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Los pájaros y las abejas son solo el principio – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Los pájaros y las abejas son solo el principio» de TEDGlobal 2013 en español.

¿Crees saber un par de cosas sobre sexo? Piensa otra vez. En esta fascinante charla, la bióloga Carin Bondar pone sobre el tapete la sorprendente ciencia que hay detrás del apetito sexual de los animales. (Esta charla describe contenido sexual explícito y agresivo).

  • Autor/a de la charla: Carin Bondar
  • Fecha de grabación: 2013-06-12
  • Fecha de publicación: 2014-03-14
  • Duración de «Los pájaros y las abejas son solo el principio»: 587 segundos

 

Traducción de «Los pájaros y las abejas son solo el principio» en español.

¿Alguien de los presentes ha pensado en sexo hoy?


(Risas)
Sí, tú.

Gracias por levantar la mano.

Bueno, vine a darles una validación biológica a sus ensoñaciones sórdidas.

Estoy aquí para contarles algunas cosas que quizá no sepan sobre el sexo silvestre.

Cuando los seres humanos pensamos en sexo, generalmente nos vienen a la mente las formas masculinas y femeninas, pero durante millones de años ni siquiera existían esas categorías tan específicas.

El sexo era una mera fusión de cuerpos o una cadena de ADN compartida entre dos o más seres vivos.

No fue hasta hace 500 millones de años que empezamos a ver estructuras semejantes a un pene, o algo que entrega ADN, y una vagina, algo que lo recibe.

Ahora, quizá estén pensando en nuestra propia especie, en estas estructuras familiares, pero la diversidad que vemos en las estructuras sexuales del reino animal ha evolucionado en respuesta a la multiplicidad de factores que rodean a la reproducción es bastante alucinante.

La diversidad de penes es especialmente profusa.

Este es un nautilus de papel.

Es un pariente cercano del calamar y del pulpo, y los machos tienen un hectocótilo.

¿Qué es exactamente un hectocótilo?

Un pene desmontable que nada.

Deja el cuerpo del macho, encuentra a la hembra mediante señales de feromonas en el agua, se adhiere al cuerpo de ella y deposita el esperma.

Tanto es así que durante muchas décadas los biólogos creyeron que el hectocótilo era un organismo separado por completo.

El tapir es una mamífero de América del Sur que tiene un pene prensil.

En realidad, tiene un nivel de destreza en su pene similar al que tenemos en nuestras manos.

Y usa esta habilidad para eludir la vagina por completo y depositar el espermatozoide directamente en el útero de la hembra, por no decir que tiene un tamaño bastante bueno.

El pene más grande del reino animal no obstante, no es el del tapir.

El mayor pene en proporción al cuerpo en el reino animal pertenece en realidad al percebe magro de playa y este video muestra en realidad cómos sería el pene humano si fuera del mismo tamaño que el de un percebe.


(Risas)
Mm-mm.


(Risas)
Por eso con toda esta diversidad de estructuras podría pensarse que los penes se adaptan perfectamente a las vaginas en todos lados con el fin de una reproducción exitosa.

Simplemente se inserta la parte A en la ranura B, y todo debería ir bien.

Pero, claro, eso no es así exactamente, y por eso no podemos solo tener en cuenta la forma.

También tenemos que pensar en la función, y cuando se trata de sexo, la función se refiere a las aportaciones realizadas por los gametos, o el esperma y los óvulos.

Y estos aportes son muy desiguales.

Cuesta mucho producir óvulos, por eso tiene sentido que la hembra sea muy exigente a la hora de compartir los óvulos.

El esperma, por otro lado, es abundante y barato, por eso tiene sentido que los machos adopten una estrategia tipo «cuanto más sexo, mejor» cuando se trata de engendrar miembros de futuras generaciones.

Entonces,

¿cómo enfrentan los animales estas necesidades tan incongruentes entre los sexos?

Quiero decir, si una hembra no elige a un macho en particular, o si puede almacenar esperma y sencillamente tiene suficiente, entonces tiene más sentido para ella usar el tiempo haciendo otras cosas de relevancia biológica: evitar depredadores, cuidar a la prole, la recolección e ingesta de alimentos.

Por supuesto, es una mala noticia para cualquier macho que aún tiene que depositar en su banco de esperma, y esto sienta las bases para algunas estrategias muy drásticas para una fertilización exitosa.

Aquí vemos chinches fornicando, que con razón se llama «inseminación traumática».

Los machos tienen un pene con púas, con el cual literalmente «apuñalan» a la hembra, y no clavan la púa cerca de la vagina.

La clavan en cualquier parte del cuerpo, y el esperma simplemente migra por la hemolinfa hasta los ovarios.

Si una hembra recibe muchas de estas heridas, o si una de estas heridas se infecta, la hembra puede morir.

Si alguna vez salieron a dar un paseo agradable por un lago y de casualidad vieron unos patos fornicando, sin dudas se habrán alarmado porque parece una violación en grupo.

Y, francamente, es exactamente eso.

Un grupo de machos agarran a una hembra, la sujetan, y balísticamente eyaculan sus penes en forma de espiral en su vagina con forma de sacacorchos una y otra y otra vez.

De la flacidez a la eyaculación en menos de un segundo.

Sin embargo, la hembra en realidad tiene la última palabra porque en realidad puede acomodar su postura para permitir que el esperma de ciertos pretendientes llegue mejor a sus ovarios.

Me gusta compartir estas historias con el público porque, sí, los seres humanos solemos pensar que el sexo es divertido, es bueno, que hay romance, que hay orgasmo.

Pero el orgasmo no surgió hasta hace unos 65 millones de años, con los mamíferos.

Sin embargo, algunos animales lo desarrollaron un poco antes.

Hay algunas formas más primitivas de complacer a la pareja.

Los machos de tijereta tienen apéndices penianos o muy grandes o realmente pequeños.

Es un rasgo muy simple heredado genéticamente y no existe otra diferencia entre los machos.

Los que tienen apéndices penianos largos no son más grandes ni más fuertes ni tienen otra diferencia en absoluto.

Así que, volviendo a nuestras mentes biológicas, podríamos pensar que las hembras deberían elegir tener sexo con los machos que tengan los apéndices más cortos, porque puede usar su tiempo para otras cosas: evitar depredadores, cuidar a la prole, la recolección e ingesta de alimentos.

Pero los biólogos han observado repetidamente que las hembras eligen tener sexo con los machos que tienen apéndices más largos.

¿Por qué lo hacen?

Bueno, de acuerdo a la literatura de biología: «Durante la cópula, los genitales de algunos machos pueden provocar respuestas más favorables de las hembras mediante una interacción mecánica superior o estimulatoria con el aparato reproductor femenino».

[Lieshout, E.

(2010)] Mm-mm.

Estos son lebistes mexicanos, y lo que ven en su maxilar superior es un brote de filamentos epidérmicos, y esos filamentos conforman básicamente el bigote del pez, si se quiere.

Se ha observado que los machos estimulan la abertura genital de la hembra antes de copular con ella, y en lo que he llamado con cariño la hipótesis Magnum, P.

I., es abrumadoramente más probable que las hembras se encuentren con machos que tienen estos bigotes.

Ahí tienen un poco de porno lebistes.

Hemos visto estrategias muy diferentes que usan los machos a la hora de conseguir una hembra.

Hemos visto una estrategia de coacción, en la que se usan las estructuras sexuales por la fuerza para hacer que la hembra acceda al sexo.

También vimos una estrategia de excitación en la que los machos complacen a sus hembras para que los elijan como pareja sexual.

Por desgracia, en el reino animal la estrategia de coacción es la que vemos una y otra vez.

Es muy común en muchos filos, desde invertebrados a especies de aves, mamíferos y, claro, incluso en primates.

Pero, curiosamente, hay algunas especies de mamíferos en las que las hembras desarrollaron genitales especializados que no permiten que ocurra la coacción sexual.

Las hembras de elefante y de hiena tienen un clítoris peniano o un tejido de clítoris agrandado externo que cuelga, muy parecido a un pene, y, de hecho, es muy difícil determinar el sexo de estos animales con solo mirar su morfología externa.

Así que antes de que un macho pueda insertar su pene en la vagina de una hembra, ella tiene que tomar este clítoris peniano y, básicamente, darle la vuelta, metiéndolo en su propio cuerpo.

Digo, imaginen un pene dentro de otro pene.

Simplemente no sucederá a menos que la hembra comande la acción.

Ahora, aún más interesante es el hecho de que las sociedades de elefantes y hienas son totalmente matriarcales: están a cargo de mujeres, de grupos de mujeres, hermanas, tías y crías, y cuando los machos jóvenes alcanzan la madurez sexual, son expulsados del grupo.

En las sociedades de hienas, los machos adultos están en lo más bajo de la escala social.

Pueden participar en una matanza solo después que todos los demás, incluyendo la descendencia.

Así que parece que cuando se quita el poder del pene al macho, se le quita todo el poder social que tiene.

Entonces,

¿cuál es el mensaje que quiero dejarles hoy?

Bueno, que el sexo es mucho más que insertar la parte A en la ranura B y esperar que la descendencia corra por doquier.

Las estrategias sexuales y las estructuras reproductivas que vemos en el reino animal, básicamente, dictan cómo se reaccionarán entre sí machos y hembras, lo que dicta a su vez la manera en que se forman y evolucionan las poblaciones y las sociedades.

Así que puede que no les sorprenda a ninguno de Uds.

que los animales, inclusive nosotros, pasemos buena parte del tiempo pensando en sexo, pero sí podría sorprenderles el grado en que muchos otros aspectos de sus vidas y de nuestras vidas están influenciados por él.

Gracias, y felices ensoñaciones.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/carin_bondar_the_birds_and_the_bees_are_just_the_beginning/

 

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