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Charla «Me encanta ser policía, pero es necesaria una reforma» de TEDxMidAtlantic en español.
«Hemos invertido tanto en los departamentos de policía para actuar como protectores, que nos hemos olvidado de lo que significa servir a la gente», dice el Tte. Coronel Melvin Russell, policía de Baltimore. Lo que ha conducido a las fuerzas policiales a la frialdad, la indiferencia y la deshumanización. Después de estar a cargo, como inspector de policía, de los distritos más violentos de Baltimore, Russell instituyó una serie de reformas para recuperar la confianza de la comunidad y reducir el nivel de violencia. «El cumplimiento de la ley está en crisis», dice. «Pero no es demasiado tarde para, entre todos, levantar la ciudad y el país y convertirlos en algo grande nuevo».
- Autor/a de la charla: Melvin Russell
- Fecha de grabación: 2015-09-25
- Fecha de publicación: 2016-01-12
- Duración de «Me encanta ser policía, pero es necesaria una reforma»: 787 segundos
Traducción de «Me encanta ser policía, pero es necesaria una reforma» en español.
He sido oficial de policía durante mucho tiempo.
Y me ven con estas notas en la mano porque también soy un predicador negro.
(Risas)
Y si saben algo de predicadores negros es que al terminar, seguiremos aquí todavía otros 20 minutos más,
¿sí?
(Risas)
Por lo tanto, necesito seguir sin parar.
He sido oficial de policía durante mucho tiempo, incluso mucho antes de los tiempos de la tecnología.
Me refiero a los «pagers».
(Risas)
Ríanse, si quieren, pero es la verdad.
Antes de la «guerra contra el prójimo», es decir, la guerra contra las drogas.
Antes de todo eso.
Mucho, mucho antes, y he pasado muchos altibajos, tiempos mejores y peores, pero aún así, me encanta ser policía.
Me encanta ser policía, porque ha sido mi gran vocación y nunca un trabajo.
Sin embargo, opino que el cumplimiento de la ley está en crisis.
Es una crisis invisible, que ha existido desde hace mucho años.
A pesar de que en el cumplimiento de la ley decimos: «No podemos arrestarle, aunque sea extraño».
Se dicen cosas como: «Sí, es ilegal del otro lado».
¿Saben qué?
En el cumplimiento de la ley, incluso estamos de acuerdo en adoptar esta forma de pensar y en centrarnos más en vigilar la comunidad.
Y sin embargo, todo el tiempo, seguimos del mismo modo.
Del mismo modo que contradice todo lo que acabamos de admitir.
Y esa fue la razón por la que hace muchos años…
Porque estaba cansado del racismo y la discriminación, cansado de los «ismos» y los «quismos».
¡Estaba muy cansado! Estaba cansado de ese círculo vicioso y estaba cansado de la preciosa comisaria en el departamento que hasta hoy todavía me gusta tanto.
Por eso mi mujer y yo, lo pensamos, y decidimos elegir una fecha para jubilarnos.
Nos jubilaríamos para ver atardeceres y quizá convertirme en predicador a tiempo completo, amar a mi esposa mucho tiempo.
Ya saben de lo que hablo.
(Risas)
Decidimos que me retiraría pero entonces apareció un poder superior a mí.
El amor por mi ciudad, a la que amo, en donde crecí y en donde me eduqué.
Una ciudad que me empujó a devolverle el corazón al sistema.
Así que no hicimos nada.
No nos jubilamos.
En los 18 o 19 meses siguientes me apasioné con implementar un sistema de policía radical.
Y ahora, unos 19 meses después, he pasado de ser un sargento de drogas, preparado para jubilarme, he pasado de una fase a otra, hasta que me vi como inspector de distrito.
Inspector del peor distrito de Baltimore.
Conocido como El Distrito del Este.
El distrito más violento.
El distrito más empobrecido.
Con un 46 % de desempleo, según las listas oficiales nacionales por aquel entonces.
Incluido también en la listas oficiales de SIDA y tuberculosis.
Siempre estuvimos entre los 10 primeros de las listas entre los distritos postales del país, solo distritos postales.
El número 10, y no hablo de estado, ni país, solo ese pequeño vecindario.
Y me dije, «tenemos que hacer algo diferente».
Algo completamente diferente, pensar en algo radical, pensar fuera de lo convencional.
Y para lograr el cambio que queríamos desesperadamente, que sentía dentro de mi corazón, tuve que empezar a escuchar mi espíritu interior, mi hombre interior, que iba en contra de todo, que había sido entrenado para hacerlo.
Pero lo hicimos.
Lo hicimos porque escuchamos al espíritu, porque me di cuenta de que si quería ver de verdad una reforma policial en las comunidades donde tenía autoridad para mantener la seguridad pública teníamos que cambiar la forma ruin de pensar.
Teníamos que hacerlo.
Y por eso, empezamos a pensar de manera holística, y no paramilitar.
Es decir, a pensar de manera diferente.
Y empezamos a darnos cuenta de que nunca pudo ser, ni debería haber sido: «nosotros contra ellos».
Por lo tanto, decidí ponerme en ese punto de encuentro donde nos juntamos todas las razas, las clases, los colores, donde conocimos comerciantes, personas de fe, de clase media y de los extremos, y donde conocería las personas que forman la comunidad sobre la que tengo autoridad.
Así que les conocí y les empecé a escuchar.
La policía tiene un problema.
Además de todo eso, queremos aportar algo a la comunidad y venimos con todas esas estrategias y despliegues, pero nunca hablamos de la comunidad.
Sencillamente se los mostré y les dije: «Tomen esto».
Pero tenemos que olvidarnos de esta manera ruin de pensar para hablar con la comunidad.
Dijimos: «Esto es una mesa vecinal.
Retire una silla, nos gustaría escucharle.
¿Qué es lo que puede funcionar en este vecindario?
Y entonces, empezaron a suceder grandes cosas.
Esto es lo que hay: Tuve que aprender la manera de que 130 policías bajo mi tutela pasaran de ser invasores a colaborar con la comunidad.
Y tuve que descubrir cómo hacerlo.
Porque, y este es el sinsentido, el cumplimiento de la ley, se ha convertido en algo increíble.
Nos hemos convertido en grandes protectores.
Sabemos cómo proteger.
Pero hemos ejercitado demasiado ese brazo.
Si fuera un policía normal y representara un departamento de policía, verían este hermoso e increíble brazo de 23 cm.
(Risas)
Es bonito,
¿verdad?
Nada de grasa.
Parece bueno.
¡Lo es de verdad!
(Risas)
Este brazo es una gran protección.
Eso es lo que somos, pero lo hemos usado tantas veces que nos ha llevado al abuso.
Nos ha llevado a la frialdad, la indiferencia y la deshumanización.
Y nos hemos olvidado de que el mantra de la nación es proteger y servir.
Y todos saben lo que es servir y proteger.
(Risas)
Pero si ahora miramos el otro brazo, y lo comparamos, aquí está.
(Risas)
Es muy débil, parece enfermo, se está debilitando y muriendo, porque solo hemos invertido en el brazo protector, pero nos hemos olvidado de tratar a los vecinos como a nuestros clientes, como si fueran nuestros hijos e hijas, hermanos y hermanas, madres y padres.
Y de algún modo, durante el camino hemos perdido el equilibrio.
Y porque estamos orgullosos de nuestra profesión, nos es muy difícil mirarnos al espejo y ver nuestros errores, y mucho más cambiarlos.
Y por tanto, como tengo prisa con esto, tengo que decir: No se trata solo de cumplir con la ley.
Porque cada uno de nosotros forma parte de la comunidad, Cada uno forma parte de la misma.
Y como comunidades que somos, ponemos demasiada responsabilidad en el cumplimiento de la ley.
Demasiada.
(Aplausos)
Y después tenemos la audacia y la cara de enojarnos cuando actuamos para que se cumpla la ley.
No hay manera en el mundo, como comunidad que somos, de llamar a la policía porque los chicos están jugando a la pelota en la calle.
De ninguna manera deberíamos llamar a la policía, porque los vecinos tienen la música demasiado alta, porque su perro viene a mi patio, y lo hizo una vez y luego otra, para nada tendríamos que llamar a la policía.
Pero hemos renunciado en gran parte a nuestra responsabilidad, tanto…
Escuchen, cuando era pequeño, volviendo a Baltimore, jugábamos en la calle, no muy segura, pero jamás vi llegar a la policía para regañarnos.
Eran las personas mayores, las figuras paternas de la comunidad.
Eran los guardianes, la conciencia del pueblo.
Venían y decían: «Deja de hacer eso» o «Haz esto», o «Para con eso».
Teníamos mentores en todo el vecindario.
Que nos cuidaban a todos.
A todos.
Y cuando digo comunidad, estoy hablando de todo lo que forma una comunidad, incluso, escuchen soy predicador, y también soy muy duro con la iglesia.
Porque creo que la iglesia también se ha transformado en un PEA, Perdido En Acción.
Creo que han pasado en los últimos 10 o 20 años de ser iglesias de la comunidad cuando uno salía de casa y en cualquier esquina estaba en la iglesia, han pasado a convertirse en iglesias de paso.
Ahora, tenemos iglesias desconectadas por definición de la comunidad original de la que surgieron.
Y no les importa esa comunidad.
Podría seguir y seguir, pero necesito unir las dos.
Comunidad y Policía: hemos perdido un regalo precioso, que se llama relación de igualdad.
Nos hemos perdido los unos a los otros.
No es la culpa de nadie.
Es la culpa de todos.
Es la responsabilidad de todos.
Pero les digo, que no es demasiado tarde para construir entre todos las ciudades y hacer una gran nación otra vez.
Nunca es tarde.
Nunca es demasiado tarde.
Después de tres años, de mis cuatro años y medio como inspector del distrito tres años allí, después de colocar pastores en los coches de policía — porque
¿saben un pequeño secreto?
¿sabían que es muy difícil ser un oficial de policía horrible ruin mientras conduces con un sacerdote a tu lado?
—
(Risas)
(Aplausos)
Sería mejor entrar al auto, mirar a la derecha y decir: «Padre, perdóneme, he pecado todo el día».
Es imposible hacerlo.
Así que trajimos algunas iniciativas increíbles, compromisos entre la comunidad y la policía para restablecer la confianza.
Empezamos a tratar con los jóvenes, y con los que considerábamos que estaban del lado equivocado.
Sabíamos que teníamos problemas económicos, así que empezamos a crear puestos de trabajo.
Sabíamos que había problemas de salud en la comunidad y que mucha gente no tenía acceso a asistencia médica adecuada, así que llegamos a acuerdos.
Llegamos ese punto de encuentro para colaborar con cualquiera que quisiese ser nuestro socio, y hablar de lo que necesitábamos de una manera holística.
Nunca pensando en el crimen.
Porque al final del día, lo que importa es ocuparse de las necesidades de la gente.
Fuimos a la raíz del problema.
El crimen tendría que cuidarse a sí mismo.
Tendría que hacerlo.
(Aplausos)
Y así, después de un período de tres o cuatro años y medio, miramos atrás, analizamos, y descubrimos el nivel más bajo de criminalidad en 40 años.
El número de crímenes, el número de homicidios habían caído en conjunto, al nivel del de los años 70.
E incluso después de esta fecha, el problema es que solo se recopilaban datos desde los años 70.
40 años con el nivel de criminalidad más bajo.
Tenía a otros inspectores que me llamaban: «Eh,
¿qué estás haciendo?
¿Qué haces?
¡Danos algo también!
(Risas)
Así que les di algo.
Y, en un breve período de tiempo, la ciudad volvió al nivel de criminalidad de los años 30.
Por primera vez en 30 años, la ciudad de Baltimore se mantuvo por debajo de los 200 homicidios, 197 para ser exactos.
Y lo celebramos.
Porque habíamos aprendido a ser servidores primero, a servir primero.
Pero tengo que decirles algo, en los últimos años, por mucho que hemos aprendido a ser oficiales de policía buenos y proactivos, y buenos oficiales de policías que se relacionan, en vez de reaccionar, estos años me han defraudado.
Me han roto el corazón.
La herida aún duele.
Todavía me duele el corazón, porque creo que nunca debería haber sucedido.
Creo que nunca debería haber pasado.
Si hubiésemos querido seguir de la misma manera, al servicio de la comunidad, tratando a la gente como seres humanos y con respeto, queriéndoles, en primer lugar.
Si hubiésemos continuado así, nunca habría sucedido.
Pero de algún modo, volvimos a las andadas.
Pero estoy encantado otra vez.
Lo estoy, porque actualmente hay una Comisión de Policía que no solo habla de la policía al servicio de la comunidad, sino que lo entiende cabalmente.
Y lo más importante, lo secunda.
Estoy encantado ahora mismo.
Escuchen, me encanta la ciudad de Baltimore actualmente, porque creo que nosotros, que otras ciudades, renaceremos de las cenizas.
Lo creo, de verdad que lo creo,
(Aplausos)
que volveremos a ser un gran lugar.
Me lo creo.
mientras sigamos abrazados repitiendo: «Estamos todos juntos», porque no es solo un punto de encuentro, una vez juntos, queremos seguir por el mismo camino, con los mismo objetivos, para que vuelva a ser una gran ciudad.
Y también lo será esta nación.
Porque tenemos el mismo objetivo: todos queremos la paz.
Todos queremos respeto mutuo.
Todos queremos amor.
Y creo que estamos volviendo al camino, por eso estoy tan entusiasmado.
Quiero agradecerles por darme unos minutos de su tiempo.
¡Dios les bendiga!
(Aplausos)
¡Dios les bendiga!
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/melvin_russell_i_love_being_a_police_officer_but_we_need_reform/