si bien los cigarrillos electrónicos pueden tener menos toxinas que los tradicionales, ciertamente no son benignos.

La exposición del organismo a los químicos producidos por estos aparatos podría alterarlo de formas perjudiciales y predisponerlo a futuras y desconocidas toxicidades y problemas de salud.

Cuando dije antes que estos cigarrillos son perfectos para la generación de los teléfonos inteligentes, no estaba bromeando.

Vivimos en un mundo dominado por la tecnología, en el que los aparatos más recientes acaparan toda nuestra atención simplemente porque son tecnológicos y son lo que está de moda.

Durante los siguientes años y por el resto de nuestra vida, veremos cada vez más tecnologías nuevas en el mercado que quizá no presenten preocupaciones respecto a la salud al principio, sencillamente porque no lucen perjudiciales, o no son aparatos médicos.

Por ejemplo, quizá aparezcan dispositivos que nos ayuden a soportar más tiempo sin dormir, o a perder peso —una meta personal—, o a alcanzar cualquier tipo de objetivos que tengamos como consumidores.

Pero muchos de estos dispositivos pueden conllevar riesgos inadmisibles para nuestra salud.

Así que si queremos cuidar nuestra salud y la de nuestros hijos, quizá debamos dejar el hábito de celebrar de forma automática toda tecnología nueva, y adoptar el hábito de analizarla críticamente, quizá, incluso, desde una perspectiva médica.

Pues ¿saben qué? Nuestra salud, la de nuestros hijos y futuras generaciones es demasiado valiosa para desperdiciarla en humo, o incluso en aerosol.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/suchitra_krishnan_sarin_what_you_should_know_about_vaping_and_e_cigarettes/

 

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