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Mi deseo: Dar comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios – Charla TED2014

Charla «Mi deseo: Dar comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios» de TED2014 en español.

Las sociedades anónimas protegen a los corruptos —desde los famosos criminales jefes de los carteles de la droga a los nefandos traficantes de armas— tras un velo de misterio que hace casi imposible encontrarlos y castigarlos. Pero la activista anticorrupción Charmian Gooch quiere cambiar todo esto. En TED2014, nos cuenta su valiente deseo TED Prize: saber quiénes son los dueños de estas sociedades y quiénes las controlan, cambiar las leyes, y dar comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios.

  • Autor/a de la charla: Charmian Gooch
  • Fecha de grabación: 2014-03-18
  • Fecha de publicación: 2014-03-20
  • Duración de «Mi deseo: Dar comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios»: 971 segundos

 

Traducción de «Mi deseo: Dar comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios» en español.

Vine hoy aquí a hablarles de un problema.

Es un problema muy simple, pero devastador, un problema presente en todo el mundo y que nos afecta a todos.

El problema son las sociedades anónimas.

Suena a algo frío y muy técnico,

¿no?

Pero las sociedades anónimas hacen que sea difícil, y a veces imposible, descubrir a los reales seres humanos responsables, a veces, de crímenes verdaderamente atroces.

Pero

¿por qué vine a hablar con todos Uds.?

Bueno, supongo que porque soy una alborotadora incurable y cuando mis padres nos enseñaron y a mi hermano mellizo y a mí a cuestionar la autoridad, creo que no pensaron en las consecuencias.


(Risas)
Y seguro se arrepintieron cuando era una adolescente insolente, cuando, como era de esperar, cuestionaba constantemente su autoridad.

Creo que muchos de mis profesores tampoco lo valoraban mucho.

Desde que tengo 5 años siempre hago la pregunta: «Pero

¿por qué?

» Pero

¿por qué la Tierra da vueltas alrededor del sol?

Pero

¿por qué la sangre es roja?

Pero

¿por qué tengo que ir a la escuela?

Pero

¿por qué tengo que respetar a los profesores y a la autoridad?

Lejos estaba de imaginarme que esa pregunta se transformaría en el pilar de todo lo que haría.

Fue así que cuando teníamos entre 20 y 30, hace mucho tiempo, una tarde lluviosa de domingo en North London, estábamos con Simon Taylor y Patrick Alley ocupados poniéndole sobres a unas cartas en la oficina del grupo de campaña donde trabajábamos por aquel entonces.

Y como de costumbre, hablábamos de los problemas del mundo.

Concretamente, estábamos hablando de la guerra civil en Camboya.

Ya habíamos hablado del tema muchísimas veces.

Pero de golpe dejamos de hablar, nos miramos y dijimos: Y

¿por qué no tratamos de cambiarlo?

A más de 20 años de aquella pregunta loca, y muchas campañas después, incluida la de alertar al mundo sobre los diamantes ensangrentados que financian guerras, 20 años después de esa pregunta loca, Global Witness es un grupo de 80 personas: activistas, investigadores, periodistas y abogados.

Y a todos nos guía la misma convicción: que el cambio sí es posible.

Pero

¿qué hacemos exactamente en Global Witness?

Investigamos, informamos, para dejar al descubierto a las personas realmente responsables de financiar los conflictos, de robar millones a ciudadanos de todo el mundo (algo conocido como saqueo de estados) y destruir el medio ambiente.

Y también luchamos muy fuerte para cambiar el sistema en sí.

Y lo hacemos porque muchísimos países ricos en recursos naturales como petróleo, diamantes o madera, son el hogar de las personas más pobres y más despojadas del planeta.

Y gran parte de estas injusticias son posibles gracias a prácticas comerciales aceptadas en la actualidad.

Y una de ellas es las sociedades anónimas.

Nos hemos cruzado con sociedades anónimas en muchísimas de nuestras investigaciones, como en República Democrática del Congo, donde revelamos que acuerdos secretos con sociedades anónimas le quitaron más de USD 1000 millones a los ciudadanos de uno de los países más pobres del mundo.

Eso es el doble del presupuesto de educación y salud, sumados, del país.

O en Liberia, donde una rapaz compañía maderera internacional usaba sociedades ficticias en su intento de quedarse con buena parte de los bosques únicos de Liberia.

O la corrupción política en Sarawak, Malasia, que produjo la destrucción de gran parte de su selva.

Ahí también se usan las sociedades anónimas.

Filmamos en secreto a algunos familiares del ex primer ministro y a un abogado contándole a nuestro investigador secreto cómo exactamente se hacían estos tratos turbios usando estas sociedades.

Y lo terrible es que hay muchísimos casos más de todos los sectores de la sociedad.

Es realmente un escándalo de dimensiones colosales, oculto a plena vista.

Puede ser el despiadado cartel mejicano de las drogas, los Zetas, que usan sociedades anónimas para blanquear sus ganancias, mientras la violencia derivada de la droga destruye sociedades en toda América.

O como la sociedad anónima que compró todas las deudas tributarias de los estadounidenses, les sumaron los gastos legales y les dieron a los propietarios de las casas una opción: Pague o pierda la casa.

Imaginen lo que es que te amenacen con perder tu casa, a veces por una deuda de solo unos pocos cientos de dólares, y no poder averiguar con quién te enfrentas en realidad.

Las sociedades anónimas también son ideales para evadir sanciones.

Como cuando el gobierno iraní encontró que mediante sociedades ficticias, poseía un edificio en pleno corazón de Manhattan, en la Quinta Avenida, a pesar las sanciones de EE.

UU.

Y Juicy Couture, creadora de los buzos de velvetón, y otras empresas fueron, sin saberlo, inquilinos involuntarios allí.

Hay muchísimos ejemplos: el escándalo de la carne de caballo en Europa; la mafia italiana ha usado estas sociedades durante décadas.

El fraude por USD 100 millones de Medicare en EE.

UU.; el suministro de armas en guerras en todo el mundo, incluidas las de Europa del Este a comienzos de los 90.

Las sociedades anónimas también han salido a la luz en la reciente revolución en Ucrania.

Pero por cada caso que nosotros y otra gente expone, hay muchísimos más que el sistema actual hace que permanezcan ocultos.

Y la pura verdad es que algunos de los responsables de crímenes atroces, de robarles a Uds., a mí y a millones de personas, permanecen en el anonimato, y eluden responsabilidades, y lo hacen con enorme facilidad y por medio de estructuras legales.

En realidad, eso es injusto.

Bueno, quizá se pregunten:

¿Qué es exactamente una sociedad anónima?

¿Puedo abrir una y usarla sin que nadie sepa quién soy?

La respuesta es sí, lo pueden hacer.

Pero si son como yo, querrán verlo con sus propios ojos.

Así que permítanme mostrarles.

Primero tendrán que decidir dónde la quieren abrir.

Seguro que están pensando en una de esas hermosas islas tropicales que son paraísos fiscales, pero este es el punto: increíblemente, mi ciudad natal, Londres, y, de hecho, todo el Reino Unido, es uno de los mejores lugares del mundo para abrir una sociedad anónima.

Y el otro, todavía mejor, me temo que es EE.

UU.

En algunos estados de EE.

UU., necesitas menos documentos de identificación para abrir una sociedad que para sacar el carnet de la biblioteca, como en Delaware, que es uno de los lugares del mundo en que es más fácil abrir una sociedad anónima.

Bien.

Supongamos que es en EE.UU., y digamos que es en Daleware.

Lo único que tienen que hacer es entrar a Internet y conseguir un proveedor de servicios a sociedades.

Estas son las empresas que pueden abrir una en lugar suyo y recuerden que es una práctica comercial rutinaria y legal.

Esta es una, pero hay muchísimas más para elegir.

Una vez que decidieron, eligen la clase de sociedad que quieren y completan la información de contacto, el nombre y la dirección.

Pero no se preocupen: no hace falta usar su nombre.

Puede ser el nombre de su abogado o de su proveedor de servicios, y, de todos modos, no es de dominio público.

Después hay que poner el dueño de la empresa.

Esta parte es fundamental y, de nuevo, no tienen que ser Uds., pueden ser creativos, porque hay un montón de prestanombres entre los que elegir.

El prestanombres es una persona a la que es legal pagarle para que sea la dueña de su sociedad.

Y si no quieren involucrar a otra persona, ni siquiera hace falta que sea un ser humano real.

Puede ser otra sociedad.

Y, finalmente, le ponen un nombre a su empresa, completan unos detallitos más y realizan el pago.

Luego, el proveedor de servicios se toma algunas horas para tramitarlo.

Y ya está: en 10 minutos de compras en línea pueden crear Uds.

mismos una sociedad anónima.

Y no es solo fácil, muy fácil y barato.

También es absolutamente legal.

Pero la gracia no termina ahí: quizá quieran ser todavía más anónimos.

Bueno, no hay ningún problema.

Lo único que hay que hacer es seguir agregando capas: sociedades dueñas de sociedades.

Pueden poner cientos de capas de cientos de sociedades regadas en muchísimos países, como una enorme telaraña.

Cada capa aumenta el anonimato.

Cada capa hace que sea más difícil para la justicia y para todos descubrir quién es el propietario real.

Pero

¿a qué intereses responde todo esto?

Puede ser en beneficio de la empresa o de un particular, pero

¿y nosotros, la gente común?

Todavía ni siquiera se ha hablado a nivel mundial sobre si está bien hacer un mal uso de estas empresas.

¿Y en qué nos afecta?

Bueno, hay un ejemplo que realmente me atormenta, del que me enteré hace poco.

Es ese caso del incendio espantoso en una discoteca de Buenos Aires, hace como 10 años.

Era la noche antes de Año Nuevo.

Metieron a 3000 jóvenes que habían salido a divertirse, muchos de ellos adolescentes, en un lugar que era para 1000.

Y ocurrió la tragedia: se desató un incendio.

La decoración de plástico caía derretida desde el techo y el lugar se llenó de humo tóxico.

Entonces la gente trató de escapar, pero encontraron las salidas de emergencia cerradas con cadenas.

Murieron más de 200 personas.

Setecientos resultaron heridos mientras trataban de salir.

Y mientras los familiares de las víctimas, la ciudad y el país sufrían este golpe, la justicia trataba de determinar quién era el responsable.

Cuando buscaron a los dueños del lugar, encontraron, en cambio, sociedades anónimas y solo había confusión en torno a las identidades de los titulares de esas sociedades.

Finalmente, hace poco, se juzgó a varias personas y fueron a la cárcel.

Pero con una tragedia terrible como esta no debería haber sido tan difícil algo tan simple como saber quiénes fueron los responsables de esas muertes.

Porque en una época en la que hay tanta información disponible,

¿por qué habrían de esconderse estos datos cruciales sobre los propietarios de las sociedades?

¿Por qué se permite que los evasores fiscales, los funcionarios corruptos, los traficantes de armas y tantos otros nos oculten sus identidades a nosotros, el público?

¿Cuál es el motivo para que este secreto sea una práctica comercial aceptada?

Quizá las sociedades anónimas sean la norma hoy en día, pero no fue siempre así.

Las sociedades comerciales se crearon para ayudar a la gente a innovar y para que no tengan que arriesgarlo todo.

Se crearon para limitar el riesgo financiero, no para ser usadas como pantallas.

Nunca se buscó que fueran anónimas y no tienen que serlo.

Y, entonces, llego a mi deseo.

Mi deseo es que sepamos quiénes son los dueños y quiénes controlan las sociedades para que ya no puedan ser usadas de forma anónima en contra del bienestar público.

Juntos, preguntémosle al mundo qué piensa, cambiemos las leyes, y demos comienzo a una nueva era de transparencia en los negocios.

¿Y cómo sería esto?

Imaginen que pueden entrar a internet y buscar al dueño real de una sociedad.

Imaginen que estos datos fueran libres y gratuitos, más allá de las fronteras, tanto para los ciudadanos como para las empresas y la justicia.

Imaginen el enorme cambio que generaría.

Pero

¿cómo lo vamos a hacer?

Hay una sola forma.

Juntos, tenemos que cambiar las leyes en todo el mundo para crear registros públicos en los que figuren los verdaderos dueños de las sociedades, a los que todos podamos acceder, sin trampas.

Sí, es ambicioso, pero el asunto está cobrando impulso, y en estos años he constatado la increíble fuerza del momento justo y acaba de empezar para este tema.

Hay una enorme oportunidad ahora mismo.

Y la comunidad TED de pensadores y emprendedores creativos e innovadores de toda la sociedad, pueden hacer una diferencia crucial.

En verdad pueden hacer que se dé el cambio.

Una forma sencilla de empezar es la dirección que ven atrás mío de una página de Facebook a la que pueden unirse para apoyar la campaña y hacer correr la voz.

Va a ser el trampolín de nuestra campaña mundial.

Y los «tecnológicos» serían de enorme ayuda para diseñar un prototipo del registro público y así demostrar lo poderosa que puede ser esta herramienta.

Grupos de activistas de todo el mundo se han unido para trabajar en esto.

El gobierno del Reino Unido ya se sumó; apoya estos registros públicos.

Y la semana pasada se sumó el Parlamento Europeo, con 600 votos a 30 a favor de los registros públicos.

Este es el momento justo.


(Aplausos)
Pero recién empezamos.

Hace falta que se sume EE.

UU.

y muchos más países.

Y para tener éxito vamos a tener que empujar y ayudar todos juntos a nuestros políticos, porque sin eso un cambio real y trascendental que transforme el mundo, no es posible.

Porque no se trata solo de cambiar las leyes: se trata de empezar a hablar de las cosas que está bien que haga una empresa, y hasta dónde puede aceptarse que se usen las sociedades comerciales.

No es solo un asunto de frías políticas.

Es un asunto humano que nos afecta a todos.

Se trata de estar en el lado correcto de la historia.

Ciudadanos del mundo, innovadores, empresarios, gente común: los necesitamos.

Comencemos juntos este movimiento mundial.

Solo hagámoslo.

Terminemos con las sociedades anónimas.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/charmian_gooch_my_wish_to_launch_a_new_era_of_openness_in_business/

 

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