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Mike Biddle: El plástico es reciclable – Charla TEDGlobal 2011

Charla «Mike Biddle: El plástico es reciclable» de TEDGlobal 2011 en español.

Menos del 10 % de la basura de plástico es reciclable –en comparación con casi 90 % de los metales– y esto se debe a la gran dificultad de encontrar y clasificar los diferentes tipos de plástico. Frustrado por este desperdicio, Mike Biddle ha desarrollado una planta energética eficiente y barata que puede reciclar cualquier tipo de plástico.

  • Autor/a de la charla: Mike Biddle
  • Fecha de grabación: 2011-07-14
  • Fecha de publicación: 2011-10-06
  • Duración de «Mike Biddle: El plástico es reciclable»: 658 segundos

 

Traducción de «Mike Biddle: El plástico es reciclable» en español.

Soy recogedor de basura, puede ser que les parezca curioso porque odio el desperdicio.

Espero que en los próximos 10 minutos pueda cambiar su forma de pensar sobre muchas cosas en su vida.

Y me gustaría empezar por el principio.

Piensen en su niñez.

¿Cómo veían las cosas?

Tal vez según las reglas de los niños pequeños: Esto es mío si yo lo encontré primero.

Toda esta pila de cosas es mía si estoy construyendo algo.

Cuanto más cosas tengo, mejor.

Y, por supuesto, si esto está roto no es mío.


(Risas)
Después de pasar unos 20 años en la industria del reciclaje tengo muy claro que no siempre dejamos atrás esas reglas de la infancia cuando nos convertimos en adultos.

Y déjenme decirles por qué pienso así.

En nuestras plantas de reciclaje en todo el mundo, procesamos diariamente cerca de 500 toneladas de material que la gente desecha.

500 toneladas por día puede parecer bastante, pero no es más que una gota entre los productos no perecederos que se eliminan cada año en todo el mundo, es decir, menos del 1 %.

De hecho, las Naciones Unidas estiman que hay más de 40 millones de toneladas de residuos electrónicos que se descartan en todo el mundo cada año.

Son los de mayor crecimiento de nuestro flujo de residuos.

Y si hablamos de otros productos no perecederos como los autos y demás, la cifra es más del doble.

Y, por supuesto, cuanto más desarrollados son los países, más grandes son estas montañas.

Al ver estas montañas, la mayoría de la gente piensa en la basura, pero nosotros vemos minas al aire libre ya que hay una gran cantidad de materias primas valiosas que se usaron para fabricar todas estas cosas.

Y cada vez es más importante encontrar la manera de extraer esas materias primas de estos flujos de residuos sumamente complejos.

Porque, como hemos escuchado en TED durante toda la semana, el mundo se está volviendo cada vez más pequeño y con cada vez más gente que quiere cada vez más y más cosas.

Y, por supuesto, quieren los juguetes y las herramientas que muchos de nosotros damos por sentados.

¿Y qué se necesita para fabricar estos juguetes y herramientas que usamos todos los días?

Básicamente muchos tipos de plásticos y de metales.

Y los metales se obtienen normalmente de los minerales de las minas que son cada vez más grandes y más profundas en todo el mundo.

Y los plásticos se obtienen del petróleo que nos lleva a lugares cada vez más remotos a perforar pozos cada vez más profundos para extraerlos.

Y estas prácticas tienen serias repercusiones económicas y ambientales que hoy ya comenzamos a ver.

La buena noticia es que ya empezamos a recuperar materiales y a reciclar productos que han llegado al final de su vida útil, en particular en regiones como aquí en Europa donde ya existen normas de reciclaje que requieren que estos productos se reciclen de manera responsable.

La mayor parte de lo que se extrae de estos productos, si llegan a ser reciclados, son los metales.

Para ponerlo en perspectiva –voy a usar el acero para representar los metales ya que es el metal más común– les diré que si un producto llega a ser reciclado es probable que más del 90 % de los metales se recuperen y sean reutilizados para otros fines.

Con el plástico la historia es muy distinta: se recupera mucho menos del 10 %.

De hecho, es más bien un 5 %.

La mayor parte es incinerada o va a parar a los vertederos.

La mayoría de la gente piensa que el plástico es un material desechable y que tiene muy poco valor, pero, en realidad, el plástico es mucho más valioso que el acero.

Y en términos de volumen, cada año se produce y se consume más plástico que acero en todo el mundo.

¿Entonces por qué un material tan abundante y valioso no se recupera en cantidades ni tan siquiera cercanas a las de los materiales de menor valor?

Es principalmente porque, al reciclar, los metales son muy fáciles de separar entre ellos y de otros materiales.

Tienen densidades y propiedades eléctricas y magnéticas diferentes y hasta tienen colores diferentes.

Es muy fácil para los seres humanos o las máquinas separarar los metales entre ellos y de otros materiales.

La densidad de los plásticos varía muy poco, tienen propiedades eléctricas y magnéticas idénticas o muy similares y pueden ser de cualquier color, como probablemente lo saben.

Por lo tanto, las formas tradicionales de separar materiales simplemente no funcionan para los plásticos.

Otra consecuencia de que los metales sean tan fáciles de reciclar es que muchos de los productos del mundo desarrollado –y lamentablemente, en particular de Estados Unidos, donde no tenemos normas de reciclaje como aquí en Europa– van a parar a los países en desarrollo para ser reciclados a bajo costo.

La gente, por solo un dólar al día, rebusca entre nuestros desechos y extrae lo que puede, esencialmente los metales –tarjetas de circuitos y otros– y dejan todo lo que no se puede recuperar, que es, una vez más, el plástico.

O para llegar a los metales, queman el plástico en grandes hornos caseros como se puede ver aquí y extraen los metales a mano.

Aunque esta sea la solución más económica, no es la mejor para el medio ambiente ni para la salud o la seguridad humana.

Yo llamo a esto el arbitraje ambiental.

Y no es justo, seguro ni sostenible.

Como los plásticos son tan abundantes, y por cierto, estos métodos alternos no llevan a su reciclaje, la gente trata de recuperar los plásticos.

Este es solo un ejemplo.

Esta es una foto que tomé desde los tejados de uno de los barrios marginales más grandes del mundo en Mumbai, India.

Ellos almacenan los plásticos en los techos y de allí los llevan a pequeños talleres como estos y trabajan duramente para separarlos por colores, formas, texturas o por cualquier otro método posible.

A veces recurren a lo que se conoce como el método de «quemar y oler» en el que queman el plástico y huelen el humo para tratar de identificar el tipo de plástico.

Ninguno de estos métodos lleva al reciclaje de manera significativa.

Y, por si acaso, no intenten estos métodos en casa, por favor.

Entonces,

¿qué hacemos con este material de la era espacial, como solíamos llamar al plástico?

Desde luego, creo que es demasiado valioso y abundante para seguir sepultándolo bajo tierra o reduciéndolo a humo.

Hace unos 20 años, comencé a experimentar en mi garaje para tratar de hallar la manera de separar estos materiales tan similares entre sí y, finalmente, congregué a muchos de mis amigos de la industria minera y de la de los plásticos y empezamos a visitar laboratorios de minería en todo el mundo porque, después de todo, estábamos haciendo minería al aire libre y, finalmente, desciframos el código.

Esta es la última frontera del reciclaje, el último material importante y recuperable en cantidades significativas en el mundo y, por fin, descubrimos la manera de reciclarlo.

En el proceso, recreamos la forma en que las industrias fabrican el plástico.

La fabricación tradicional es con petróleo o productos petroquímicos.

Hay que descomponer moléculas y recombinarlas en formas muy específicas para fabricar los plásticos que usamos a diario.

Pensamos que debía haber una forma más sostenible de fabricar plásticos y no solo desde el punto de vista medioambiental sino también económico.

Comenzar por los desechos fue una buena idea ya que no cuestan como el petróleo y son abundantes, como deben haber visto en las fotografías.

Y al no tener que descomponer el plástico en moléculas para luego recombinarlas, usamos un enfoque de minería para extraer los materiales.

Nuestra maquinaria nos permite tener costos de capital mucho más bajos y ahorrar mucha energía.

No sé cuántos proyectos hay actualmente en el mundo que puedan ahorrar entre 80 y 90 % de energía en comparación con la fabricación tradicional.

Y en vez de gastar cientos de millones de dólares para construir una planta química que fabricaría un solo tipo de plástico durante toda su vida, en nuestras plantas reciclamos y producimos cualquier tipo de plástico y reemplazamos el plástico que se fabrica con petroquímicos.

Nuestros clientes se benefician de un enorme ahorro de CO2, logran cerrar el círculo con sus productos y fabricar otros más sostenibles.

En el poco tiempo que tengo, quiero que vean cómo trabajamos para lograr todo esto.

Todo empieza con los recicladores de metal que trituran los materiales, recuperan los metales y dejan lo que se llama residuo de fragmentación –sus residuos– una mezcla muy compleja de materiales, pero sobre todo de plásticos.

Sacamos las cosas que no sean plásticos tales como los metales irrecuperables, tapices, espuma, caucho, madera, vidrio, papel, entre otros.

A veces, hasta un animal muerto, por desgracia.

Y esta es la primera parte del proceso, que es más como el reciclaje tradicional.

Tamizamos el material, usamos imanes y hacemos una clasificación aérea.

Esto se parece a la fábrica de chocolate de Willy Wonka.

Al final de este proceso, obtenemos una mezcla compuesta de diferentes tipos de plásticos y de muy diversos grados.

Luego, esto va en la parte más sofisticada del proceso, el trabajo más duro: la separación en varias etapas.

Trituramos el plástico hasta aproximadamente el tamaño de la uña de un meñique.

Utilizamos un proceso altamente automatizado para clasificar los plásticos, no sólo por tipo, sino por grado.

Y al final de esa parte del proceso obtenemos pequeños copos de plástico: un tipo, un grado.

Luego, separamos el material, lo clasificamos por colores y lo mezclamos en silos mezcladores de 25 toneladas.

Después, empujamos ese material para extrudirlo y fundirlo, lo empujamos a través de agujeros pequeños para hacer tiras de plástico en forma de espagueti.

Y cortamos esas tiras en bolas pequeñas que se convierten en la moneda de la industria del plástico.

Es el mismo material que se obtendría del petróleo.

Y hoy, lo obtenemos de sus cosas viejas y se convierte en sus cosas nuevas.


(Aplausos)
Entonces, en vez de que sus desechos vayan a parar a una colina en un país en desarrollo o que, literalmente se hagan humo, ustedes pueden volver a encontrarlos convertidos en nuevos productos en su escritorio, en su oficina, o volver a usarlos en casa.

Y estos son solo algunos ejemplos de las empresas que están comprando nuestros plásticos, en sustitución de plástico virgen, para fabricar sus productos nuevos.

Así que espero haber cambiado su forma de ver al menos algunas cosas en su vida.

Tomamos estos indicios de la madre naturaleza que deja muy pocos desechos ya que reutiliza prácticamente todo.

Y espero que dejen de verse a sí mismos como consumidores –que es una etiqueta que he odiado toda mi vida– y que se vean como usuarios de recursos de una forma hasta que puedan transformarlos en otra para otro uso más adelante.

Y, para terminar, espero que estén de acuerdo conmigo en cambiar, por lo menos un poco, esa última regla de los niños a: «Si esto está roto, es mío».

Gracias por su tiempo.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/mike_biddle_we_can_recycle_plastic/

 

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