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Los descubrimientos que nos esperan en la zona crepuscular oceánica – Charla TED2018

Charla «Los descubrimientos que nos esperan en la zona crepuscular oceánica» de TED2018 en español.

¿Qué encontraremos en la zona crepuscular oceánica? ¿El vasto y misterioso reino prácticamente inexplorado de cientos de metros bajo la superficie del océano? Heidi M. Sosik, de la Institución Oceanográfica Woods Hole, quiere saberlo. En esta charla llena de maravillas, comparte su plan para investigar estas aguas inexploradas, que pueden contener un millón de nuevas especies y el 90 por ciento de la biomasa de peces del mundo, utilizando tecnología sumergible. Lo que descubrimos no nos sorprenderá, dice Sosik, nos ayudará a ser mejores administradores de los océanos del mundo. (Este ambicioso plan es una de las primeras ideas de The Audacious Project, la nueva iniciativa de TED para inspirar el cambio global).

  • Autor/a de la charla: Heidi M. Sosik
  • Fecha de grabación: 2018-04-10
  • Fecha de publicación: 2018-04-12
  • Duración de «Los descubrimientos que nos esperan en la zona crepuscular oceánica»: 601 segundos

 

Traducción de «Los descubrimientos que nos esperan en la zona crepuscular oceánica» en español.

Apuesto a que están familiarizados con esta vista del océano, pero ocurre que la mayor parte del océano no se parece en nada a esto.

Bajo las aguas superficiales iluminadas por el sol, hay un reino de otro mundo conocido como la zona crepuscular.

Entre los 200 y los 1000 metros debajo de la superficie, la luz solar es apenas un rayo.

Diminutas partículas se arremolinan en la oscuridad mientras destellos de bioluminiscencia nos dan una pista de que estas aguas están colmadas de vida: microbios, plancton, peces.

Todo lo que vive aquí tiene adaptaciones increíbles para los desafíos de un entorno tan extremo.

Estos animales apoyan a depredadores superiores como las ballenas, el atún, el pez espada y el tiburón.

Podría haber 10 veces más biomasa de peces aquí de lo que se pensaba.

De hecho, quizás más que en todo el resto del océano combinado.

Hay un sinnúmero de especies no descubiertas en aguas profundas, y la vida en la zona crepuscular se entrelaza con el clima terrestre.

Sin embargo, la zona crepuscular está prácticamente inexplorada.

Hay muchas cosas que todavía no sabemos al respecto.

Pienso que podemos cambiar eso.

Precisamente por este desafío fue que me atrajo la oceanografía.

Para mí representa la intersección perfecta de ciencia, tecnología y lo desconocido; la chispa de tantos descubrimientos sobre la vida en nuestro planeta.

Como estudiante universitaria, hice una expedición al otro lado del Atlántico con un equipo de científicos que usaban un láser de alta potencia para medir algas microscópicas.

En ese viaje descubrimos algo que todos anteriormente habían pasado por alto: células fotosintéticas más pequeñas de lo que nadie pensó posible.

Ahora sabemos que esas pequeñas células son los organismos fotosintéticos más abundantes del planeta.

Este descubrimiento asombroso fue posible porque usamos nueva tecnología para ver la vida en el océano de una nueva manera.

Estoy segura de que los descubrimientos que nos esperan en la zona crepuscular serán igualmente impresionantes.

Sabemos muy poco de la zona crepuscular porque es difícil de estudiar.

Es excesivamente grande, va desde el Ártico hasta el océano Antártico y alrededor del mundo.

Es diferente de un lugar a otro.

Cambia rápidamente conforme se mueven el agua y los animales.

Y es profunda, oscura y fría, y las presiones allí son enormes.

Lo que sí sabemos es fascinante.

Puede que imaginen enormes monstruos que acechan en el mar profundo, pero la mayoría de los animales son muy pequeños, como este pez linterna.

Y este pez de aspecto feroz es un gonostomátido.

Créase o no, son los vertebrados más abundantes del planeta y muchos son tan pequeños que podrían caber una docena en este tubo.

Se pone aún más interesante, porque el tamaño pequeño no les impide ser poderosos en grandes cantidades.

El sonar profundo y penetrante nos muestra que estos forman capas densas.

Pueden ver a qué me refiero por el rojo y el amarillo que muestra este gráfico, cerca de los 400 metros.

Rebota tanto sonido en esta capa, que se ha confundido con el fondo del océano.

Pero si lo analizamos, no puede ser, porque la capa es profunda durante el día, asciende durante noche y el patrón se repite día tras día.

En realidad, es la mayor migración de animales en el planeta.

Ocurre en todo el mundo, todos los días, barriendo los océanos del mundo en una enorme ola viviente.

La población de la zona crepuscular viaja cientos de metros a las aguas superficiales para alimentarse de noche y vuelve a la relativa seguridad de aguas más profundas y oscuras durante el día.

Estos animales y sus movimientos ayudan a conectar la superficie y el océano profundo de maneras importantes.

Los animales se alimentan cerca de la superficie, traen consigo el carbono de sus alimentos a las aguas profundas, donde parte de ese carbono se puede quedar y permanecer aislado de la atmósfera durante cientos o incluso miles de años.

Así, la migración puede ayudar a mantener el dióxido de carbono fuera de la atmósfera y limitar los efectos del calentamiento global en nuestro clima.

Pero aún tenemos muchas preguntas.

No sabemos qué especies están migrando, qué comida están encontrando, quién está tratando de comerlos o la cantidad de carbono que pueden transportar.

Por eso como científica estudio la vida en el océano.

Para mí, la curiosidad sobre estos seres es un poderoso impulso, pero hay una motivación adicional.

Debemos responder estas preguntas y hacerlo rápidamente, porque la zona crepuscular está bajo amenaza.

Naves factoría en mar abierto han estado aspirando cientos de miles de toneladas de krill, pequeños animales como el camarón.

Animales que se muelen en harina de pescado para abastecer la creciente demanda de acuicultura y de nutracéuticos como el aceite de krill.

La industria está a punto de enviar pesquerías como estas a las aguas de profundidad media en lo que podría dar origen a una fiebre del oro en la zona crepuscular por fuera del alcance de las regulaciones nacionales de pesca.

Esto podría tener impactos irreversibles a escala global sobre la vida marina y la cadena alimenticia.

Debemos sortear los impactos de la pesca y trabajar para entender esta parte crítica del océano.

En la Institución Oceanográfica Woods Hole, tengo la fortuna de estar rodeada de colegas que comparten esta pasión.

Juntos, nos disponemos a lanzar una exploración a gran escala de la zona crepuscular.

Tenemos un plan para comenzar de inmediato con expediciones en el Atlántico norte, donde abordaremos los grandes desafíos de observar y estudiar la notable diversidad de la zona crepuscular.

Este tipo de exploración multiescala y multidimensional requiere integrar nuevas tecnologías.

Les mostraré un ejemplo reciente que ha cambiado nuestra forma de pensar.

Dispositivos de rastreo satelital en animales como los tiburones hoy nos muestran que muchos de los depredadores superiores se sumergen regularmente a la zona crepuscular en busca de alimento.

Y al mapear sus patrones de natación y compararlos con datos satelitales, vemos que las zonas donde más se alimentan se vinculan a corrientes oceánicas y otras características.

Solíamos pensar que estos animales encontraban toda su comida en aguas superficiales.

Ahora creemos que dependen de la zona crepuscular.

Pero aún hay que entender cómo encuentran las mejores zonas para alimentarse, qué comen allí y cuánto dependen sus dietas de las especies de la zona crepuscular.

También necesitaremos nuevas tecnologías para explorar los vínculos con el clima.

¿Recuerdan estas partículas? Algunas son producidas por estos animales gelatinosos llamados salpas.

Las salpas son como aspiradoras súper-eficientes, que absorben plancton y producen bolitas de excremento de rápido hundimiento.

¡Traten de decir eso 10 veces más rápido! Bolitas de excremento que llevan carbono a las profundidades del océano.

A veces encontramos salpas en enormes enjambres.

Necesitamos saber dónde, cuándo, por qué y si este sumidero de carbono tiene un gran impacto en el clima del planeta.

Para enfrentar estos desafíos, deberemos superar los límites de la tecnología.

Implementaremos cámaras y muestreadores en robots inteligentes para patrullar las profundidades y rastrear las vidas secretas de animales como las salpas.

Usaremos un sonar avanzado para averiguar cuántos peces y otros animales hay allí abajo.

Secuenciaremos el ADN del entorno en una especie de análisis forense para descubrir qué especies hay y qué están comiendo.

Con tantas cosas aún desconocidas sobre la zona crepuscular, hay una oportunidad casi ilimitada para nuevos descubrimientos.

Solo miren estas criaturas hermosas y fascinantes.

Apenas las conocemos.

E imaginen cuántas más están allí abajo esperando que las detecten nuestras nuevas tecnologías.

Nuestro equipo de oceanógrafos, ingenieros y comunicadores no podría estar más entusiasmado.

También tenemos un profundo sentido de urgencia.

No podemos desandar las décadas de sobrepesca en vastas regiones de un océano que alguna vez parecía inagotable.

¡Qué fantástico sería tomar un camino diferente esta vez! La zona crepuscular es realmente un bien común mundial.

Primero debemos conocerlo y entenderlo antes de poder administrarlo de manera responsable y esperar pescar allí de manera sostenible.

Esto no es solo un viaje para científicos, es para todos nosotros, porque las decisiones que tomemos colectivamente durante la próxima década afectarán el aspecto del océano en los siglos venideros.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/heidi_m_sosik_the_discoveries_awaiting_us_in_the_ocean_s_twilight_zone/

 

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