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Charla «Madeleine Albright: sobre ser mujer y diplomática» de TEDWomen 2010 en español.
La ex Secretaria de Estado de EE.UU. Madeleine Albright habla sin rodeos sobre política y diplomacia planteando que las cuestiones de género merecen un lugar en el centro de la política exterior. Lejos de ser un tema «menor», dice, los temas de género a menudo son los más duros ya que tratan directamente con la vida y la muerte. Una entrevista franca y divertida con Pat Mitchell, desde el Centro Paley.
- Autor/a de la charla: Madeleine Albright
- Fecha de grabación: 2010-12-08
- Fecha de publicación: 2011-02-18
- Duración de «Madeleine Albright: sobre ser mujer y diplomática»: 779 segundos
Traducción de «Madeleine Albright: sobre ser mujer y diplomática» en español.
Pat Mitchell:
¿Cuál es la historia de este pin?
Madeleine Albright: Es sobre romper el techo de cristal.
PM: Oh.
Diría que fue una buena elección para TEDWomen.
MA: Cuando me levanto a la mañana paso gran parte del tiempo tratando de imaginar qué va a suceder ese día.
Y ninguno de estos pines habría sido posible de no ser por Saddam Hussein.
Le voy a contar lo que sucedió.
Fui a Naciones Unidas como embajadora después de la Guerra del Golfo.
Y llegué con instrucciones.
El alto el fuego se había traducido en una serie de resoluciones de sanción y mis instrucciones consistían en decir constantemente cosas terribles sobre Saddam Hussein que se lo merecía dado que había invadido otro país.
Y de repente aparece un poema en la prensa de Bagdad comparándome con muchas cosas pero entre tantas con una serpiente sin precedentes.
Así empecé a usar un pin de serpiente.
Me lo ponía cuando hablábamos de Irak.
(Risas)
Y cuando fui al encuentro de la prensa se centraron en: «
¿Por qué lleva puesto ese pin de serpiente?
» Les dije: «Porque Saddam Hussein me comparó con una serpiente sin precedentes».
Y entonces pensé que era algo divertido.
Así que salí a comprar muchos pines que, de hecho, reflejaran lo que yo pensaba que fuéramos a hacer ese día.
Así es como empezó todo.
PM:
¿Y cuán grande es la colección?
MA: Bastante grande.
Ahora está de viaje.
En este momento está en Indianápolis pero estuvo en el Smithsonian.
Y va acompañada de un libro que dice: «Lee mis pines».
(Risas)
PM: Es una buena idea.
Recuerdo cuando Ud era la primera mujer Secretaria de Estado; siempre se hablaba mucho de lo que se ponía, sobre su aspecto, algo que le pasa a muchas mujeres sobre todo si son primeras en un puesto.
¿Qué siente respecto de eso en general?
MA: Bueno, realmente es bastante irritante porque nunca nadie describe lo que usa un hombre.
Pero las personas prestaban atención a lo que yo me ponía.
Lo interesante fue que antes de irme a Nueva York como embajadora ante la ONU hablé con Jeane Kirkpatrick, que había sido embajadora antes que yo, y me dijo: «Tienes que deshacerte de esa vestimenta de profesora.
Sal y vístete como una diplomática».
Eso me dio muchas oportunidades para ir de compras.
Pero aún así hubo todo tipo de preguntas de si me puse un sobrero o si mi falda era corta y una de las cosas si recuerdan fue que Condolezza Rice fue con botas a un evento y la criticaron por ese motivo.
A ningún hombre se lo cuestiona.
Pero eso es lo de menos.
PM: Para todos nosotros, hombre y mujeres, se trata de encontrar la forma de definir nuestro papel de manera que marque una diferencia en el mundo y dar forma al futuro.
¿Cómo manejaba ese equilibrio entre ser la diplomática dura, la voz fuerte de este país para el resto del mundo, cómo se sentía consigo misma como madre y abuela?
¿Cómo manejaba eso?
MA: Bueno lo interesante fue que me preguntaron qué sentía de ser la primer mujer Secretaria de Estado, unos minutos después de ser designada.
Y dije: «Bueno, he sido mujer durante 60 años pero Secretaria de Estado sólo unos minutos».
Así que ha ido cambiando.
(Risas)
Pero básicamente me encanta ser mujer.
Y lo que sucedió fue -y creo que va a haber algunas personas en la audiencia que van a sentirse identificadas con esto- que fui a mi primera reunión en la ONU y es ahí donde empezó todo porque esa es una organización muy masculina.
Y yo estaba allí sentada -hay 15 miembros en el Consejo de Seguridad- 14 hombres sentados mirándome y pensé -bueno ya saben cómo es esto- uno quiere captar la sensación del recinto
¿le gusto a la gente?
¿voy a decir algo realmente inteligente?
Y de repente pensé, bueno, espera un minuto.
Estoy sentada detrás de un letrero que dice «Estados Unidos».
Y si no hablo hoy no se va a oir la voz de Estados Unidos.
Fue la primera vez que tuve esa sensación de que tenía que apartarme de mí misma, de mi modo femenino reacio y natural para hablar en nombre de nuestro país.
Y eso volvió a suceder en varias ocasiones pero creo que en muchos aspectos ser mujer fue una gran ventaja.
Creo que somos mucho mejores en las relaciones personales y luego, obviamente, somos capaces de decir las cosas como son de ser necesario.
Pero tengo que decir que mi nieta más pequeña cuando cumplió 7 años el año pasado le dijo a su madre, mi hija, «
¿Cuál es el problema de que la abuela Maddie sea Secretaria de Estado?
Sólo las niñas son Secretarias de Estado».
(Risas)
(Aplausos)
PM: Porque en su vida…
(MA: Eso ha sido así) PM: ¡Qué cambio! A medida que viaja por el mundo, cosa que hace con frecuencia,
¿cómo evalúa esta narrativa global en torno a la historia de mujeres y niñas?
¿Dónde estamos?
MA: Creo que de a poco estamos cambiando pero obviamente hay grandes sectores en los países donde nada ha cambiado.
Y por lo tanto significa que tenemos que recordar que si bien muchas de nosotras hemos tenido grandes oportunidades y, Pat, Ud ha sido una verdadera líder en su campo, existen muchas mujeres que no pueden preocuparse y cuidar de sí mismas y entender que las mujeres tienen que ayudar a otras mujeres.
Entonces lo que sentí -y lo tratamos como un asunto de seguridad nacional- cuando era Secretaria de Estado decidí que los temas de la mujer eran centrales para la política exterior de EE.UU.
no sólo porque soy feminista sino porque creo que las sociedades están mejor si las mujeres tienen poder político y económico, que se transmiten los valores, la situación de salud es mejor, la educación es mejor, y hay una mayor prosperidad económica.
Así que creo que nos corresponde a aquellas que vivimos en varios países donde tenemos voz política y económica ayudar a otras mujeres.
Y de verdad me dediqué a eso tanto en la ONU como en la Secretaría de Estado.
PM:
¿Y hubo reacciones por hacer de eso un tema central de la política exterior?
MA: De algunas personas, sí.
Creo que pensaron que era un tema menor.
La conclusión a la que llegué fue que los problemas de género son las cuestiones más difíciles porque tienen que ver con la vida y la muerte en muchos aspectos y porque, como dije, es algo central para la manera en que pensamos las cosas.
Por ejemplo algunas de las guerras ocurridas cuando yo estaba en ejercicio en muchas de ellas las mujeres fueron las víctimas principales.
Por ejemplo, cuando empecé había guerra en los Balcanes.
Estaban violando a las mujeres en Bosnia.
Luego logramos establecer un tribunal de crímenes para tratar específicamente ese tipo de temas.
Y, por cierto, una de las cosas que hice en ese momento, acababa de llegar a la ONU, cuando llegué había 183 países en la ONU; ahora hay 192.
Era una de las primeras veces que no tenía que preparar el almuerzo yo misma así que le dije a mi asistente: «Invita a las otras mujeres representantes permanentes».
Y pensé que cuando llegara a mi residencia habría un montón de mujeres allí.
Llegué y encontré 6 mujeres, de 183 miembros.
Los países que tenían representantes mujeres eran Canadá, Kazajstán, Filipinas, Trinidad y Tobago, Jamaica, Lichtenstein y EE.UU.
Así que siendo yo estadounidense decidí formar un comité.
(Risas)
Y así lo hicimos y nos autodenominamos el G7.
(Risas)
PM:
¿Por Girl 7?
(MA: Girl 7) [Girl=Chica] MA: Y peticionamos en nombre de las mujeres.
Así conseguimos dos juezas para este tribunal de crímenes de guerra.
Y entonces lo que sucedió fue que declararon a la violación como arma de guerra en contra de la Humanidad.
(Aplausos)
PM: Entonces cuando mira al mundo y ve que en muchos casos, sin duda en el mundo occidental, las mujeres están ganando más espacios de liderazgo e incluso en otros lugares se están derribando algunas barreras, pero todavía hay mucha violencia, todavía hay muchos problemas, y sin embargo escuchamos que hay más mujeres en las mesas de negociación.
Ud estuvo en esas mesas de negociación en las que no había, en las que tal vez estaba Ud una voz, quizá una o dos más.
¿Cree que es posible un cambio significativo, y si es posible por qué, en cosas como la violencia la paz, los conflictos y su resolución sobre una base sostenible?
MA: Bueno, lo que creo es que cuando hay más mujeres cambia el tono de la conversación y también los objetivos de la conversación.
Pero eso no significa que el mundo entero estaría mucho mejor si fuera gobernado por mujeres.
Si piensan eso se están olvidando de la secundaria.
(Risas)
Pero el fondo de la cuestión es que existe una manera, cuando hay más mujeres en la mesa, existe un intento por llegar a algún entendimiento.
Por ejemplo, lo que hice cuando fui a Burundi fue juntar a mujeres tutsis y hutus para que hablen de alguno de los problemas ocurridos en Ruanda.
Y creo en la capacidad de las mujeres para ponerse…
creo que somos mejores para ponernos en el lugar del otro y tener más empatía.
Creo que ayuda en términos de apoyo que haya otras mujeres en la sala.
Cuando era Secretaria de Estado sólo había otras 13 mujeres ministras de relaciones exteriores.
Así que era muy bueno cuando una de ellas aparecía.
Por ejemplo, actualmente es la presidenta de Finlandia pero Tarja Halonen era ministra de exteriores de Finlandia y, en cierto momento, la cabeza de la Unión Europea.
Y fue realmente genial.
Porque una de las cosas que creo que van a entender es que íbamos a una reunión y los hombres de mi delegación cuando yo decía «Bueno, siento que deberíamos hacer algo al respecto» me decían «
¿Qué quieres decir con eso de ‘siento’?
» Y Tarja estaba sentada frente de mí en la mesa.
De repente estábamos hablando del control de armamento y ella dijo: «Bueno siento que deberíamos hacer esto».
Y mis colegas masculinos como que de pronto lo entendieron.
Pero creo que es de gran ayuda contar con una masa crítica de mujeres en varios puestos de política exterior.
Otra cosa que creo que es muy importante: mucha de la política de seguridad nacional no se trata sólo de política exterior sino de presupuestos, presupuesto militar y cómo evoluciona la deuda de los países.
Así que si uno tiene mujeres en varios puestos de política exterior pueden darse apoyo mutuo cuando se toman decisiones presupuestarias en sus propios países.
PM:
¿Cómo lograr este equilibrio que buscamos para ellas en el mundo?
¿Cómo lograr más voces femeninas en la mesa?
¿Cómo lograr que más hombres crean que el equilibrio es mejor?
MA: Bueno, creo que una de las cosas, soy presidenta de la junta directiva de una organización llamada Instituto Nacional Democrático que trabaja para apoyar a las mujeres candidatas.
Creo que tenemos que ayudar en otros países a capacitar mujeres para cargos políticos para ver cómo se puede, de hecho, desarrollar voces políticas.
Creo que también tenemos que apoyar la creación de empresas y asegurarnos que las mujeres se ayuden entre sí.
Ahora tengo un dicho que realmente me llega a lo profundo porque tengo una cierta edad en la que, cuando empecé en mi carrera, créase o no otras mujeres me criticaban: «
¿Por qué no estás en la línea de transporte?
» o «
¿No sufren tus hijos porque no estás allí todo el tiempo?
» Y creo que tenemos por costumbre hacernos sentir culpables mutuamente.
De hecho, creo que «Culpa» es el segundo nombre de toda mujer.
Entonces creo que nos tenemos que ayudar unas a otras.
Y mi lema es que existe un lugar reservado en el infierno para las mujeres que no se ayudan mutuamente.
(Aplausos)
PM: Bueno, Secretaria Albright, supongo que Ud.
va a ir al cielo.
Gracias por acompañarnos hoy.
MA: Gracias a todos.
Gracias Pat.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/madeleine_albright_on_being_a_woman_and_a_diplomat/