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Charla «Maurizio Seracini: Las vidas secretas de las pinturas» de TEDGlobal 2012 en español.
La historia del arte está lejos de ser inamovible. El ingeniero Maurizio Seracini pasó 30 años en busca del fresco perdido de Leonardo da Vinci «La batalla de Anghiari», y en el proceso descubrió que las pinturas esconden muchas capas de historia. ¿Deberían ser esas también parte de la experiencia visual?
- Autor/a de la charla: Maurizio Seracini
- Fecha de grabación: 2012-06-29
- Fecha de publicación: 2012-10-12
- Duración de «Maurizio Seracini: Las vidas secretas de las pinturas»: 754 segundos
Traducción de «Maurizio Seracini: Las vidas secretas de las pinturas» en español.
En 1975, conocí al profesor Carlo Pedretti en Florencia, entonces era mi profesor de historia del arte y hoy es un especialista en Leonardo da Vinci de renombre mundial.
Él me pidió si podía encontrar la vía tecnológica para desvelar un misterio de cinco siglos de antigüedad referente a una obra maestra perdida de Leonardo da Vinci, la «Batalla de Anghiari», que se supone se encuentra en la Sala del Cinquecento en el Palazzo Vecchio, en Florencia.
A mediados de los años 70 no había muchas oportunidades para un bioingeniero como yo, particularmente en Italia, así que decidí, con algunos investigadores de EE.UU.
y de la Universidad de Florencia, empezar a sondear los murales decorados por Vasari en los largos muros de la Sala del Cinquecento en busca del Leonardo perdido.
Por desgracia, en ese momento no sabíamos que ese no era exactamente el lugar donde debíamos buscar, debíamos profundizar más, y por eso se detuvo la investigación y se retomó recién en el 2000, gracias al interés y al entusiasmo de la familia Guinness.
Esta vez hicimos hincapié en el aspecto que tenía la Sala del Cinquecento antes de la remodelación, y la denominada Sala Grande, construida en 1494, y en descubrir las puertas y ventanas originales, y para hacerlo primero creamos un modelo 3D y luego mediante termografía continuamos descubriendo ventanas ocultas.
Estas son las ventanas originales de la Sala Grande.
También descubrimos la altura del techo, y nos las ingeniamos para reconstruir luego todo el diseño de esta sala original tal y como era antes de que viniera Vasari y lo reestructurara todo, inclusive una escalera que era muy importante para, precisamente, colocar «La batalla de Anghiari» en una zona específica de una de las herramientas.
También aprendimos que a Vasari se le encomendó remodelar la Sala del Cinquecento entre 1560 y 1574; fue a pedido del Gran Duque Cósimo I de la familia Medici.
Hubo al menos dos casos en los que se salvaron obras maestras, específicamente colocando un muro de ladrillo frente a ella y dejando un pequeño hueco de aire.
Aquí vemos una, Masaccio, la iglesia de Santa Maria Novella en Florencia, así que dijimos, quizá Visari hizo lo mismo en el caso de esta gran obra de arte de Leonardo, dado que era un gran admirador de Leonardo da Vinci.
Fue así que construimos unas antenas de radio muy sofisticadas para sondear ambos muros en busca de huecos de aire.
Y encontramos muchos en el panel derecho del muro del este, un hueco de aire y es allí donde creemos que debería estar «La batalla de Anghiari», o al menos la parte que conocemos, denominada «La lucha por la norma».
A partir de allí, por desgracia, en 2004 el proyecto se detuvo por varias razones políticas.
Así que decidí regresar a mi alma mater, y en la Universidad de California, en San Diego, propuse abrir un centro de investigación de ciencias de la ingeniería y patrimonio cultural.
Y en 2007, creamos CISA3 como centro de investigación del patrimonio cultural, específicamente del arte, la arquitectura y la arqueología.
Empezaron a llegar los estudiantes y empezamos a crear tecnologías, porque era lo que necesitábamos básicamente para avanzar y volver a hacer trabajos de campo.
Volvimos a la Sala del Cinquecento en 2011, esta vez con un gran grupo de estudiantes, y mi colega el profesor Falko Kuester que ahora es director del CISA3 y regresamos justo a donde sabíamos que había que buscar para ver si aún había quedado algo.
Fuimos confinados, más bien debería decir limitados, por varias razones que no vale la pena explicar, sólo a hacer endoscopias, de las muchas otras opciones que teníamos, y con una cámara de 4 mm adosada al dispositivo pudimos documentar y extraer con éxito algunos fragmentos de lo que resulta ser un color rojizo, un color negro y algunos fragmentos de beige que más adelante sometimos a exámenes mucho más sofisticados: fluorescencia y difracción de rayos X, con resultados muy positivos hasta ahora.
Esto parece indicar que efectivamente hemos encontrado algunos pigmentos, y puesto que sabemos a ciencia cierta que ningún otro artista ha pintado en ese muro antes de que llegara Vasari, unos 60 años más tarde, esos pigmentos, están por ende muy vinculados a la pintura mural y muy probablemente a Leonardo.
Estamos en busca de la obra de arte más importante jamás alcanzada en la historia de la humanidad.
De hecho, este es, con mucho, el encargo más importante encomendado a Leonardo, y gracias a esta gran obra maestra se le consideró el artista más influyente de la época.
En los últimos 37 años he tenido el privilegio de trabajar en varias obras maestras, como pueden ver tras de mí, pero básicamente,
¿haciendo qué?
Evaluando, por ejemplo, el estado de conservación.
Vean aquí el rostro de la Virgen de la Silla al exponerla a la luz ultravioleta de pronto se ve otra dama diferente, diría más bien, una señora de edad.
Tiene aún mucho barniz, varios retoques.
Un poco más de limpieza y queda muy visible.
Pero además, la tecnología ha ayudado a escribir nuevas páginas de nuestra historia, o al menos a actualizar páginas de nuestras historias.
Por ejemplo, «Dama con unicornio», otra pintura de Rafael, Uds.
ven el unicornio.
Se ha dicho y escrito mucho del unicornio, pero si realizamos una radiografía del unicornio, es un cachorrito.
(Risas)
No hay problema, pero por desgracia, al continuar con el examen científico de esta pintura resultó que Rafael no pintó el unicornio, no pintó el cachorro, en realidad dejó la pintura sin terminar, así que todo lo escrito sobre el símbolo exótico del unicornio —
(Risas)
— por desgracia no es muy confiable.
(Risas)
Además, la autenticidad.
Piensen por un momento si la ciencia realmente pudiera moverse en el campo de la autenticidad de las obras de arte.
Sería una revolución cultural, como mínimo, pero también diría una revolución de mercado, permítanme añadir.
Veamos un ejemplo: Otto Marseus, linda pintura, «Naturaleza Muerta» en la Galería Pitti, con sólo una cámara infrarroja, por suerte para los historiadores del arte, se confirmó que hay una firma de Otto Marseus.
Y dice incluso cuándo fue hecha y también el lugar.
Ese resultado fue bueno.
A veces no es tan bueno, así que, de nuevo, la autenticidad y la ciencia pueden ir juntas y cambiar el modo, sin hacer atribuciones, pero al menos sentar las bases para una atribución más objetiva, o mejor dicho, menos subjetiva, que la de hoy en día.
Pero diría que el descubrimiento que realmente cautivó mi imaginación y admiración es el dibujo increíblemente vívido que está bajo esta capa marrón de la «Adoración de los Magos».
Aquí la ven un escáner XYZ montado a mano con una cámara infrarroja, para inspeccionar esta capa marrón de la obra maestra y revelar lo que podría haber debajo.
Esta resultó ser la pintura más importante que tenemos en Italia de Leonardo da Vinci y miren estas hermosas imágenes de rostros que nadie ha visto en cinco siglos.
Miren estos retratos.
Son magníficos.
Se ve a Leonardo en acción.
Se ve la genialidad de su creación, directamente en la capa base del panel, y ver esta genialidad y encontrar —-diría más bien—- un elefante.
(Risas)
Gracias a este elefante, aparecieron más de 70 imágenes nuevas, nunca vistas en siglos.
Fue una revelación.
Llegamos a entender y demostrar que el revestimiento marrón que vemos hoy no pertenece a Leonardo da Vinci, que nos dejó sólo los otros dibujos, que durante cinco siglos no pudimos ver y hoy lo vemos gracias a la tecnología.
Bien, la tableta.
Bueno, pensamos, tenemos el placer, el privilegio de ver todo esto, de hallar estos descubrimientos,
¿y si lo compartimos con los demás?
Por eso pensamos en una aplicación de realidad aumentada en una tableta.
Les mostraré un simulacro de lo que podríamos hacer, cualquiera de nosotros, en un museo.
Supongamos que vamos a un museo con una tableta,
¿sí?
Y apuntamos con la cámara de la tableta a la pintura que nos interesa ver, por ejemplo ésta.
¿Sí?
Haré clic, apretaré pausa, y ahora vuelvo a Uds.
y en el momento en que la imagen o —-debería decir la cámara-—- capturó la pintura, se cargaron las imágenes que vieron allí arriba en el dibujo.
Así que vean.
Podemos, como decíamos, ampliarla.
Y luego desplazarnos.
¿Sí?
Vayamos a descubrir el elefante.
Todo lo que necesitamos es un dedo.
Limpiamos y vemos el elefante.
(Aplausos)
(Aplausos)
¿Sí?
Y si queremos podemos seguir desplazándonos para encontrar, por ejemplo en la escalera, que toda la iconografía va a cambiar.
Hay una gran cantidad de laicos reconstruyendo, de las ruinas de un viejo templo, un nuevo templo y aparecen un montón de figuras.
¿Las ven?
Esto no es sólo una curiosidad, sino que cambia no sólo la iconografía tal como la ven, sino la iconología, el significado de la pintura, y creemos que esta es una manera genial, muy fácil, de que todo el mundo tenga acceso a, se vuelva más protagonista del propio descubrimiento y no un mero espectador pasivo, como lo somos al recorrer las salas interminables de los museos.
(Aplausos)
Otro concepto es la historia clínica digital, que suena muy obvia si hablamos de pacientes reales pero si se trata de obras de arte, desafortunadamente, nunca lo hemos considerado.
Bueno nuevamente creemos que esto debería ser el comienzo, el primer paso hacia la conservación real que nos permita realmente explorar y entender todo lo relacionado al estado de nuestra conservación, la técnica, los materiales y también si, cuándo y por qué deberíamos restaurar o, mejor dicho, intervenir el entorno que circunda a la pintura.
Nuestra visión es redescubrir el espíritu del Renacimiento; crear una nueva disciplina en la que la ingeniería del patrimonio cultural sea en realidad un símbolo de la amalgama entre arte y ciencia.
Definitivamente necesitamos una nueva generación de ingenieros dispuestos a hacer este tipo de trabajo y redescubrir estos valores, estos valores culturales que tanto necesitamos, en especial hoy.
Si queremos resumirlo en una palabra, esto es lo que tratamos de hacer: tratamos de darle un futuro a nuestro pasado para tener un futuro.
En tanto vivamos una vida de curiosidad y pasión, habrá un poco de Leonardo en cada uno de nosotros.
Gracias.
(Aplausos)
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/maurizio_seracini_the_secret_lives_of_paintings/